Las chicas del Pim's (Comedia) Escena 15
Publicado en Mar 30, 2017
Carlos.- ¿Ha vuelto a huir ese cobarde?
Luis.- Está aquí, pero durmiendo la mona junto con Tomás. Carlos.- Y es mejor esperar a otro momento...¿no es cierto?... Luis.- Sí. Es mejor que hables con él cuando esté bien despierto. ¡Míralos! ¡Parecen una perejita de enamorados! Carlos.- Ya sabía muy bien yo que a Agustín le gusta mucho Tomás pero no sabía que a Tomás le gustara tanto Agustín. Luis.- No seas tan mal pensado, Carlos. Carlos.- ¡Mira lo que me he encontrado! Luis.- ¡La leche! ¡Vaya suerte que tienes! ¡Es una lechuga de cien! Carlos.- Sí... pero no pago ninguna ronda a nadie... Luis.- Yo estoy todavía con mi café a medias y no necesito que ningún gilipuertas rojo me invite a nada. Carlos.- ¡No empecemos de nuevo a discutir por culpa de Fraga y de Carrillo! ¡Me parece que ya es super aburrida toda esta mierda de ideologías! Luis.- ¿Y por qué crees ahora eso y no lo creías antes? Carlos.- Porque nunca sabemos lo que queremos y mucho menos lo que hablamos. Estoy seguro de que tu Manolito y mi Santiaguito comen juntos y se lo pasan en grande, de fiesta en fiesta y de sarao en sarao, mientras nosotros estamos a punto de partirnos la cabeza por culpa de ellos. ¿Crees que lo que hacemos es de personas inteligentes? Luis.- Ahora que lo pienso mejor... pues es cierto... ellos siempre sonriéndose el uno al otro y tú y yo a punto de rompernos las narices totalmente cabreados... Carlos (pasando ya de las ideologías políticas).- ¿De verdad te gustaría ser como Jackie Stewart? Luis.- ¡Por supuesto que sí! ¡Sabes muy bien que estoy enamorado del mundo de los automóviles y hasta me da por dibujar modelos nuevos! ¡Pero ser un piloto de Fórmula 1 como Jackie Stewart es un imposible para alguien como yo que se cabrea por todo! Carlos.- Y también eres tan miedoso que te asustaste al tener que pasar por los Picos de Europa. Luis.- ¿Te lo contó Pepe? Carlos.- ¡Recuerda bien, Luis! ¡Me lo contastes tú aunque Pepe estaba presente y fue quien ta acompañaba ese día que te jiñaste ante los Picos de Europa! ¡Pero él no me lo contó sino tú mismo! Luis.- Es verdad. Lo reconozco. A él no le importaba y estaba tan fresco y decidido a pasar que me asustó su valentía mientras que yo me cagué en los calzoncillos. Carlos.- Pues para ser como Jackie Stewart el miedo no es una opción. Ni se lo plantea y jamás siente miedo en la pista, en una carrera, compitiendo; porque siempre ha dicho que el miedo te bloquea y si te bloquea el miedo es mejor decir adiós a nuestros sueños. Luis.- ¡Pero qué mierda sabes tú de tener miedo! Carlos.- Lo sé mejor que tú. Viniendo con Pepe desde Granada, en un autocar, también me cagué en los calzoncillos cuando el conductor se durmió sobre el volante aunque él siguió tan fresco y decidido y sin cambiar de autocar como hice yo. Luis.- ¿Sabes alguna frase de Pepe sobre el miedo? Carlos.- De Pepe tengo una: Esta lluvia de madrugada que ha colgado sus lágrimas en el perchero gris de la sombra de los juncos nos trae el miedo a la memoria. Luis.- ¿De qué se estaría acordando Pepe para escribir eso? Carlos.- De que lloraba por algo en medio de su soledad cuando la noche le rodeaba por todas partes. Luis.- Pero es imposible saber de qué... Carlos.- Sí. Solo Dios lo debe saber... Luis.- ¿Pero si tú no crees en Dios? Carlos.- Caundo se trata de hablar de Pepe es necesario creer en Dios aunque luego lo volvamos a negar porque nos da miedo reconocerlo por el que dirán los demás de las comisiones obreras. ¡Ese es el verdadero miedo humano! Luis.