Mujer si puedes tú con Dios hablar (Ensayo) -Tercera Parte-
Publicado en Feb 22, 2017
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Cuestión de mujer que puede con Dios hablar. ¿Cuál es el orden a seguir? Primero es la esencia y después es la presencia.  Yo veo en tu canto a las flores todo un canto a los seres humanos porque irradia la esencia de lo divino. Hay una esencia en tu vida humana porque de verdad eres válidamente humana. Sin miedo. Sin temor. Sin dejarte pisar por nadie. Sin huidas. Sin escapes. Enfrentando la vida de pie y seguir eternamente de pie. Wersi. ¿Qué puedo decirte que ya no te haya dicho? Tienes ese "ángel" de saber decir y de saber cómo decir. Palabras con esencia. Buen título. Buen contenido. Quizás el fluir de las palabras consista en dejarlas volar en el aire de las inspiraciones espontáneas para consolidarlas en verdad. Y en verdad que esta bien que seas capaz de hablar con Dios sin dejar de ser la mujer soñada.
 
Está en tí la esencia de tu persona. Está en tu mirar las cosas más allá de lo externo, en lo profundo, en lo íntimo de cada uno de los destellos que sacan a relucir tus pensamientos cuando contemplas la vida. ¿Qué es la vida sino una concatenación de sentires tamizados por el pensamiento perpendicular de tus ideas?. Cuando sientes, cuando sufres, cuando gozas... cuando te quedas contemplando la vida que vives en plena dimensión y sacas conclusiones positivas para tu forma de ser es cuando de verdad existes. Y es eso, la existencia íntima de tu persona, la que que da siempre valor para sentir la felicidad y la tristeza, el ánimo y el desánimo, y las ganas de seguir adelante. Está en ti la esencia de tu persona. Y está en tu interior la verdad de lo propio que es, en definitiva, lo que realmente asumimos en este nuestro vaminar terráqueo. Despues queda sólo el misterio de haber comprendido lo que es tu vida proyectada hacia el más allá de tu propia presencia.
 
Manifestarte a ti misma tu propia verdad nunca hace daño porque todo ser humano debe conocer lo que hay dentro de él. Mal camino siguen aquellos que no saben cómo son ni lo que son ni para qué son así y no de otra forma las mujeres que pueden con Dios hablar. Sin embargo, quien conoce su verdad sabe de la entereza de su alma abierta y es capaz de entender el porqué de sus movimientos y la resonancia de sus voces... quienes conocen su verdad de su vida... se juntan en un punto concéntrico que es, lo que podríamos llamar, algo así como conciencia exacta de las cosas de su corazón y las causas que las producen. Hablamos de las metamorfosis diarias en que nos introducen los anhelos palpitantes de nuestros espíritus traducidos a través de todos los sentidos. ¿Y quién nos puede decir a nosotros que no estamos descubriendo, dia tras día, las partes esenciales de la existencia de quienes son mujeres de verdad hablando con un Dios cierto? Yo más bien diría que, atareados por el esfuerzo creativo de nuestras palabras, entretejemos una tela radial de signos vitales. Y son los signos vitales los únicos exponentes que sirven para medir y codificar las verdades inherentes a nuestros espíritus humanos... esos espíritus que vemos, permeables y translúcidos, en el espejo pluridimensional de nuestras conductas. O somos tal como nos manifestamos al hablar de ellas o estamos traicionando a nuestra propia esencia personal. Y no hay peor cosa para vivir como pleno ser humano que construir una pesada carga de autoengaños vivenciales. La verdad de toda nuestra presencia en la vida es la única que, realmente, nos significa como verdaderos en cada momento y la única que quedará de nosotros cuando nos hayamos ido... así que manifiestate en tu verdad, mujer si puedes tú con Dios, y sé luz de tu esencia en lugar de figura fantasmal de tu sombra como intentan definirte los machistas. Nosotros no. Nosotros debemos saber como combatir con el simple ejercicio de vivir la Verdad de tu Luz. Esa Verdad de la Luz que nos convierte en eternos e inmortales. Palabras, estas dos, que tanto asustan a los que no saben permanecer con el rumbo adecuado para alcanzar un Sueño con S de Sensación. Mueren porque no saben sentirse a sí mismos. ¿Y cómo podemos sentir a los demás si un desamor nos hace caer en la falta de sentimiento?. Muchos son los que ignoran que el desamor sólo es una cuestión tan insignificante en nuestro periplo vital que fácilmente se supera. ¿Nos produce dolor?. Puede que sí. Que nos produzca dolor momentáneo. Pero yerran totalmente los que no saben levantarse creyendo que la bebida y la droga les va a dar el olvido. ¿Para qué tenemos que olvidar el desamor si lo superamos manteniéndonos en ese rumbo hacia la Verdad de la Luz de una mujer que habla con Dios?.
 
