Olvid las palabras (Novela) -Captulo 6-
Publicado en May 02, 2017
Conduciendo su "escarabajo" Wolkswagen, Joseph Liore había llegado a la una y media de la tarde al Restaurante Commanders Palace de la Washignton 1403. Tenía todavía media hora por delante antes de que acudiera Diana de Still quien, como era siempre su costumbre, llegaba a sus citas totalmente puntual, ni un minuto más tarde ni un segundo antes. Así que, delante del martini que estaba tomando en la barra del bar, Joseph sacó su libreta de notas, arrancó una hoja en blanco y escribió, con su bolígrafo de tinta azul, un texto literario de manera repentina y sin haberlo premeditado antes gracias a su proverbial imaginación y a su increíble memoria. Después lo leyó en voz alta para aprenderlo lo mejor posible. Si le gustaba se lo guardaría pero si no le gustaba lo rompería y solucionado el asunto. Una vez terminado de escribir lo leyó bien en alto.
- Cosas de conciencia referentes a espíritus del mal. Son maravillas del mundo invisible y, en medio de todo ello, la décima musa, la llamada Energeia, aparece siempre en el día del juicio. Todo tiene un sentido común y hasta el pudin de maíz puede servir para escribir sobre Historia de Nueva York. ¡Voces de libertad! ¡Todos pronunciamos voces de libertad como el principio poético de la letra escarlata! ¿Penitencia? ¿Tendremos que hacer penitencia en medio de las hojas de hierba fresca? Quizás hasta los golpes de tambor son fragmentos de batalla y aspectos de la guerra. ¿A quién se le impone la insignia roja del valor? ¡Las almas del pueblo negro flotan sobre la tierra yerma! El ruido y la furia son ahora una fiesta. Alguien, que lo había oído todo con total claridad, musitó unas palabras detrás de él. - ¿Qué sabéis en realidad los poetas sobre cuestiones de la vida? Joseph Liore se volvió lentamente y se encontró, ante él, a un hombre escuchimizado y raquítico, ya maduro y muy canoso, de unos 45 años de edad y con aspecto de paleto granjero, que estaba completamente borracho. Pero Joseph no se asustó por ello. - Debería usted leer un poco, aunque sólo fuese un poco nada más, de literatura y obras literarias de nuestro idioma para poder opinar algo antes de demostrar que no sabe nada. - Jovencito... mire mis manos... son las manos callosas de un granjero de Houma... y sólo tengo como principio únido de la vida... esto... a ver si me acuerdo... esto... sí... ya lo sé... emborracharme hasta caer de culo en esta gran ciudad de Nueva Orleans... pero haciendo felices a esas mujeres de las calles a las cuales vosotros... ¡oh grandes poetas todos vosotros!... sólo sabéis alabarlas con vuestros ridículos poemas de brillantes palabras... ¡palabras!... ¡oh las palabras!... ¡sólo palabras para decir que las amáis cuando nunca dormís con ellas!... ¡Sois todos vosotros peores que los negros!... ¡Y eso que los negros es lo peor de la escoria de esta sociedad!... Joseph Liore observó, rápidamente y gracias a un brillo producido por la luz solar, que en la muñeca derecha, aquel ridículo y paleto personajillo lucía una pulsera de plata con tres palabras grabadas: KKK. - ¿Puedo saber de qué clase de mujeres está usted hablando? - ¡Sabes muy bien que me estoy refiriendo a las putas!... ¡Me llamo Savio!... ¡Savio Mills!... ¡Savio Mills Depaper para ser totalmente exactos!.. y no... no... no me arrepiento de nada... porque... porque... esto... a ver si me acuerdo de lo que quiero decir... esto... ¡ah, ya!... ¡creo más en mi verdadero y amado amigo íntimo Ben Areck Basin que en ese tal Jesucristo que nunca debió de existir!... - Pero que, a pesar de los hombrecillos como usted, no sólo existió sino que está vivo. - Yo... yo... esto... a ver si me acuerdo... yo no creo en la liberaciones... - Dejando a un lado a Jesucristo al cual, por supuesto, no le preocupa nada que usted crea o que usted no crea en las liberaciones porque pasa por completo de gentuza como usted, tengo que decirle, tanto a usted como a ese tal Ben Arck Basin y los demás que son como ustedes dos, que tendrían que ponerse de rodillas ante esas mujeres de las calles a las que tanto tratan ustedes como trapos sucios a cambio de unos miserables puñados de monedas. ¡Usted y su amigo admirado, adorado y hasta amado Ben Arck Basin, deberían saber ya de verdad, y por primera vez en sus miserables vidas, cuáles son sus culpabilidades aunque sólo saben esconderse en los agujeros de las cucarachas, para justificarse con el viejo y antiquísimo axioma de que la carne es la carne y a la carne hay quedarle siempre carne para que sea siempre carne! Son ustedes dos, y todos los que son como ustedes dos, verdaderos carniceros en lugar de verdaderos hombres. Así que usted, que tanto se jacta de llamarse Savio, más vale que se aparte de mi vista para siempre por muy salvador de prostituas que se cree que es. Y lo mismo digo de su inseparabale, fiel, admirado, adorado y hasta amado carnicero Ben Arck Basin. No les quiero ver a ninguno de los dos, por lo menos mientras no se me ocurra pensar lo contrario, merodeando por donde yo estoy o les hago saber su verdadera naturaleza de escoria humana. ¿Me ha comprendido ya, salvador de mujeres con apuros económicos haciendo marranadas con ellas? Savio Mills Depaper empezó a sudar copiosamente... - Yo... yo... esto... a ver si me acuerdo... yo... yo... yo no quería haberte molestado tanto... - A mí usted no me ha molestado nada en absoluto porque no tiene usted ninguna clase ni categoría para poder molestarme a mí, "Ginesillo de Pasamontes" por no llamarle oso de la pereza que deriva de Pérez; pero es mejor que a cada uno se le ponga en su verdadero lugar dentro de esta sociedad tan complicada y mire usted por donde, gracias a Dios, yo le acabo de poner a usted en su sitio, señor salvador. Ese sitio suyo y de sus amigo el paleto con boina Ben Arck Basin es, por supuesto, el agujero donde se esconden las cucarachas. Y ahora aléjese para siempre de mi vista, por lo menos hasta que yo no le llame a usted, porque mientras haya hombrecillos tan perezosos, tan ruines y tan viles, habrá siempre mujeres esclavizadas. Dígale también a ese tal Ben Arck Basin, a quien usted adora y ama muchísimo más que a Jesucristo, que son ustedes dos solamente parte de la escoria de todos los perezosos, que derivan de Pérez, que hay en la humanidad. ¿Usted a quien salva en realidad, señor salvador? ¿Es de verdad usted un salvador de mujeres de las calles o a las que tienen la desgracia de caer en sus manos las esclaviza sin piedad alguna? Savio Mills Depaper se quedó como paralizado antes de poder hablar... - No... no... a ver si me acuerdo... no... no debí haber dicha nada... - Por supuesto que no debía usted haberme dicho nada sin saber para nada quién soy yo.¿Qué tal le va eso de frotarse con la leche de burra por ver si se le fortalece el pelo? - Prometo... prometo... prometo que dejaré en paz a las varillas... - A mí las varillas no me interesan para nada porque sólo son cuestiones de vagos sin tener dónde caerse muertos. - Esto...esto... a ver si me sale... que sí... que sí que soy granjero... - Entonces cuando vuelva usted a hablar de varillas hágalo con alguien de tan baja estofa como usted y no conmigo o personas de tan alta categoría humana como yo. ¿Se ha enterado ya, varillero? - Esto... sí... claro que me... que me enterado del todo... - Cuando me dé por dedicarme a coger varillas ya buscaré la forma de conseguirlas pero mire por donde no tengo jamás necesidad de usar ninguna de ellas. Sólo los espantapájaros las usan. ¿Lo entendió? - Lo entendí. - Pues no me diga nada más y váyase de mi vista por su propia voluntad, perezoso ginesillo, o lo tendré que hacer yo mismo. - ¡No es necesario que te manches las manos con la mierda, joven! ¡Para eso estoy yo! Era la voz de un gigante negro de más de 2 metros de altura y una musculatura perfectamente repartida y equilibrada a lo largo y ancho de todo su cuerpo. El gigante agarró por el pescuezo al escuchimizado y raquítico Savio