Mujer si puedes tú con Dios hablar (Ensayo) -Primera Parte-
Publicado en Feb 21, 2017
Dicen los machistas que las mujeres se enojan muy pronto. Ignoran lo más importante de una mujer. Creo que lo mejor es no dar la vuelta ni retroceder abandonando para nada nuestros sueños sino remontarse al pasado precisamente para poder seguir adelante tal como éramos en el pasado. Eso no es darse la vuelta sino recuperar lo que fuimos para volver a empezar olvidando lo que nos quitaron. El camino de vuelta siempre es una recuperación de la voz que nos quisieron apagar y, por eso, es necesario volver a ser... y demostrarles que seguimos siendo quienes ellos no querían que fuésemos... pero no me interesa sacar de quicio nada, salvo lo que creo que es necesario sacar de quicio. Salir del quicio de los prejuicios es mi costumbre. Y decir que las mujeres se enojan muy pronto sólo es un prejuicio lanzado por los misóginos para hacernos olvidar las emociones dolorosas que producen esos enojos que, por el contrario, son mucho más tardíos que los continuos enojos de esos machistas que atacan la verdad de las mujeres. Curioso tema para tratarlo con un grupo de mujeres alrededor de unos calientes cafés. Más allá de los signos y los versos y todo eso que se realiza cuando eres poeta o poetisa está el sentimiento.
Con esta manera de hacer las cosas caminando por la vida de ellas he aprendido que lo que tienen de puras y de honestas es gratuito. Muy bueno. Pienso igual. Leo e interpreto la mente de las mujeres que hablan con Dios y veo que usan la Fantasía. Bien. La Fantasía es todo aquellos que nos sirve para complementar nuestras ilusiones de jóvenes eternos y siempre eternos jóvenes. Estamos en un solsticio de invierno y la cuerda mágica de nuestras vivencias son aquellas con las que hacemos lazos de unión con la esperanza. Los pedazos sueltos, son sueños que encadenamos no para esclavizarnos ante la realidad sino para liberar dicha realidad formando un conjunto multicolor de nuestros pensamientos. Es mejor que a veces se enojen pero que nunca caigan jamás en la abulia de los momentos grisáceos. Un nuevo olor a la almohada es seguir siempre adelante en la búsqueda de todos nuestros sueños. El oleaje cuántico no es solamente cuánto escribimos sino la calidad que hay en la cantidad que escribimos. Así que beber despacio es saborear nuestras letras. Si alguien las lee que sea para que alguien pueda soñar. Lo de la cuerda mágica, más allá del temproal enoj que olvidan rápidamente porque no son tan rencorosas como los machistas, es simplemente dejarte llevar por tu Fantasía y crear poemas con Luz. Lo holográmico de una tela de araña se supera siendo tú misma siempre y pase lo que pase no caer en la trampa de la Envidia, la Ira, el Enojo, el Odio y la Muerte: especie de Cinco Jinetes del Apocalipsis a los cuales se les derrota simplemente sin hacerles caso. Té y hierbabuena. Hay muchas maneras de beber pero sólo una te salva de caer para siempre: negarse a beber lo que quieran que bebas. Bebe despacio. Bebe lo que te enamora y no lo que los demás quieren que bebas. ¿Me has comprendido mujer que puedes hablar con Dios? Sabes que te aprecio. No necesito lisonjear a nadie pero es bueno decir lo que se siente cuando se leen los buenos pensamientos como los tuyos. A lo mejor Doña hay alguna que tiene envidia o celos o vaya usted a saber qué cuestión. Pero sigue siendo siempre igual, tú que puedes con Dios hablar. Sigue siendo siempre igual y no pierdas tu sonrisa. Mujer si puedes tú con Dios hablar recuerda que lo más grato de tus enojos es que dan paso de inmediato a un ser con la ternura dentro de tu corazón. Es muy grato para un hombre sentir eso. Esa clase de amores siempre han existido. Ni que decir que de la belleza interior de los buenos seres humanos también surge la belleza exterior. A veces enojarse por causa de un amor perdido nos demuestra que, más