Olvid las palabras (Novela) -Captulo 15-
Publicado en May 16, 2017
Diana de Still estaba más radiante y bella que nunca. Y es que había conseguido una cita con su Chuchi Lean Black para ir juntos a celebrar un duelo de espada en Baton Rouge y así recordar tiempos pasados. Mientras se arreglaba para estar lo más guapa posible seguía con su costumbre de escuchar música en español, un idioma que seguía aprendiendo a la perfección mientras parecía que la voz del cantante era la del mismísimo Joseph Liore. ¿O era en verdad la voz de Joseph Liore grabada en alguna de las ocasiones en que estuvieron juntos? Confirmado. Era la voz de Joseph Liore.
- Mirándote a los ojos juraría que tienes algo nuevo que contarme. Empieza ya mujer no tengas miedo, quizá para mañana sea tarde, quizá para mañana sea tarde. ¿Y Cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? ¿De dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre? Pregúntale, ¿por qué ha robado un trozo de mi vida? Es un ladrón, que me ha robado todo. ¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? ¿De dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre? Pregúntale, ¿por qué ha robado un trozo de mi vida? Es un ladrón que me ha robado todo. Arréglate mujer se te hace tarde y llévate el paraguas por si llueve. Él te estará esperando para amarte y yo estaré celoso de perderte. Y abrígate, te sienta bien ese vestido gris. Sonríele, que no sospeche que has llorado. Y déjame que vaya preparando mi equipaje. Perdóname si te hago otra pregunta. ¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? ¿De dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre? Pregúntale, ¿por qué ha robado un trozo de mi vida? Es un ladrón que me ha robado todo. ¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? ¿De dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre? Pregúntale, ¿por qué ha robado un trozo de mi vida? Es un ladrón que me ha robado todo. Diana desconectó el aparato musical y pensó si realmente se estaba equivocando o estaba haciendo lo que deseaba hacer. No era ya cuestión de echarse hacia atrás y decidió que la vida no se acababa en aquel instante; así que cogió el libro que con tanto cariño guardaba siempre bajo la almohada y esperó el encuentro con Chuchi. Mientras estaba centrada en sus pensamientos le devolvió al mundo real la presencia de Basilia Casa Larios con el servicio del té. - Gracias por el té, Basilia. - Si me lo permite, señorita Still, tengo que decirle que se está equivocando de elección. - Ya sé que tú no lo puedes comprender. - ¿Porque soy negra? - No es por eso... sino porque quizás no estés enamorada... - ¿Me permite un sabio consejo? - Viniendo de una mujer como usted se lo permito. - Hay trenes que sólo nos llegan una vez en la vida y si no somos capaces de subir a ellos nunca jamás tendremos esa misma oportunidad. Es lo que sucedió conmigo y por eso sé muy bien lo que estoy diciendo. Diana de Still pensó en las tres hojas que llevaba dentro de su bolso y en las que estaban pintados los trenes de color verde que le había regalado Joseph Liore; sacó unos cuantos billetes y se los entregó a Basilia Casa Larios. - ¿Tienes bastante con esto? - ¡Es el doble de lo que necesito, señorita Still! - Pues con lo que te sobre puedes comprarte el mejor regalo que te apetezca pero haz el favor de cumplir con todo lo que hemos hablado. ¿De acuerdo? ¿Puedo confiar en ti? - ¡No le voy a fallar, señorita Still! Pero sigo insistiendo en que se está equivocando. - Déjame por favor que me equivoque yo misma. ¿Harás todo lo que te he pedido que hagas? - Haré todo tal como lo ha querido usted pero a mí no me pida que elogie a su querido Chuchi por nada del mundo porque yo le desprecio. - El desprecio es un arma de doble filo, Basilia... - Pero en este caso el desprecio va acompañado por la prudencia que, al parecer, usted ha olvidado. - Haré lo que tengo que hacer y ahora váyase rápidamente porque no quiero que Chuchi Lean Black la vea aquí conmigo. - Cumpliré hasta el final con lo pactado pero después de ello procuraré desaparecer para siempre de su vida. - Si esa es tu libre elección no tengo nada que oponer. ¡Espero que este día sea de feliz recuerdo para mí y si tú no participas de mi felicidad no puedo hacer nada para obligarte! Por favor, cuando salgas deja la puerta abierta. Basilia Casa Larios salió rápidamente de la vivienda de Diana de Still quien, sentada ante la mesa, abrió el libro de Pablo Neruda para leer en voz alta lo