Olvid las palabras (Novela) -Captulo 7-
Publicado en May 03, 2017
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Fue, cuando el despertador del celular avisó que eran las ocho y media de la noche, el momento en que despertó Diana de Still de su profundo sueño y, obedeciendo a un impulso de su subconsciente, estiró su brazo izquierdo para buscar el cuerpo de aquel tal Joseph Liore que había entrado tan de repente en su vida y del que no se había olvidado todavía. 
 
- ¡Sinvergüenza! ¡Ya se me ha vuelto a escapar otra vez! Pero... ¿qué estoy diciendo?... son solamente las ocho y media de la noche y ese caradura debe estar durmiendo en el sofá. No sé por que razón pienso tanto en él... 
 
Se levantó silenciosamente y, cuidando de no hacer ruido alguno, fue entreabriendo poco a poco la puerta de la habitación hasta descubrir que Josep Liore estaba tan profundamente dormido que empezó a tener pena por despertarle; pero eran ya las ocho y media de la noche y a las nueve había que estar en casa de la señora doña Luciana Monti, viuda de Bonaventura Facio, que vivía exactamente en la Baronne, número 100; así que, por mucho que le doliera despertarle, le comenzó a zarandear primero muy suavemente y después con algo de mayor violencia sin llegar nunca a ser violenta con él. Joseph entreabrió los ojos.
 
- ¡Eh! ¿Qué pasa? ¡Inocente! ¡Me declaro totalmente inocente!
- ¡Jajajajaja! ¡Joseph!
 
Él abrió por fin los ojos del todo y creyó que lo que estaba viendo era algo celestial.
 
- ¡Dios mío! ¡Qué bella angelita! ¿Todas las angelitas del Cielo sois iguales?
- ¡Tú ya estás loco del todo!
- ¿Eh? ¡Gracias a Dios!
- ¿Qué te sucede para que grites que te declaras totalmente inocente?
- ¡Uf! ¡Por un momento creía que me encontraba, atado de pies y manos, ante el arzobispo de Nueva York!
- ¡Jajajajaja! ¿Qué estabas soñando para terminar de esa manera?
- No puedo contarlo porque es para mayores de edad. Y no todos sino solamente los verdaderamente preparados. O sea para los mayores de 90 años.
- ¡Jajajajaja! ¿No sabes en qué día estamos y qué hora es ya?
 
Joseph Liore miró su reloj.
 
- ¡Tomate! ¡Hoy es sábado y son las nueve menos cuarto de la noche!
- ¡Mójate rápidamente toda la cabeza con agua fría porque ya no podemos perder más tiempo! ¡Recuerda que la viuda de Facio debe acostarse muy pronto!
 
Joseph hizo lo que le pidió Diana y pronto se encontró totalmente recuperado.
 
- No podemos ir en mi "escarabajo" para que nadie nos descubra. ¿Dónde vive esa señora?
- ¡Qué poca memoria tienes cuando te da la gana de no tener memoria! En Baronne 100.
- Ya. Ya me acuerdo. Llamaremos a un taxi y nos bajamos unas cuántas cuadras antes de llegar a la Baronne; por ejemplo en la Saratoga. Después, andando podemos despistar a quien nos pueda estar siguiendo.
- ¿Pero no te dijo el octogenario Michelangelo Baldoria Vecchio que era un completo secreto y nadie lo sabía?
- ¡Es verdad! ¡Estoy empezando a ver fantasmas hasta en la sopa! Pero mi estrategia es buena.  
- Lo volveremos a hacer otra vez como tú quieras... 
 
Después de arreglarse sus vestimentas salieron a la calle y, casualmente, un taxi estaba detenido a escasos veinte metros de la casa alquilada por Diana de Still. Así que no lo pensaron dos veces y, viendo que estaba libre, subieran en el automóvil. Era, de nuevo, Joseph Liore quien hablaba mientras ella escuchaba atentamente y sin perder ningún detalle. Todo podía valer para su tesis universitaria.
 
- ¡A la calle Saratoga, por favor!
- ¿Tenéis mucha prisa?
- Procure ir lo suficientemente rápido para tardar lo menos posible y lo suficientemente despacio para no llamar la atención de ningún policía.
- Entendido.
 
El taxista puso en marcha su automóvil y continuó hablando.
 
- Mi nombre completo es Thomas Cheek Mature; pero soy totalmente opuesto a los comunistas porque los comunistas no creen, para nada, en Dios... y por eso en el nombre de La Nada cometen toda clase de persecuciones, represalias, deportaciones, crímenes y asesinatos contra quienes no son como ellos... cantan lo de todos juntos realicemos el esfuerzo redentor cuando, juro por Dios, que el único ser humano y divino que ha llevado a cabo el esfuerzo redentor sin derramar sangre de nadie excepto la suya por todos y sin pedir ni un solo centavo por ello, ha sido Jesucristo. ¿La masa de proletarios haciendo el esfuerzo redentor cuando no son capaces ni de ayudar a los camaradas cuando de verdad necesitan ayuda? ¿Tú te crees ese cuento de los rojos, jovencito?
 
Joseph prefirió desviar la conversación. 
 
- ¿Sabe usted algo de Saratoga? Mi compañera de trabajo está escribiendo su tesis universitaria y le interesaría algún dato sobre ese tema para luego poder investigarlo.
- Su compañera de trabajo está más buena que el pan con aceite y azúcar.
- Sí. También tengo yo un par de ojos y todavía veo bien.
- ¡Jajajajaja! Espero no haber molestado.
- Mi compañera está ya acostumbrada. ¿Qué hay de Saratoga?
- La batalla de Saratoga fue uno de los enfrentamientos bélicos más importantes librados durante el transcurso de la guerra de independencia de Estados Uniods. Su desenlace contribuyó, en gran medida, a decidir el resultado final de la contienda a favor del ejército continental. Esta batalla tuvo lugar entre el 19 de septiembre y el 17 de octubre del año 1777 en Saratoga, una región ubicada entre Boston y la zona de los Grandes Lagos, en las proximidades del río Hudson. El general británico John Burgoygne pretendía aislar a Nueva Inglaterra del resto de las colonias del norte y causar la mayor cantidad de bajas posibles entre las filas del ejército rebelde. Su plan consistía en remontar el valle del río Hudson desde Montreal, donde se hallaban reunidas sus columnas, subiendo a lo largo de este camino fluvial con el apoyo de las tropas británicas asentadas en Nueva York. Estas últimas, acaudilladas por el general Howe, atacarían por el norte y se le unirían en Albany para crear un frente común y emprender una ofensiva conjunta.
- Para ser usted un taxista sabe muchísimo de Historia.
 
El taxista solamente sonrió. Definitivamente, Joseph Liore era el hombre adecuado.
 