Mills Depaper y lo arrastró hasta sacarle a la calle advirtiéndole que nunca más volviese pr allí. Después regresó donde seguía, tranquilo y sereno, Joseph Liore. - En realidad no me estaba molestando demasiado pero es que pensé que era mejor decirle toda la verdad sobre lo que son tanto él como los hijos de puta que tanto abundan por los arrabales de la sociedad. - Creo que era mejor resolver el conflicto interviniendo yo a mi manera. De todas formas te agradezco mucho lo que dices, sin ninguna clase de miedo, a favor de los negros sabiendo lo peligroso que es decirlo, en estos momentos, en la ciudad de Nueva Orleans. Me llamo Charles Austin Galveston. Ambos se dieron las manos. - No, gracias Charles. De momento sé defenderme solo o acompañado de cierta persona muy importante para mi vida. En caso de que le necesite se lo haré saber. Cuando Joseph Liore quedó nuevamente solo, pagó el martini y se dirigió hacia una mesa libre llevando en su mano derecha la libreta de notas, que tenía las pastas de color rojo, y la hoja escrita hacía media hora y que venía a ser algo así como un manifiesto espontáneo y sin premeditación alguna pero muy acertado. En la libreta de notas siempre llevaba sujeto, con un mecanismo elástico, el bolígrafo de tinta azul y el rotulador de color verde. - ¿Qué va a ser, joven? Era la voz del camarero. - Perdone caballero, pero estoy esperando a una mujer muy importante. En cuanto ella llegue ya le haremos el pedido. - De acuerdo. No hay ninguna clase de problema; pero de parte del señor Charles Austin Galveston le entrego esta bolsa de palomitas de maíz por haber demostrado tener tanta valentía ante el mundo entero. - ¡Jajajajaja! ¡Me encantan las palomitas! - ¡Jajajajaja! ¡Supongo que sé a lo que se refiere! - Solamente me refiero al maíz, caballero. Y dígale al señor Austin que también le aplaudo yo por demostrar tener tanta valentía como el que más y que, de paso, le agradezco su regalo. - ¿A quién tienes que agradecerle tanto, sinvergüenza? ¿Acaso a alguna nueva conquista que además, para mayor vergüenza, te hace regalos? - ¡Caramba, Diana! ¡Me tienes tan marcado como si yo fuese Laudrup y tú Gamarra! - ¿Quiénes son Laudrup y Gamarra? - No te preocupes tanto, princesa. No son malos del todo. Son jugadores de un deporte muy raro que se llama soccer. Me parece que no es pecado jugar a eso. - Yo creía que se trataba de dos actores de cine... - ¡Jajajajaja! Laudrup sí que podría pasar por actor de cine más o menos guaperas, pero en cuanto al Gamarra que conozco yo... ¡jajajajaja!... pues no le veo yo muy apto para ser estrella cinematográfica... y no es que sea feo del todo pero lo siento por él porque no da la talla media para ser actor principal... - ¡Jajajajaja! ¡No desvíes tanto el tema, granuja! ¿Es castaña, morena, pelirrroja, rubia o vieja cantante calva? - ¿A quíen te estás refiriendo? - A tu nueva conquista. He citado el listado por orden alfabético por si no te habías dado cuenta. - Ya te explicaré después todo ese lío... - Luego ha habido un lío... - Sí. Pero no ha habido ningún pecado mortal ni tampoco ningún pecado venial. - ¡Jajajajaja! Está bien. Te creo una vez más. Creo que estás siendo sincero. - Entonces, en señal de agradecimiento por no haberme expulsado todavía de tu vida, elige tú misma el menú que más desees porque este caballero lleva ya bastante tiempo que está esperando. Hagamos justicia con él. Diana de Still se sintió muy importante al tener que decidir ella misma el menú para los dos. - Sírvanos sopa de mariscos, pato a la naranja y arroz con leche. - ¿Para beber? - Solamente agua muy fresca. - ¿Solamente agua muy fresca, Diana? - Solamente agua muy fresca, Joseph, porque ahora tenemos que tener las ideas muy claras. El camarero se retiró para cumplir con lo pedido. - O es una imaginación mía o estás un poco alterada... - Estoy un poco alterada... - ¿Te ha sucedido algo fuera de lo normal? - En cierto modo sí. - ¿Puedo saber que ha sido eso tan peligroso? - Esta mañana he sido asaltada. Joseph se alteró repentinamente. - ¿Quién ha sido ese cabrón? ¡Ahora mismo voy a por él para cortarle el cuello! - ¡No seas tan bruto! ¡Nadie me ha asaltado! - ¿Te han asaltado o no te han asaltado? - No me han asaltado. He equivocado la palabra. Quiero decir que me han acosado. - ¡Peor todavía! ¡Díme quién ha sido para buscarle y cortarle por la mitad! - Hablando de cortar no te preocupes, Joseph. Cálmate porque yo ya le he dado el corte que se merecía. Joseph se quedó perplejo. - ¿Tú has cortado por la mitad a un energúmeno callejero? - ¡Jajajajaja! Cuando yo digo que le he dado un corte lo que te estoy queriendo decir es que le he dado calabazas... - ¿A otro que le das calabazas? ¡Dios mío qué barbaridad! ¿De dónde sacas tantas? - No te lo tomes a broma porque no ha sido ningún chiste. Si te callas te lo puedo contar. - Con detalles, por favor. Con todos los detalles que puedas. - Lo haré con todos los detalles para que no te despistes demasiado. Joseph Liore ofreció la gran bolsa de palomitas de maíz a la sorprendida Diana de Still. - No es un regalo mío pero luego te lo cuento. Son buenas comerlas mientras se hacen confesiones. - ¿Los curas y los popes permiten comer palomitas de maíz a quienes están de rodillas en los confesionarios? - ¡Jajajajaja! Yo no sé qué permiten o no permiten los curas y los popes porque no soy ninguna de las dos cosas y, además, esto no es una iglesia. Ella aceptó compartir las palomitas de maíz con él mientras hablaban. - ¿Te encantan las palomitas, Joseph? - ¡Me encantan las palomitas! - ¿Las palomas o las palomitas? - Las de maíz. Una vez más, Diana se dio cuenta de que Joseph era super inteligente. - Empiezo a contar. Cómo tú tan juiciosamente me aconsejaste, esta mañana, a las ocho, acudí a la Biblioteca de la Avenida de Loyola 219 para seguir con mis investigaciones y estudios de mi tesis, que la estoy terminando ya; pero después de lo sucedido anoche entre nosotros dos, no podía concentrarme en mis estudios. Lo intenté varias veces pero siempre me llegaba el recuerdo de lo de anoche, así que dejé el tema, descubrí un poema de alguien llamado Alfonso Perdrix Ecequiel y, cuando intentaba meterme tan de lleno en el poema como para sentir lo suficiente entre tú y yo, de repente vino un atleta guapísimo y como intentaba ligar conmigo me invitó al Café Du Monde en nuestro Barrio Francés. Yo acepté de inmediato. - Si era guapísimo quizás logró ligar contigo. - ¿Por qué sabes tú eso? - Sería lo más normal del mundo. - ¿Yo ligando con ese tipo tan guapo? - Eso me gustaría saber... - Pues más o menos... - ¿Y quién es ese menda tan guapo? - Alguien que arrasa con todas las chicas que pilla por delante para dejarlas destrozadas después. - ¡Vaya animal - Estoy hablando de que las desmoraliza y no de que las descuartiza. - Y yo que pienso que muchos de esos que las cazan terminan por descuartizarlas con alguna sierra de granjero... - No seas bruto. - Sólo supongo nada más. ¿Es un conquistador profesional? - De momento juega al baloncesto en el equipo universitario de Nueva Orleans, pero como ha sido el mejor y el más destacado, a nivel de todo el país, se ha convertido en un monstruo. - Vamos a ver si me aclaras una duda. ¿Es guapísimo o es un monstruo? Las dos cosas al mismo tiempo no puede ser. - ¡Jajajajaja! ¡Calla, por favor, que esto es serio! Está ya a punto de caramelo... - ¿Tan dulce es ese chaval? - ¡Déjame terminar por favor! Lo digo porque va a debutar muy pronto con los profesionales de la NBA. Todos dicen que es la gran esperanza blanca para ser el número 1 de toda la historia de la NBA y así arrebatarles el honor a los negros. - Espera un momento. ¿Desde cuándo eres tú amiga de una gran esperanza blanca? - ¿Quién te ha dicho a ti que yo soy amiga de ese conquistador o que lo haya sido alguna vez en mi vida? - ¿No me has dicho antes que aceptaste su invitación al Café Du Monde? - Pues sí. Pero es que es tan guapísimo que se sale y creo que siempre está