Lloviznaba (Relato)
Publicado en Apr 25, 2017
Lloviznaba. Amelia y Camelia, arrebujadas en sus mantas de poliéster, cálidas y suaves, ironizaban sobre los jóvenes mientras iban consumiendo sus dos latas de Coca Cola.
- Hay pobres hombres que son así... Camelia... - ¡Jesús del Gran Poder! ¿Es cierto cuánto me dices? -Totalmente cierto, Camelia. Jovencitos que se comportan como los burros cuando de damas se trata. - Pero Amalia... ¿tanto les gusta tocar la gaita dulce?... - Pues sí. Y lo más curioso es que dicen que ven colores cuando las tocan. - ¡Madre del Amor Hermoso! ¡Si viviese mi Agapito nunca se lo podría creer! - Ni mi Tolomeo tampoco, Amalia, ni mi Tolomeo tampoco si es que viviera. - ¿Y a dónde quieren llegar con esas formas de ser? - Dicen que a conocer lo desconocido... - ¿Es que en esto del tocar lo que se puede, sea gaita o sea flautín, todavía hay algo por descubrir? - Ten en cuenta, Amalia, que en los tiempos actuales tanto tocas tanto vales. - ¡Jajajajaja! ¿Por qué no invitamos en alguna ocasión a un par de ellos para que nos hagan una demostración de su arte? - Es mucho mejor que no vengan nunca no vayan a írseles los ojos y se queden ciegos de verdad, - ¿Te refieres a la Asun? - Asunción. Ella siempre prefiere que la llamemos Asunción porque ya no es una niña sino una buena moza. Se produjo un breve silencio antes de que Amalia volviera a hablar pues por nada del mundo deseaban que las cocacolas se calentasen demasiado. - ¿Puedo saber qué dice la Asunción de todo eso? - La verdad sea dicha es que ha recibido muchísimas peticiones. - ¿Peticiones de mano con lo níña que es todavía? - ¡Ay, Amelia, que no te estás enterando! Se trata de peticiones para cuestión de coger limones. - ¡Si no me especificas mejor sigo sin saber de qué se trata, Camelia! - Menos mal que todavía me quedas tú para reírme un buen rato, ¡Jajajajaja! - Los beneficios de nuestra edad, Camelia, es como aquello que dijo un griego antiguo: sólo sé que nada sé. - Me parece que fue Sofronio... - ¿Te refieres al de la trompetilla? - Sí. Desde que se quedó sordo del todo no sabe nada de nada. - Pues yo que creía que había sido un griego antiguo... - Sofronio es bastante antiguo pero... ¿cómo te ha dado por pensar que sea un griego si siempre se ha criado en Billarejo?... - La verdad es que me suena... me suena... - ¿Qué es lo que te suena tanto, Amelia? - A ver si me acuerdo bien. Dice algo así como la vida me empezó a cambiar la noche que te conocí; tenía poco que perder y la cosa siguió así. Yo con mis sostén a rayas y mi pelo a medio hacer pensé: este todavía es un niño pero, ¿qué le voy a hacer? - ¡Ah sí! ¡Yo también me acuerdo todavía! ¡Me enamoré! - ¿Te has enamorado otra vez de verdad, Camelia? - Yo enamorada de un niño que se cree ya mayor... ¿tú estás loca o te ha impactado del todo el taller sobre la sexualidad a tope que nos ha impartido la concejala de Salud?... - Hay que reconocer que obtener el Diploma sí que nos ha servido de mucho... - Ya. Pero una cosa es un Diploma y otra cosa es una Medalla al Mérito Civil. - ¡Jajajajaja! ¿Es que tocar tanto la gaita tiene algún mérito especial? - Algunos jovencitos se creen que sí. - ¿Es que no saben que eso es tan antiguo que ya lo hacían los babilonios, los hebreos, los fenicios, los romanos y los celtas? - Es que me parece que no saben quiénes son. - ¿Tampoco saben que el flautín que tanto tocan ellos es solamente una flauta pequeña? - Me parece que tampoco pero volvamos a lo pasional. - Una vez estando yo en Alemania me enamoré de un pianista. - ¿De verdad que fuiste capaz de enamorarte de un panista alemán? - Fue en Alemania y era pianista pero no alemán. Resultó ser un emigrante de Jaén. - ¡Qué interesante aventura! - Sí. Pero una tarde se puso la cosa seria... - ¡Y zas! - Pues no. - ¿No hubo zas? - ¡Hubo zas y zas! - ¡Por Judas Iscariote! ¿Hubo zas y zas? - Sí. Dos sonoras bofetadas que le solté de tal manera que dejó para siempre de tocar el piano y se metió a bombero. - ¿Sabes que me he enterado que el nieto de Sandalio está liado con ella? - ¿El nieto del bombero Sandalio? ¿Con quién está liado si es más bien canijo por culpa de darle tanto a la marijuana? - Pero si ella no se llama Marijuana... - Ahora la que no te enteras de nada eres tú. - ¿Cómo que no me entero de nada? El que no se entera de nada es el nieto del bombero Sandalio porque la