Las chicas del Pim's (Comedia) Escena 16
Publicado en Mar 30, 2017
Irene.- ¿Así que tú eres el que te tiras a todas las suecas de Torremolinos o son todas las suecas de Torremolinos las que te tiran a ti?
Agustín (nervioso).- Esto... esto... no me gusta tirarme faroles delante de las muy buenas... pero sí... sí... sí... Irene.- ¿Sisí Emperatriz tal vez? Agustín.- ¡Hombre, no! ¡A tanto todavía no he llegado! ¡Espero que en el futuro que sí pero todavía no! Irene.- Entonces dejemos de soñar y volvamos a la realidad. Te estaba preguntando que si ellas te tiran a ti o eres tú la que te tiras a ellas. Agustín.- ¡Me pones difícil la respuesta! Irene.- O sea que en tus sueños a veces sí y a veces no. ¿Está mejor dicho así? Agustín.- Teniendo en cuenta que lo onírico es lo que cuenta... Irene.- Ya. Para un poco que te estrellas con las estrellas de tanto soñar y soñar. ¿Has dicho onírico o has dicho lírico por lo de la flauta o el flautín ya que ambas cosas no son iguales? Agustín.- Ambas cosas no son iguales pero ambas cosas son superfluas. Irene.- Suponiendo que sean superfluas... ¿tú te abres o no te abres?... lo digo por lo de Emiliano, Mariano y Casiano... ¿me estás siguiendo?... Agustín (muy nervioso).- Es que... es que... es que... Irene.- ¿Alguna mariquita por aquí y alguna mariquita por allá? Agustín (más nervioso todavía).- No... no... no... Irene.- ¿Estás teniendo alguna pesadilla del tiempo de lo de atrás? Jejeje. Agustín (sigue más nervioso).- Es que... las que... las que... las que tenéis que abriros... sois vosotras... Irene.- ¿Te refieres a la mente? Agustín (tragando saliva antes de contestar).- Esto... sí... sí... me refiero solo a la mente... Irene.- No. Si es por eso no me importa abrirme del todo. Si es que tengo que abrirme me abro para que nos enchufemos mejor... dialogando... Agustín (tragando saliva antes de contestar).- Ya basta por fa. Irene.- No me decepciones todavía. ¿Por qué no te abres tú y así lo hacemos mejor? Agustín.- Es que... es que... es que me dá un no sé qué... que no sé... Irene.- Ya. Agustín (respirando porque cree que todo ha terminado).- ¿Comprendes o no comprendes? Irene.- Un momento nada más. Un tío muy inteligente me dijo un dia que botijo sin pitorro jamás echa chorro. ¿Qué opinas tú? Agustín (tragando saliva antes de contestar).- Esto... esto... esto... esto no me lo esperaba yo... Irene.- ¿Y si te digo que es un tío que conoce muy bien a las tías que estamos muy buenas de verdad pero que es totalmente normal en todos los aspectos en que se le mire? Agustín.- ¿Algún amigo mío tal vez? Irene.- Hombre... machote de los machotes... tanto como amigo tuyo pues ni soñando... pero ha podido ser un buen compañero... Agustín.- ¿Quién ha sido ese sinvergüenza? Irene.- ¿Cómo que sinvergüenza? Quizás tú estás pensando que lo del botijo lo dijo por lo de la chorra... pero estás totalmente errático... porque se refirió a la inteligencia... Agustín.- ¿Puedo conocer su nombre para adorarle? Irene.- No es ídolo para maricones sino para titis muy buenas. ¿Crees que tiene mal gusto? Agustín (otra vez nervioso).- Esto... dime... dime... quien es ese... que parece conocerme tanto... Irene.- No te preocupes tanto que te juro por Dios que los maricones ne entráis en sus planes. Agustín.- Es que me gustaría saber quién es. Irene.- ¿Si te digo que su nombre nos gusta mucho a las titis muy buenas porque se pega a nuestros labios ya lo adivinas? Agustín.- Pueden ser muchos... así que eso no me ayuda demasiado... Irene.- ¿Y si te digo que le tienes mucha envidia? Agustín.- No... no... no... Irene.- ¿Que no le tienes mucha envidia o que no sabes quién es? Agustín.