salido. Es guapo del todo y tiene una musculatura colosal. - Ya sabía yo que iba a durar muy poco... - ¿Te refieres a lo nuestro? - No filosofees ahora conmigo, Diana. Te entiendo. No hace falta que me des explicaciones sobre el existencialismo para justificar nada. Es la gran esperanza blanca que va a derribar a todos los negros y supongo que, como está tan cachas al mismo tiempo, resulta irresistible. - ¡Jajajajaja! ¿Estás de verdad celoso? - Muy poco, casi nada o más bien nada para dejarlo claro... porque no lo estoy... y si lo llegara a estar... cosa que lo dudo bastante... - Deja ya de disimular y di que sí lo estás. - Que no me pasa nada, Diana. Yo solo he sido siempre, para las chicas que me han gustado, un ave de vuelo sin retorno. Siempre me han dado calabazas cuando más interesado estaba en ligar con ellas. ¿Me entiendes? Pero mejor que mejor... porque así me puedo concentrar más en el fútbol americano de aficionados... y solamente consiste otra vez en volver a olvidar... tengo demasiada experiencia en recibir calabazas a pesar de tan solo tener 29 años. - ¿Sabes lo que estás diciendo? - Sé lo que estoy entendiendo. - ¿Es que no puedo ser sincera? - No te preocupes por eso porque estamos en el país de las libertades. Sé siempre sincera. Es mi mejor consejo. Debes saber que ya estoy acostumbrado. A Diana de Still se le estaba pasando ya el enfado que tenía al llegar al Commanders Palace. Le gustaba ver a Joseph Liore celoso. Por dentro estaba demasiado arrepentida de jugar con los sentimientos de él más le gustaba mostrar siempre la verdad de lo que sentía. - Es un tipo muy guapo, es un tipo muy alto, es un tipo muy fuerte, es un tipo muy rubio, es un tipo con dos ojos muy azules y es un tipo con mucha pasta a la vista. - ¿Es que le gusta pastar como a los bueyes con cuernos? - ¡Jajajajaja! ¿Estás celoso de verdad? - ¡Es un tipo muy majadero! ¡Te ha faltado decir que se dedica a conquistar majadas de niñas bobas y por eso su verdadera profesión es la de majadero! - ¿Me estás incluyendo a mí en toda esa majada? - Yo no creo que estés tan cabra del todo... pero es tu vida y no la mía... Diana de Still se decepcionó consigo misma porque, a pesar de que estaba ocultando para su interior lo que sentía por él, Joseph Liroe no demostraba estar celoso o no reaccionaba de manera violenta tal como reaccionan siempre lo celosos. - Es verdad que es guapísimo, que es muy machote y que tiene mucho dinero. - Ya. Diana se dio cuenta de que Joseph no era el típico celoso de toda la vida. - ¿Es que no vas a decir nada más que ya? - La palabra ya lo dice todo. - ¿Tan pronto arrojas la toalla? - No me gusta ser masoquista ni sufrir por culpa de nadie. Yo no me peleo nunca contra ninguna esperanza blanca que se sienta agustín del todo. - ¿Agustín del todo? - Sí. He dicho agustín del todo. - Se dice a gustín del todo y no agustín del todo. - Muy bien. Se dice como tú dices. Pero yo respeto mucho a los tipos interesantes y no deseo, por nada de este mundo, que se frustren y se desmoralicen por culpa mía. - ¿Se puede saber de qué estás hablando? - De lo mismo que tú. - Pues te equivocas del todo. Él es guapísimo y no sé lo que preferirán las demás pero, en cuanto a mí se refiere, tú me gustas un millón de veces más porque eres un millón de veces mucho más atractivo que él. Y en cuanto a lo varonil prefiero un millón de veces antes a los muy atractivos que a los guapísimos. - Pues ahora no entiendo nada... Diana de Still se estaba aguantando la risa... - Vamos a lo serio. Le conocí cuando los dos estábamos estudiando en el mismo aula de la Universidad de Columbia en Nueva York. Paseábamos mucho por Broadway. Él tenía ya 19 años de edad y yo solamente 16 pero había conseguido una beca especial para jóvenes talentos con una inteligencia muy superior a la normal. Hasta el Presidente Barack Hussein Obama estudió en dicha Universidad. - ¡Atiza! ¿Obama se apellida también Hussein? ¡Vaya sorpresa más sorprendente! - ¿Puedo continar si no te importa? - No me importa ese tipo guapísimo sino lo de Hussein; pero te escucho. - Rápidamente, y desde el primer día de clases, él se fijó en mí. Era el chico más popular de todo el campus universitario y todas las chavalas de buen ver estaban deseando tener alguna cita con él. Pero como ya te dije ayer no me interesa, de momento, saber nada de los hombres ni tener relaciones de ninguna clase con algún hombre. - Ya. - ¿Tú eres tonto? - No he dicho nada más que ya. - Lo de anoche sólo fue un accidente. - Lo comprendo. Sólo fue el primer accidente tuyo y el primer accidente mío. Así que tenemos que tener mucho cuidado los dos para no volver a chocarnos nunca más. - ¡Calla, calla! ¡No te equivoques tanto! Aunque él deslumbraba a todas sus seguidoras a mí sólo me deslumbraba el conocimiento intelectual y aprender todo lo que pudiera de cara a mi futuro. No tuve ninguna relación ni con él ni con ninguno de los profesores como sucede con muchas de las estudiantes universitarias de esta nación. O por lo menos eso es lo que sale en las películas. - ¡Jajajajaja! - Déjame terminar, por favor. Ni me interesaban entonces para nada ni me interesan ahora para nada. - Pero pensabas en él alguna vez que otra cuando sólo tenías 16 años de edad. Sería lo más normal del mundo. ¿Me equivoco? - No te equivocas. Pensaba muchas veces en él pero era para estudiar la mejor manera de apartarlo de mi camino, de que me olvidase de una vez por todas y de que dejara de insistir en querer tener un lío conmigo. Así que no entró nunca a formar parte de mis fantasías. - ¿No formó parte de tus fantasías? - Pues no... y ya sabes a lo que me estoy refiriendo... - ¿Entonces cómo se explica que aceptases su invitación esta mañana? - Para descubrir algo muy importante. - ¡Atiza! ¡Cuenta! ¡Cuenta! - Lo que descubrí es que sigue siendo el mismo racista de siempre pero con algunas diferencias muy importantes. Antes era un racista moderado. No le gustaban ni los negros ni las negras pero no los insultaba, no los perseguía y tampoco los agredía ni los mataba. Ahora, en la actualidad, se ha vuelto extremista del todo. Ahora insulta a todos los negros y negras. Ahora persigue a todos los negros y negras. Ahora ataca a todos los negros y negras. No sé si ahora sería capaz de matar a todos los negros y negras pero pudiera ser que sí. ¿Qué piensas de todo esto? - Empezaré a ordenar mis ideas... - Pues sigue ordenándolas porque ahora viene lo mejor de todo este asunto. - Si anoche fue la primera vez en tu vida que lo hiciste y has prometido que, de momento, nadie va a tener una segunda ocasión, y yo sé que cuando dices algo siempre lo cumples, eso quiere dedir que no follaste con él en algún motel de carretera como hacen siempre los niños pijos y las niñas bobas de esta nación. - ¡Jajajajaja! ¡Deja ya de tratarme como si yo fuera una de ellas! ¡Hay demasiados años luz de distancia entre ellas y yo! ¡Deja ya de pensar en eso y pon mucha atención! - Está bien. No es por pensar en nada de eso sino porque me preocupas demasiado. - No estoy tan loca todavía como para exponerme a ningún ataque de sádicos racistas o cualquier otra especie de sádicos incluyendo a los viejos verdes que tanto abundan entre los profesores de Universidad y escritores que alcanzan fama mundial cuando ya sobrepasan de los 80 años. Lo que te quiero dedir ahora es muy importante. Las insulta, las persigue y si pudiera las quemaría vivas. Las digo por todas las que no son tan rubias como él y no sólo me refiero a las negras sino a todas las que no tienen el cabello de color rubio totalmente platino como Marilyn Monroe aunque sean tan tintadas como lo era ella. - ¿Cómo sabes eso? - Cuando tenia solamente 19 años de edad era un loco fanático seguidor de Marilyn Monroe y esa clase de rubias platinos teñidas. Eso me contó en cierta ocasión de aquellos años. Me dijo que no lo iba a olvidar jamás aunque se tirase a todas las que pudiera sin mirar su color de cabellos excepto a las afroamericanas y a las