- Es que antes de fraile fui cocinero...
- Lo que quiere decir que usted es mucho más inteligente que un taxista cualquiera.
- Pues sí. Es cierto. Soy historiador. ¿Queréis saber algo de Houma?
 
Joseph Liore y Diana de Still pusieron en señal de alerta todos sus sentidos.
 
- A mi compañera le encantaría saber algo de Houma.
- Entonces que vaya tomando notas.
- No es necesario. Tiene suficientemente memoria para recordar lo que más le interesa.
 
El falso taxista también dedujo que Diana de Still era la mujer adecuada.
 
- Adelante don Thomas Cheek Mature. 
- Allá voy. A ver si nos da tiempo antes de llegar a la Saratoga. Los houma son una tribu de amerindios norteamericanos que hablan una lengua muskogi.
- ¿Qué significa eso de muskogi?
- Ese nombre significaba "rojo" y posiblemente era una abreviatura de saktihomma que quiere decir "cangrejo rojo". Eran una fracción independizada del pueblo choctaw. Su primer asentamiento estaba en la orilla oriental del río Misisipi, cerca de la línea fronteriza entre los actuales estados de Misisipi y Luisiana, próximo al actual Pinckney de Misisipi. Tenían dos poblados cerca, Bayou La Fourche y Great Houma.
- ¿Eso es todo?
- Ya hemos llegado a su destino. Sólo me falta por decir que hoy viven unos 7.284 houma en Luisiana, aunque muy mestizados con afroamericanos  y blancos, y que si su compañera está tan entusiasmada en conocer asuntos de culturas antiguas sería bueno que fuéseis a Houma para descubrir algo que todavía no haya descubierto nadie. Es una manera de entrar por la puerta grande a la élite de los famosos.
-Gracias por todo, señor Cheek Mature. Tendremos mucho cuidado de no dejarnos encantar por el rojo amanecer.
- Supongo que estás queriendo decir que hay que tener cuidado de no caer en ninguna tentación.
 
Diana sonrió mientras, antes de pagar la carrera del taxi, Joseph terminó el diálogo con una frase de su propia cosecha...
 
- Mucho cuidado con las piedras mentirosas.
- ¡Ostias! ¿Qué quiere decir eso, chaval?
- ¿Se lo digo cantando?
- ¿Sabes cantar?
- Bastante bien.
- Me gustaría poderlo comprobar.
 
Joseph Liore cantó mientras Diana de Still observaba todas las reacciones del taxista.
 
- ¡Una piedra en el camino me enseñó que mi destino era rodar y rodar, rodar y rodar, rodar y rodar; también me dijo un arriero que no hay que llegar primero pero hay que saber llegar!
 
El taxista le aplaudió con entusiasmo.
 
- ¡Espero que sepas llegar y hagas saber llegar a ese bombón de chavala que tienes como compañera!
- ¿Nos vemos en el paraíso, señor don Thomas Cheek Mature?
- Espero que eso sea cierto.
- Entonces espere un momento por favor...
 
Joseph sacó un recorte de prensa que tenía guardado, hasta entonces, en el bolsillo derecho del trasero de su pantalón vaquero de color blanco. 
 
- ¿Qué me vas a regalar?
- Un párrafo de artículo de prensa para que no me olvide usted ni tan siquiera un momento. Es del New York Times. ¡Tome, lea y siga su camino!
 
El taxista Thomas Cheek Mature, cogió el regalo y leyó en voz alta mientras Diana de Still no dejaba de observarle...
 
- Ha muerto Fidel Castro, el líder que retó a los Estados Unidos. El dictador cubano, un faro espiritual de toda la extrema izquierda política del mundo, muere a los 90 años. 
- Réquiem por Fidel Castro, señor Cheek Mature, réquiem por Fidel Castro. Esperemos que nuestro planeta Tierra siga siendo azul, y no rojo, en el espacio estelar. ¿Me entiende señor Cheek Mature?
 
Una vez pagado el costo de la carrera, Joseph salió del taxi y ayudó a salir a Diana que no podía aguantarse la risa.
 
- ¡Jajajajaja! ¡Le has dejado sin que pudiera decir ni pio!
- Y ahora vamos a dar un pequeño rodeo por ver si nos está siguiendo.
 
Comprobaron que el taxista ni les estaba siguiendo ni tenía ya ganas de seguir siguiéndoles por si se encontraba con algo que no deseaba encontrar. De repente, el taxista tenía deseos de vivir muchos años más y no morir por una estúpida Causa que, además, ya estaba obsoleta del todo. En su casa le esperaban una mujer y dos hijos mellizos. Era mejor seguir existiendo para su familia antes que morir por culpa de explotadores auto proclamados proletarios pero que, en realidad, vivían de puta madre a costa de la explotación de los verdaderos proletarios. Había entendido el mensaje de Joseph en cuanto a lo del planeta azul y decidió no espiarle nunca más en la vida. Así que ya sólo pensaba en vivir lo mejor posible junto con su Carmen hasta que Dios lo quisiera; porque acababa de ver a Dios en la mirada de Joseph Liore y estaba verdaderamente asustado.
 
- Son las nueve y veinte de la noche, Joseph. Tenemos que andar deprisa.
- Tranquila, Diana, tranquila. 
 
A las nueve y media de la noche llegaron, por fin, a la puerta de la vivienda de doña Luciana Monti, viuda de Bonaventura Facio. Joseph tocó el timbre. Una voz dulce y agradable, pero firme al mismo tiempo, contestó desde el interior. 
 
- ¡No sé quienes son ustedes pero si no se marchan de inmediato aviso a la policía!
- ¡Perdón, señora Monti, pero necesitamos hablar urgentemente con usted!
- ¡Yo ya estoy a punto de irme a dormir y ahora no deseo hablar con nadie! ¡Hagan el favor de marcharse y, si tanto quiere hablar conmigo, vuelva usted mañana!
 
Joseph sonrió pensando en Mariano José de Larra  y, sorprendida, Diana musitó en voz baja.
 
- ¿Por qué sonríes ahora si no nos está dejando entrar?
- Baja la voz, por favor, es que eso de vuelva usted mañana me ha recordado a uno de los escritores españoles que he leído en mi apredizaje de dicho idioma.
 
Y volvió a dirigirse a la viuda de Bonaventura Facio.
 
