Las chicas del Pim's (Comedia) Escena 1.
Publicado en Mar 25, 2017
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Luis (dando un codazo en los riñones a Tomás).- A que están muy buenas las dos, Tomás.
 
Tomás (haciendo un gesto de dolor por culpa del codazo en los rilñones antes de hablar).- ¿Qué hacemos en este lugar con lo jovencitos que somos?
 
Luis.- ¡No me digas ahora que te vas a tirar el pegote conmigo diciendo que eres el tío más ligón de todo Madrid!
 
Carlos (riéndose a carcajadas).- ¡Jajajajaja! ¿Tomás un ligón? Para que Tomás ligue alguna que esté más o menos o menos o más, o sea de las del montón, tiene que pasar un eón.
 
Tomás.- ¡Eres muy gracioso, Carlos! ¿Quién es un meón?
 
Carlos.- No he dicho que seas un meón sino que tú no ligas con ninguna que sea interesante ni aunque vivieses un eón entero.
 
Tomás.- ¿Puedo saber qué es un eón?
 
Carlos.- En cosmología, los eónes, y no digo leones sino eónes a ver si te enteras bien de lo que hablo y no te vas tirando el folio con las chicas que no te hacen caso, son los períodos de tiempo en los que se desarrolla un universo, según el matemático inglés Sir Roger Penrose. Un eón queda definido como mil millones de años, es decir, mil millones de años. Sir Roger Penrose usa la palabra aéon para describir el período entre las sucesivas y cíclicas grandes explosiones en el contexto de la cosmología cíclica conforme. ¿Estás conforme o no estás conforme con lo que te digo?
 
Tomás.- ¿Estás insinuando que no ligo con ninguna que me guste aunque viviese mil millones de años?
 
Carlos.- Perfecto. Por fin me has entendido del todo.
 
Luis.- ¿Y Sir Roger Penrose molaba por decir eso de los eónes?
 
Tomás.- ¡Cuando ligues alguna vez, Luis de los huevos, metes las narices donde nadie te llama!
 
Luis.- Yo no digo tanto como un éon pero estoy de acuerdo con Carlos aunque soy un poco más moderado y digo que no ligas con ninguna que sea atractiva e interesante aunque vivieras diez siglos seguidos.
 
Tomás.- ¡Me estáis empezando a cabrear!
 
Luis.- ¿Qué has dicho?
 
Tomás.- Que de un momento a otro me voy a liar a hostias con vosotros dos.
 
Luis.- ¡Ah, vale! Comprendo que todavía te dure la época de cuando fuiste monaguillo en la iglesia de las descalzas reales de Madrid. Pero lo que es darnos un par de hostias me parece que lo estás imaginando. 
 
Carlos (saca una libreta y un bolígrafo del interior de su chaqueta de color gris ceniza).- Espera un momento, Luis, que voy a apuntar ese dato en mi Diario porque me parece interesante.
 
Tomás.- Te estás metiendo en serios problemas conmigo.
 
Carlos.- Te recomiendo que te tomes tres días de relax antes de seguir amenazando para ver si regulas mejor tus células grises.
 
(Carlos termina de apuntar el dato de que Tomás fue monaguillo y vuelve a guardarse la libreta y el bolígrafo en su lugar)
 
Carlos.- ¿Qué me dices a ese consejo, Tomasito?
 
Tomás.- Si sigues así no llegas vivo a mañana.
 
Luis (asustado).- ¿Qué le vas a hacer a Carlos?
 
Tomás.- Callarle la boca de una vez por todas para que no siga diciendo mamonadas.
 
Carlos.- Pero no negarás que son mamonadas graciosas...
 
Luis (eufórico).- ¡Eres un genio, Carlangas!
 
Carlos (haciéndose el importante).- No tiene ninguna importancia. Son solamente chorradas pero hacen reír a las chicas.
 
Luis.- Y al final coges y te despiertas.
 
Tomás.- ¿Carlos está diciendo que mola cantidad con las chicas?
 
Carlos.- Más os valiera que aprendiérais un poco de mí.
 
Tomás.- No te he escuchado bien...
 
Carlos.- Ya sabía yo que todos los maricas son sordos.
 
Tomás.- ¿Es por eso por lo que tu padre usa trompetilla?
 
Carlos.- Te las das de listo calisto pero eres más tontarras que un burro mirando parras.
 
Luis.- ¿Y qué pasa con las titis?
 