única Marijuana que hay en Billarejo le triplica en edad... aunque como es rubia de bote... a lo mejor él se cree que es virgen... - ¡Jajajajaja! No lo pasaban nada mal Amelia y Camelia con aquella charla que tantos secretos de juventud contenía. - Los jovencitos de hoy en día dicen que hay dos únicas manera para no pasarlo mal, Amelia. - ¿Sólamente dos únicas maneras? - Pues sí. Las llaman flipar y volar. - ¿Qué es flipar? - Me parece que está relaciona con los chutes. - Pero si eso todas las del pueblo sabemos que lo hacen los hombres que juegan al fútbol... - A ver si es que yo estoy confundida y no se dice chutes sino algo en inglés parecido a chutes... - ¿Cómo qué cosa? - Por ejemplo, sluter... - Pero si eso me dijo mi querido Tolomeo, antes de marcharse de este infierno terrenal, que significa esclavo... - Pero es que los jovencitos de hoy en día dicen que les va a salvar la heroína. - ¿Una heroína de jovencitos? ¿Cómo se llama tal prodigiosa criatura? - Me parece, Camelia, que se refieren a Campanita. - ¿La de Peter Pan? - Sí. Porque van diciendo por ahí que oyen campanadas a medianoche. - Pero si eso es de Oso Hueles... - ¿Quién es Oso Hueles, Camelia? - Supongo que alguien que sabía rodar... - ¿Un oso rodando? ¿Y a qué huele un oso rodando?... - Supongo que a chocolate. - ¿Quién te ha dicho tal cosa? - Lo del chocolate lo dicen mucho los jovencitos de ahora así que yo he imaginado lo suficiente para darme cuenta que a su heroína le gusta mucho el chocolate. - Entonces tenemos que descartar a Campanita... - ¡Qué lástima! ¡Con la ilusión que me hacía a mí que Campanita fuese la heroína de la juventud! - ¿Por qué te ilusionaba tanto? - Cómo todos ellos saben volar y Campanita también vuela... - Me parece que nos estamos perdiendo algo... - ¿Nos estamos yendo por los cerros de Úbeda, Amelia? - No. Lo digo por si las moscas. - No se lo digas al señor cura, por favor... - ¿No le digo a Don Barriga que estamos hablando de los jovencitos? - Sí. Ya sabes que Don Barriga dice que no tenemos edad suficiente. - ¿Que no tenemos edad suficiente? ¿Cuántos años tenemos que cumplir para hablar de ese tema? - Según el cura Barriga no estamos preparadas porque somos gallegas. Tenemos que dedicarnos al mucho ejercicio espiritual, al mucho sano caminar por los caminos rectos y a no desviarnos nunca jamás. - ¡Tenemos que tener cuidado! ¡Me han dicho que Don Barriga, antes de ser cura, fue boxeador y como mató a un rival sobre el ring y ahora se dedica a dar hostias solamente a los beatos! - Amelia... ¿no será que el mundo se ha vuelto loco y todos nos echan la culpa a nosotras que no tenemos nada que ver con esa tal heroína de la juventud?... Se produce otro corto tiempo para seguir bebiendo sus cocacolas. - Camelia... ¿a ti no te gustaría ser la heroína de Pabliño?... - ¿El nieto del panadero? - Sí. Ese que va encorvado por culpa de los puerros. - ¿Puerros? ¿Es que Pabliño fuma puerros? - Yo tampoco me lo puedo creer pero como en Alemania vi a algunos fumando yerbas... y como los puerros se crían con las yerbas... pues deduzco... - ¡Para, para, Amelia! ¡No me puedo imaginar al nieto del panadero fumando puerros! - Pues un día yo le ví liado. - ¿Liado con quién? - Con Albertucho. - ¿El nieto del panadero liado con el nieto del zapatero? - Sí. Yo tampoco me podía creer que uno de Podemos estuviera liado con uno de Izquierda Unida. - ¿Y qué estaban haciendo? - Hablaban algo del culantro o parecido al culantro. Las dos se santiguan durante veinte segundos. - ¡Vaya alianza, Amelia, vaya alianza! - ¿Y quién va a ser el padrino? - ¿El padrino de qué? - ¿Es que no van a terminar casándose? - Pues sí pero no. Me parece que hablan de matrimonio de hecho aunque no sea de derecho. - ¿De hecho solo en la cama? - Debe ser eso... pero como no es de derecho es que deben hacerlo bastante torcido... - ¿Amor libre tal vez? - Amor libre tal vez pero que no es amor ni es libre. - ¡Dios nos libre a nosotras, Camelia, Dios nos libre a nosotras! - Una vez conocí a un tipo de la marina inglesa que me dijo que lo que pasa es que nosotras no estamos preparadas. - ¿Tal vez un capitán? - ¡Eso, eso, eso! ¡Era un capitán de un barco inglés! ¡Conocí a un capitán de un barco inglés de un barco inglés! ¡Amarillo el subamrino es, amarillo es, amarillo es! ¡Amarillo el submarino es, amarillo es, amarillo es! - ¡Deja que siga yo, por