allá, aparece la esperanza. La historia general de las mujeees, salvo muy raras y muy escasas ocasiones, es una historia que está escrita con la valentía de tener confianza, fe y constancia. En ella describen muy bien una frase que alguien me dijo en su día: "La constancia logra lo que la dicha no alcanza". Resulta que la mujer es un ser que escribe sus historias voluntarias y no las historias que ninguna otra persona o grupo de personas (por muy Grande Editorial que sea), quieren imponerle. Más allá del enojo se ve verdaderamente coherente con su realidad pero sueña, y sueña despierta, y falta el final que podría ser (por ejemplo y perdona que me atreva a tanto): "Un día llamó a su puerta esa palabra llamada AMOR y siguió escribiendo, con su libre voluntad, muchas historias porque se había liberado de imposiciones. El beso de Ella fue el éxito más grande que cualquier escritor pudiera esperar. Él se sintió feliz y siguió escribiendo". Y eso supera a ese enojo del que tanto creen saber los machistas mientras se pierden en el mundo de sus ignorancias. ¿Cómo responderles a todos ellos cuando la mujer es capaz de hablar con Dios? Lo digo con completa lucidez porque las conozco aun cuando a veces se enojen por unos segundos pasajeros. Silencio. Silencio absoluto. Silencio total. Silencio inaguantable. Hasta, a veces, silencio sentimental. Silencio. Por todas partes silencio para poder meditar. Silencio aplastante. Un asfixia silenciosa recorriendo la espina dorsal de cada uno. Silencio incansable. Silencio para continuar. Suma y sigue del silencio. Todos fuimos maestros en el tiempo pretérito. Silencio en nuestros ojos guardados. Silencio. Silencio objetivo. Silencio fundamental. Todos fuimos maestros del silencio mientras alguien dictaba y ordenaba su sabiduría. Silencio universitario. Silencio universal. En el universo de nuestras edades los amores difusos, licenciosos, que había que callar. Silencio. En la pizarra nadie escribía nada salvo una mano invisible. Silencio para poder entrar en el silencio. Todos fuimos maestros de las tardes, maestros de las noches, maestros del andar, despacio y somnolientos, de algún bar en otro bar. Silencio ante las barras. Silencio en el más allá de los vasos. Todos fuimos maestros mientras alguien enseñaba su momento singular. Alguien como todos. Guardar silencio. Eso era la lealtad. Un silencio insoportable. Un silencio sobresaliente. Un silencio para no molestar. Cabalgaban los jinetes. Había que callar. Escondido entre sus libros alguien recogía apuntes. Silencio nada más. Todos fuimos maestros que debíamos de enseñar. Silencio sobre los pupitres. Silencio general. Filosofía del silencio. Había que estar en las aulas sintiendo el silencio en tus espaldas clavando sus ojos de cristal que penetraba su silencio con mayor profundidad. Silencio. Había que soportar el dedo de las acusaciones. Silencio. No se podía hablar. Te escribo, mujer que puedes tú con Dios hablar, breves poemas. Silencio verbal. Sólo algunos gestos para poder avanzar. Amores sin licencia alguna. Todos fuimos maestros del silencio. Silencio hasta para amar. Declive de los 70. Aurora de los 80 nada más. Silencio. Nuestras señas de identidad. Cantaautores de la mentira. Silencio. Silencio para caminar, bajo lunas madrileñas, lo que había que desarrollar. Todos fuimos maestros de aquel enorme afán por aprender, en silencio, lo que había que ocultar. Silencio. Silencio y nada más. Silencio para vivir mintiendo. Líderes de la falsedad. Quizás. Silencio para ocultar. Todos fuimos maestros de aquel silencio absurdo. Silencio brutal. Alguien llora por las calles. ¿Qué más da? Silencio del disimulo. Hay que aparentar. Aquellos tiempos vividos es el pecado actual. Silencio de los cobardes. Silencio y nada más. Quizás escribir así sea mucho más ideal. No nombremos a Jesucristo. Silencio. Silencio que puede escuchar. Asi que tú, mujer si puedes