- ¡Le ruego que nos abra, señora! ¡Soy un amigo personal de Michelangelo Baldoria Vecchio!
- ¿Ha dicho usted Michelangelo Baldoria Vecchio?
- ¡Eso es! ¡Me rogó que mi compañera de trabajo y yo viniésemos a hablar con usted con muchísima urgencia y sin perder ni un sólo segundo de tiempo! ¡La vida de Michelangelo pende solamente de un hilo y usted puede ayudarnos muchísimo para que siga viviendo!
- ¿Cómo puedo saber que me está usted diciendo la verdad?
- ¡Voy a pasarle un pedazo de papel por debajo de la puerta! ¡Está escrito por el señor Baldoria! ¡Puede usted comprobarlo si lee todo lo que hay escrito en este papel!
- ¡Le advierto que no me pueden engañar porque conozco demasiado bien la forma de escribir de Michelangelo! ¡Soy una profesional de la grafología!
- ¡Puede usted comprobarlo todo el tiempo que sea necesario pero no tarde demasiado no vaya a ser que alguien nos sorprenda ante su puerta y todo el trabajo se nos venga abajo!
- ¿Es usted poeta?
- A veces me salen pareados por culpa de mi subconsciente pero ahora lo que interesa es que hablemos con usted. No tenga miedo. Somos de los buenos.
 
Diana de Still sacó de su bolso aquel trozo de papel escrito por el octogenario Michelangelo Baldoria Vecchio, se lo entregó a Joseph Liore y éste lo pasó por debajo de la puerta. En el interior de la vivienda, la viuda de Bonaventura Facio, llamada Luciana Monti, recogió el trozo de papel y comenzó a leerlo mientras comprobaba que, efectivamente, estaba escrito de puño y letra por Michelangelo Baldoria Vecchio.
 
- ¡Un momento, por favor!
 
Se oyeron el descorrer de un par de cerrojos y, lentamente, se fue abriendo la puerta apareciendo, antes la vista de Diana y Joseph, el rostro de una señora de rasgos finos y elegantes. Una señora de 50 años de edad a la que todos le calculaban solamente 30 por lo bien conservada que se encontraba. Por su gusto en la vestimenta, por su estilo al hablar y por su clase al actuar, se descubría fácilmente que pertenecía a la más alta aristocracia del Estado de Luisiana.
 
- ¡La veo encantadora, señora Monti!
- ¡Gracias, jovencita! ¡También tú y tu compañero lo sois! Pero no os quedéis en la puerta y entrad...
 
La viuda de Bonaventura Facio volvió a cerrar la puerta, volvió a echar los dos cerrojos y, después, condujo a Diana y a Joseph hasta una lujosa sala decorada con enorme buen gusto.
 
- ¿Cómo os llamáis para poder conoceros?
- Yo soy Diana de Still y mi compañero es Joseph Liore. ¿Usted ha decorado todo esto?
-Sí. He sido yo misma. En mi juventud veinteañera estudié Decoración de Interiores en la ciudad de París.
- ¿Cuántos años tiene usted?
- Me hace gracia esa pregunta, Diana. Todos dicen que yo tengo 30 años pero en la realidad tengo ya 50. Lo que sucede es que me casé con Bonaventura Facio cuando yo sólo tenía 18 y a él le faltaba menos de una semana para cumplir los 36. No me he arrepentido jamás de haberlo hecho, porque me ha dado tiempo a conocer tantos países que es como si conociera ya a toda la Tierra... y a tantas clases de personas que es como si me supiera ya toda la Historia...
- ¿A qué se dedicaba su esposo?
- Pertenecía al Cuerpo Diplomático de los Estados Unidos antes de ser el Alcalde de Nueva Orleans. Descendía de emigrantes italianos pero era norteamericano desde que nació en Chicago. Por eso pude yo viajar tanto con él a tantos lugares distintos. Pero, por favor, sentaos cómodamente ante la mesa que ahora mismo os sirvo el té.
- Pero señora Monti... no se moleste usted por nosotros... sólo son unos minutos nada más y la dejamos descansar...
- ¡Jajajajaja! ¿De verdad te has creído, Joseph, que yo me suelo acostar todos los días a la nueve y media de la noche? ¡Jajajajaja! Sólo fue una excusa hasta que supe que érais de los buenos. Casi todos los días me acuesto a la una o a las dos de la madrugada. Muchas veces porque estoy tomando tés con las amistades que me visitan y la mayoría de las veces porque me entretengo en leer junto a la chimenea encendida. Como podéis ver y comprobar ésta era una de esas noche que tenía pensado leer hasta las dos de la madrugada porque la chimenea calienta de verdad.
- Estaremos todo el rato que usted quiera pero no es necesario el té.
- ¿Cómo que no es necesario el té, jovencito? Siempre que yo conozco a nuevos amigos y amigas no puede faltar el té de por medio.
- ¿Es alguna especie de rito?
- Pues sí; pero no rito religioso ni pagano ni ateo... sino solo un rito costumbrista nada más... y en cuanto al té en sí mismo siempre lo tengo preparado en todo momento del día y de la noche. Sólo tengo que calentarlo un poco y vosotros dos me esperáis cómodamente sentados frente a la mesa. Usted, Diana, se sentará a mi derecha y usted, Joseph se sentará a mi izquierda. Siempre que se trata de una pareja compuesta de hombre y mujer los coloco de esta manera. Sentaos y esperadme sólo unos pocos minutos. Si os gustan las pastas para acompañar el té estáis de enhorabuena porque tengo un verdadero montón de ellas.
 
Una vez que Lucrecia Monti, tras convencer a Joseph para que se quedaran hablando con ella, se dirigió hacia la cocina, la pareja se sentó tal como ordenó la viuda de Facio y fue Diana la primera en hablar.
 
