A sí mismo (Homenaje a Khalil Gibran)
Publicado en Mar 04, 2017
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Los lotos de los morados pétalos bordeaban la línea recta de la carretera. El camino se hacía largo, demasiado largo, tan excesivamente largo que Ampon estaba ya cansado de buscar tanto la verdad de todo aquella tarea que, meditando lo suficiente, quizás no valía tanto la pena vivir para tanto sacrificio que debía realizar. Meditó para sí mismo.
 
- Si estos lotos pueden esperar diez siglos para lucir todas sus galas... ¿por qué no puedo yo esperar cien años para conocer toda mi sabiduría?...
 
Para Ampon no había límites pero ya comenzaban a pasar los momentos más felices de su existencia y todavía quedaba latente su última pregunta.
 
- ¿Qué profundidades habré de medir con mis pensamientos para hallar, por fin, el tesoro de los saberes humanos?
 
Recordaba a su maestro Amritraj...
 
- Decide siempre seguir más allá de lo aparente para no caer en la trampa de la realidad.
 
- Pero maestro, la realidad es lo único que tenemos para saber quiénes somos.
 
- Somos ondas que se diluyen por las llanuras como las olas del mar. ¿Cúales son sus principios y cuáles son sus finales?
 
- Supongo que nacer y morir.
 
- Cuánto te equivocas, Ampon...
 
- Si la realidad no sirve para definirnos... ¿qué misterio hay en un ser humano que no se puede descubrir?...
 
- ¿Has pensado alguna vez en el espíritu familiar?
 
En aquella ocasión el maestro Amritraj ya no quiso seguir hablando y allí estaba ahora él, el gran mercader Ampon, viajando por una estrecha, recta e interminable carretera, al compás del buey que soportaba la carga de las telas de seda. Siguió preguntándose el porqué de todo aquello.
 
- Todo lo que veo yo es dinero en forma de mercancía pero... ¿vale más la mercancía o vale más el dinero?...
 
- ¿Me estás llamando de nuevo?
 
- Maestro Amritraj no acierto a saber si es mejor la sustancia de la materia sin espíritu o es mejor el espíritu de la materia sin sustancia. 
 
- ¿Ves aquel horizonte que parece tan lejano?
 
- Hacia él quiero llegar.
 
- Esa es la respuesta a tus inquietudes...
 
Ampon empezaba a darse cuenta de que cuando el maestro le preguntaba sabía lo que el alumno iba a responder; así que comenzó a pensar en verse a sí mismo tal como era él mismo y no tal como él mismo se creía que era.  
 
- Esta carretera parece no terminar jamás. 
 
Recordó el primer día en que entró a formar parte de los alumnos de Amritraj.
 
- Maestro... ¿dónde debo yo ubicarme?...
 
- ¿Quién prefieres ser?
 
- Entre el 1 y el 10 prefiero ser el 8.
 
- Notable respuesta pero no sobresaliente.
 
- ¿Me he equivocado al responder?
 
- Todo lo contrario.
 
- Pero usted acaba de decirme que no soy sobresaliente...
 
- Exacto. Si fueses sobresaliente... ¿qué razón habría para justificar que estuvieses entre mis alumnos?... 
 
- ¿Eso quiere decir que si no tuviese que aprender nada porque todo lo sabría yo mismo me hubiese convertido en nada?
 
- Sigue adelante, Ampon... pero recuerda que si a tu buey le quitas toda la carga él y tú iríais más ligeros...
 
Otra vez la duda. Otra vez el desconcierto. Otra vez la interrogante.
 
- Quiero poder ser, Maestro.
 
- Para poder ser primero tienes que poder no ser.
 
- ¿Y abandonar mi negocio para sentir que soy quien de verdad soy?
 
- Esa es una respuesta demasiado sabia, Ampon.
 
- Yo creo que es una respuesta absurda.
 
- No todo lo que se revela a nuestros ojos lo conoce el alma.
 
- ¿Tiene algo que ver con el joven rico que le preguntó a Jesús qué debía hacer para entrar en los cielos?
 
- Si te dijese yo la respuesta no tendría sentido que la estuvieses buscando.
 
Ampon sintió latir a su corazón en medio del silencio de su soledad.
 
- Maestro... ¿por qué desapareces de mi lado cuando más necesito tu compañia?...
 
- Porque yo no puedo decirte quién eres.
 
- ¿Tan mala persona he llegado a ser?
 
- No has llegado a ser nada hasta ahora y ese es el motivo por lo que no puedo decirte lo que yo no conozco.
 
Ampon detuvo al buey y descansó recostado sobre el tronco de un cerezo. Miró al cielo y ante sus ojos desfiló un grupo de halcones peregrinos guiados por el que parecía líder de todos ellos.
 
- ¡Ya sé quien soy! ¡Viajar! ¡Esa es la respuesta!
 
Y sin dudar más sobre sí mismo descargó del buey la mercancía de las telas de seda, las fue dejando poco a poco entre los lotos y después ahuyentó al animal. 
 
- ¡Hasta siempre, Perla! ¡Viaja!
 
Y se fue caminando, ya ligero de tantas inquietudes, hacia aquel horizonte al cual se dirigía el grupo de halcones peregrinos guiados por uno que era líder. Posiblemente un número 8 que tenía todavía mucho que aprender mientras dirigía a quienes le habían elegido para ello. Y por eso Ampon descubrió que había acertado con la respuesta el primer día que entró en la escuela del anciano Amritraj.  
 
Autor: José Orero de Julián "Diesel". 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Homenaje a Khalil Gibran.

Palabras Clave: Literatura Prosa Cuento Narrativa Sociedad Conocimiento Realidad Verdad Fe Cristianismo.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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