- Que quiero decir que no tengo ni idea. Irene.- Ya. Ya veo que no tienes ni idea de cómo se puede ligar con suecas. ¿Le tienes un poco de envidia por fuera y un mucho de envidia por dentro o, mejor dicho, un poco de envidia por dentro y un mucho de envidia por fuera para ser más sinceros delante de tus estupendos y admirables amigos que te acompañan en esta gloriosa noche de conquistas? Agustín.- ¡Me estás haciendo la picha un lío! ¡Mamá! ¡Mamita! ¡Mamaíta! Irene.- A lo mejor te dan un Oscar en Valencia por lo bien que dramatizas las escenas... Agustín.- Que te repito, y es verdad y no ficción, que me estás haciendo la picha un lío. Irene.- ¿Algo así como una coliente de agua continua? ¡Puedes usar el water cuando quieras! Agustín (tragando saliva antes de contestar).- Me jodo y me aguanto. Irene.- ¡Eso está muy bien! ¡El ajo y agua viene muy bien para estilizarte un poco, bajito cabezón y rechoncho! ¿Las suecas también te lo hacen? Agustín.- ¿Hacer el qué? Irene.- La picha un lío. Agustín.- Las suecas es que son rubias. Irene.- ¿Tan naturales como yo o de bote como suelen sorprenderos muchas veces a los donjuanes "made in latín chapurreado" porque en realidad son de los barrios bajos de Valdeajos? Agustín.- ¡Hostias! ¿Es eso posible? Irene.- ¿Te gusta el cine español? Agustín.- ¡Me encanta mucho el cine español para aprender a ligar cada vez mejor! Irene.- ¿Y has visto "Amor a la española"? Agustín (tan sofocado que está a punto de sufrir un amago de ataque).- ¡Que me da! ¡Que me da! ¡Que me da! Irene.- ¿Es que te quedaste encantado con las extras? Agustín (tragando saliva antes de contestar).- Esto... sí... claro... las extras... sí... ya... claro... Irene.- No me parece muy claro lo de si es que sí o si es que no. Agustín (tragando saliva antes de contestar).- Es que... no sé... no sé... no sé... Irene.- ¿Te aclaro tus ideas haciéndote saber que te estoy hablando del destape? Agustín.- Me pierdo... me pierdo... me pierdo... Irene.- Antes de perderte del todo... por lo menos de mi vista durante el suficiente tiempo para que lo pienses mejor sobre lo que quieres hacer comigo... díme quién eras... Agustín.- Pues Agustín dispuesto a servirte lavando todos los platos. Irene.- Me refiero a si en tus oníricos sueños, como tú muy bien los llamas... ¿eras López o eras Gómez o eras Landa o eras el pastor? Agustín.- ¿Puedes ponerme un tintorro para poder descansar un poco? Irene (cobrando el tintorro antes de servirlo).- Ya me parece que te va gustando más el producto nacional que el güisqui sueco con sabor a madera de caja de muerto. ¡Jajajajaja! Aguustín (una vez servido el tintorro a precio de lujo).- ¡Me pierdo! ¡Me pierdo! ¡Me pierdo! Irene.- ¿Cómo es eso de que te pierdes si estamos en tiempos del destape? ¿Tú te has destapado muchas ves, tarzán de las suecas? Tomás.- Ya decía yo que a la vuelta lo venden tinto... Luis.- Por favor... no hables demasiado alto... Tomás.- ¿Cómo te funciona el coco, Luis? Luis.- Yo estoy acojonado... Tomás.- A ver si nos toca el regalo... Luis.- Ya sé que te refieres al otro bombón... Tomás.- A lo mejor hasta tenemos suerte por primera vez en la vida... (Mira a Vanesa durante un par de segundos) Tomás.- Pero, de momento, me parece que no porque creo que está esperando a alguien... Luis.- Por eso te pido y te ruego, si es necesario de rodillas, que no hables demasiado alto... Tomás.- Si me lleva al huerto estoy muerto... Luis.- Tendremos que pedirle un par de cervezas... Tomás.- Espera... espera... que vamos muy acelerados... Luis.- Nada por aquí y nada por allá... cómo me gustaría estar ahora leyendo tranquilamente en una biblioteca... Tomás.