afrocaribeñas que no las quería ver ni en pintura. - Pobrecito... debe der que le alimentaron solamente con esa clase de arroz blanco que no sabe a nada... - ¡Jajajajaja! ¡Deja ya de contar chistes y ponte serio! - ¿De extrema derecha tal vez? - Eso es. Ahora ya no pasa de los negros y las negras sino que los ataca, los llama incultos e incultas y dice que si pudiera los rajaría a todos. - ¿Dónde has escuchado eso? - Lo he escuchado en algunas cantinas de esta ciudad. - Sé que acudes a las cantinas populares como a cualquier otro lugar porque estás estudiando y analizando todos los ambientes de esta ciudad para tu tesis pero dime solamente el nombre de una de ellas. - La Araña Taquería mexicana de la Magazine 3242. ¿Qué quieres saber? - Si es una taquería mexicana supongo que dirán muchos tacos. - ¿Te interesan los tacos? - No. Pero puede ser que en alguna ocasión tenga que ir yo por allí. Nunca se sabe lo que quiere Dios que hagamos. Llegó el camarero y les sirvió lo pedido por Diana de Still. - ¿Cómo se llama usted, caballero? Al camarero le sorprendió la pregunta de Joseph Liore. - ¿Es importante saberlo? Joseph hizo un gesto, al camarero, de tener mucho cuidado para que nadie más que los tres lo supieran. - Es para felicitar al dueño de este restaurante por la gran calidad de sus empleados. ¿Me entiende usted? El camarero no sabía qué pretendía saber Joseph Liore pero le habían tocado la fibra de sus sentimientos más profundos y se sentía ufano e importante por primera vez en su vida. - Me llamo Antonio Tirso Thunder Molina, pero todos los hispanos me conocen sólo como Toño Tirso Trastorno en español. Mi madre era una analfabeta costurera mexicana y mi padre un jornalero americano pero inculto. Eran toda mi familia. Eran lo que yo más adoraba en este mundo después de Jesucristo. Pero los dos murieron en el mismo día. - ¿Todo eso es verdad? - Todo eso es la verdad y un verdadero cristiano nunca miente. Para mí un sí es un sí y un no es un no. - ¿Dónde murieron su padre y su madre y cuál fue el motivo de sus muertes? - A mi madre la violaron salvajemente entre tres hijos de puta y a mi padre lo asesinaron antes de violarla porque salió, sin arma alguna pero a pecho descubierto como los hombres de verdad, en defensa de mi madre. Le acribillaron a balazos. A mi madre, después de violarla, la degollaron y la enterraron allí mismo. Todo esto sucedió en una granja de Houma. Joseph se dio cuenta de que estaba siguiendo una buena pista pero prefirió no equivocarse. - ¿En una granja de Houma? - Eso he dicho. Todo sucedió en una granja de Houma siendo yo solamente un adolescente de 15 años de edad. Pero logré escapar. - ¿De una plantación pantanosa de arroz tal vez? - No sé cómo lo has sabido pero es cierto. - Pura lógica nada más. Tony se dio cuenta de que podía confiarse por completo de aquella pareja de jóvenes que parecían recién casados y en viaje de luna miel. - No sé si hago bien en decírtelo, joven... - Dibujante. Sólo soy un dibujante pero a veces hago trabajos extras de lo que sea. - Memoriza lo siguiente: conejos que defienden desesperadamente un futuro que no conocen, enfrentados a contradicciones de la sociedad contemporánea, que luchan por recordar su presencia en el mundo. - Vale. No hable nada más de este asunto con nadie. ¿Me entiende? - Te entiendo. - ¿Cómo se llama? - Ya se lo dije antes. - Me refiero a la granja. - Millsarck. Se llama "Granja Millsarck". Joseph se dio cuenta de que acababa de cazar una buena pista. - Está bien. Se merece usted una buena propina. Joseph Liore sacó diez billetes de 50 dólares y se lo entregó al camarero. - Estos quinientos pavos son para usted y esta conversación no ha existido nunca. El camarero Tony le dio las gracias y se marchó a seguir con sus labores. - ¿Has pensado ya algo, Joseph? - He pensado que acaba de comenzar la batalla. - ¿Qué batalla? - La de tener que unir todas las piezas de este rompezabezas sangriento. - ¿Es que te ha sucedido algo importante desde la cinco de la madrugada que es cuando te escapaste sin pedirme permiso? - Demasiadas cosas. Te las resumo mientras comemos. No me escapé. Sólo cumplí con mi trabajo. Toma. Lee en voz alta este texto que yo he escrito hace solamente media hora nada más. - A ver. Trae esa hoja. Diana observó la hoja escrita, que Joseph le había pasado, y leyó en voz alta. - Cosas de conciencia referentes a espíritus del mal. Son maravillas del mundo invisible y, en medio de todo ello, la décima musa, la llamada Energeia, aparece siempre en el día del juicio. Todo tiene un sentido común y hasta el pudin de maíz puede servir para escribir sobre Historia de Nueva York. ¡Voces de libertad! ¡Todos pronunciamos voces de libertad como el principio poético de la letra escarlata! ¿Penitencia? ¿Tendremos que hacer penitencia en medio de las hojas de hierba fresca? Quizás hasta los golpes de tambor son fragmentos de batalla y aspectos de la guerra. ¿A quién se le impone la insignia roja del valor? ¡Las almas del pueblo negro flotan sobre la tierra yerma! El ruido y la furia son ahora una fiesta. Empezaron a comer... - ¿Qué te parece, Diana? - ¿Tú has escrito eso de verdad? - Sí. Me vino la inspiración de repente y no creo que sea una casualidad porque, después de oir la confesión de vida de Antonio Tirso Thunder Molina, al que los hispanos de esta nación le llaman Toño Tirso Trastorno, sé que algo muy grave está sucediendo. Durante la mañana me han pasado cosas muy extrañas pero que empiezan a tener lógica. ¿Estás preparada para las emociones fuertes? - Estoy muy bien preparada y muy bien capacitada para vivir emociones fuertes. ¿Sabes que soy de titanio? - ¡Jajajajaja! Pues anoche no eras precisamente muy dura sino más bien muy flexible. - ¡Jajajajaja! Tú tampoco eras, precisamente, un hombre de hierro. - Quiero que sepas algo muy importante. - Estoy segura de que ahora dices una gran tontería. - Pues no. Lo que digo es que me gusta que seas tan activa porque las pasivas son muy aburridas. - ¿Cómo sabes tú eso si eras un novato? ¿No me dijiste que era también tu primera vez? - Y te doy mi palabra de hombre verdadero que no te he mentido. Fue mi primera vez en cuanto a tener relaciones sexuales pero hay cosas que ya conocía. - ¿Sabías de verdad lo que es ser una mujer activa? - Nunca de manera práctica hasta lo nuestro de anoche. Y no te salgas del contexto del que hablo, por favor. - ¡Jajajajaja! ¿Y te gustó? - Si digo que me encantó del todo no sería definirlo lo suficiente. Sólo sé qué olvidé las palabras. Diana de Still dio por terminado el tema. - Fin de cuestión. - ¿Empiezo a contarte ya? - Empieza; pero eso no quiere decir que esta noche vaya a haber una nueva función. - ¿Estoy castigado por haberme ido a las cinco de la madrugada? - No. Lo que pasa es que la segunda oportunidad, de momento y digo solamente que de momento, no se la doy a nadie incluído tú mismo. - Está bien. Empiezo a contar a cambio de nada. - Eso me gusta más. Has dicho a cambio de nada y va a ser a cambio de nada. ¿Entendido? - Lo he entendido aunque no lo comprendo. - Cuenta ya. - Lo primero que me sucedió es que conocí a una impresionante rubia platino, jovencita de 25 años de edad, que era la copia exacta de Marilyn Monroe en todos sus sentidos físicos. - ¿Dónde conociste a ese portento de mujer? - En el hotel donde estoy residiendo. - ¿En qué parte del ese Hotel Marriott de Nueva Orleans? - No pienses mal pero fue en mi departamento. - ¿Dentro o fuera de tu departamento? - Sigue sin pensar mal pero fue dentro. - ¿Me estás pidiendo que no piense mal? ¿Algún pecado que confesar? - Nunguna clase de pecado, ni tan siquiera un pecado venial. Ya sabes que yo sólo peco por tu culpa. - Estoy mirándote a los ojos y sé que me estás diciendo la verdad. ¿Qué pasó con ella? - ¿Te gusta el teatro? - ¡Me chifla y me rechifla todo lo relacionado con el teatro! - ¿Conoces la existencia del Grupo CTC? - Conozco a casi todos los Grupos teatrales de Estados Unidos por no decir que todos