Lagrimas caídas en Cromointerferencia de color aditivo.
Publicado en Mar 13, 2017
Carta de amor de un barrendero.
¿Acaso puede haber un amor más frenético y real que el de un barrendero con su piso destinado? Piso abstracto, piso multicolor, piso testigo mudo imperturbable, piso insobornable de llantos eternos, de despedidas que no acaban, de abrazos fundidos en hasta luegos erróneos, llantos convertidos en vorágines de agua salada, hace 35 años que las pisadas de los mortales vienen y van, adhiriéndose, salpicándose en tu hospitalidad gigantesca, piso humillado, piso vejado, todo camino nace, todo camino conduce y si es que alguna vez hubo tal camino sin vacilación finaliza en ti. Sin falsa modestia quiero dedicarte a ti piso entrañable estas líneas ya que en este territorio bendecido por Dios y su antojo de querer mezclar al negro, al español y el indio en una misma geografía, no hay un mortal como yo que pueda escribirte con la moral y el conocimiento que tengo de tu historia, yo empleado público a tu servicio hace más de 35 años, mientras hoy mis contaminados y ya ennegrecidos pulmones perciben el olor salino de los adioses y vibran al rugir del encendido de un par de motores Rolls Royce instalados en las alas aerodinámicas de un pájaro de acero computarizado que parte a cualquier lado, con tal de que parta, claro. Recuerdo tiempos de antaño en que las pisadas eran distintas, el caminar era diferente, los temas de conversación eran visionarios y comprometedores, los hombres sonreían y suspiraban con tu realidad prospera. ¡OH¡ piso eres el vil reflejo de esta sociedad que se desprende como tus azulejos y sin ningún héroe anónimo que te rescate de tanta desidia colectiva, Mi castigo por mi avanzada edad es no ver el día que tus hijos, mis hermanos, mis paisanos vuelvan a tu tierra, a construirla a repararla y las pisadas ya no te pisen y tú los salpiques de nuevo de tu hermosura, hoy mientras te cepillo, te barro, te pulo y paso mi mopa por última vez en forma de ocho como me enseñaron sobre tu piel agrietada, te exijo que perdones mí decisión irrevocable de renunciar, no puedo ver más tus franjas amarillas, azules y rojas como se desprenden y se achican mientras que casualmente el borde de color negro se ensancha y se ensancha al surcar una lagrima más por la mejilla del globo ocular de una joven que no te volverá a ver y esta lagrimita se desprenda de su quijada temblorosa por el llanto perenne y haga el viaje sin retorno al estanque de los sueños claudicados. Gerardo Andrés Llamozas.
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Guillermo Capece
felicitaciones por tu texto, a la vez historico como filosofico; esta escrito con un ritmo que al lector le gustaria leer algo tuyo más organico.
Guillermo
raymundo
José Orero De Julián
Jose Miguel Saavedra Garcia
Enrique Gonzlez Matas
Me gusta el vocabulario y la sencillez del planteamiento sobre el piso de un aeropuerto, que podrías ampliar porque se presta a mayor desarrollo.
Te envío mi felicitación con mi abrazo.
GLORIA MONSALVE..
muy bien tu escrito
un saludo
Lucy Reyes
Felicitaciones, buena historia y buen escritor.
Gerardo Llamozas
Me alegra que le gusto.
Un gran abrazo y saludo a la distancia.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Felicitaciones
Gerardo Llamozas
Un abrazo.
Gerardo Llamozas
Un fuerte abrazo.
Saludos.
Marìa Vallejo D.-
Es una historia, un relato, cuyos protagonistas existen; es una verdad que toca y no se trata de estar locos por querer algo que es inerte y sobre todo que nos proporcionó un trabajo, una ayuda para vivir.
Hoy con todo lo que ocurre en tu país. se agrieta el alma al saber que todo se derrumba poco a poco y quedan los recuerdos de mías mejores, de tiempos felices . . .
Pero continúa la vida y hay que poner la cara y seguir adelante.
Buena descripción, imágenes con sonidos adheridos, tristeza compartida.
Un tema de gran magnitud, amigo mío.