- ¡Joder! ¡Eso es incapaz de admitirlo mi tio Emilio! Carlos.- ¿El super religioso? Luis.- Sí. El super religioso. Carlos.- ¿Puedo hacerte una pregunta un poco puñetera? Luis.- ¡Tú eres siempre puñetero preguntando o sin preguntar! Pregunta. Carlos.- ¿A tu tío Emilio le llamáis Emilio porque se llama Emilio o le llamáis Emilio porque le da vergüenza llamarse de verdad Emiliano y le da miedo que le llameis Emiliano por lo de que termina en ano? Y con esto y un boniato hasta un próximo rato. Luis.- ¡Jajajajaja! Tomás (despertando bruscamente).- what? who? when? where? why? who I am? Agustín (que se depierta al mismo tiempo que Tomás).- ¡Un gilipuertas hablando como un gilitonto! Tomás.-¡Anda! ¡Pero si estoy pegado a un tío tan feo que hasta se me está pegando su idioma! Agustín.- ¡Esse aut non esse illud est quaestio! Tomás.- Este menda es más tonto que una pirindola bailando el charlestón. Agustín.- ¿El qué pasa? Tomás.- ¡Le drapeau pour votre maison! Agustín.- ¿Estamos en un mesón? Tomás.- ¡Estamos en una mesa, cazurro! Agustín.- ¡Como me cabrees te zurro! Tomás.- ¡E poi ti svegli! Agustín.- ¡Dímelo en sueco porque sueño con suecas! Tomás.- ¡Och då du vaknar! Agustín (intentando besar a Tomás en un arranque emocional).- ¡Mi bella Sigrid, cuánto tiempo estaba soñando con tenerte entre mis brazos! Tomás (dando un salto rápidamente para huir del acoso de Agustín).- ¡O este menda es en verdad el maricón que todos dicen que es o se cree que es El Capitán Trueno encontrándose con su novia en el País de Thule! Agustín (dando brincos de alegría mientras canturrea).- ¡El patio de mi casa es particular y cuando llueve se moja como los demás! ¡Al corro de la patata comeremos ensaladas como comen los señores naranjitas y limones! ¡Al cocherito leré le dije un día leré! Irene (acercándose a los dos que están todavía sin saber dónde se encuentran).- Como veo que estáis soñando con cosas dulces... ¿que os parece si os sirvo tres copitas del Mono y continúais haciendo de orangutanes que a lo mejor os ficha la Metro Goldwin Mayer para una película con Tarzán?... Tomás (volviendo a la realidad).- Eso eso pero que pague Carlos. Luis.- Como Carlos no está en este momento no voy a tener más remedio que pagarlas yo por lo de dejar el honor de la Patria en todo lo alto del mástil de los invencibles. Jejeje. Agustín (volviendo a la realidad).- ¡Atiza! ¡Está en plan bizarro... como de Roberto Alcázar pero sin Pedrín!... ¡Hay que aprovechar la ocasión! ¡Irenita! ¡Acompaña a las dos copitas dos buenas lonchas de jamón ibérico que paga el cerdo... esto perdón... quise decir el marrano... no... no... bueno... el animal de bellota y asunto concluído! Luis, Tomás y Agustín (cogidos de la mano haciendo un círculo mientras van girando y dando vueltas mientras canturrean).- ¡¡¡Grandes genios de los piratas sin la marina ni tanta mafia eran terribles para su tiempo ladrones inseparables o tesoreros. Diceiseis hombres en el cofre del muerto ron,ron,ron la botella de ron. Dieciseis hombres en el cofre del muerto ron,ron,ron la botella de ron. Qué empezaría pata de palo, si en su mar estaría localizado, ellos abordaban a gente con pasta, pero un buen perrero, no mira casta. Dieciseís hombres en el cofre del muerto ron,ron,ron la botella de ron. Dieciseís hombres en el cofre del muerto ron,ron,ron la botella de ron. Dieciseís borrachos en el cofre del muerto ron,ron,ron la botella de ron. Dieciseis borrachos en el cofre del muerto ron,ron,ron la botella de ron. ¡Al abordaje! Luis (bostezando).