Carlos.- ¡No las llames titis que se van a enfadar y, dicho sea de paso, lánzate tú primero que te las das de bengalí!
 
Luis.- No entiendo que tiene que ver el lanzarse a ligar chicas con ser un bengalí.
 
Tomás.- Pero si lo que pasa es que Carlos te está piropeando diciendo que eres como el protagonista principal de una novela de Francis Yeats.
 
Carlos.- No te molestes tanto en intentar hacérselo comprender. Luis lee menos que el caballo de Esparteros.
 
Tomás (no puede aguantar la carcajada).- ¡Jajajajaja! ¡Toda mi vida creyendo que Luis era un líder y ahora descubro que no vale ni para ratón de biblioteca!
 
Carlos.- ¿Comprendes ahora a Encarnita?
 
Tomás.- ¿Qué te parece si lo intentamos nosotros dos y dejamos a Luis al margen?
 
Carlos (dando un codazo a Tomás en sus riñones).- De acuerdo tío... pero empieza tú...
 
Tomás (haciendo un gesto de dolor antes de hablar, por culpa del codazo en los riñones).- Permíteme, estimado amigo del alma, que cuente primero hasta diez.
 
Carlos.- ¿Te lanzas o no te lanzas?
 
Tomás.- ¿Me puedes prestar un momento tu libreta y tu bolígrafo?
 
Carlos.- ¿Es que vas a ligar en este lugar escribiendo un poema romántico? ¿Pero no te enteras de dónde estamos metidos?
 
Tomás.- Permite que escriba un soneto bien ajustado a los tiempos en que vivimos y las titis se nos caen derretidas en nuestros brazos.
 
Carlos.- Está bien. Pero no las llames titis en público porque se pueden ofender y la hemos jodido.
 
Tomás.- Vale.
 
Carlos.- Olvida lo del soneto, Tomás. Estas chicas sólo se conmueven con los verdes. 
 
Tomás.- ¿Es que son ecologistas?
 
Carlos (sonriendo).- ¿Lo dices en serio o lo dices en broma?
 
Luis.- ¿Qué pasa? ¡Ya estoy viendo que no sois capaces ni de arrancar los motores!
 
Tomás.- Pues no estás viendo nada nuevo porque somos amigos desde cuando nos conocimos en el jardín de infancia.
 
Carlos.- ¡No me recuerdes aquella historia, Tomás!
 
Tomás.- ¿Porque las niñas te llamaban Carlos el Calvo desde que tu padre te cortó el pelo al cero?
 
Luis.- ¡Chúpate esa, María Teresa!
 
Carlos.- A ti lo que jode de verdad es que Encarnita se haya ido con otro.
 
Luis.- (Saca una carta del bolsillo derecho de su pantalón y se la entrega a Carlos).- Lee, payaso, a ver si te enteras de qué fue toda aquella historia.
 
Carlos (leyendo).- Amadísimo Luis yo nunca te podré olvidar jamás de los jamases pero no tengo edad no tengo edad para amarte y quizás sea mejor que quieras esperarte a que sea mayor para darte mi corazón.
 
Luis.- La puedes fotocopiar si quieres.
 
Tomás.- ¿Y eso no quiere decir que te dio calabazas?
 
Luis.- Pues ahora que me haces pensar... quizás estuviese yo equivocado... pero no... genio y figura hasta la sepultura...
 
Tomás.- ¿Hasta la sepultura vas a esperar a que te dé su corazón? 
 
(Se produce un largo silencio mientras Carlos saca un juego de llaves y se lo entrega a Luis).
 
Carlos.- Luis, majetón. Aquí tienes las llaves de una buhardilla que tengo alquilada para ocasiones que, por cierto, nunca llegan... pero quizás sea mejor que te la ligues ya del todo y nos dejes a nosotros con esta rubia y esta morena que están que se salen... 
 
(Las dos chicas del Pim's después de que la rubia les había servido los tres cubalibres de ginebra y una vez cobrado su importe pagado enteramente por Luis, en ningún instante han mirado a los tres amigos jovencitos sino que están hablando de algún tema que les importa de verdad, pero están al otro extremo de la barra y no se pude saber de qué están hablando.
 
Luis.- ¡Vale! ¡Guay! ¡Las voy a dejar con la boca abierta!
 
Carlos (canturreando).- ¡Te has pasao, te has pasao, no me gusta tu peinao!
 
