Una vez más no he hecho ni puñetero caso a los que sólo clasifican a las personas por los años del Documento Nacional de Identidad. Una vez más he demostrado que la vida no se mide por años sino por momentos. Una vez más no solamente he cumplido con la marcha del senderismo sino que he demostrado que. con inteligencia suficiente, se puede llegar a la meta en primer lugar sin ninguna clase de cansancio.
 
El caso es que toda mi sana intención, meditada desde ayer martes, era la de mantenerme dentro del grupo durante toda la prueba. Esa era mi sana intención y eso es lo que he estado llevando a cabo durante casi toda la prueba; pero una inoportuna caída por culpa de unas cañas en el suelo, me hizo cambiar de idea. Ya no iba a cumplir con la intención primera sino que, para demostrar a todos que las caídas me resbalan y, aunque me duelan, me hacen crecerme cada vez más (y eso ocurre a lo largo de toda mi vida deportiva) ya no me he conformado con resistir en el pelotón sino que me he largado hacia los puestos de cabeza y he estado terminando la prueba en los primeros lugares aguantando el tirón de los que pretendían vencer en la prueba. Lo que nadie esperaba es que, a pesar de esa inesperada caída, yo no solo tenia fuerzas suficientes para terminar en el grupo de los de cabeza sino que podía hasta intentar ganar. Y así ha sucedido,
 
Aprovechando que el último semáforo creó ya un abismo en el corte de todo el grupo; uno delantero y otroa trasero por no estar atentos a dicho semáforo; nos hemos encontrado tres en cabeza, Todos creen que voy a bajar el ritmo y me voy a conformar con entrar entre los lugares de los triunfadores pero tampoco contaban con que, a falta de 200 metros últimos para llegar a la meta en el Hogar, ya no he aguantado más y he pegado el tirón definitivo (el único tirón que he lanzado yo en toda la prueba) y me he distanciado lo suficiente como para no tener problema alguno en llegar a la meta en primer lugar.
 
Sin menospreciar a nadie yo sigo sin hacer ni puñetero caso a quienes miden a las personas por los años que dicen que tienen sus Documentos Nacionales de Identidad. Para mí eso no tiene ninguna validez, es pura filfa y me tiene completamente sin cuidado porque no define para nada a un ser humano. Son los momentos los que de verdad vamos cumpliendo cuando tenemos suficiente vida y optimismo como para darnos cuenta de ello. Son los momentos de las vivencias que nos marcan huellas importantes en nuestra personalidad la verdadera identidad de cada ser humano y no la paparruchada de una tarjetita que te dan para decirte si eres niño, adolescente, joven, maduro o anciano como si los burócratas fuesen dioses cuando en realidad  no pasan de ser asnos que a veces hasta hablan y cuando hablan dicen demasiadas tonterías, Para mí eso no tiene ningún valor ni da validez ni a mi vida ni a mi existencia, Una vez más lo he demostrado esta manana de senderismo.