Las chicas del Pim's (Comedia) Escena 8
Publicado en Mar 28, 2017
Tomás.- Ahora que me he quedado completamente solo... ¿qué te parece si nos jugamos un arco iris a los dados?...
Irene.- Vanesa está demasiado aburrida pero yo acepto con mucho gusto. Tomás.- El gusto es mío. Irene.- Quieto parado. Nada de besos por el momento. No empieces a ser ridículo y juega como los tíos. Tomás.- Es que mis tíos no saben jugar... Irene.- Si eso es un chiste... ¿qué te apuestas a que yo te puedo contar ahora mismo uno más malo todavía pero mucho más gracioso?... jejeje... Tomás.- ¡Atrévete a intentarlo! ¡No te pido que me lo mejores sino que sólo me lo iguales! Irene.- Eres un chaval tan bobo que trabajas sólo con bobinas. Tomás.- ¡Jajajajaja! ¡Pues es malo de verdad! Irene.- ¿Te he igualado o te he superado? Tomás.- Si no lo veo no lo creo... Irene.- Porque a lo peor eres tú el bobo del chiste y todavía no lo has cogido del todo. Tomás (enfadado).- ¡No vuelvas a empezar a faltarme al respeto que me merezco! Irene.- ¿Te respetan todas esas bobinas que conoces en tu vida de pijo de Serrano? Tomás.- ¿Estás diciendo que yo sólo conozco bobinas? Irene.- ¡Sólo las bobinas pueden aguantar a alguien tan sosaina! Tomás.- ¿Estás diciendo que yo soy un sosaina? Irenes.- No lo sé del todo pero sí sé que eres bastante vaina. Tomás.- ¿Quieres que yo empieza a tirarte puyazos a ti? Irene.- ¿Puyazos? ¿Has dicho puyazos o es que yo he escuchado mal? Tomás.- ¡Puyazos! ¡Sólo he dicho puyazos! Irene.- Puestas así las cosas sobre la barra empecemos ya a jugar. Primero una obligada y después una sin obligar. Tomás.- Empieza tirando tú porque yo soy un largo caballero, y no hablo para nada de política jamás de los jamases cuando estoy delante de una damisela. Tira a ver cómo lo haces. Irene.- Te falta el sombrero pero menos es una pera que un pero. Tomás.- ¡Que no quiero bromas mientras estamos jugando! Irene.- Está bien. Tiro yo la primera a ver si aprendes un poco lo que es tirar bien. Tomás.- ¡Por los calzones de mi bisabuelo! ¡Cinco ases a la primera y te triplicas! Irene.- Un poco de suerte si que hace falta además de tener fe. Tomás.- ¡Vale! ¡Te has apuntado sesenta puntos solamente a los ases en la obligada y ahora voy yo! Irene.- Pero no tires la toalla todavía chaval, que aún queda mucho por tirar y a ver si cuando tiras te pones un poco más relajado porque lo del tirar bien se aprende siempre que alguien te enseñe. ¿O no? Tomás.- ¡Calla, calla, que me estás atormentando! ¡Allá voy! ¡Obligado a los ases y me salens dos negros, dos rojos y una jota! Irene (Canturreando).- ¡Jódete patrón saca pan y vino, chorizo y jamón! ¡Y el porrón! Tomás.- No me quedo con nada y sólo me faltan dos tiradas. Irene.- ¡Que no tires tan torcido que se te dobla la puya! Tomás.- ¡Ostras! ¡Pero leches! ¡Tres negros y dos rojos! Irene (canturreando).- ¡Jódete patrón saca pan y vino, chorizo y jamón! ¡Y el porrón! Tomás (rindiéndose en la obligada).- Está bien. ¡Doy por perdida la obligada porque no me gusta ser masoquista y que nadie se pitorree de mi personalidad! Irene.- Si tú lo prefieres así... Tomás.- Pero en la no obligada pienso barrerte de la barra. ¡Jajaja! Irene.- ¡Jajajajaja! ¡Otros cinco ases de primera tirada y elijo los ases porque tengo que tirar otras tres veces más! Tomás.- ¡Ostras! ¡Pero leches! ¡No creo en tan buena suerte! Irene.- Es que no es suerte sino que sé jugar y tengo mucha fe. Tomás.- (enfadadísimo da un meneo a los dados y los desparrama por el suelo).- ¡A hacer puñetas los dados! ¡Ahora me toca pagar a mi los dos arco iris porque soy un mal perdedor pero me aguanto! Irene.- Te sirvo un arco iris a ti y yo me tomo una cocacola que te la cobro también como si fuera otro arco iris. Tomás.- ¿En dónde está escrito eso? Irene.- Es lo más emocionante del venir a beber a estos sitios. Tomás.- ¡Me cago en todos los puticlubes del mundo entero! Irene (sirviendo el arco iris para Tomás y la coca cola para ella).