- Un poco de calma con las chicas del Pim's. Nada de abordajes porque nos pueden inflar a hostias. A ver si trazamos entre los tres un buen plan y el que diga más gilipolleces queda eliminado. Son dos y nostors somos tres. A uno lo tenemos que sacrificar. ¿Se os ocurre alguna idea mejor? Tomás.- ¿Qué puede haber mejor? Luis.- A mí me parece una idea genial. Agustín.- ¡Es una idea ideota por no decir idiota! ¡Jajajajaja! Tomás.- Por lo menos es algo pero... ¿tú qué aportas al grupo, so mamón?... Luis.- Es la primera vez que descubro que eres mi amigo. Tomás.- Leches. Sólo es un amigo de conveniencia porque tú pagas los monos... esto... quiero decir los anises... pero abreviemos que se está haciendo tarde. ¿A qué jugamos para eliminar al más tonto que me parece que soy yo pero hablando sin prejuicios? Luis.- ¡Al veo veo qué ves! Agustín.- ¡Infantil del todo! Luis.- ¡Reconozco que el juego es infantil pero lo que nos jugamos solo son cosas para hombres! Tomás.- ¡De acuerdo! ¡Empiezo yo que para eso soy el más inteligente! ¡Veo veo una cosita que empieza por C! Luis.- ¡Cabrón! Tomás.- ¡Hemos dicho que sin insultar! Luis.- ¡No lo decía por ti! Agustín.- ¡Currele! Tomás.- ¿Lo dices como diminutivo de Curro? Agustín.- ¡Sí! ¡Y digo Curro por no decir Burro! Tomás.- ¡Has acertado! ¡Tú quedas fuera del juego y el perdedor debe salir entre Luis o yo! Luis.- ¡Pero me toca a mí pensar y tú sólo tienes tres oportunidades para acertarlo! Tomás.- ¡Vale vale Valeriano que también termina en ano! Luis.- ¡Pues sí! ¡Empieza por V! Tomás.- ¡Vanesa! Luis (cabreado del todo).- ¡Joder, joder y joder! ¡Como puedo ser tan gilipollas! ¡Me ha leído el pensamiento! Agustín.- ¡Pero si es que hasta un niño recién nacido se da cuenta de que te gusta tanto que no lo puedes evitar aunque seas impotente! Tomás.- Renuncio a ir con ellas. Te cedo mi lugar, Luis. Luis.- ¡Qué dices! Agustín.- Te juro, Luis, que este pijo es tonto del todo y para siempre. Tomás.- Cuidado con lo que dices, bocazas, no vaya a ser que sea lo último que cuentas estando sobre la tierra y ya sabes que los muertos no hablan. Agustín.- ¡Qué bien sabes hacer el pelota a Luis porque va a pagar los anises! ¡Por una sola copita te arrastras como una serpiente y no pitón precisamente sino cascabel! ¡Infantil! ¡No eres más que un infantil! Irene (sirviendo las tres copas de anís).- A mi no me deis ahora la murga porque sólo vengo a serviros lo pedido hasta que os pongáis de acuerdo en saber a qué habéis venido al Pim's esta noche. Así que afloja la pasta gansa, Luis. Luis (pagando a Irene).- Esto es ya mucha pasta pero si a cambio conseguimos saber a qué hemos venido esta noche al Pim's pues merece la pena pagar. Tomás.- ¡Válgame Dios como se ha puesto esta fiera afeminada porque se me ha ocurrido dejar mi sitio a otro! ¡Pues ahora yo, para joder la fiesta a todos, no renuncio a mis derechos de disfrutar como un enano! Agustín.- Pero no jodas, Tomás. ¡Antes ya habías renunciado! Tomás.- Vale. Pero antes era antes y ahora es ahora y después será después. ¡Así que no renuncio a mis derechos más elementales que dicen que todos somos iguales ante la hora de ligar con chicas! Agustín.- Pero comprende que nos haces la puñeta a los demás. Tomás.- Si queréis lo hablamos tranquilamente mientras le damos al mono. Luis.- Está bien. Bebamos el anís y luego nos las jugamos al parchís. Agustín.- ¿Eres poeta o eres más infantil que Enrique cuando canta con Ana? Luis.- Después de saborear el mono ya hablaremos tú yo y yo sobre eso. Agustín.- Idem eadem idem. SE APAGAN LAS LUCES Y FIN DE LA DECIMOQUINTA ESCENA.
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