- ¿Pero tú sueles leer algo aunque sea muy de vez en cuando? Luis.- Me parece que un libro cada cinco años poco más o poco menos... y además nunca termino de leerlo... (Se aparta un poco para dejar pasar a Irene) Luis.- ¿Qué haces aquí, colega? Agustín.- Me ha dejado para el arrastre. Luis.- ¿Y? Agustín.- Nada. Que no he podido ni respirar. Luis.- Ya no hay tiempo para echarse hacia atrás. O ligamos o no ligamos pero pase lo que pase debemos salir de aquí con la cabeza bien alta y no de esta manera tan bochornosa que hasta me avergüenzo de haberte conocido y creer que eras un héroe para mí cuando no pasas de ser un mariquita perdido hablando mal y sucio de mis dos queridas hermanas y a mis espaldas para que yo no me entere. Agustín.- ¡Si se lo cuentas a mi abuelo te corro a gorrazos! Tomás.- ¡Calma, Luis, calma! Hablad más bajo... Luis.- ¿Todavía no abandonas? Tomás.- No te lo tomes a mal, Agustín, pero si has fracasado con Irene ni lo intentes con Vanesa. Las mujeres son así. Si ven que fracasas con alguna ya no tienes nada que hacer con las demás aunque les gustes del todo. Agustín.- Eso me suena a consejo de Pepe. Luis.- Pues sí. Es un consejo de Pepe y, además, es una gran verdad. Tomás.- No te mosquees con nosotros, Agustín, porque tú no tienes la culpa de que Irene te haya dejado como un pelele. Agustín.- ¿Qué tiene que ver todo eso con perder la moral? Tomás.- En primer lugar que chicas así existen gracias a Dios. Agustín.- ¿Por culpa de Dios he perdido la única vez que intento ligar con una que me gusta y no con las que no quiere nadie o ha sido por culpa de Irene? Tomás.- ¡Caramba! ¡Te veo totalmente fracasado! Agustín.- No hace falta ni es necesario que hablemos más de este asunto. Tomás.- Yo creo que ha llegado la hora de que reflexionemos un poco mejor antes de hacer tanto este ridículo tan espantoso. Agustín.- Si al menos yo supiera un poco de cultura... aunque sea de cultura general... Tomás.- Eso te pasa por no tener un Espasa en tu casa o en la de tu prima Blasa que de mente es escasa. Agustín.- ¡Me voy a cabrear! Tomás.- ¿Me vas a salir con eso de que no aceptas un buen consejo aunque te quedes sin el conejo, viejo reviejo? Agustín.- Tenemos que acabar con esta pesadilla y esperar a que mañana sea otro día. Tomás.- ¡No seas cobarde, Agustinico! ¡Vamos, valiente machón futbolero! ¡A ver si metes alguna vez un gol! ¡Tírate otra vez al ruedo! ¡Vamonos de aquí, petardo, porque cuando te pones a jugar siempre te rompes. Eso al menos dice "El Gitano". Luis.- ¡Carlos! ¡Carlos! ¡En ti estábamos todos pensando! Carlos (haciéndose el interesante y valiente).- ¿Dónde está ese cabrón? Luis.- Se acaba de ir a darse otra vueltecita pero esta vez ha sido acompañado de Tomás. Carlos.- ¿Es que se ha mareado otra vez? Luis.- No. Esta vez no se ha mareado él. Esta vez le han mareado por dárselas de lo que no es. No es lo mismo marearte tú solo sin que nadie te vea a que una chavala te maree delante del mundo entero. ¿Comprendes la diferencia? Carlos.- ¿Ha sido la rubia o ha sido la morena? Luis.- Ha sido la rubia. Carlos.- ¿Y está con la autoestima baja? Luis.- ¡Por los suelos! ¡Tiene la autestima por los suelos! Carlos.- ¡Pues yo se la voy a levantar en cuanto le pille cara a cara y hombre frente a hombre! Aunque de hombre me parece que le falta mucho para serlo porque es más simple que el pétalo de un narciso. ¡Jajajajaja! Luis.- Sin decir chorradas, Carlos, sin decir chorradas podemos ser hasta guapos si tenemos muchísima suerte y volvemos a nacer de nuevo. Carlos.- ¿Es que sucede algo malo? Luis.- Si te digo la verdad... Carlos.