- ¡Mientras pagues religiosamente, seas religioso o no seas religioso, te puedes cagar en todo lo que te salga del trasero! ¿Has entendido bien cómo yo entiendo también ciertos lenguajes aunque tenga tanta fe en lo que creo? ¡Paga como es debido pues a eso tú has venido! Tomás.- ¿Es que también eres poeta? Irene.- Tengo un poco de Rosalía... Tomás.- ¿Rosalía? ¿Quién es esa tal Rosalía? Irene.- ¿No conoces a la Rosalía? Tomás.- ¡Me conozco todos los puticlubes de Madrid y de la provincia de Madrid y en mi vida he conocido todavía a esta tal Rosalía que, además, es poeta? Irene.- Pues piensa entonces en Castro. Tomás.- ¡Jamás! ¡Nunca! ¡Horror! ¡Pensar en ese tio tan feo siempre vestido de verde oliva me pone mal de los nervios! ¡Debe ser terrible soportarle años enteros dándote la murga! Irene.- ¡Que se lo pregunten a los millones de pobres cubanos que sólo les deja comer las sobras de lo que han comido los turistas, entre ellos los norteamericanos por supuesto! Tomás.- ¡Aguanta los caballos cuando se entere de esto que me estás contando el Agustín!¡Le va a dar un soponcio que se va a acordar de Castro y de su hermano Castro toda la vida! Irene.- ¿Es que Agustín es cubata? Tomás.- ¡Es más cubata que una rata! ¡Y le ha metido lo de cubata a Carlos para luego intentar darle por culo a Carlos! Pero eso no es lo peor; sino que Agustín el cubata vive a toda pastilla y está más forrado que Elvis Presley actuando ante todas sus fanáticas desmelenadas! ¡Jesús que vida esta más extraña! Irene.- ¡Jajajajaja! ¡Pues olvidemos ya los dos y seamos amigos para siempre! Tomás.- Es que para siempre es demasiado tiempo... Irene.- Pero si te lo digo es sólo para cubrir el expediente porque en realidad, y te estoy siendo franca pero no franco no vayamos a confundirnos a la hora de la verdad, estoy deseando perderte de vista. Tomás.- ¿Y me vas a olvidar tan rápidamente? Irene.- Primero págame lo que me debes y verás cómo olvidarte del todo... pues no... proque no es necesario... ya que otro vendrá que más tonto será... Tomás (pagando lo que debe).- ¿Lo dices por Agustín? Irene.- Yo estaba pensando en Carlos que permite que Agustín le de por el trasero. Tomás.- ¿Qué tiene Carlos que no tenga yo? Irene.- Yo diría que algo más de salero sandunguero a lo copacabana. Tomás.- ¿Pero si Carlos es más soso que Ruiz-Sosa? Irene.- ¿El que juega en el Atlético de Madrid? Tomás.- ¡Pues sí! ¡Yo soy del Atleti y él es del Real! ¡Por eso ni yo le trago a él ni él me traga a mí! ¡Los colchoneros y los merengues jamás vamos a ser amigos y menos eso de amigos para siempre! Irene.- ¿Y por qué no os hacéis los dos del Rayo Vallecano y no os peléais ya nunca más? Tomás.- ¡Ni a Carlos ni a mí nos gusta Potele! Irene.- ¿Porque es muy bajito? Tomás.- ¡Ne empieces a pensar mal otra vez, Irene! ¡Es que además de bajito, que no es pecado ser bajito, es que es muy basto y eso sí que es pecado en el fútbol español! Irene.- ¡Pero si el Rayo Vallecano tiene a todo un Tanque defensivo capaz de lanzarse siempre al ataque! Tomás.- ¿Tanque? ¡El Rayo Vallecano ni tiene Tanque ni tiene Ballesta! ¡Lo único que tienes es Tanco pero no Tanque y lo de la Ballesta te lo explico en otro momento en que estemos más arrejuntados los dos! Irene.- ¡Arrea! ¡Y yo que me creía que la ballesta había desparecido con la llegada del Siglo de las Luces? Tomás.- ¿De verdad entiendes tú de fútbol? Irene.- Más que de kamasutras y tonteras de esas que no sirven nada más que para dislocarse todos los huesos habidos y por haber. Tomás.- ¿Y qué te parece el Athletic Club de Bilbao? Irenes.- ¿Quieres que te cuente un asunto a ti solo para que lleves ventaja sobre tus enemigos... quiero decir amigos... a la hora de intentar ligar a Vanesa?... Tomás.- Cuenta... cuenta... Irene.