primero de "Una canción desesperada" mientras se bebió el té dando unos cuantos tragos. - Emerge tu recuerdo en la noche que estoy. Pensó, profundamente, en que allá donde estuviera Joseph Liroe estaría recordando aquella noche tan especial en que los dos perdieron su virginidad y, tal vez, perdieron también la oportunidad de repetirla. Cerró el libro y observó una frase en la contraportada. Volvió a leer en voz alta para cerciorarse que era real. - He visto muchas parejas de enamorados perdurables a quienes unió este libro triste. Otra vez unas manos fuertes y poderosas, de musculoso atleta, le tapó los ojos. - ¿Quién soy? - Me parece que un idiota. Aquello no le gustó demasiado a Chuchi Lean Black que, dando la vuelta a la mesa, se puso delante de ella. - ¿Es que siempre que me presento ante ti me tienes que llamar idiota? - ¿Es que nunca te vas a dar cuenta de que yo no soy una adivina? - Pero si sólo es un juego nada más... - ¿Y por qué no te da por jugar al escondite inglés que es mucho más divertido? - No tiene gracia, Diana. - Pues menos gracia tiene esa fea costumbre de taparme los ojos que me parece que es de verdad de idiotas. Chuchi Lean Black quiso empezar de nuevo. - ¿Qué te parece si empezamos nuestro romance acudiendo a la chocolatería Fleur De Liciouz Apples? Chuchi lo pronunció de tal manera que Diana pensó que mayor cursilería era imposible escucharse pero ya estaba decidida a ir hasta el final. - Me siento realmente emocionada por tanta caballerosidad de parte tuya. Chuchi sonrió con su dentadura de profidén porque se sabía vencedor. - Dulce compañía... dulce melodía... por la noche y por el día... - Como el melón y la sandía... - ¡Jajajajaja! ¿Es que no te gusta cómo poetizo? - Mira, Chuchi... mejor olvídate de la poesía porque no has nacido para eso sino para tener músculos en todas las partes de tu cuerpo... - ¿También en las partes nobles? - ¿Es que tú tienes partes nobles? - ¡Jajajajaja! ¡Vamos progresando porque así es cómo discuten dos verdaderos enamorados pocos días antes de casarse como la iglesia dice! - ¿Como la iglesia dice o como Dios manda? - No sé cuál es la diferencia... - Pues si no lo sabes tú con lo machote que eres quién mejor lo puede saber... pero no te preocupes... son sólo unos pequeños detalles sin importancia... y el tiempo lo borra todo... - ¿Es que hay que borrar algo? - Siempre que no me dediques ninguna poesía escrita no hay por qué borrar nada. Pasada esta primera mini batalla sin gran trascendencia fundamental salieron a la calle, Diana de Still cerró la puerta con llave y se llevó una sorprendente sorpresa. - ¡Es mi Ferrari rojo último modelo! ¡Lo estreno hoy mismo! Ella no se hizo rogar y, llegados al coche, abrió la puerta de la copilota y se sentó. - ¡Vaya diferencia! - ¡Es que esto sí que es un coche y no esas tartanas que debían de ser borradas definitivamente y para siempre del mapa histórico automovilístico de toda nuestra nación porque son una vergüenza de cara a la imagen de los Estados Unidos hacia el exterior! Diana de Still pensó en el "escarabajo" de Joseph Liroe... - Le echo de menos... - ¿De quién te estás acordando? - De nadie importante. Al menos no es importante todavía. Es tan poco importante que sólo me acuerdo de él cuando me pongo triste como hacen los que se sienten atraídos a pesar de las voluntades ajenas a ellos mismos. - ¿De quién es esa teoría? Ella sólo recitó... - Yo he visto la tristeza semioculta en un hueco con los vestidos raídos y la esperanza al viento, los brazos extendidos, los labios entreabiertos, decir unas palabras que tienen sentimiento… Yo he visto la tristeza cruzar por las calzadas con ojos sin miradas y apoyada en cierzo; con ojos lastimeros de luces apagadas mirando algo cansada por venir de lejos… Yo he visto la tristeza con capucha rala, con paso arrastrado por los años del tiempo; las manos temblorosas, los hombros encorvados, la voz muy arrugada y los pies sin tiento… Yo he visto la tristeza envuelta en los periódicos, y en las hojas mustias que se lleva el viento; verse desnutridos senos atormentados con su fruto yerto… Yo he visto la tristeza sonar en la guitarra, silbar una tonada o recordar un cuento; aterirse de frío asomada a la ventana y enterrarse con ceniza en un oscuro huerto… Yo he visto la tristeza en los días nublados desnuda caminando por el pensamiento, bajo una clara luna, vestida con harapos, notarse su presencia como algo nuestro… Yo he visto la tristeza bajo luces de candiles dormida en