Calcetines voladores (Diario)
Publicado en Feb 17, 2017
No solo soy un sensacional y extraordinario futbolista de campo sino que una de las especializaciones que entrené desde mi más tierna infancia fue la de jugar de portero. Sin la dirección técnica de nadie que fuese un experto en esta singular faceta futbolística fue sólo mi fuerza de voluntad y mi pasión por este deporte lo que me llevó a hacer prácticas específicas de portero y no amedrantarme jamás a la hora de jugar debajo de los palos de una portería. Muchos saben que he llevado a cabo paradones de inmenso mérito para salvar goles que los rivales ya estaban cantando pero les dejé con la boca abierta y sin poder respirar. Hay un secreto en todo ello.
Resulta que ese secreto se trata de que, siendo todavía adolescente, me hacía pruebas específicas de portero de fútbol utilizando pares de calcetines que mi madre enrollaba después de haberlos lavado profundamente, El asunto era tumbarse en la cama y yo mismo enviarme parábolas con dichos calcetines para tener que esforzarme, y hacer estiramientos de brazos, antes de que entraran en la meta imaginaria que trazaba sobre la pared. Infinidad de veces conseguía parar los calcetines sin que entraran en dicha meta imaginaria; aunque a veces, más bien poquísimas, no podía detenerlos a tiempo y se metían en la portería. Fue así cómo desarrollé dos cosas importantes para un portero de fútbol: la elasticidad de los músculos y la rapidez de reflejos que hay que tener para destacar en esta especial faceta de los futbolistas. Fue así, gracias a los calcetines voladores, cómo me convertí en un excelente guardameta, superior a muchísimos chavales de mi misma edad y a la altura de los mejores de todos ellos. Calcetines voladores, esfuerzo, agilidad y despertar los reflejos necesarios para destacar como portero de fútbol. Y a todo ello hay que sumar no tener miedo alguno en ninguna jugada peligrosa dentro de tu área, Jamás tuve miedo alguno jugando de portero en ningún momento de mi vida. Por eso "Gimi" no podía superarme nunca. Porque él era incapaz de arriesgarse a sufrir ni el más leve rasguño mientras que a mí en ningún momento me preocupaban las "heridas de guerra" en campos llenos de arena, fangos o piedras. Elemental, querido Watson, para triunfar como guardameta.
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