- Se nota que es una verdadera dama de la alta clase social.
- Lo cual no es ningún pecado como dicen los marxistas, Diana... sino una verdadera virtud como pensamos los que simplemente somos cristianos que amamos la vida sin tener que matar a nadie porque pertenezcan a una clase distinguida tanto en lo social, como en lo económico, como en lo cultural o lo político...
- ¡Jajajajaja!
- ¿Por qué te ríes ahora?
- Porque me acabo de salvar de la muerte.
- ¿Puedo saber qué sucede?
- Sucede que si tú fueras de los marxistas yo no podría ser para ti nada más que una difunta a la que llevar malvas a su tumba. Ya sabes que pertenezco a la muy alta clase social de los Estados Unidos y que soy aristócrata.
- ¡Jajajajaja! Pues llevas toda la razón. Menos mal que de ideologías quiero saber menos que de escarabajos peloteros. ¡Jajajajaja!
-¿Cuáles es la razón?
- Acabo de decirlo. Todos los políticos, y por desgracia sólo se salvan un o dos de cada millón de ellos, son como los escarabajos peloteros.
- ¿Escarabajos peloteros?
- Perdona si soy excesivamente sincero, Diana... pero a ti no puedo ocultarte nada, absolutamente nada, de lo que yo siento...
- Adelante con tu excesiva sinceridad. Prefiero mil veces que seas así.
- Pues entonces debes saber que todos los políticos que tienen iedologías y se mueven por ideologías irracionales en lugar de las ideas razonables son escarabajos peloteros y podríamos decir que tienen "una vida de mierda", porque para esta clase de escarabajos las heces son su sustento, su trabajo y su nido. ¿He sido lo suficientemente breve, claro y conciso?
- Desde que te vi actuar por primera ocasión me di cuenta de que eres y has sido siempre un verdadero ciudadano del mundo pero totalmente autónomo e independiente. ¿A qué es debido eso?
- A que sólo me interesa el mundo de las ideas. El mundo de las ideologías ni ha existido jamás en mi mente ni existen jamás en mis acciones.
- Por eso eres tan singular...
- ¿Te estás dando cuenta ya de que quienes pertenéceis a la muy alta y aristocrática clase social no tenéis ninguna culpa de que haya tanta hambruna en el mundo?
- ¿Quiénes son los culpables según tú?
- Los poderosos. Y los poderosos no pertenecen a las altas clases aristocráticas casi nunca, por lo menos en el mundo de Occidente casi nunca o nunca y no como sucede en el mundo de Oriente que es todo lo contrario. ¿Te lo explico mejor?
- Lo estoy entendiendo...
- Diana... te soy enteramente sincero si te digo que los culpables de tanta hambruna en el mundo son los explotadores y extorsionadores de los pobres que no tienen recursos... y no sois los de las altas clases socialesy aristócratas como tú quienes cometéis esas crueles fechorías...
- ¿Qué clase de poderosos explotan a los más pobres de esta despótica manera?
- Tú lo has dicho. Los déspotas. Y en la inmensa mayoría de las veces esa clase de déspotas empiezan en la burguesía o en los de las capas sociales más bajas que, debido a que son unos trepas, que quiere decir que suben a costa de pisotear a los demás compañeros de trabajo, van escalando peldaños hasta que obtienen el poder y, para que te des cuenta de que son más falsos que Judas Iscariote se vuelven tiranos, déspotas y dictadores que jamás se preocupan en atacar a los millonarios porque comparten con ellos los millones sino que hunden cada vez en mayor medida y en mayor número a los proletarios; y además con la hipocresía de que ellos mismos se auto denominan proletarios cuando jamás lo han sido en sus vidas ni saben lo que es pasar hambre como pasan los proletarios. ¿Aprendes ahora por qué te digo que el noventa por ciento de la política es pura mierda y la inmensa mayoría de políticos viven llenos de mierda? 
- ¿Y cuál es la explicación a esa paradoja tan contradictoria?
- Que en todos los países del mundo los déspotas que antes se llamaban proletarios, aunque estuvieron estudiando en los más caros colegios y las más costosas universidades del mundo, sólo buscan el poder pero no para gobernar como Dios manda sino para enriquecerse y querer entrar en ese mundo de los aristócratas que tantas envidias les despiertan como para engañar a los pueblos diciendo que la aristocracia es la culpable de todo cuando se dan cuenta de que los verdaderos aristócratas no permiten que se mezclen con ellos porque son solamente basura ideológica y además traidores a quienes dicen representar. ¿Comprendes ya de qué va todo esto de las luchas de clases inventadas por todos los marxistas y todos los fascistas para querer obtener cada vez mayores poderes y poder explotar a sus pueblos, sometidos por la razón de la fuerza y no por la fuerza de la razón, ya que están frustrados psicológicamente porque jamás van a ser ni a formar parte de la nobleza aristocrática que sí que ayudan a todos los trabajadores, incluyendo a los proletarios, para que dejen de ser pobres creando empresas con miles y miles de empleados con buenos sueldos, instituciones académicas con becas para que estudien los hijos e hijas de los pobres y toda clase de organismos para la economía, el trabajo, la salud, el bienestar, los deportes, etcétera, para todos sin prejuicios de ninguna clase ni por color de piel ni por creencias? Esas cosas no solo no las fomentan sino que las persiguen los déspotas que se llaman proletarios marxistas o fascistas pero que jamás pasaron hambre. 
- ¿Dónde aprendiste todo eso, Joseph?
- Lo aprendí porque primero estudio todo lo que puedo estudiar, segundo trabajo todo lo que puedo trabajar y tercero vivo todo lo que puedo vivir. Estudio, trabajo y vida. Las tres ramas de donde sale el conocimiento de los sabios y sabias del mundo.
- ¿Tú eres sabio?
- Sólo me importa si te lo crees tú. El resto del mundo no me interesa ni para bien ni para mal porque jamás me envanecen los aplausos ni jamás me frustran los abucheos. Soy quien soy no gracias a ninguno de ellos sino solamente a Dios y solamente a ti: los dos amores de mi vida. Dios es mi amor divino y tú eres mi divino amor. Los demás amores que se los repartan las masas o que se los jueguen a los dados si es que lo desean con eso que llaman amores libres. Yo sólo prefiero el amor noble a Dios y mi amor noble hacia ti. Son los dos mejores sueldos que me he ganado en la vida con mi esfuerzo, mi sacrificio y mi propio sudor. En lo de Dios ya sé que es cierto y en cuanto a ti empiezo a sentir que es verdad a no ser que tú digas lo contrario. Te respeto sean cuales sean tus sentimientos.
 
Diana se quedó pensando y prefirió tocar otro asunto.
 
- Los seres humanos son muy raros...
- Es que los seres humanos actúan como si fueran perros verdes. 
- ¡Jajajajaja! ¿De dónde son los perros verdes?
- ¡Jajajajaja! ¡Del mundo de los animales, Diana, del mundo de los animales de dos patas por supuesto!
- ¡Jajajajaja!
 
Y viendo cómo Diana se partía de risa, apareció en la sala la señora doña Lucrecia Monti, viuda de Bonaventura Facio, que transportaba en un precioso y lujoso carrito de mesa las tres grandes tazas de té sobre tres platillos, el azúcar, la sacarina, las servilletas de tela de color amarillo limón y una gran porción de pastas rellenas de coco en una especie de bandeja. 
 
- Veo que te lo pasas en grande, Diana.
- Es que tengo que aprovechar el tiempo por si me dura muy poco...
- No estarás pensando ya en la muerte con tan poca edad...
- No es eso señora Monti, no me refiero al tiempo porque sólo tengo 22 años de edad, sino a tener que decir adiós.
- Pues no entiendo nada...
 
Intervino en esos momentos Joseph Liore.
 
- Yo se lo puedo explicar bien otro día. Ahora lo mejor que podemos hacer es limitarnos a tomar el té y a ver hasta dónde podemos llegar.
- Gracias, joven. Es una manera muy elegante de decir que podemos hablar hasta el límite que yo ponga.
- Y que nosotros dos lo respetaremos por supuesto.
 
Lucrecia Monti hizo un ligero gesto para que Diana y Joseph se sirvieran ellos mismos.
 
- Tenéis que saber que el té negro se produce en la India, China, Sri Lanka y Taiwan y es el que se consume en occidente de manera más normal; el té verde procede de China, Japón e Indonesia, y el oolon es producido en China y Taiwan. Tengo que aclarar que el que vamos a tomar esta noche es té verde de Vietnam.
 
