Hilos de lluvia fina. Un arco iris que va desde el sentir a la existencia. Olé y farolillos de fiesta en la plaza. Tras la mirada de la noche se oculta el silencio. Voy por medio de toda esta presencia de aura sin mancha. Tras de mí los limpiavías de sueños van apartando las hojas secas porque necesito una nueva esencia de color. Las hojas muertas no sirven. Así que tú, mariposa que vuelas desde la cercana flor hasta el límite de las motañas, guías mi canto de espesura. "Hágase el espantapájaros". Lo ha dicho alguien que siente este hilo verde de sueño sin final.
 
Entonces es cuando me lleno de palabras. Pequeñas y grandes palabras. Célula y Dios. Estoy enhebrado de células y soy de Dios. Llueve y es verano en la plaza. Sólo una tormenta de verano dicen alguno. Pero yo, sin embargo, sé que es el año 25 de mi conciencia. No existen tormentas que surgen de la paz; luego alguien desata batallas entre las sombras del atardecer. ¿Es que se acaba el mundo? No, Es que ha comenzado este principio llamado integridad. Y me integro con el paisaje de la fiesta cuando los ángeles visten de gris el borde de la fuente donde bebo para calmar esta sensación de pertenecer al mundo del pueblo. "Con perdón, señor guardia". Lo ha dicho alguien que siente deseos de acabar.
 
 
Observo el cielo. Observo lascercanas montañas. Observo la clara manifestación de quienes viven con sus honras. Medallas de arriba y medallas de abajo. O somos todos o no somos ninguno. Érase que se era alguien que no deseaba ser ni dejar que los demás fuésemos. O suerte o gracia. Elijo la gracia y dejo la suerte solamente para los jugadores porque yo no juego con la honra de ningún ser humano, ¡Si pudiera empezar de nuevo! Es lo que exclaman algunos desde las atalayas de las sombras, ¿Cómo va a empezar de nuevo quién no hace otra cosa sino ir terminando siempre?
 
Mi última mirada es un mensaje a la última golondrina; porque mi nombre es Luz.