con Dios hablar me comprendes porque yo comprendo ese enojo tan temporal que no deja huellas en el alma de quien te sabe amar. Emociones dolorosas. Si tú puedes con Dios hablar, hoy te invito a que te vistas de dolor. De ese dolor hondo. De ese dolor profundo. De ese dolor que se incrusta en el corazón como espina inmisericorde. De ese dolor que hace llorar a pecho descubierto. De ese dolor que te convierte en más mujer. Hoy te invito a que te vistas de dolor y salgas a la calle y llores como lloran las mujeres verdaderas. Sin que te importe, para nada, lo que digan de ti los que te ven llorar por las calles sin poder saber qué ocurre con tu corazón. Hoy te invito a ti, mujer, a que dejes la fiesta y te unas al dolor; a ese profundo dolor de los que no conocen el amor. Hoy te invito a que seas una perdedora de oficio, una mujer abandonada o una mujer desolada. Te invito a que te vistas de un dolor sufriente y pruebes el amargo sabor de las lágrimas hasta que te puedan comprender esos impotentes machistas misóginos que te llaman débil por llorar. Su baja autoestima es la que les hace creer que los hombres no sabemos por qué lloráis cuando sentís dolor. Y es que los hombres de verdad también sabemos llorar como vosotras sintiendo vuestras emociones dolorosas. Mujer si puedes tú con Dios hablar recuerda lo que un día yo escribí para tí como ahora escribo: veníamos hablando por los caminos entre los álamos blancos y al sueño del agua en las orillas tornábamos cantando... Muy despacio, de vez en cuando, un pájaro cruzaba su vuelo aleteando y, al final de las palabras, quedábamos el silencio escuchando. Después, una flor abierta de nuestro campo amado era motivo para darte un beso enamorado. Y así, entre silencio y sueño, contigo sigo andando. Y es que besar de verdad, lo que se dice de verdad, es cuando más silencio se produce a nuestro alrededor. No existe mejor lenguaje. Porque sabes hablar con Dios nadarás más allá del tiempo. Y te bañárás en Estigio, Aqueronte y Leteo para olvidar el pasado y hacerte invulnerable al dolor. Tendrás tiempo para ser tú misma y tendrás por compañera no solo a la luna sino a infinidad de estrellas como tú que te salvarán del infierno de las aflicciones. Muchos nos hemos casi ahogado... pero estamos aquí... en la orilla de los náufragos salvados. Por eso yo, que soy uno de ellos nada más, sé que es la aflicción del desamor el motivo que tanto nos empuja para caminar por la vida. Yo amo el amor. El desamor me sabe sólo a ceniza. Por eso sabemos bien que siempre es "si tú quieres" la verdadera pregunta y la verdadera respuesta. Todo un conjunto orquestal de sinfonías entre tu presencia y la mía. Mas allá los consejos desaprobadores no me interesan. ¿Quiénes somos en verdad los que conocemos el verdadero espíritu de las almas femeninas? Sólo somos caminantes que podemos hasta entrar en las página de esa historia humana escrita por las mujeres; algo así como pertenecer al verdaderos mundo de las emociones sin tener que recapitular nuestras existencias. En algunos países de la Tierra existen muchos machos machistas, que van por la vida de machistas machos, porque no hacen otra cosa (quizás no tengan otro entretenimiento mejor o más sano) que emplear la palabra mandarina para insultar a los hombres casados como Dios manda, y bien casados por cierto, porque obedecen y cumplen los mandados de sus amadas esposas. Así que harto ya de tanta estupidez, un día cogí mi querido micrófono "El Camborio" (así lo llamo yo cuando quiero decir sentimientos) y lo dije con voz firme y clara pero rotunda: "No es cuestión de mandarinas sino cuestión de limones; si se enfadan las gallinas... ¿para qué los espolones?". Para pensar solo un poco antes de hablar demasiado... por muy fausto que quieras ser. Pensando en tí, mujer si puedes tú con Dios hablar, se puede llegar a pensar que la vida se ha convertido en una vorágine de