para que no me llames exagerada. Pero jamás en mi vida he oído de la existencia de ese tal Grupo CTC en los Estados Unidos. - Es que me parece que no son estadounidenses. - ¿Por qué estás tan seguro de eso? - De momento no puedo decir nada más. - ¿Qué significa CTC? - Caminamos Tres Comediantes. - ¿Un grupo de teatreros itinerantes por todas las grandes ciudades de esta nación? - Exacto. Están empezando a debutar y quieren darse a conocer en todos los Estados Unidos. Ahora se encuentran en Nueva Orleans. - Ya. ¿Y la rubia platino te ha invitado a ver su representación? - Me dijo que no dejara, por nada de este mundo, de asistir a ver su actuación; pero resulta que sólo es una obrita que dura menos de cinco minutos. - ¿Qué extraño? - A mí también me parece que es muy extraño pero no dejó de insistir continuamente que acudiera a verles actuar y hasta casi se puso de rodillas para conseguir que le dijera que sí. - Yo no creo que una chavala como Marilyn Monroe tenga que ponerse de rodillas delante de tí para conseguirlo. - ¡Jajajajaja! Resulta que la celosa eres tú. - Deja de decir tonterías y cuenta cómo acabó todo ese rollo del teatrillo. - Lo más curioso de todo es que me imploró que, aunque ellos representan la obrita a las 12 de la noche, yo acudiese a las 11 para tener una charla de una hora con los tres. Dijo que era tan importante como para pensar que era de vida o muerte. - ¡No seas tan exagerado, Joseph! - Me parece que no estoy exagerando pero sigo contando. Son dos hombres y una mujer. - ¿En qué Teatro actúan? - Eso es todavía más extraño. - Más extraño todavía no puede ser posible. - Pues es posible porque no van a presentarse en ningún Teatro. - ¿Pero no es un grupo de teatreros? - Yo tampoco me lo explico muy bien; pero van a actuar en la fiesta nocturna que tiene preparada, para mañana domingo, nuestro conocidísimo abogado Max Emilington en su rancho "Green Leaves". - ¿Por qué le gustarán tanto las cosas verdes a ese viejo abogado? - Porque estoy seguro de que es un viejo verde que come muchas lechugas. - ¡Jajajajaja! ¿Qués eso de que come muchas lechugas? - Cosas de conejos. - ¿Cómo has dicho? - Ya te explicaré en algún momento de mañana por la noche por qué relaciono a las lechugas con los conejos y a los conejos con Emilington. -¡Jajajajaja! ¡Nada de nada! ¡Si la función es en el rancho del abogado Max Emilington conmigo no cuentes para que vaya como tu compañera! ¡Yo no tengo ninguna gana de ninguna clase de gana, e imagina todas las clases de ganas que quieras, para hablar con ese abogado! ¡Ni tan siquiera quiero verle! - ¡Por piedad, Diana! ¡Necesito que me hagas un gran favor! - Si es ese el favor que quieres que te haga no cambio de opinión. - Pero si eres tú la que te niegas a hacerme otra clase de favores... - No vuelvas a insistir con lo de anoche o se acaba la fiesta para siempre, me regreso yo sola a Nueva York y si te he visto no me acuerdo. -¡Te ruego que vengas mañana por la noche a hablar con ellos y verles actuar! - ¡He dicho que si es en la fiesta nocturna de este tal Emilington no voy, no voy y no voy! -¿ Eso quiere decir que sí vienes, sí vienes y sí vienes? - ¿Pero de repente eres tan tonto que no comprendes que estoy diciendo que no, que no y que no? - Te doy mi palabra de hombre verdadero que no vas a hablar con ese abogado ni que tan siquiera él te va a ver. Sólo vamos a hablar con los dos actores y la actriz del Grupo CTC una hora antes de que actúen y nada más terminada su función de menos de cinco minutos nos volvemos a la velocidad de un rayo. - ¿Y cómo hacemos para que Max Emilington no nos vea? - Eso déjamelo de mi cuenta. Que yo sepa nunca te he defraudado hasta ahora. - ¿Me prometes con palabra de hombre verdadero que ni vamos a hablar con él ni tampoco nos va a ver? -¡Te lo promero con palabra de hombre verdadero! - ¿Y cómo lo vas a conseguir? - ¿Es que no sabes que las máscaras completas sirven para algo más que para estar en los escaparates de las tiendas de los disfraces? - ¡Jajajajaja! ¿Vamos a ir disfrazados? - Pues sí. Esa es mi estrategia. Tú disfrazada de monja clarisa de clausura con máscara de mujer arrepentida y yo con disfraz de monje franciscano mendicante con máscara de hombre arrepentido. - ¡Jajajajaja! - ¡Jajajajaja! - ¡Jajajajaja! - ¡Jajajajaja! - ¡Jajajajaja! - ¡Jajajajaja! - ¡Vale ya, Joseph, vale ya de tanto cachondeo! - Pero es que va a ser verdad. - De acuerdo. Es una genial idea y lo vamos a hacer de esa manera. - Pues ya está todo dicho. - ¡Del tema de la rubia platino sí, pero te falta contarme lo de la cita con Michelangelo Baldoria Vecchio. - ¿Te refieres al Michelangelo Baldoria Vecchio que conozco yo? - ¡Jajajajaja! ¡Que te olvides por un momento del pitorreo! ¿Cómo van a existir dos que se llamen Michalangelo Baldoria Vecchio en la ciudad de Nueva Orleans? - Sí... la verdad es que es casi imposible... - Pues entonces cuéntame qué ha pasado con él. ¿Por qué tenía tanta urgencia para hablar contigo? - Solamente para entregarme un sobre. - ¿Solamente para entregarte un sobre? Eso es lo más extraño de todo lo extraño que nos está sucediendo hoy. ¡Qué asunto más raro! ¿Dónde está ese sobre? - Espera un momento... Joseph Liore sacó el sobre. - ¿Qué contiene dentro? - Ábrelo tú misma y lo verás. Cuando Diana de Still abrió el sobre se encontró con que su contenido solamente era un pedazo de papel con una dirección escrita y una pequeña frase. - ¿Qué significa esto? - Lee en alto para que lo puedas entender. - Señora Doña Luciana Monti. Viuda de Bonaventura Facio. Calle Baronne, 100. Por favor, acuda rápidamente a hablar con ella. ¡Es muy urgente! ¡La vida de alguna persona pende de un hilo y no se puede perder ni tan solo un segundo! - ¿Qué te parece, Diana? - ¡Completamente misterioso! - Tenemos que ir a hablar con ella esta misma noche. Por ejemplo a las 9. - Escucha bien, Joseph. ¡LLevas muchas horas trabajando y sin dormir ni un solo segundo! ¡Eso no es bueno para ninguna persona ni para ti aunque a veces me parece que no eres humano! - ¿Yo soy un extraterrestre? - ¡Jajajajaja! ¡No me lo creo, pero muchas veces actúas como si de verdad lo fueses! - ¿Soy humano o soy extraterrestre? Ambas cosas no puedo ser a la vez. - No te pongas pesado con ese tema porque sí voy a ir contigo esta noche a hablar con la señora Luciana Monti. Pero ahora mismo, y digo ahora mismo cuando terminemos de comer, nos vamos los dos directamente a la cama. - ¡Qué guay! ¡La segunda oportunidad se me presenta a la vista! - ¿Te has vuelto ya loco del todo? - ¿No vamos a dormir los dos juntos otra vez? Tú acabas de decir que sí. - ¡De eso nada! ¡Sólo he dicho que los dos nos vamos a la cama pero no a la misma cama los dos! - Si... claro... eso sí que es verdad... - ¡No hay un segundo pecado que tú cometas por mi culpa! - No quise decir eso... - Pero lo dijiste y, además y esto sí que es importante, los dos tenemos que estar muy bien despiertos cuando lleguen las 9 de la noche. El hecho de que hayamos tenido una relación sexual completa sólo quiere decir que la vida será la que decida si habrá una segunda vez o no habrá ninguna vez más. - ¿La vida puede decir todo eso? - ¡Jajajajaja! La vida puede decir todo lo que le dé la real gana pero luego ya veremos nosotros dos lo que decidimos hacer. - ¡Jajajajaja! ¿Qué va a pasar ahora? - ¡Que nos vamos a dormir hasta las 9 de la noche a tu Hotel Marriott! - ¡Qué buena está! - ¿A quién estás recordando, sinvergüenza? - A una cosa que empieza por D y termina por A y que en el medio hay IAN. - Pues no te lo creas tanto porque yo no soy una cosa y además voy a dormir en tu cama de la habitación y tú en el sofá de la sala. Y conste que esta vez no te vas a escapar porque pienso llamarte por el celular a las 6, a las 7 y hasta a las 8 de la tarde por ver si estás durmiendo. - Es un poco absurdo que me llames tantas veces y pueda dormir tanto como me estás pidiendo pero acepto el reto. - ¿Algo más que te haya ocurrido hoy? - ¡Una cosa todavía más extraña que las otras dos! - ¿Todavía más extraña? - Sí. Ha sido media hora antes de que llegaras tú hasta aquí. - ¿Ha sucedido algo raro en este restaurante mientras yo estaba ausente?