favor! - Si quieres puedes... - ¡Soy capitán soy capitán de un barco inglés de un barco inglés y en cada puerto tengo una mujer y en cada puerto tengo una mujer! - ¿Será por todo esto por lo que los jovencitos de ahora aterrizan como pueden? - ¿Cómo has dicho? - Que como vuelan demasiado pues les fallan los alerones. - Sí. Un poco de olor si que sueltan. - Yo les comprendo. Tanto botellón hace que huelan demasiado. - Yo también les compredo. En verdad que son como los querubines. - Lo que no comprendo, Amelia, es por qué tiene que ser cerveza habiendo tantas fuentes de agua mineral por nuestras tierras. - Dicen que lo mineral ya no mola. - ¿Y qué entienden ellos por mineral? - Supongo que algo de ladrillos... porque no hacen más que hablar de ladrillos... y que los ladrillos ya están algo así como out... - ¿Dicen que los ladrillos están ya fuera del mercado? - Si. Pero me parece que son un poco pardillos. - ¿Los ladrillos o los jovencitos? - Pues no lo sé bien del todo... pero así no vamos a ninguna parte... - ¿Quién te ha dicho eso? - Josefina. - ¿La del veterinario Rodríguez? - Sí. Entre pinchazos de vaca a vaca suelta informaciones, afirmaciones y, sobre todo, confirmaciones. - ¡Como se entere Don Barriga la excomulga! - ¿Y tú has oído algo de pinchazos entre los jovencitos, Amelia? - Yo he oido que pinchan discos... ahora... no sé si se refieren a los discos... o vaya María Santísima a qué se refieren... porque como no entiendo mucho de pinchazos... - Yo entiendo bastante porque para eso uso bicicleta. - ¿Y te atreves a ir en bicicleta por los suburbios de Billarejo? Por la calle paseaba Asunción. - ¡Asunción! ¡Asunción! ¡Ten cuidado con la Estación! - ¡Por favor, Amelia, que nos van a poner una multa! - ¿Quién nos va a poner una multa? - El Gerardo. - Pero si El Gerardo no es policía... - Pero como está loco por culpa de la Asunción se cree que es una verdadera autoridad pública. - ¡Ay, Camelia! ¡Cuánta morriña siento! - Dicen los entendidos que muchos gallegos que se marcharon para las tierras americanas se murieron precisamente por culpa de la morriña. Las dos se vuelven a santiguar durante unos veinte segundos. - Camelia... tenemos que cambiar de vida... porque según los jovencitos no se puede vivir con morriña sino echándole mucho morro... - ¿Mucho morro de jabalí? - No dicen nada más que morro pero me parece que no se refieren al jabalí. - ¡Que viva el Progreso de Billarejo! - A lo mejor gracias al morro nos salen novios a las dos. - Yo creo que ni a las dos ni a las tres pero por intentarlo que no quede... - ¿No puedes hacerme pasar un rato feliz? - ¿Un rato feliz soñando? - La felicidad, según el guardia Matute, siempre es transparente. - ¡Cielo Santo! ¡Qué cosas más verdes ha aprendido a decir Matute! - No. No dice verde sino transparente. - ¿Pero no te das cuenta. Amelia, de que lo dice como metáfora? ¡Vaya Dios a saber a qué se está refiriendo con eso de transparente! - Supongo que a no tener timidez. - ¡Vaya sinvergüenza! ¡No me extraña nada que los jovencitos anden tan salidos como andan por culpa de gentes como Matute! - Camelia... un poco de respeto... que Matute es una autoridad de las letras gallegas... - ¿Es que, además de guardia, sabe escribir? - Pues sí. Ha publicado ya su primer libro de narraciones extraordinarias. - ¿Y cómo se titula? - "Las bolas de Billarejo" - ¡Es un sinvergüenza! ¡Un verdadero sinvergüenza! - ¡Que no, Camelia! ¡!Que a lo mejor se convierte en un bello sello y nos conocen hasta en China y se incrementa el turismo internacional en nuestro pueblo! - ¿En un bello sello has dicho? - ¿Es que best seller no significa bello sello? - Según me explicó una noche, bajo la estrellas y los cometas siderales, de esas de fuegos fatuos, mi Tolomeo me dijo que significaba mejor vendido. - ¡Traidor! ¡Chaquetero! ¿Por cuánto se ha dejado comprar? - Pero si se refiere a la tirada. - ¡Peor todavía! ¡A quién se habrá tirado ese sinvergüenza! ¡No me extraña que la juventud esté como está! - ¡Tú si que estás como estás! ¡La tirada es el tiraje! - ¿Matute va a ser universal? - ¡Incluso puede llegar a más según dice el carnicero Fernández! Lloviznaba. Amelia y Camelia, arrebujadas en sus mantas de poliéster, cálidas y suaves, ironizaban sobre los jóvenes mientras iban consumiendo sus dos latas de Coca Cola.
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