Diana no pudo aguantar la risa...
 
- ¡Jajajajaja!
- Perdónela, señora Monti. No se está riendo de Vietnam sino del té; porque ella sabe muy bien que cuando un pueblo decide, por su propia voluntad, ser un pueblo esclavo lo único que puede ser es un pueblo esclavo y ante eso nadie, ni tan siquiera los Estados Unidos, puede evitarlo.
- Me haces pensar bien, Joseph... y claro que llevas razón... porque Vietnam es un pueblo esclavo ya que muchísimos quisieron que fuese un pueblo esclavo...
- Y como Estados Unidos respeta lo que cada pueblo quiera ser... pues ahora resulta que Vietnam... sobre todo por culpa de muchos listos intelectualoides no intelectuales sino solamente intelectualoides que es cosa muy diferente y opuesta, creyéndose más listos que un listado completo de hombres ilustres, hicieron que Vietnam sea un pueblo esclavo.
- Llevas toda la razón del mundo, Joseph.
- No me interesa para nada toda la razón del mundo sino solamente toda la razón de los inteligentes. 
- Okey en todo pero... ¿qué es eso de reírse del té cuando resulta que el té es cultura?...
- Que no, señora Monti, que me he expresado mal. He querido decir que Diana se está riendo de los perros.
 
Diana volvió a reír...
 
- ¡Jajajajaja!
- ¿Tu novia está bien de la cabeza?
- Usted misma puede comprobarlo.
- Veo que sí. Que su rostro es el más bello que yo he conocido a pesar de que he conocido miles y miles de rostros.
- Entonces ya solucionado el asunto del té, de los perros y del Vietnam, pasemos de tema, señora.
- ¿Sigo explicando lo del té verde?
- Sí. Esta vez ya nadie se va a reír porque sea verde y también espero que nadie se ría porque es de Vietnam. 
 
La que no pudo aguantar la risa ahora fue la señora Lucrecia Monti.
 
- ¡Jajajajaja!
- Señora, por favor... que es usted toda una dama...
- Está bien, Joseph. Continúo.
- Y que nadie más se ría de los perros, por favor, que son nuestras mascotas.
 
Lucrecia Monti no pudo aguantar otra vez la risa.
 
- ¡Jajajajaja!
- Pero... ¿es que tiene usted alguna mascota graciosa?...
- ¡Jajajajaja! ¡Sí! ¡Es un perro enorme!
- ¿Y muerde?
- No muerde. Es un perro de peluche.
 
Diana soltó de nuevo su linda risa.
 
- ¡Jajajajaja!
- A lo mejor te crees que he tenido miedo...
- No, miedo no, pero se te ha cortado la risa...
 
Joseph soltó la carcajada.
 
- ¡Jajajajaja!
 
Hasta que la señora doña Luciana Monti creyó oportuno que ya era suficiente.
 
- ¿Explico o no explico lo del té verde de Vietnam sin que nadie se ría?
- Explíquelo señora. Diana y yo somos muy bien educados y sabemos estar serios aunque parezca que nunca vamos a ser adultos.  
- El lotus tea es un particular producto vietnamita. Se trata de té verde, pero que recibe la aromatización de la planta del loto, lo que le confiere un sabor bastante particular y distintivo a los demás. Una más que interesante variedad de té verde para compartir distinguidamente.
 
La señora Monti hizo una pausa.
 
- ¿De acuerdo, Diana?
- De acuerdo, señora.
- ¿De acuerdo, Joseph?
- De acuerdo.
 
Una vez que comprobó que sabían respetar la palabra de quien les hablaba, la señora Monti siguió con su breve presentación del té verde de Vietnam.
 
- El lotus tea es uno de los tantos productos típicos en materia de té que se obtienen en Vietnam. Esta variedad se caracteriza por una razón principal: es un té verde aromatizado debidamente con flores de loto, en diferentes procesos según quien lo elabore. El hecho de estar las plantas de té curadas con las flores de loto, hace que la infusión final tenga un aroma y un sabor realmente particular y tremendamente distintivo con respecto a otras variedades. De esta manera, se conjuga un té único para paladares sofisticados. Los procesos que se emplean para realizar el lotus tea varían. Algunos colocan algunas hojas de té verde junto a una flor de loto y lo dejan toda la noche para beberlo al otro día, algunos las guardan en frascos, otros las tuestan y las variedades más sofisticadas incluyen pétalos de flores, junto a las hojas de té de alta graduación. A la hora de beber este té, lo más recomendable son dos minutos de infusión con el agua a 70 grados centígrados. Lo más probable es que alcance para varias infusiones una misma tanda de té.
 
Lucrecia Monti dio por terminada su explicación y todos, al mismo tiempo, alzaron sus tazas y brindaron por un mundo libre.
 
- Por la liberación, señora.
- Por la liberación, jovencitos.
 
Y bebieron el primer sorbo sin que nadie mostrara nerviosidad.
 
- Ha explicado usted lo del té verde de Vietnam con toda su alma y la felicito por ello, señora Monti.
- ¿Qué es para ti el alma, Joseph?
- ¿Me permite profundizar, señora?
- Profundiza cuanto quieras, Joseph.
- Se nos va ascendiendo el alma en el misterio de todo lo humano y sube hasta la cima de su ansiedad desde el abismo de la más oscura sombra. Se interponen, entonces, las verdades como inicios de principio del camino y al final de cada aventura diaria la vida se nos asoma hacia lo eterno. Y desde el misterio escondido y la sombra el alma propia divisa sus paisajes haciéndonos asomar a cada una de la horas de nuestros propios e incógnitos infinitos. 
 
Tanto la señora Monti como Diana de Still le aplaudieron de manera espontánea.
 
- ¡Sensacional! Pero todavía no me has dado tu definición de esa alma humana que acabas de demostrar que existe.
- Un momento, señora. Escuche con atención. La Razón reside en el cerebro. La Fe reside en el corazón. La Razón controla a la Materia. La Fe controla al Espíritu. Razón y Fe son los dos principales motores del Alma Humana. Luego el alma humana existe proque es esa aportación divina que, creada directamente por Dios, hace que nuestros pensamientos racionales y nuestros sentimientos espirituales sean verdaderos. Habrá muchos que nieguen que esta definicion es valiosa.
- Quienes somos personas inteligentes y, sin ninguna vanidad yo soy una mujer inteligente, no solo la damos por valiosa sino que la aplaudimos como verdadera.
 
La señora Monti y Diana de Still aplaudieron de nuevo.
 