¿Qué ha sido? - Que he conocido a un tiparraco escuchimizado y raquítico, además de bastante mayor, por no decir muy mayor, y muy canoso, por no decir albino del todo. De unos 45 años de edad. Resulta que, además de ser un completo alcohólico es un racista mucho más radical que tu amiguito del alma querida, el atleta del baloncesto que va a ser la gran esperanza blanca. - Mi amiguito del alma querida que ni es mi amiguito ni le pertenece a mi alma porque mi corazón todavía no se lo he regalado a nadie, se llama Chuchi Lean Black. - ¿Chuchi? ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! - ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! - Pues el mío se llama Savio Mills Depaper. - ¿Savio? ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! - ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! - Deja ya de reír, Joseph, que estamos llamando la atención de todos. - Deja tú también de reír porque como dicen que yo soy un mandarina y no tengo personalidad pues me limito a hacer lo que haces tú para no llevarle la contraria a todos los que dicen que no tengo personalidad y que sólo soy un mandarina. - ¿Un mandarina tú? ¡Jajajajaja! ¡Cuantos paletos hay en el mundo! - No te preocupes que yo ya lo dije bien dicho por una emisora de radio de cuyo Estado no quiero acordarme como hizo Cervantes con Don Quijote. - ¿Qué dijiste a esos que van diciendo que no tienes pantalones porque eres un mandarina? - Algo muy gracioso que me surgió de repente delante de una alcachofa. - ¿Delante de una alcachofa? ¿Te estabas confesando con una alcachofa? - ¡Jajajajaja! Cuando yo digo alcachofa quiero decir micrófono de emisora radiofónica. - ¿Y qué dijiste? - Queridos colegas machistas: Esto no es cuestión de mandarinas sino cuestión de limones; si se enfadan las gallinas, ¿para qué los espolones? - ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja! - ¿Soy un mandarina o no soy un mandarina? - ¡Jajajajaja! ¡Eres tan hombre que lo que no tienes es vergüenza! ¿Cómo le dijiste todo eso a los machistas? - Porque me salío de los... riñones... digo riñones y no otra cosa que rima con riñones... y que conste eso en el Acta de mi Defensa ante el Tribunal de los Hombres Machos Amaestrados por las Mujeres Hembras. - ¡Jajajajaja! ¡Qué valiente eres! - Bueno... en realidad soy muy tímido... - ¡Jajajajaja! Deja todo eso ahora y manos a la obra. - ¿A qué obra te estás refiriendo? - Desde luego que no a una teatral... - ¿Te refieres a lo que estamos investigando? - Sí, despistado. Tenemos que ir empezando a entretejer los hilos, Joseph. - ¿Qué tal si lo hacemos en el hotel? - Si estás pensando en lo de la misma cama para los dos, olvídalo por lo menos hasta que el viento no sople en otra dirección. Y hoy pagas tú la cuenta. Él no opuso ninguna resistencia a la hora de pagar la cuenta y, de paso, dejó una generosa propina para Tony. Rápidamente salieron del restaurante y entraron en el "escarabajo" Wolskswagen de Joseph. Aquel monumento de chavalilla llamada Diana de Still era la sensación más agradable de todo lo posible e imposible teniéndola al lado como copilota. - Pareces nerviosa, Diana. - Haz el favor de seguir contándome cosas y no te preocupes para nada de mis nervios. - Está bien. Hablemos antes de salir para el hotel. Me centro en lo del racismo. ¿Tú te acuerdas de aquella secta anticristiana llamada Ku Klux Klan? - ¿Por qué se te ocurre ahora acordarte de ellos? - Porque el tal Savio Mills Depaper, que se las da de salvador de prostitutas y mujeres de las calles, el que estaba totalmente tan borracho como los paletos que no saben alternar en los bares de las grandes ciudades, el íntimo amigo de su querido y amigo paleto con boina llamado Ben Arck Basin, llevaba una pulsera de plata en su muñeca derecha. - ¿Y qué tiene que ver eso con el Ku Klux Klan? - Que ese tal Savio que se cree tan sabio como para ser salvador de las mujeres perdidas, no sé si será salvador o no salvador, pero es ignorante en lugar de sabio. Lleva en dicha pulsera grabadas tres letras: KKK. ¿Recuerdas algo del Ku Klux Klan que me pueda servir para algo?¡Echa mano de tu infinita memoria, chavalilla! - El Ku Klux Klan aún existe, en forma de aislados grupos de simpatizantes, que probablemente no pasan de unos cuantos miles. En 2002, en un reporte del "Extremismo en Estados Unidos", la Liga Antidifamación escribió: "...hoy no hay tal Ku Klux Klan. La fragmentación, la descentralización y el declive han seguido ininterrumpidamente". Sin embargo, también puntualizan que "la necesidad de justificarse aún persiste en los descontentos, y es improbable que desaparezca, independientemente de cuán bajo llegue la suerte del Klan". Algunas de las mayores organizaciones del KKK son: Iglesia de los caballeros estadounidenses del Ku Klux Klan, Clanes imperiales de Estados Unidos, Caballeros de la camelia blanca y Caballeros del Ku Klux Klan. Están encabezados por el Pastor Director Nacional, y tienen su sede en Zinc, Arkansas. Dicen que son la mayor organización del KKK actualmente, y se autodenominan "el Klan de la sexta era". Hay otras organizaciones de menor tamaño que continúan usando el nombre del Ku Klux Klan, en todo el país. En 2005, se calculaba que había unos tres mil miembros del Klan, divididos en 158 capítulos, surgidos de varias organizaciones independientes. Casi dos tercios de ellas se encuentran en los estados que alguna vez fueron Confederados. El otro tercio se encuentra mayoritariamente en el Medio Oeste de los Estados Unidos. La ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles) ha otorgado apoyo legal a varias facciones del KKK, en defensa de sus derechos de manifestaciones, desfiles y marchas, otorgados por la Primera Enmienda de la Constitución; así como de su derecho a proponer candidatos a puestos públicos. En julio de 2005, la casa de un hombre hispano fue quemada tras acusaciones de violencia sexual contra una niña blanca de nueve años. Después del incidente, miembros del Klan aparecieron con sus túnicas blancas, repartiendo panfletos. El Klan organizó una marcha antiinmigrantes en Russellville, Alabama, en mayo de 2006. - ¿Antes de todo eso sabes si hubo algún apogeo muy especial en cuanto a las actividades del Ku Klux Klan? - Por supuesto que sí lo hubo. Fue durante la década de 1960. - ¿La que fue llamada década prodigiosa? - ¡Demasiado prodigiosa para mi gusto, Joseph, demasiado prodigiosa para mi gusto! - Como estamos en el año 2016 después de Jesucristo, quiere decir que alguien que tuviera 19 años de edad en 1968... ahora tiene que tener, si es que vive, 67 años de edad. - Espera que lo calcule, Joseph. Resulta que en 1968 alguien que tuviera 19 años de edad es cierto que, si todavía vive, tiene 67 años de edad. - Memorizando datos. Si alguien está intentando reactivar a la secta del Ku Klux Klan y tenía 19 años de edad en 1968, es cierto que debe de tener 67 años de edad. - No sé a dónde quieres ir a parar, pero seguro que tienes alguna buena pista. - Estoy empezando a pensar que quizás haya algún pequeño grupo de gentuza que quiere reactivar al KKK para que entre de nuevo en acción. - Y a mí me parece, aunque parezca mentira, que mi Chuchi tiene relaciones con tu Savio... - ¡Jajajajaja! ¿Incluídas las relaciones sexuales? - Estoy casi segura de que sí, de que mi Chuchi y tu Savio se entienden... - ¿Quieres decir que es verdad que mantienen sexo entre ellos? - Estoy casi segura de que sí, pero habría que tener pruebas verídicas para demostrar eso. - Si existe esa clase de relación entre esos dos es también muy probable que haya un tercero que también forma parte de ellas. - ¿Un trío completamente liados entre los tres? - Eso es. Me estoy dando cuenta de que el tercero es el amigo íntimo, admirado y amado por Savio Mills Depaper y que no es otro más que el