- Cuenta... cuenta... Luis.- Vanesa nos está mirando fijamente. Carlos.- ¡No me jodas, Luis! ¿Dónde nos podemos esconder? Luis.- ¿Pero no tienes tantas ganas de ligar con ella? Carlos.- Si... pero... pero mejor lo dejo para otro día... Luis (agarrándole por el cuello).- De eso nada monada. Tú no me dejas solo ante el peligro por nada del mundo porque yo no soy Gary Cooper ni tú eres Grace Kelly... esto... perdona chavea... quise decir Ian MacDonald... pero estoy muy nervioso... Carlos (animado).- ¡Vale, vale! ¡Me la ligo yo y todos felices comiendo perdices! Luis (pensativo).- Carlos... ¿sabes si hay esta noche alguna farmacia de guardia que esté cerca de aquí?... Carlos.- ¿Para los condones? Luis.- No. Carlos.- ¿Tan mal está la cosa que no vienes ni preparado? Luis.- Te lo pregunto por si acaso nos tienen que asistir con los primeros auxilios. Carlos.- ¿Qué pasa contigo? ¡Haz el favor de no asustarme! Luis (totalmente asustado).- ¡Que me parece que viene! ¡Que me parece que viene! ¡Que me parece que viene! Carlos.- Padre nuestro que estás en los cielos... Luis.- ¡Deja de rezar porque es demasiado tarde y además tú siempre vas fardando de que eres ateo! Carlos (cerrando los ojos).- Jesusito de mi vida... eres niño como yo... (se pone nervioso del todo) Carlos (con los ojos todavía cerrados).- ¿Viene o no viene? Luis (aterrado).- ¡Que viene! ¡Que viene! ¡Que viene! (se abrazan los dos muertos de miedo) Vanesa (que trae una botella de champán en su mano derecha).- ¡Hola, guapísimos de cara! ¿Brindamos nuestro feliz encuentro con champán? Luis (respirando profundamente antes de hablar).- ¿Una botella entera? Vanesa.- Es que muchísimos son los que dicen que en lo del sexo un trío es mucho más divertido y completo que un dúo. ¿Estáis o no estáis a la moda? Carlo.- Vale... vale la botella entera... pero pagamos a medias... Vanesa (cobrando la mitad del altísimo coste de la botella a cada uno de los dos y sirviendo tres copas).- Dejo el alma de mi ser enteramente en vuestras manos. Carlos.-¡Hostias! ¡Que va en serio! Vanesa.- ¿Cómo dices? De momento me refiero solo al alma y para nada he dicho nada de mi cuerpo. Eso vendrá cuando Dios quiera. Luis (meditando en voz alta sin darse cuenta).- ¿Y cómo le entro yo a este bombón de mujer que parece una angelita en lugar de una terrestre? Vanesa.- ¡Peligro! ¡Peligro! ¡Peligro! Luis (muy asustado).- ¿Es que estás casada? Vanesa.- Va a ser que no... ¿pero y si me enamoro tanto de una preciosa criaturita como tú, pobre angelito mío, que hasta me caso contigo por lo exprés o sea ya mismo puesto que también está de moda?... Carlos.- ¡Qué suerte tienes, ladrón! Vanesa.- Tú también me estás robando el corazón. Carlos.- ¿Yo también? Luis.- ¿Está de coña? Carlos.- Yo creo que va en serio. Vanesa.- Un segundo de aclaración porque no debéis confundir la gimnasia con la magnesia ni el plátano con el rábano ni la fresa con la frambuesa ni etcétera etecétera y etcétera. En primer lugar no estoy de coña sino de lo otro que ya sabéis a lo que me refiero si no sois idiotas del todo. Y en segundo lugar lo de ir en serio solo depende de vosotros dos demostrando que sois hombres de los de verdad. Carlos (más asustado todavía).- ¿Qué podemos ofrecerte nosotros a ti si sólo somos dos pobres empleados de Banca como dice el gilipollas de Fernando de La Florida que no es más gilipollas porque eso es pedir un imposible? Vanesa.