- Aún me queda algo para demostrarlo, señora.
- ¿Todavía te queda algo para demostrarlo?
- Si me da su permiso lo digo.
- Sin miedo, Joseph, sin miedo.
- Está bien, Diana, lo voy a decir sin miedo.
- Yo también te pido que no tengas nunca miedo.
- Gracias señora. Sólo es para decir que entender los sentires del alma son profundidades que se escuchan siempre en las oscuridades de nuestros escenarios vitales pero con la puerta continuamente entornada. Sentir que el alma suena a profunda presencia de un despertar recóndito que vibra en el centro de todo ser humano. Me encanta la forma de penetrar en la esencia de los misterios y hacerlos plausibles a través de un razonamiento lleno de luz. Esa luz que enciende la oscuridad del cuarto íntimo y sabe a tiempo de presencia con los sentidos abiertos. Esa luz es el alma. 
 
Diana de Still ya se estaba acostumbrando a la manera de pensar y decir las cosas de aquel joven de 29 años de edad, pero la señora Monti no salía de su asombro.
 
- ¡Jamás oí en toda mi vida, y he vivido con millares de intelectuales y artistas, una forma tan lúcida y lucida para hablar del alma!
- A ver si coge lo siguiente, doña Lucrecia.
- ¡Vamos, chaval! ¡Adelante!
- Descubiertos como sombras en este fuego que recorre todo el continente es el eco que retumba el que se escucha con el tropel de los sueños desbordados y llenos de espíritu y de silencio abrimos la voz a los caminos. Bendito itinerario de poema convertido en eco que retumba en la conciencia de los seres emergentes. Emergemos. Emergemos con la vida de metáforas cual orquídeas soñando con el alma: una forma de entender la existencia  que construye diálogos cada día para ser de nuevo otro aliento danzando en la fiesta personal de cada empuje dibujado en el cóncavo horizonte tan presente como el sol, la luna y este sueño de ser siempre un punto infinito unido a la voz del eco que retumba. 
- Simplemente genial, jovencito.
- Pues termino para no llamar demasiado la atención: alma amorosa es la del poeta que enhebra a su corazón con los pensamientos que surgen del amor. Si no existiera el alma el amor no existiría jamás. Muchos han preferido enterrarla para no tener que verse a sí mismos matando la existencia de los que saben que el alma es lo que les mantiene vivos. Digamos, para terminar, que el alma es al hombre y la mujer lo que el espíritu es al hombre y la mujer unidos por el Cristianismo. Si alguien quiere demostrarme lo contrario estoy abierto a cualquier tipo de diálogo para convencerle de que lo que afirmo no es hablar sino conocer; dos cosas muy diferentes que muchos no saben diferenciar. Por eso hay tantos habladores y tan pocos sabios.
 
Habían terminado de tomar el té y se habían terminado también las pastas; pero Joseph Liore consiguió despertar en Lucrecia Monti las ganas de hablar de Bonaventura Facio. 
 
- ¡Hora de sentarnos a platicar junto al fuego, pareja!
 
En esta ocasión la viuda de Bonaventura Facio hizo sentarse a su lado derecho a Joseph y a su lado izquierdo a Diana de Still. Joseph sonrió.
 
- El orden de los factores no altera el producto.
 
Así que Diana tuvo que reír.
 
- ¡Jajajajaja! ¡Es demasiado inteligente, señora!
- Y eso es lo que yo más admiro en los jóvenes que ya son hombres verdaderos. ¿Desean conocer cómo era Bonaventura a los 17 años de edad?
- Sería un placer para nosotros.
- Si os gustaría conocerlo, Diana... aquí... sobre la repisa de mi chimenea siempre tengo un pequeño álbum de fotografías familiares...
 
La viuda de Facio buscó entre las páginas una en la que se veía a Bonaventura vestido de futbolista y se la enseñó a Diana.
 
- ¡Caramba! ¡Qué guapo era Bonaventura vestido de futbolista!
- En realidad no jugaba al fútbol sino que sentía pasión por el soccer. Sólo había uno mejor que él en todo el Estado de Luisiana.
- Pues da la sensación de que no es posible.
 
Ahora el que sólo escuchaba era Joseph.
 
- Tengo que contaros un secreto muy bien guardado y que nadie más que yo lo conoce.
- ¡Me encantan los secretos que nadie conoce!
- Voy a enseñarte la fotografía de otro jugador de soccer vestido de futbolista.
 
La viuda de Facio volvió a buscar entre las páginas de álbum hasta que dio con la fotografía que quería encontrar y se la enseñó a Diana.
 
- ¡Guauuuuuuuu! ¡Éste si que es guapo de verdad y, además atractivo mil por mil!
- Pues ese que ves en la fotografía tenía mucha relación con mi siempre recordado Bonaventura.
- En principio parecen la misma persona... pero si te fijas bien... es un poco más guapo que Bonaventura y, además, está que se sale... esto... perdone... se me ha escapado sin querer...
- No importa porque es verdad. Esta fotografía es la de Giuseppe; del cual nadie supo nada y sin embargo era hermanastro de Bonaventura. 
- ¿Hermanastro de padre o hermanastro de madre?
- Bonaventura nunca me lo quise decir y yo nunca me atreví a preguntárselo a Giuseppe. Así que sigue siendo el gran misterio de la familia.
- La verdad es que tenían presencia de verdaderos atletas.
- Tú lo has dicho, Diana. Además de ser jugadores de soccer, juntos practicaron artes marciales y, sobre todo, fueron dos sensacionalistas corredores de fondo. Eran solamente aficionados pero en la largas distancias corrían como verdaderos profesionales cuando se entrenaban. También en las artes marciales y en las prácticas de carreras de fondo eran muy parecidos pero la balanza, al final, siempre se inclinaba a favor de Giuseppe.
- ¿Cómo era posible eso?
- Porque Bonaventura usaba mucho la fuerza física pero Giuseppe hacía acompañar a la fuerza física unas grandes dosis de inteligencia superior. Giuseppe es un año mayor que Bonaventura pero tenía mejor táctica, mejor técnica y mejor estrategia. Por eso Bonavemntura era un atleta sobresaliente, algo así como un 9 sobre 10; pero Giuseppe siempre ha sido un matrícula de honor, algo así como un 10 sobre 10.
 
Joseph vio la oportunidad de intervenir.
 
- Usted habla como si Giuseppe estuviera todavía vivo.
- Está vivo todavía y aún a sus 67 años de edad sigue teniendo una resitencia física, un fondo atlético y una inteligencia tan superior o más superior que la que demostraba tener a sus 18 años de edad. Posiblemente es que Giuseppe siempre tuvo más espíritu que Bonaventura.
- ¿Cómo puedo hablar con él?
- Tendrías que viajar hasta Francia; porque hace muchos años que se fue a Paris para vivir de lo que escribía. Es un genial periodista y un genial escritor pero hace ya tres años que dejó de enviarme cartas. La última que me envió fue para decirme que dejaba de vivir en París. Nunca más me volvió a escribir ni a decirme dónde residía. Solamente me envió una especie de carta donde al parecer quiso decir cómo nació y en dónde fue su nacimiento; aunque no aclara si es hermanastro de padre o hermanastro de madre de mi amado y siempre recordado Bonaventura.
- ¿Tiene esa carta aquí?
- ¿Ve usted ese libro que hay sobre la repisa de la chimenea?
- Sí. Si no me equivoco es la Santa Biblia cristiana.
- Nada más abrirla aparece la carta de Giuseppe. Nuca jamás la he leído delante de nadie. Nunca.
- ¿Podría hacer una excepción con nosotros?
- Como creo que está la vida de mi gran amigo y maestro Michelangelo Baldoria Vecchio en juego, voy a hacer una excepción.
 