paleto con boina llamado Ben Arck Basin. A Diana se le encendieron todas sus luces cerebrales. - ¿Quieres conocer a mi Chuchi? - ¿Para qué quiero conocer yo a un tipo tan guapo que tiene nombre de perro? - ¡Jajajajaja! Te vuelvo a repetir que, digan y hagan lo que digan o hagan las demás, para mí tú eres un millón de veces más atractivo que él y que me gustas un millón de veces más que él. - Bueno. Si es tal como dices entonces sí quiero conocer a ese tipo tan guaperas. - ¿Cómo podemos hacerlo sin que se entere? - ¿Hacer qué? - No me estoy refiriendo a ti y a mí otra vez juntos en la misma cama sino a cómo puedes tú conocer a Chuchi Lean Black. - Quizás viéndole jugar algún partido. - ¡Exacto, Joseph! Mañana es domingo y mañana por la mañana juega el equipo de baloncesto de la Universidad de Nueva Orleans, en su campo del "Lakefront Arena", contra el equipo de baloncesto de la Universidad Cristiana de Abilene. ¡Los ateos "Corsarios" de Nueva Orleans, de Luisiana, contra los cristianos "Gatos Monteses" de Abilene, de Texas! - ¡Que partidazo más emocionante, Diana! - ¡Se juegan el liderato de la Conferencia Southland de la NCAA! - ¡No me lo pierdo! - Escucha bien, Joseph, y no te emociones tanto como dice Michael Angel Home Pension. - ¿Y quién es ese tal Michael Angel Home Pension? - No te preocupes. No es un rival para ti. Se las da de muy guapo pero solamente es un bedel cincuentón de la universidad de Columbia en Nueva York. Se cree que me va a ligar en alguna ocasión pero, además de que está casado, no entra en el tipo de hombres que a mí me gusta conocer. - Te creo. ¿Cómo hacemos lo de tu Chuchi Lean Black? - Tú te vienes conmigo a verle y, de paso, te lo presento para que puedas hablar un buen rato con él, después del partido, mientras que yo me limito a observar cómo os liáis a tortazo limpio por mi culpa. ¡Jajajajaja! - Si tengo que liarme a tortazo limpio con tu ex amiguito Chuchi por culpa tuya no creas que me voy a echar para atrás porque le voy a dejar la cara como si fuera el mapa en tres dimensiones de la Cordillera del Himalaya. Por ti soy capaz de liarme a tortazo limpio contra todo el equipo de los "Corsarios" al mismo tiempo. - ¡No exageres tanto, Joseph, no exageres tanto! - No exagero nada. Y cuando estemos en Nueva York me presentas a ese tal Michael Angel Home Pension para, ante tu presencia, ver quién es el que más se emociona de los dos. - Pero si te digo que sólo es un bedel y, además, cincuentón y casado para más inri. Yo con cincuentones y casados no me emociono jamás. - Pero, cuando te mira, puede que se emocione más que todo un batallón de mamelucos juntos. - ¡Exacto! ¡Sólo es un mameluco sin idea de lo que es la comunicación social! ¡Así que déjale que se lo siga creyendo! - Bien. Sigamos adelante aclarado ya que ese tal Michael Angel Home Pension es sólo un mameluco. - ¡Jajajajaja! Pensemos en la estrategia a seguir. Tienes que salir vivo del Lakefront Arena porque por la noche tenemos la cita con el Grupo CTC en la fiesta de Max Emilington pero disfrazados de cura franciscano y de monja clarisa. - Entonces sigamos con lo serio.Vamos a descansar un rato hasta las 9 de la noche que tenemos una cita con la viuda de Facio. - ¿No tienes nada más que contar? - Puedo contarte la historia completa de Búfalo Bill. - ¡Jajajajaja! ¡Habla en serio, Joseph! - Espera. Ahora recuerdo que tengo algo para ti. - ¿Otra sorpresa? Joseph Liore sacó la hoja de papel donde había dibujado, con rotulador verde, otra vez el mismo tren que antes. Diana de Still lo cogió y soltó una carcajada antes de hablar. - ¡Jajajajaja! ¡No me lo recuerdes tanto! - No. Esta vez no es para que lo recuerdes. Esta vez es para comprobar tu agilidad mental al descubrir algo que sea lógico. - Déjame pensar... Joseph Liore sonreía ante los apuros que estaba pasando Diana de Still para descubrir algo que fuera lógico. - ¿Es alguna clave secreta o una de las muchas tonterías que se te ocurren hacer? - Es todo lo que tú quieras que sea menos una tontería porque va en serio. - Luego es una clave secreta. Déjame que la descubra. Joseph Liore volvió a sonreír mientras ella sacó la hoja donde él había pintado el primero de los dos trenes y los comparó. - ¡Ya está! ¡Lo cacé! - ¿Qué has cazado? - ¿Por qué dibujas siempre una locomotora tirando de siete vagones justos; ni uno más ni uno menos? - Porque resulta, si las matemáticas no fallan, que siete más una son siempre ocho. - Y eso quiere decir que me estás haciendo pensar en la oferta de trabajo que me han ofrecido para trabajar en Miami. - ¡Eso es! ¡Diste en la diana, Diana! - Sin chistes tontos por favor... - Entonces sigue razonando porque lo estás haciendo muy bien. - ¡Son siete hombres y necesitan a una mujer como yo para atraer a miles o millones de personas! - ¡Exacto! - Y para saber qué se oculta detrás de todo esto tengo que hacer una llamada, ahora mismo, a ese tal Armando Guerra Segura. - ¡Sí! ¡Acertaste! Para decirle que estás pensando muy seriamente en aceptar su oferta de trabajo pero que, antes de decir que sí, necesitas conocer de manera muy urgente a todo el equipo completo para saber con qué clase de hombres vas a trabajar. - ¿Qué está sucediendo, Joseph? - Que resulta que, según me ha contado esta mañana el señor don Michelangelo Baldoria Vecchio, ese tal Armando Guerra Segura nos ha estado mintiendo porque no es un anticastrista como nos hace creer sino que es un procastrista, conocido en el cerrado mundo de los espías, como "El Ficas" ya que es un procastrista muy extremista y peligroso cien por cien, que se ha introcido entre los anticastristas. - ¡Vaya lío! - ¿Vas a llamarle? - ¡Okey! ¡Ahora mismo le llamo! - Pero no le digas nada de lo que sabemos. Tú haces como que no sabes nada y te limitas a pedirle una cita con el resto de los componentes de su equipo de trabajo. - Lo haré tal como tú dices. Busquemos un lugar seguro para hacer la llamada sin que nadie nos descubra. - Puede ser desde la habitación de mi departamento en el Hotel Marriott porque no deja escapar ningún sonido. Es insonizadora. - Nada de eso; porque todavía no me fío del todo y te aclaro, y te lo digo en serio, que esta vez no me vas a follar. No voy a darte la segunda oportunidad hasta ver qué sucede en el futuro más o menos cercano o más o menos lejano. - Está bien. Lo acepto. Tú dormirás sola en mi cama y yo dormiré en el sofá. - Estoy pensando mejor... no... no... y no... - ¿No vas a llamar a ese tipejo llamado Armando Guerra Segura? - Sí lo voy a hacer; pero desde mi vivienda alquilada. - No te estoy preparando ninguna trampa, Diana. - Pero es mejor estar segura de eso de la insonorización porque puede ser una trampa. - ¡Atiza! ¡Por eso escuchaba mi música! - ¿A quién te refieres? - A la rubia teñida de platino o a la platino teñida de rubio... - ¡Jajajajaja! ¿Ya no sabes distinguir bien entre una rubia y una rubia de bote? Joseph puso rápidamente en marcha a su "escarabajo" Wokswagen en dirección a la vivienda que Diana tenía alquilada. - ¿Me cuentas algo para entretenerme, Diana? - ¿Crees que estoy loca por trabajar con ellos si me pagan 75 millones de dólares cada año? - Supongo que es tu vida y no la mía como te he dicho ya infinidad de veces. - ¡Pues no! ¡No hace juego con mi escala de principios y valores trabajar con esa clase de gentuza y menos si son espías pagados por el régimen castrista! Llegaron a su destino, los dos salieron de automóvil al mismo tiempo pero ella entró en su casa y cerró tras de sí. Joseph se quedó esperando en la puerta de la calle. Y después de 15 minutos ella volvió a salir. - ¡Ha caído en la trampa, Joseph! ¡Está totalmente convencido de que voy a trabajar con ellos y nos hemos citado todos, los siete junto conmigo, en La Casa de La Danza de Tupelo 1317! - ¿Algún homenaje a Pelvis Presto o a Presto Pelvis? - Por favor, deja en paz a las fanáticas seguidoras de Aaron... - Pero si no estoy atacando a ninguna cristiana que estudie la Santa Biblia sino todo lo contrario. Las