inaplazables premuras. Un transitar de aspiraciones individuales y colectivas que nos llenan de afanes permanentes (a veces hasta esperpénticos) donde proyectar nuestros anhelos y la ineludible necesidad (muchas veces creada de manera artificiosa y no precisamente natural) de apresar oportunidades. Y todos corremos como locos con la voluntad de superar obstáculos. En este maratón en que se ha convertido la vida (una especie de MAPOMA infernal) es muy importante y necesario para nuestra slaud mental darnos pausas para vivir y valorar adecuadamente el mundo de nuestras relaciones interpersonales. Es ese entorno de los amigos y las amigas. Un vino añejo que nació en una caverna de la prehistoria (a la luz de un fuego ardiente) y que sigue su existencia a través de miles y miles de años. Me emociona recordar a los amigos y las amigas de la infancia y la juventud y me emociona vivir la amistad en mi vida presente... porque la amistad es tan importante para nuestra felicidad personal que hasta leo un pensamiento de Antonio Gala, que está grabado en la páginas del Vorem, donde el escritor dice: "El amor es una relación de amistad con algunos momentos de erotismo". Es también sabio mi propio pensamiento que dice "El compañerismo se busca, la amistad se encuentra y el amor nos sorprende pero ninguno de estos tres sentimientos se deben mendigar". Acertado pensamiento de donde entresaco que, en lo referente a la amistad, que no se mendiga sino que se encuentra y se enlaza en nuestro sentimiento de forma natural, es importantísimo que nunca, bajo ningún concepto, la rompamos. Es como el vino. Cuánto más añejo mejor sabor deja en nuestro ánimo. Sin la amistad nos volveríamos locos de tristeza y sería imposible sentir el compañerismo y el amor. La amistad verdadera es esa palabra que se da y se mantiene a pesar de los pesares... pero existen muchos humanos/humanoides que se comportan con la amistad lo mismo que se comportan con las suciedades del cuarto de baño. Hacen su necesidad (utilizan al amigo o la amiga) y una vez ya sin dicha necesidad, toman a la amistad, se limpian sus ambiciones con ella y la tiran por la cañería del desagüe de las emociones. Sucia manera de entender la amistad. Sucia manera impropia de quienes van por la vida alardeando de don de gentes, de gentes de importancia porque han pateado el trasero del amigo y de la amiga después de haberlo/haberla utilizado o utilizada para el menester de cumplir una necesidad tan sucia como sus propias conciencias. En las tubería de los desagües de muchos "lugares secretos" de bastantes seres humanos (tanto hombres como mujeres por igual) están, atascadas, aquellas amistades que un día les sirvieron para limpiarse con ellas el trasero de sus necesidades. Sucede con muchas mujeres que están siendo las principales víctimas del estrés en un mundo donde corremos más que pensamos. Pero la verdadera amistad perdura... y perdurará siempre mientras existan dos corazones limpios enlazados por esa cinta de colores que es el arco iris de nuestras verdades. Los amigos sinceros y las amigas sinceras jamás tiran por el caño de las tuberías a sus amistades como si de papel higiénico se tratase; porque para los amigos y las amigas de verdad, la amistad, como el vino añejo, es algo tan agradable de saborear, que les dejan ocupar un lugar privilegiado dentro de los sentimientos de su puro corazón. Y en este sentido eres tú mujer que puedes hablar con Dios la parte más esencial de nuestras necesidades como hombres de verdad. Mujer, si puedes tú con Dios hablar, quiéreme cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite. Hago mía la frase y te la envío a tí porque será cuando más lo necesite (y no ahora que soy feliz con mi existencia), cuando más te echaré en falta a mi lado. Hasta siempre Amor. Y en este hasta siempre se incluye la eternidad.
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