- ¡Ese monumento viviente que se llama Vanesa y que está viendo con tus propios ojos es una fanática seguidora de Iríbar! Así que ya sabes algo que tus enemigos... digo tus amigos... no saben. ¡Asi que aprovecha la ocasión cuando ella entre en combate! Tomás.- ¿Quieres saber que estrategia voy a utilizar sabiendo ese deta tan trascendental para quitársela a todos mis enemigos... digo todos mis amigos?... Irene.- Cuenta... cuenta... Tomás.- Empezaré mi ataque hablando a Vanesa del chopo. Irene.- No está mal porque a Iríbar todas sus fanáticas le conocen como "El Chopo" pero peude que no se dé cuenta y crea que estás hablando de alguna chopera y se te acabó para siempre tu oportunidad de salir vencedor de todos tus enemigos... digo de todos tus amigos... así que yo sería mucho más directa y expresiva... algo que tú estás muy lejos de serlo pero por intentarlo no pierdesnada... soso del todo y para siempre... Tomás.- ¿Mucho más directa que hablando del chopo? Irene (en voz muy baja).- Yo cantaría, a pleno pulmón, lo de "Iríbar, Iríbar, Iríbar es cojonudo, como Iríbar no hay ninguno". Tomás.- Pero eso es demasiado atrevido... Irene.- No te estoy pidiendo un imposible... Tomás.- ¿Qué es un imposible para dos bombones como Vanesa y tú? Irene.- Que nos casemos con tontarras como todos vosotros. Tomás.- ¿Y si no queremos nosotros casarnos con chicas como vosotras? Irene.-¡Pues ajo y agua y que os den Nocilla! Tomás.- ¡Pero no te enfades conmigo ahora que empezábamos a ligar bien! Irene.- ¿Tú crees que esto es ligar bien? Tomás.- Me parece que algo sí que he mejorado... Irene.- Sí... pero estás más retrasado que el reloj de la Torre de Mangana... Tomás.- ¿Qué es el reloj de la Torre de Mangana? Irene.- Sé que existe porque me lo contó una noche un paleto que, por supuesto, no pudo ligar ni conmigo ni con Vanesa porque olía a una mezcla de gachas de almorta, con ajo, cebolla cruda y magro de cerdo que tiraba de espaldas. Tomás.- ¿Un paleto de pueblo? Irene.- ¡Mucho peor que eso! ¡Un paleto de aldea! Tomás.- ¿Pero dónde está ese reloj de la Torre de Mangana? Irene.- ¡No te lo vas a creer! Tomás.- Dame una oportunidad y si lo acierto me devuelve lo que te he pagado por mi arco iris y pro tu cocacola que me la has cobrado como si fuera otro arco iris. Irene.- ¡Venga! ¡Desembucha ya! ¡Si pierdes me pagas cien pesetas! ¿Dónde está el reloj de la Torre de Mangana? Tomás.- ¡Ya está! ¡Lo sé! ¡Lo sé! ¡Lo sé! Irene.- ¿Puedes ya decirlo, tonto del todo y para siempre? Tomás.- ¡En Torredonjimeno! Irene (canturreando mientras pone la mano para que Tomás le pague cien pesetas por hacer el idiota con ella).- ¡Y tú que te creíste el rey de todo el mundo y tú que nunca fuíste capaz de perdonar y cruel y despiadado de todo te reías hoy imploras cariño aunque sea por piedad. Adónde está tu orgullo a dónde está el coraje porque hoy que estás vencido mendigas caridad ya vez que no es lo mismo amar que ser amado hoy que estás acabado qué lastima me das. Maldito corazón me alegro que hora sufras y llores y te humilles por ese gran amor la vida es la ruleta en que apostamos todos y a ti te habia tocado nomás la de ganar pero hoy tu buena suerte la espalda te ha volteado fallaste corazón no vuelvas a apostar. Maldito corazón me alegro que hora sufras y llores y te humilles por este gran amor la vida es la ruleta en que apostamos todos y a ti te había tocado nomás la de ganar pero hoy tu buena suerte la espalda te ha volteado fallaste corazón no vuelvas a apostar! Tomás (pagando el billete de cien religiosamente).- De acuerdo. He sido un imbécil por no tener corazón con los deudores. Ahora pago mi error pero... ¿puedo, por piedad, saber dónde se encuetra ese reloj? - En la capital de Cuenca y ahí está la clave todo el asunto. No supiste amar y no puedes ya ser amado. Me parece que ya lo comprendes todo pero en cuanto a mí olvídame para no hacerte nunca daño porque yo soy una conquense y no soy rubia de bote sino rubia natural. ¡Chao machoncito, chao!
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