Lucrecia Monti, viuda de Bonaventura Facio, cogió la Santa Biblia cristiana y abrió la portada. Bien protegida por un plástico se encontraba aquella carta y leyó lo que nunca había leído jamás delante de nadie.
 
- "Querida y difusa ciudad de mi subconsciencia: quizás el rumoroso paso de las aguas de tu Guadiana hayan dejado en mi finitud existencial la fresca sensación de la sed mitigada por el misterioso tejido de tus callejas y en algún oculto campanario de una de tus catedrales, cercana a tu famoso Puente de Las Palmas, en el sanvicenteño barrio de la carretera, la cigüeña de mis pensamientos, esa que enhebra la vida en los sacrosantos nidos del espíritu, pudo haber preñado de sentires mis ansias de amarte más cuanto más desconocida te tengo. Estoy seguro de que tú, ciudad matricera de conquistadores, forjaste, con ardiente espada, tus señas de identidad en mi piel recién nacida; porque he visto muchas veces los rasgos significativos de Pizarro en el reflejo del espejo que cuelga siempre del almario de mis pensamientos. Y he llevado también a cuestas la gloriosa fatiga de Benalcázar en las inmensas travesías de los espesos caminares del vivir. Badajoz, solanar espaciado en la frontera de mis inquietudes, allá donde las sombras del alcornocal se prolongan hasta la vecina patria del fado y la saudade, punto de partida para mi continua trashumancia de idas y venidas por las avenidas del idealismo bohemio y trasnochador, misterioso conjunto de ventanales abiertos al sueño, incógnita ciudad de la que sólo poseo un documento de natalidad y muy pocas horas de recorrer, silencioso y pensativo, ya treintañero y fugaz viajero de aventuras, la ventura de conocerte al fin. Ya sabes que tus hombres somos así. Tomamos el sendero de los emigrantes y nos lanzamos en busca de ocultos tesoros de los Eldorados de Ultramar. Pero sé que, antes de irme de este transitorio y transitivo mundo, tengo la ineludible e inevitable necesidad de volver a encontrarme contigo para ofrecerle un poema aftasí a algunas de tus esquinas extremeñas. Y como Gabriel y Galán yo también pido que te dejen así, tal como estabas en aquel amanecer. Dicen que eres ciudad de hermosas mujeres. Es verdad. De hermosas mujeres de profundo sentimiento andalusí, portugalés y castellanista al mismo tiempo. Los pastores de la Extremadura, esos que cuando se van dejan las sierras de Soria tristes y a oscuras, lo saben muy bien. Y es lo que vengo a confirmar con mi sueño pacense y pacifista. Así, en el eterno segundo en que te escribo esta misiva, estoy a punto de comenzar a resoñar, una vez más, con aquella cigüeña que en algún oculto campanario de una de tus catedrales cercana al Puente de Las Palmas, construyó un nido humanístico el ocho de enero de mil novecientos cuarenta y nueve. No era una cigüeña procedente de la cosmopolita París del cancán y el vodevil sino, más bien, una humilde cigüeña procedente del laberinto conquense que, surcando los espacios madrileños, como eje transversal de todas mis arterias, vino a posarse dentro de ti. Y así nació mi historia, preñada de cantes de Porrinas y del sencillo placer de los que huyen del mundanal ruído para iniciarse en la escondida senda de los pocos sabios que en este mundo han sido. No soy sabio, Badajoz, no soy sabio, pero sé que en los linderos de mi fantasía estás tú, perenne como el audaz Guadiana en cuyas aguas debieron reflejarse, en alguna ocasión, seguramente, mis primeras inquietudes. Si como señaló Calderón de la Barca, la vida es sueño… ¡cuánta vida tengo “pa” contarte, Badajoz! ¡Cuánto sueño!..."
- ¡Atiza! ¡Es la mejor carta de presentación que yo he escuchado en mi vida!
- Yo opino lo mismo, jovencito... ¿pero puede ayudar en algo para el asunto del cual habéis venido a hablar conmigo?
- No lo sé todavía ni tengo la menor idea... pero habla de la bohemia y de París... así que guárdela usted nuevamente en su lugar y no la lea a nadie más porque me parece que hay una relación muy directa con algo que le quiero preguntar...
- Pregunta, jovencito, pregunta.
- ¿Le gusta a usted el teatro?
- ¡Me encanta el teatro!
- ¿Y conoce usted al Grupo CTC?
- ¡Por supuesto que sí lo conozco! ¡Están debutando en los Estados Unidos con algo que ellos llaman "Residencia La Resistencia".
- ¡Atiza! ¿Así se llama esa obrita de menos de cinco minutos de duración? ¿Cómo sabe usted todo eso?
- Porque la semana pasada se presentaron en esta casa un matrimonio muy querido por mí, el señor Bernard Palmiers Dorés y su esposa la señora Isabelle Argent Duchesse, que me vinieron a visitar desde París acompañados de una jovencita actriz y dos jovencitos actores de teatro que forman precisamente el Grupo CTC. No me dijeron sus nombres porque nos centramos solamente en el teatro pero Giuseppe ha vivido muchos años en París y es bohemio; por eso quizás haya alguna relación profesional entre todos ellos. Tienes que tener en cuenta que Bernard Palmiers Dorés e Isabelle Argent Duchesse son representantes y promotores de artistas de teatro, cine y televisión. Así que este matrimonio, el trío formado por CTC y Giuseppe, que resulta ser hemanastro de mi difunto Bonaventura, estén estrechamente unidos y, posiblemente, eso de que la obra se titule "Residencia la Resitencia" contenga claves muy importantes para vuestras investigaciones.
- ¿Tiene que decirnos más cosas importantes?
- ¡Tengo miedo, jovencitos, tengo miedo!
 
Diana procuró tranquilizarla.
 
- ¡No se preocupe, Lucrecia! ¡Mi Joseph sabe llevar todo en completo silencio!
- ¡Jajajaaja! ¿Desde cuándo has decidido que yo sea tuyo, princesa?
- ¡Tonto! ¡Solamente ha sido una manera de hablar y se me ha escapado sin querer! Pero del dicho al hecho hay mucho trecho.
- ¡Jajajajaja! ¡Discutís como si fuéseis novios muy enamorados!
 
Joseph Liore no queria que la cuestión se disipara...
 
