Perra Gorda (Diario)
Publicado en Mar 18, 2017
Es cierto, verdadero y real, que en la década de los años 50 del pasado Siglo XX, existía un cura en la iglesia de Los Sacramentinos, de la calle madrileña de Alcalde Sáinz de Baranda, frente al Retiro, al cual todos los chavales del barrio le conocíamos como "Perra Gorda" porque era muy obeso. Es cierto, verdadero y real, que "Perra Gorda" era quien dirigía el coro infantil de Los Sacramentinos. Es cierto, verdadero y real, que una mañana "Perra Gorda" nos pilló por sorpresa a los 4 hermanos Orero y José Ángel Merino Zapatero porque nos estábamos anudando los cordones de los zapatos. Es cierto, verdadero y real, que "Perra Gorda" nos condujo hasta la Sala de Canto de Los Sacramentinos. Es cierto, verdadero y real, que nos probó las voces haciéndonos entonar toda la escala del "do-re-mi-fa-sol-la-si-do" mientras él tocaba el piano. Es cierto, verdadero y real, que "Perra Gorda" sólo nos seleccionó a "Gimi" (apodo con el que se le conocía a mi hermano mayor debido a que había un ciclista profesional suizo con el apellido de Gimi) y a mí. Es cierto, verdadero y real, que a "Gimi" lo incluyó en los niños que iban a ser preparados para formar parte del coro infantil de Los Sacramentinos mientras que yo fui invitado a acudir siempre solamente como observador desde las gradas de la Sala de Canto porque me dijo que al año siguiente formaría parte de dicho coro. Es cierto, verdadero y real, que "Perra Gorda" hacía que todos los niños que estaban siendo probados se formaran en filas mientras él pintaba, con tiza, las notas musicales en un pizarrón. Es cierto, verdadero y real, que cuando "Perra Gorda" (que era de aquellos de "la letra con sangre entra") cuando uno de aquellos inocentes niños se equivocaba al nombrar la nota que le estaba preguntando le arreaba tal guantazo que al inocente niño "le ardía el pelo" y la cara se le ponía "roja pintona" como los tomates colombianos. Es cierto, verdadero y real, que "Perra Gorda" invitaba, muchas tardes, a un policía secreta franquista, llamado César, para que nos contase historias terribles y nos entrase miedo. Es cierto, verdadero y real, que fray Guillermo nos hacía cucamonas a través del cristal de la puerta de la Sala de Canto como si nosotros fuésemos tontos. Es cierto, verdadero y real, que una tarde "Perra Gordo" hizo un sorteo para regalar una beca de estudios y le tocó a "Gimi" pero repitió otra vez el sorteo, sin ningún motivo, y le volvió a tocar a "Gimi" pero, otra vez sin ningún motivo, le dijo a "Gimi" que compartiera la beca con un chaval de apellido Verde, a lo cual "Gimi" respondió mandando al carajo a la media beca. Es cierto, verdadero y real, que muchos de aquellos inocentes niños, para burlarse del autoritarismo y despotismo de "Perra Gorda" cantaban "ponte un tapón en el culo" en lugar de cantar algo que era en latín. Es cierto, verdadeo y real, que otra de aquellas tardes "Perra Gorda" le levantó la mano a "Gimi" (quizás por haber cantado aquello) para darle uno de sus famosos guantazos pero "Gimi" (que ya tenía muy mala leche) se le enfrentó cara a cara y le advirtió que si le arreaba un guantazo él le metía tal hostia que le rebajaba "ipso facto" y sin intervención papal alguna, de cura a monaguillo y que "Perra Gorda" se asustó y no se atrevió ni a tocarle. Es cierto, verdadero y real, que "Gimi" y yo (cuando los dos todavía éramos del Athletic Club de Bilbao aunque ya sólo lo sigo siendo yo) decidimos que mandábamos a la mierda todo aquello del coro infantil de Los Sacramentinos antes de que un día "llegara la sangre al río" y no volvimos nunca más. Es cierto, verdadero y real, que todo esto sucedió tal como lo cuento porque lo vi con mis propios ojos y lo escuché con mis propios oído y no forma parte de mi imaginación ni es "mitología" infantil. Es cierto, verdadero y real, que aquello formaba parte de la triste realidad sociopolítica, sociocultural y socioreligiosa de la década de los años 50 del pasado siglo XX. Y es cierto, verdadero y real, que muchos años después, estando yo trabajando en "Cartonera" de la Oficina Principal del Banco Hispano Americano de Madrid (Plaza de Canalejas, 1) castigado por el isnoprotable "facha" y ex falangista (aunque yo me partía de risa para cabrearle más) José Luis Magro Yagüe (que no me podía ver ni en pintura proque yo era, como siempre, independiente autónomo) me encontré temporalmente con un compañero de trabajo llamado José Luis Pérez Gutiérrez (que era uno de los cabecillas de la UGT de la Banca) quien afirmó y confirmó la exitencia de aquel tal "Perra Gorda" porque él mismo también le había conocido. Y como todo esto es cierto, verdadero y real, ¿sabéis lo que era una "perra gorda" en aquellos tiempos en que la unidad monetaria española era la peseta? Lo voy a contar para olvidarme ya del todos del "Perra Gorda", del Magro y de gentuza parecida o similar.
La perra gorda era el nombre coloquial con el que se denominaba a la moneda española de 10 céntimos de peseta (cuando a las monedas de 5 pesetas se las llamaban "duros" y los "dos reales" eran las monedas de 25 céntimos). Este nombre fue dado en alusión al extraño león (al que se confundía con un perro) que aparecía en el reverso y, asimismo, se le llamaba perra chica a la moneda de iguales motivos en anverso y reverso con la mitad de peso, tamaño y valor de soalemente 5 céntimos. No había entonces ni monedas de 2 céntimos ni monedas de 1 céntimo. Y termino escribiendo en mi Diario que, en aquellos tiempos, los chavales decíamos "para ti la perra gorda" cuando queríamos zanjar una discusión, que lejos de dar la razón, sirve para hacer ver al interlocutor que está siendo obstinado en un asunto en el que se equivoca. Así que queda aclarado que la "perra gorda" era una moneda española, acuñada en 1870 por primera vez y tenía un valor de 10 céntimos de peseta (moneda anterior al euro). Por debajo de ella estaba la "perra chica" que equivalía a 5 céntimos de peseta. Su nombre, repito, se le debe al reverso de dicha moneda, donde estaba grabado un león sosteniendo el escudo de España. El pueblo llamó "perra" al león, bien por confundirlo con tal animal dada la delgadez y la extraña posición con la que estaba representado, bien por simple sentido del humor. Debido entonces a su escaso valor, se daba a entender irónicamente en la frase, que era el precio que se ofrecía por dar por concluida la disputa con la que no se estaba de acuerdo. En algunas regiones de España la frase se completaba con "...y para mi el real". Soy totalmente imparcial porque nunca he tenido, ni tengo, ni tendré jamás ideología alguna de ningùn tipo (porque me comprendo mejor que nadie de esos que no saben nada de mí pero hablan por hablar como hacen siempre los "bocazas"). Soy solo y únicamente del mundo de las ideas y por eso "no me caso con nadie" y además estoy ya casado, como Dios manda, con mi Princesa. Pero no me dan ninguna clase de miedo ni los neofascistas ni los neonazis a los cuales me "los paso por el forro de los pantalones". Y con esto queda todo dicho y cierro mi Diario afirmando, una vez más, que no es producto de mi imaginacion ni es "mitología" infantil sino cierto, verdadero y real.
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