- ¿Y por qué no soñáis por un momento en que yo soy una hada madrina que, además de estar buenísima, es tan buena haciendo favores que os toco... con la varita mágica por supuesto para tener las manos limpias... y os convierto en dos verdaderos príncipes azules y me entra la locura de las fanáticas de los Beatles y me caso con los dos al mismo tiempo? ¿Qué os parece mi plan? Carlos (sigue asustado mientras Luis está con la boca abierta y se le cae la baba).- ¿Y quién es el primero de los dos que te prueba? Vanesa.- Vosotros os portáis como dos verdaderos artilleros que la pólvora la pongo yo. Carlos.- ¿Eso lo dijo algún general? Vanesa.- No. Eso lo dijo el sargento Permuy cuando castigó a un tal Emiliano, que ni sé quién es ni me importa saberlo ni me resulta interesante para nada, a pasar la noche en calzoncillos en el palo de la bandera. ¿Qué sabéis vosotros de palos? Carlos.- ¿De Palos de Moguer? Vanesa.- Me referia a otros palos porque me gusta mucho el flamenco y los flamencos como vosotros aunque no he nacido en España. ¿Qué pasa por Palos de Moguer? Carlos.- Me parece que está cerca de un ferrocarril... Vanesa.- ¡Jajajajaja! ¡Cuando vayas por allí saluda al personal! Carlos.- De acuerdo pero... ¿quién es Permuy?... Vanesa.- Alguien me contó de su existencia y la existencia del palo de la bandera. Luis.- Debe ser una mentira piadosa. Carlos.- ¡Calláte tú que el que está ligando con ella soy yo y además creo que es una gran verdad! Vanesa.- ¿Es tan importante saber si es falso o es verdadero? Carlos.- ¿El Emiliano de la bandera? Vanesa.- ¡Jajajajaja! ¡Que no te enteras, Carlangas! ¡Que no me importa si Emiliano existe o Emiliano no existe! Carlos.- Olvidemos ese tema que se me desvía la flecha y yo quiero flecharte del todo y para siempre porque eres la tía más buenísima que he conocido en la realidad y en mis sueños ya te vas a aparecer hasta que me llegue la jubilación completa. Ligarte o no ligarte es sólo una cuestión de honor entre Luis y yo. Vanesa (mirando el reloj de oro de su muñeca).- Pues daos prisa en decidirlo porque es hora de cenar y después de cenar hay que ir a la cama. Carlos (haciéndose un verdadero lío mental).- ¿Has dicho cena en lugar de cama o has dicho cama en lugar de cena? Luis.- ¡En menudo lío te estás metiendo, Carlos! Vanesa.- ¿Por qué no jugáis entre los dos a eso de "aquí te pillo aquí te mato" para saber quien es el ganador y me pilla y me mata a mi después? Carlos.- Me parece un poco infantil... Luis.- Lo mismo digo yo. (animándose) Luis.- ¡Vamos, Carlos! ¡Anímate, hombre, que te veo algo así como pálido y ojerizo! Carlos.- ¡Ya la tengo en el lote, Luis! Vanesa.- Me parece que es mejor que juguéis al "aquí te pillo aquí te mato" porque está muy de moda y en esto del sexo es mucho mejor ser completamente moderno porque el hombre se satisface su ego por completo aunque la mujer no goce nada de nada... pero... ¿es verdad que tú buscabas algún lote con una maestra en Calahonda?... Carlos.- ¡Ostras, Pedrín! ¡Vaya corte! Vanesa.- ¿Y de verdad os habéis creído los dos que me he tragado la mentira esa de que sólo sois dos pobres empleados de Banca? Luis.- Es que lo somos. Carlos.- Es verdad de la buena que lo somos. Vanesa.- Pero si los empleados de Banca vivís de puta madre veraneando donde os sale del capullo cada año y ganando más dinero que el Ministro Sin Cartera. ¿De verdad pensáis que alguien se puede creer que sois obreros proletarios? ¿Qué me dices ahora, Carlangas? ¿Y qué pasa contigo, Roberto Alcázar, esto quiero decir Luis Fachadas? ¿No es verdad que estás pensando marcharte del Banco y cuando te vayas lo primero que vas a hacer, una vez que tú ya no estés en el Banco, va a ser mandarle un plan de salarios al Presidente de España en donde los empleados de Banca cobren igual o menos que un simple peón de albañil pero, claro está, cuando ya no estés tú trabajando como bancario, para joder del todo a amigos tan amigos tan amigos de toda la vida, como este Carlangas aquí presente? ¿Qué me dices ahora, Luisón? (Los dos se quedan tan cortados que enmudecen y se llenan otras copitas de champán para pasar el mal trago) Carlos.