intento defender de los que tanto mueven sus pelvis en las camas redondas... - ¡Jajajajaja! ¡Que no te digo nada de eso ni quiero que me cuentes a mí nada de eso porque me lo sé de memoria sólo por haberlo estudiado y no por haberlo practicado jamás! - ¿Entonces por qué lo dices? - Porque el nombre exacto del señor de Tupelo era Elvis Aaron Presley. - Perdona pero el señor de mi pelo sólo es el peluquero cuando acudo una vez por mes a su peluquería para caballeros y nada de eso de unisex que no va con mi carácter ni mi manera de vivir la vida. - ¡Espera un momento, Joseph! ¡Aarón murió cuando tenía 123 años exactos! ¡Y esa es la secuencia 1-2-3! ¿Qué te dice eso, Joseph? Joseph estaba ya tan cansado que no dijo nada ni se emocionó en ningún sentido. - ¿Descansamos hasta la 9 de la noche? Diana se entristeció. - ¿Es que no estás contento de mi labor? Él se atrevió a acariciar el bellísimo rostro de ella y le dio un pequeño beso en la boca. - Perdona. Lo has hecho genial pero estoy muy cansado. Esa secuencia puede ser la clave de todo. A ella le habían gustado las caricias y el beso y recuperó su sonrisa. - ¡Vamos, Fittipaldi! ¡A descansar! - Te invito, una vez más, a que durmamos en mi departamento. - ¡Ni hablar! ¡No me fío de ti ni un pelo de Kojak! - ¡Jajajajaja! ¡Te doy mi palabra de verdadero hombre que yo duermo en el sofá! - Si es así... ¡lo acepto!... Se dirigieron velozmente hasta el Hotel Marriott, entraron y subieron hasta el tercer piso, donde estaba el departamento alquilado por Joseph. Ella entró en la habitación y se tumbó sobre la cama quedando rápidamente dormida; pero él no podía cerrar los ojos ni tan siquiera un segundo. Estaba tan preocupado que, una vez que se cercioró de que ella estaba ya soñando con alguna aventura emocionantemente amorosa, se levantó del sofá, salió del departamento sin hacer ruido al abrir y cerrar la puerta y se dirigió al hall del hotel. Allí se encontraba un recepcionista con su nombre en una placa metálica. Se llamaba John Smith Smith. Le pidió una guía telefónica de Miami y buscó el número telefónico de Televisa Internacional. A su llamada, usando el teléfono del hotel, respondió una suave voz femenina. - Aquí la centralita de Televisa Internacional de Miami. ¿Puede decirme quién es usted y qué desea saber? - Me llamo Joseph Liore y estoy llamando desde la ciudad de Nueva Orleans. Quiero hablar urgentemente con el Jefe de Programaciones de ese Canal de Televisión; porque me han contado que ustedes van a estrenar, dentro de muy pocos días, un sensacional y novedoso programa titulado "¡Impacto!" que dicen va a ser la bomba a niveles mundiales. - ¿Impacto? ¿Bomba a niveles mundiales? Me deja usted impactada del todo porque yo, que estoy en completa actualidad de todo lo que se programa en Televisa Internacional de Miami, no he oído jamás ese título ni tampoco que vayamos a estrenar ese programa. No sé de lo que me está hablando pero le afirmo que es mentira; ahora bien, por si me falla la memoria y estoy equivocada, espere solamente dos minutos y le pongo en contacto con el Jefe de Programaciones. Dos minutos después, Joseph Liore escuchó la voz de un hombre. - ¡Soy Orlando Cienfuegos Ávila! ¿Quién es usted? - Soy un asiduo seguidor de ese Canal de Televisión y me han contado que, dentro de muy pocos días, ustedes van a estrenar un programa de tres horas de duración que va a ser una novedad que sorprenda al munto entero. Me dijeron que se va a titular "¡Impacto!" y va a ser una verdadera bomba a niveles mundiales. Me llamo Joseph Liore y le estoy hablando desde la ciudad de Nueva Orleans. ¿Es cierto todo eso? - ¿Quién le ha contado a usted esa tontería? - Alguien me dijo que era cierto que ustedes lo mantendrían en secreto hasta el último día. - ¡Eso es más falso que un dólar de madera! ¡Quién le haya contado ese chisme sólo es un majadero! ¡No estamos preparando nuevos programas hasta, por lo menos, el próximo trimestre y mucho menos algo que se llame "!Impacto!"! y que vaya a ser una bomba mundial!¿Quién le ha contado esa falsa historia? - Un cubano residente en Miami que trabaja para ustedes como relaciones públicas, como publicista y como cazatalentos además de presentador de programas. Al parecer es el manager general de todos los que van a formar parte directa de !Impacto!. - ¿Me puede usted decir cual es el nombre de ese loco cubano que miente más que habla y que está más demente que el emperador Calígula de la Antigua Roma? - Se llama Armando Guerra Segura. - Pues le está gastando a usted una broma pesada porque en este Canal de Televisión no trabaja nadie que se llame así. Ni trabaja ahora ni ha trabajado jamás con nosotros. - ¿Entonces es un farsante que se está haciendo pasar por empleado de ustedes sin serlo? - ¡Un farsante total! Pero para confirmar que no me estoy equivocando... ¿podría usted esperar cinco minutos hasta que consulte todo el listado completo de nuestro personal desde el Director General hasta los hombres y mujeres del servicio de limpieza?... - Espero. Es muy importante para mí saberlo. - ¿Por qué es tan importante para usted? - Estoy llevando una investigación social muy importante para una tesis doctoral. - Está bien. Espere cinco minutos nada más. A los cinco minutos, Joseph Liore volvió a escuchar la misma voz. - ¿Está usted todavía al aparato? - Sí, don Orlando. Estoy todavía escuchando. Es un asunto muy importante para mí. - He consultado todo el listado del personal que trabaja en Televisa Internacional de Miami; desde el cargo más elevado hasta los del servicio de la limpieza pasando por todos lo demás. ¡No existe, ni ha existido nunca, ese tal Armando Guerra Segura en nuestras plantillas de trabajadores! Y eso quiere decir que le está mintiendo. - ¿Y me afirma que tampoco van a estrenar dentro de pocos días un programa titulado "¡Impacto!"? - ¿Es usted un asiduo televidente de nuestro Canal? - Uno de los asiduos más fieles que ustedes tienen. - Pues parece mentira que usted caiga en esa trampa tan infantil porque nosotros siempre estamos emitiendo informaciones completas de nuestras programaciones mensuales y tenemos, como usted debe saber, una revista mensual que informa de todo lo que hacemos y lo que vamos a hacer. ¡No sé cuál será la razón pero ese tal Armando Guerra Segura nunca ha tenido que ver nada con nosotros y actualmente tampoco! Puede ser un alcohólico, un drogata, uno de esos que les gusta gastar bromas a todo el mundo e, incluso, puede ser un loco; pero le está mintiendo. - ¡Gracias por su información, señor Cienfuegos. - Le recomiendo que en lugar de creer tantos absurdos de gentes raras siga nuestras programaciones mensuales y se dará cuenta de que es mentira. - Sólo le pido un pequeño favor, don Orlando. No le diga absolutamente a nadie lo que ha estado hablando conmigo y haga como que esta conversación jamás ha existido. - ¡No se preocupe por eso, señor Liore! ¡Yo no tengo tiempo para andar hablando de cosas absurdas porque estoy las 24 horas pendiente de hacer bien mi trabajo! ¡Le prometo, por nuestro Dios que está en el Cielo, que esta charla no ha existido jamás! - ¡Chao! - ¡Chao! Joseph Liore se animó a beber una copita de anís. Se fue a pedirla a la barra del bar del hotel, se la bebió tranquilamente, pagó su costo y se encaminó hacia las escaleras. Iba contento porque resultó que lo que él estaba pensando era una gran verdad. Aquel tal Armando Guerra Segura no era lo que decía ser sino, seguramente, un espía procastrista metido en los Estados Unidos para preparar algún sorpresivo ataque. No sabía ni cuándo ni dónde pero, atando cabos sueltos, llegaba siempre a la misma respuesta. Subió las escalera. Llegó a su departamento. Abrió sin hacer ruido y, una vez que vio durmiendo tan plácida a aquella belleza de mujer que estaba tumbada en su cama, en completo silencio se tumbó sobre el sofá de la sala y se quedó profundamente soñando con alguna aventura emocionalmente amorosa.
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