Un atípico costumbrista (Diario)
Publicado en Feb 27, 2017
En 1959 Don Florencio Lucas Rojo descubrió en mis redacciones escolares algo así como el talento innato de un atípico costumbrista que aportaba, a la narrativa del tipo de José María de Pereda (Peñas arriba); Fernán Caballero (La gaviota); Juan Valera (Pepita Jiménez); Armando Palacio Valdés (La hermana San Sulpicio) y determinados pasajes en la obra de Benito Pérez Galdós... por citar un puñado de famosos costumbristas españoles... unas cuantas dosis de humor que superaban los límites que se habían impuesto cada uno de ellos. En mis redacciones escolares se traslucía con total perfección que las estaba escribiendo un chaval capaz de entender lo que eran las costumbres diarias y cotidianas pero tomando siempre a broma algunas de las características propias de dichas costumbres. Fue así como mi primera fase como prosista no dejaba nunca de lado las notas de humor de un costumbrismo tópico de los madriles y típicamente castizo. Así que habría que investigar un poco más hasta llegar a Mesonero Romanos para poder encontrar algún parecido más o menos cercano puesto que yo oficiaba también como cronista de las escenas matritenses que se quedaban internas en mi memoria "lectiva". Y es que leyendo mis redacciones escolares, los entendedores como Don Florencio sabían que aquello era sólo el germen inicial de un escritor sin fronteras.
El resto de todos mis compañeros de aula sólo se quedaban en la superficie de lo más trivial y mil veces repetido; pero yo siempre ahondaba hasta profundizar en el alma de mis personajes y las escenas que relataba tomaban vida propia; tanta vida que incluso los futuros italianos del "vitalismo" serían incapaces de igualar. Y me estoy refiriendo, nada más y nada menos, que a figuras de tanto relieve mundial como Cesare Pavese, Giorgio Bassani, Pier Paolo Pasolini, Italo Calvino, Antonio Tabucchi y Mario Soldati entre otros más o menos parecidos. A mis 10 años de edad ya superaba las barreras de lo "literariamente correcto" y crecían mis maneras expresivas sin las limitaciones de los "ismos" más o menos de moda. Nunca he escrito motivado por las modas y mucho menos impulsado por unos "ismos" que te encuadran en unos clisés y no puedes nunca salir de ellos. Desde aquella temprana infancia nunca he escrito con clisés "academicistas" pues soy, desde mi propia génesis literaria, un autor liberado de cualquier axioma determinante. Mi determinación siempre ha sido escribir lo que siento y no lo que solamente pienso. Eso es lo que diferencia a los genios de quienes no lo pueden conseguir. Lo siento por Camilo José Cela pero su literatura es mucho menos determinativa para mi modo de entenderla; sobre todo a la hora de ser un narrador que no se aprovecha de las circunstancias como sí solía hacer él durante toda su vida literaria y hasta personalmente privada. Por eso abandonó a su mujer. Y eso es propio de un oportunista más que de un genio de la creatividad. Para que se enteren todos los que creen que el mundo es lo que escriben ciertos autores que sólo saben del mundo la mitad que les interesa contar. O todo o nada. Es la mejor receta para llegar a la cumbre sin estar siendo apoyado ni impulsado por los intereses de las grandes editoriales. Y eso ya lo pensaba yo desde mis primeras redacciones de 1959. Con sólo 10 años de edad ya estaba capacitado para demostrarlo. El futuro me dio la razón. Desde aquel entonces mi lema ha sido siempre el mismo: "O eres capaz de revolucionar de verdad o te quedas solamente en un escritor repetitivo nada más por mucho que domines el idioma". Y es que para mí todo este mundo de la Literatrura no es dominar el idioma sino dominar la creatividad. Lo cual sólo son capaces de hacerlo muy pocos escritores si es que tenemos que decir la verdad y la verdad sea dicha como dijo Jesucristo. Amén.
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