- Menos mal que nos consuela el champán, Luis. Luis.- Y además el más caro, Carlos. Carlos.- ¡Cuánto mola esta chavala! Vanesa (mirando la cabeza de los dos).- Ahora que os consuela el champán y yo molo tanto... ¿os doy un masaje con champú?... os advierto que soy una sensacional masajista... Carlos.- Pero si yo acabo de darme una buena ducha hace unos minutos y Luis siempre va con el pelo sin caspa... Vanesa.- No lo digo por haceros un lavado de cabeza sino por haceros un lavado de cerebro porque os veo bastante alienados con esto del amor libre. ¿Además de tanto follón suelto sois también de los del qué más da el sexo si el amor es libre? Carlos.- ¡Ostras Pedrín! ¡Es todavía más inteligente que Irene! Vanesa.- ¿Y eso te molesta o te ayuda, por causa comparativa, a ser conquistador de los colegios mayores? ¡No la des tan fuerte que la puedes romper! Luis.- Yo ya no sé ni qué decir... Carlos.- Yo ya no sé ni qué pensar... Vanesa (canturreando un poco antes de volver al ataque).- ¡Una de dos o me llevo a esta mujer o entre los tres nos las apañamos para pasarlo bien! ¿Qué tal? ¿Cómo lo hago? ¿Ya sabéis sin saberlo o seguir sin saberlo porque no lo sabéis? ¿Te recuerda algo el sanduche de la Costa Brava, Luisito "El Grande"? Luis.- ¿Cómo sabes eso? Vanesa.- A lo mejor es que me lo dijo un marinero que pasaba por allí. Si quieres canturreo lo del pasaba por allí. Pero no. No me interesan para nada los "eduardino autistas" porque a la hora de la verdad no me dicen nada. ¿A que soy buena contando chistes en barras bravas? Pero dejo los chistes chistosos a Eduardo, y dadle besos de mi parte a Eduardo, porque te voy a contestar a tu pregunta. Lo leo en tus lindos ojos, hermosos ojos, brillantes ojos, fastuosos ojos, tremendos ojos, maravillosos ojos y hasta etcétera etcétera y etcétera de ojos. ¿Ya sabes a que Eduardo me estoy refiriendo o te doy más datos? Date prisa no sea que vaya a venir y me ligue antes que tú; lo cual, por supuesto, sería lamentable. Al alba, amor mío, al alba; al alba se hace mejor el amor. Jejeje. Luis (totalmente derrotado).- ¿Y ahora qué hago yo? Vanesa.- Por ejemplo sacar tabaco de alguna máquina pero no hagas demasiado ruido con las monedas no vaya a ser que se quejen los vecinos y vengan los policías y termine esta feliz nochecita como el rosario de la aurora. Mira como canturreo, enamorado del Renault que debe estar demasido bueno digo yo para que te enamores cada vez más de él. ¡Para ser conductor de primera acelera acelera; para ser conductor de segunda ten cuidado con las curvas; para ser conductor de tercera hay que ser muy buen conductor! Jejeje. Carlos.- ¡Campeón! ¡As de los volantes! ¡Te ha pillao te ha pillao el carrito del helao! Vanesa.- ¡Tú si que entiendes, Carlitos! ¿Eres de los marianistas del puño en rostro para entender tanto, como me lo ha dicho una vallecana, o no eres tan marica? ¡Yo me voy ya porque tengo una cita con Pepe! (Se marcha canturreando) Vanesa.- ¡Chao chao bambinos, oh Mare Nostrum, chao chao bambinos buscaos la vida pues las despedidas acaban mal! Luis (cuando Vanesa ya ha desaparecido).- ¡A que te suelto una hostia, Carlos, por reírte de mí delante de un bombón como este! ¡Te puedes cachondear de mí todo lo que quieras pero no delante de ella porque delante de ella pues no es lo mismo! (Luis está totalmente cabreado) Luis.