Tomás.- ¡No seas tan bocazas, Carlos, que no se va y nos fastidia la noche! ¡Somos tres y ellas sólo dos así que por una vez que le estás convenciendo de que se vaya a hacer puñetas te lo tomas a cachondeo y el asunto es muy serio si queremos esta noche mojar!
 
Carlos.- Mi madre siempre dice que hay que ser generoso con los necesitados...
 
Tomás.- Pero no en este momento tan inoportuno. ¡Carlos, no me jodas el plan!
 
Carlos.- Yo no soy tu maestro ni tú eres mi alumno; o sea, que el plan es mío antes que tuyo.
 
Tomás.- Pues entonces, genio de las planificaciones, empieza tú el primero para darnos ejemplo a los santos inocentes.
 
Carlos.- ¡Estorba tanta ironía!
 
Tomás.- ¿De qué ironía estás hablando si lo estoy diciendo en directo y sin rodeo de ninguna clase?
 
Carlos.- ¡Bueno! ¡Vamos a ver si nos quitamos a este pelmazo de encima!
 
Tomás.- Pero es necesario que tarde mucho en regresar cuando vea que Encarnita no se le aparece ni en sueños.
 
Carlos.- A ver si se nos va otra vez a mosquear...
 
Tomás.- Si tanto le tienes miedo... ¿por qué no eres tú el que te largas?...
 
Carlos (desolado).- Pensé que eras un amigo verdadero...
 
Tomás.- Pues los hay peores que yo y si no tiempo al tiempo...
 
Carlos.- ¡Hostias! ¿De quién me estás hablando?
 
Tomás.- De uno que estoy seguro de que va a entrar en escena dentro de muy pocos minutos.
 
Carlos.- ¿Para jodernos a los tres?
 
Tomás.- Así es de marica...
 
Carlos.- ¡Ardo en deseos de saber de quién se trata.
 
Tomás (sonriendo).- Ya te enterarás cuando llegue la ocasión pero te recomiendo que seas inteligente y que no te la dé con queso.
 
Carlos.- ¿Es que es alguna especie de ratónde cloaca buscando oportunidades para roer lo que pueda entre la basuraque encuentra a su paso?
 
Tomás.- Sólo te puedo decir que es como el jueves, siempre en medio para fastidiar a conciencia. Le he analizado y creo que es así de nacimiento.
 
Carlos.- ¿Puedes decirme ya quién es ese falso amigo?
 
Tomás.- ¡Ni de coña! ¡Tú mismo te darás cuenta y espero que sea antes de que te la meta! 
 
Carlos.- ¿A mí que soy el que más empeño pone en ligar chavalas que estén bien?
 
Tomás.- Para él el que más trabaja es el que más se rebaja.
 
Carlos.- ¿Algo relacionado con la filosofía de los placeres?
 
Tomás.- Ya lo sabrás de sobra.
 
Luis.- ¿Me voy a ligar con Encarnita o me quedo con vosotros?
 
Carlos.- Voy a darte un buen consejo. Devuélveme el llavero y quédate aquí a ver si tú consigues romper el hielo con esa rubia y esa morena novias del pueblo de Madrid.
 
(Luis le devuelve el llavero a Carlos mientras las dos chicas del Pim's siguen a lo suyo sin escuchar nada y sin que se les escuche a ellas).
 
Luis (como siempre, exagerando más de la cuenta).- ¡Si consigo romper yo el hielo me dejáis que me las sortee a las dos en primer lugar y luego uno de vosotros dos se sortea a la que quede y el que pierda se queda mirando.
 
Tomás.- Vale. Apunta eso en tu libreta, Carlos...
 
Luis.- ¡Chachi de verdad! ¡Me lanzo y me lanzo aunque sea sin paracaídas!
 
Carlos (sonriendo y sacando agenda y bolÍgrafo).- Lo anoto.
 
Tomás.- Ahora dejemos pensar al genio de la lámpara maravillosa para que aprendamos a ver cómo se hace.
 
(Los tres comienzan a beber, apurados, los tres cubatas que tienen sobre la barra, pero ninguno de los tres se decide a empezar)
 
SE APAGAN LAS LUCES Y FIN DE LA PRIMERA ESCENA. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Obra teatral y televisiva de un solo Acto con 18 escenas.

Palabras Clave: Literatura Prosa Teatro Comedia Narrativa Guin Televisin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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