 
Me gustan los puntos suspensivos al hablar de tu presencia, mujer capaz de hablar con Dios... porque se ve en tu mirada una poesía en general, una fuerza expresiva de gran contenido y sentimiento... Pensando en esto son muy coherentes las expresiones usadas y expresas un renunciamiento al amor doloroso para dar espacio libre a la palabra enhiesta de placer y presencia humana con rasgos de angelical existencia. Con la mente en tu presencia se me vuelve ciencia este mundo apasionado. Va por ti, mujer si puedes tú con Dios hablar: Cuando la lluvia se equivoca es que ha venido a mojar mi corazón mientras yo dormía con los besos llenos. ¿Cuántos abrazos en la noche habré dado mientras la lluvia se equivoca de lugar? Quizás cientos o quizás miles... pero las caricias de los encuentros amorosos siguen viniendo cada noche en que la luna se refugia en el fondo de tus ojos. Cuando la lluvia se equivoca no ha cedido mi espíritu y ha seguido amando la complicidad sin temblor, alegre, con un poco de magia tan simple como querer seguir besándote. Cuando la luvia se equivoca he podido oir la luz de las sombras y he escuchado un latir de corazones en el fulgor de la densa noche. Como un rumor de enjambre laborioso he despertado al día, desde lejos, desde la estancia apacible en el más allá de lo visible. Cuando la lluvia se equivoca yo también sigo amándote.
 
Cuánto sueño nos queda por delante y cuánto sueño ha quedado ya atrás, ¿verdad compañera, amiga, amante? Nuestras voces nombran, día tras día, los repentinos sentidos de las cosas ya vividas y las cosas que nos quedan por vivir. Entonces sonríes levemente mientras yo acaricio tu rostro y sentimos, sin tenerlo que decir, un mismo redescubrimiento cercano, unidos los dos en este pleamar de los amores que nos liberan y nos hacen sumirnos en el profundo y amistoso sueño de la eternidad. Compañera, amiga, amante... pasarán los años y pasarán también los siglos porque así está escrito en el libro abierto que las estrellas han escrito en tus ojos... y pasarán todas las edades de los vientos... y entonces... allá en el infinito... seguirá creciendo la llama de este amor indómito lleno de sueños por vivir y sueños ya vividos. Pasarán las flores que hoy te he regalado y las vidas de todos los pequeños pájaros que ahora están dormidos después de haber cantado sus amores. Y en el silencio seguirá creciendo, tenlo por seguro, esta llama de amor indómito que nos tiene encendida el alma a los dos. Cuántos sueños nos quedan por delante y cuántos sueños atrás quedaron ya amiga, compañera, amante,,, vamos a dormir hoy mucho, mucho, mucho... me dices con tu sonrisa sin final. Y es verdad. Vamos a dormir mucho, mucho, mucho... hasta que el sueño nos hunda en un mismo pozo de silencio...
 
Mujer si puedes tú con Dios hablar... seamos valientes y abramos las compuertas del sentimento... para sí poderte decir que a veces hay un momento en que nos entra la tristura, que no es exactamente un momento de tristeza, ni tampoco se puede decir que sea melancolía sino, más bien, algo así como añoranza o, quizás, nostalgia. Entonces entramos en una especie de pequeño vacío recordando algo que quedó inconcluso en el pasado. Quisiéramos, en ese momento, retroceder en el tiempo para terminar aquello... pero el tiempo pasa... y nos sentimos pequeños e insignificantes ante la grandeza de su magnitud. Muchos dicen que esos momentos de tristura suelen ocurrir cuando cambia el clima de la atmósfera, cuando pasamos de una estación a otra. Puede ser. Lo cierto es que ese momento de tristura, que no es tristeza ni melancolía, sino añoranza o quizás nostalgia, envuelve en una membrana misteriosa a nuestros sentimientos. A veces la tristura es inevitable... para poder amarnos cada vez más. Abro la compuerta de los sentimientos y me moja la risa de todas tus palabras. Risas perpetuas que siempre quedan incólumes en nuestro pensamiento; allçi donde no pueden llegar quienes no te comprenden porque sabes con Dios hablar.
 
Un círculo, una recta, una espiral y yo añadiría quizás toda una hipérbole. Formas continuas para poder saber que te comprendo. Quizás no todo fue ni es... quizás todo al fin y al cabo será... en alguna ocasión del presente diario todo cabrá en nosotros para seguir señalando a Dios como nuestra perpetua e infinita comunicación interpersonal. Es entonces cuando te confieso que para salir definitivamente de aquel laberinto cretense en donde los cretinos de siempre me habían querido introducir... era necesario no echarse para atrás sino salir hacia a adelante. Así que tiré a la papelera de los desperdicios mis dos relojes equívocos. ¿Para qué quería yo saber las horas de mis dolores y los minutos de mis decepciones si sólo estaba interesado en los eternos segundos de mi felicidad? Después me desencadené de la cadena de las falsas creencias que eran simbologías solamente y nada más que simbologías nada más y, para olvidarlas, la arrojé a un alcantarillado; entregué mis rotos sueños para ver con mayor lucidez mental y, por último, me dediqué, para olvidarlo todo definitivamente y saber quién era yo de verdad y quiénes eran los envidiosos, a ir regalando todos los colores de mi Fantasía. Y con la ayuda de Dios, con ese Dios con quien tçu hablas, seguí soñando en grande. Quienes tengan sentimienos que sientan y que no te preocupen jamás, mujer que pudedes tú hablar con Dios, quienes no los tengan. La verdad es que regalando vida a quienes más la necesitan se gana más que perdiendo vida con quienes menos la necesitan. No sé si has captado lo que quiero decir con esta frase pero la escribo con total sinceridad. Si en este punto coincidimos te lo agradezco porque eso significa que Dios está entre los dos y podemos hablar con Él sin miedo a los que no saben más que ofender la belleza. Por eso. mujer si puedes tú con Dios hablar, sigamos soñando juntos para ensayar esta vida común; este ensayo de existencia que acaba siempre en un punto llamado Nosotros.
    

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Ensayo.

Palabras Clave: Literatura Prosa Ensayo Conocimiento Análisis.

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Análisis



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