- ¡O estás conmigo o estás contra mí! Carlos.- Yo, de momento, estoy muy apoyado por mis defensas naturales para no caerme al suelo. Luis.- ¿Otro que también se marea? ¿Pero qué nos está pasando esta noche a todos los del grupo? ¿Será porque no está Pepe para echarnos una manita haciendo de mediador? Carlos.- ¡Eres un miserable, Luis! ¡Hay cosas que no se le hacen a un amigo de toda la vida como, por ejemplo, estar deseando que le salgan mal todos los intentos de ligue! Luis.- ¿Estás dudando de mi franqueza? Carlos.- ¡No es eso! ¡Que eres un fanático de Franco lo sé desde el principio hasta el final! ¡Lo sabe hasta Carmen! ¡O sea que o nos tomamos un polo o esta noche nos quedamos en ayunas! ¡Franquista! ¡Eres un mierda franquista deseando que no ligue yo nunca jamás ni hasta con Carmen! ¿Es que tan enamorado estás de Encarnita que no permites que nadie se pueda enamorar de vez en cuando? ¡Vaya gusto más pésimo que tienes en cuanto a esto de las chicas! ¡En cuanto a nuestro Eduardo, y me refiero a nuestro Eduardo, el hermano de José para que no le confundas con algún fino fino filipino, que le jodan bien jodido y se lo dices de mi parte cuando le veas como siempre colocado del todo! ¡Y a José, el hermano de Eduardo que tantísimo le gustan los peces raros y de colores, para que no le confundas jamás con Pepe, que le den por culo también! Luis.- Ya basta porque tú bien que cenas a todo carrillo mientras amas a Santiago. ¡Puestos a decir verdades o las decimos los dos o no las dice nadie! ¡Qué poca clase tienes a la hora de amar hombres! Carlos.- ¡Si quieres guerra vas a tener guerra! Luis (pensativo).- ¿A quién le he escuchado yo decir esa frase? Carlos (ayudándole a pensar).- ¿Quizás haya sido en una reunión de los del "creo pero no puedo porque puedo pero no creo" de esas de los especuladores en lo de repartirse cargos políticos que se basan en tanto me pagas tanto traiciono y tanto traiciono tanto me pagas? ¡Jajajajaja! Luis.- ¡Qué pedazo de tránsfuga eres, Carlangas! Carlos.- ¡Ay Luisito de mi vida! ¿Cuándo he sido yo un tránsfuga? Luis.- ¡Cuando te corres de gusto a la hora de venir a los guateques de la clase social muy alta a los que te invito yo! Carlos.- ¡No me hagas soltar la lengua, fatuo, vanidoso, estirado del todo, que eres tan estirado que cuando caminas por las calles pareces el palo de la verga mayor de una embarcación más antigua que las historias de los lotes que te inventas como si fueras Emilio! ¡Mucho fardar de clase social muy alta pero te pirras por las camareras de las barras americanas! ¿No es es eso ser tránsfuga? Pero si solo estás trabajando en el Banco gracias a que tu abuelo fue Jefe de Personal aunque no sabes ni tan siquiera hacer el cálculo con un ábaco! ¡O sea, que te vas del Banco y tu padre no sólo no te mete un par de hostias sino que te regala un coche nuevo! ¡Yo muero por los guateques pero tú mueres por Stewart! ¡Maricón! Luis.- ¡Eso si que no te lo perdono! Carlos.- Supongo que es porque no tengo que pedirte perdón. Luis (echando su brazo derecho por encima del hombro de Carlos) .- ¿Amigos para siempre, Carlangas? ¿Jugamos a los chinos a jugamos a los japoneses? Carlos (quitando el brazo de Luis).- ¡De momento, y que conste en el acta que digo que de momento hasta que diga que no es de momento, y vaya tajada mental que tengo, no te dirijo nunca jamás la palabra pero nunca jamás de los jamases hasta que se me pase lo de los jamases y a lo mejor hasta es que sí! ¡Vaya diarrea mental que he cogido! SE APAGAN LAS LUCES Y FIN DE LA ESCENA DECIMOSEXTA.
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