- ¿Qué más me puede contar?
- ¡Tengo que perder el miedo a hablar aunque a mi esposo Bonaventura Facio le asesinaron precisamente porque quería contar algo que había descubierto!
- ¿Le contó algo a usted?
- Siempre dijo que no me lo contaba para no poner mi vida en peligro pero una vez insistí tanto que me contó que se estaba armando, dentro de nuestra propia nación norteamericana, un oculto complot para desencadenar el caos y que se produjera algo así como la destrucción de la unidad de nuestra nación! ¡Estados Unidos corre peligro si no descubrimos qué es dicho oculto complot! ¡Fue el mismo día en que se dirigía a contarlo todo, cuando le asesinaron vilmente por la espalda!
- ¿Qué hace la policía de Nueva Orleans?
- Dicen que están investigando el crimen pero no han hecho en concreto nada todavía y hace ya un año y dos meses que sucedió.
- ¿Tiene usted a algún abogado que se haya encargado del caso?
- Sí. El mejor de todo el Estado de Luisiana. Me refiero a Max Emilington.
- Ya. ¿Qué le ha dicho hasta ahora?
- Que no me preocupe. Que todavía no hay nada pero que no se olvida de mí.
- ¿Sabe si eso de que no se olvida de usted lo dice de manera amigable o irónica?
- ¿Me estás insinuando que tenga cuidado con él?
- No cambie de abogado para no levantar sospechas pero no hable con él para nada ni entre en contacto con él para nada hasta que yo haya encontrado algo interesante para poder solucionar todo este enorme follón.
- Puedo contar algo más...
- Cuente... cuente...
- Tres días antes de que mi esposo Bonaventura Facio fuese asesinado vilmente y por la espalda me había entregado un medallón con El Palacio de Invierno de San Petersburgo en una de sus caras y en el envés solo está grabada una palabra. Al mismo tiempo me entregó un anuncio de una relojería donde se veía un gran reloj de oro como reclamo a la clientela.  
- ¿Qué palabra estaba en el envés del medallón?
- Centenario.
- ¿Solamente Centenario?
- Nada más que Centenario.
- No pierda para nada ese medallón ni ese anuncio publicitario de relojes de oro. Y ahora... ¿qué piensas de todo esto, bombón?...
- Soy un bombón pero de momento prefiero estar en el congelador.
- ¿Pero no puedes deducir nada?
- Para que veas que no soy tonta tengo una buena pista a seguir.
- Cuenta.
- Después. Ahora es mejor dejar que esta señora tan amable y tan culta pueda dormir tranquilamente.
- Hacía mucho tiempo que no lo pasaba tan bien contando historias personales. La vida sería demasiado aburrida si no fuese por esto. Me gusta conocer andanzas aventureras. Lamentablemente muchos hombres han olvidado reunirse delante de una chimenea con humor e ironía para contar verdades. Parece como si ya casi nadie tiene ganas ni perspectivas necesarias para la reflexión. Pero esta noche tenía miedo de que la soledad atrapara a mi alma. Me ha encantado hablar con vosotros sobre trayectorias vitales humanas y divinas al mismo tiempo.
- Gracias señora, en el nombre de Diana y en el mío. 
- ¡Gracias por vuestra visita pero antes de que os vayáis quiero leeros un pasaje de la Santa Biblia cristiana.
 
Ante el silencio de Diana y Joseph, Lucrecia buscó el pasaje.
 
- Aquí está. Es Mateo 26:52 y dice así: "Guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere"
- Lo dijo Jesucristo.
- Efectivamente, jovencito, lo dijo el Hijo de Dios.
- Y se cumplirá tal como lo dijo. 
 
Se levantaron los tres y la señora Lucrecia Monti, viuda de Bonaventura Facio, se despidió de Diana y Joseph, dándole dos besos a cada uno, cuando solamente era la una de la madrugada.
 
- Que Dios os acompañe.
 
Se escuchó el ruido de los dos cerrojos y al llegar; caminaron lentamente y al llegar a la Saratoga Joseph se sacó las manos de los bolsillos de su pantalón.
 
- ¿Tienes hambre, Diana?
- Un poco nada más.
- Perfecto. Yo también tengo solamente un poco nada más de hambre así que si unimos nuestros dos pocos de hambre tenemos un hambre completo.
- ¡Ah! ¡De eso nada! ¡Si es una clave de las tuyas para decirme que nos demos un beso completo no voy a caer en la trampa!
- Pero si yo no estoy pensando en eso ahora...
- ¡Pero yo sí!
 
Y Diana enlazó a Joseph por el cuello y le dió un beso largo y profundo en la boca.
 
- ¡Guauuuuuuuu! ¡Yo pensaba que el postre sólo era para el final!
- ¿Es que no te ha gustado?
- Si quieres repetirlo para que te lo pueda explicar...
- Nada de eso, sinvergüenza... y ahora dime dónde me quieres invitar a cenar...
- ¿Te hace un par de hamburguesas gigantes con dos cocacolas gigantes en el Drugstore Walgreens de la Avenida Charles?
- Si no hay más remedio...
- Es que ya es la una de la madrugada...
- ¡Pero si estoy deseando, tonto!
 
Joseph detuvo a un taxi que circulaba por la Saratoga y una vez los dos dentro del automóvil indicó al taxista que les llevara hasta el Drugstore Walgreens de la Avenida Charles donde, después de pagarle al taxista y desearle una buena noche, entraron, pidieron las dos hamburguesas grandes y las dos cocacolas también grandes y, una vez servidos, antes de empezar a devorarlas Joseph quiso aclarar algo.
 
- ¿Cuál es tu buena pista, Diana?
- En primer lugar, Bonaventura Facio, aunque no llegara a tanto como ese tal hermanastro suyo llamado Giuseppe, era sin lugar a dudas todo un altleta fuerte y completo luego y, según calculé viendo la fotografía, debía de medir casi exactamente 1.77 de estatura. Luego quien le apuñaló atravesándole el corazón de un solo golpe mortal, además de ser muy ágil debe de tener muy buena puntería y ser más fuerte que lo era Bonaventura y bastante más alto, digamos que unos 2 metros quizás; porque la puñada fue de arriba hacia abajo.
- Ya... ya... ya...
- Como que ya... ya... ya...
- Que nos zampemos ya estas dos ricas y sabrosas hamburguesas porque mañana vamos a ver un inolvidable espectáculo en la cancha de baloncesto de la Universidad de Nueva Orleans entre los "Corsarios" ateos y los "Gatos Monteses" cristianos de Abilene.
- ¡Jajajajaja! ¡Veo que lo has vuelto a coger!
- Por eso te quiero tanto.
- No. Eso es lo que me toca decir a mí sea verdad o no sea verdad.
 
Y a Joseph se le escapó otras de sus atractivas sonrisas.  
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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