el suelo bajo el cielo abierto y la he visto los domingos caminar por los jardines disfrazada de lluvia, de rosales y de abetos… Yo he visto la tristeza en los ojos de un niño, en la risa de un hombre, en las barcas de un puerto. Yo he visto la tristeza por todos los caminos y la he sentido, incluso, en mi cuerpo dentro… - ¡Joder! ¡La leche! ¡Debe ser alguien que ha vivido mucho! - Digamos que sólo es alguien que ha vivido lo suficiente... - Para sentir de esa manera hay que ser muy macho. - Te equivocas, Chuchi. Para sentir de esa manera hay que ser muy hombre. Así que vamos a callarnos ya y a por el chocolate... En muy pocos minutos ya estaban en Fleur De Liciouz Apples y, como era costumbre en Chuchi Lean Black, no consultó con nadie. Hizo un gesto autoritario con la mano, con mucho de déspota de extrema derecha, al mesero y éste se acercó de inmediato. - ¡Dos tarrinas grandes de Ben Jerrys! ¡Rápido que tenemos prisa! Diana de Still volvió a compararle con Joseph Liroe. - ¿Cómo has adivinado que yo quería una tarrina de Ben Jerry? - ¡Yo sé siempre lo que quieren las mujeres! ¡Un verdadero hombre siempre tiene que decidir lo que es mejor para ellas! De buena gana se hubiese ido definitivamente del lado de Chuchi Lean Blach pero prefirió seguir dándose una oportunidad como ya tenía pensado de antemano. - A que acierto que eres hijo único... - ¿Se me nota bastante? - Un poco. Solamente un poco. - ¿Tú cuantos hermanos tienes? - Bastantes. Quizás hasta demasiados. Digamos que cuatro hermanas y tres hermanos además de mí. Pero no me hagas demasiado caso porque me equivoco muchas veces cuando de ciertos asuntos se trata. - ¿Como para elegir novio tal vez? - Oye, Chuchi... ¿podrías hablarme de algo realmente interesante mientras me tomo la tarrina que tú me has pedido por mi bien ya que sabes qué queremos siempre las mujeres?... - ¿Sobre cuál cosa? - Por ejemplo sobre los hijos. A Chuchi se le abrió la sonrisa profidén como se le abren a todos los vencedores de Hollywood en las películas de ligues con las más sexys del cine. - ¡Muchos! ¡Quiero tener muchos hijos y todos ellos tan machotes como su padre! - ¿Y no te parece muy aburrido tanto machote para una sola casa? ¿No sería mejor que, al menos, una de todos ellos, y supongo que hablas de por lo menos una docena, fuese mujer? - ¡Caramba! ¡Nunca se me ha ocurrido pensar en esa tontería! - ¿Puedo decirte algo que no es una tontería dicha por una mujer ya que, según tú crees, cualquier mujer es tonta? - No quise decir que tú lo fueras... - Escucha entonces lo siguiente ya que estamos con el tema de los hijos: No somos como pensamos… cada día, cada hora, cada instante cambiamos y somos un enigma caminante sin podernos detener sin podernos detener. Somos enigma cambiante desde el momento de nacer. No somos siempre igual. Cambiamos cada segundo y pasamos el umbral del tiempo irrepetible. Es algo terrible pero es algo normal. Todos en el mundo vivimos la fatal historia de lo imposible: hacerse inmortal en el éter invisible. No somos siempre igual. Vivimos un lamento y somos, al final, los hijos de un momento. - ¿Pero es que estoy enamorado de una mujer inteligente? - Eso mismo me pregunto. ¿Estoy enamorada de un hombre inteligente? ¡No te lo tomes a pecho ni te sientas mal, Chuchi, porque a lo mejor no lo digo por ti! - Eres bastante enigmática. - ¿Sabes lo que es un enigma? - Una cosa que no se puede comprender. - En primer lugar no es una cosa, sino más bien un concepto. - De acuerdo. No tengo ni puñetera idea. - Esto que vas a escuchar ahora es algo que alguien lo llama soneto liberado, no soneto libre sino soneto liberado, y para que lo entiendas bien te lo recito: Soy el enigma que llevo dentro del sueño recordado en el espacio y la paz me inunda siempre despacio en las horas del silencioso espectro. En las nubes de cristal está contento el ángel de risa y el cabello lacio con un haz de fulgores como prefacio de todo el interior que se escapa lento. Y allá va mi silencio caminante como humilde pájaro anhelante del aire de todas las sonrisas. Y con el poema que marcha delante camino hacia el mundo circundante haciendo pausas en el andar sin prisas. - No he entendido ni la mitad de la mitad de la mitad. - Es que resulta que no es tan importante para el mundo de las personas que tú lo entiendas o no lo entiendas. Así que hagamos una pausa que ya vienen las dos tarrinas que tú has pedido sabiendo lo que queremos siempre las mujeres. El mesero las sirvió... - Son 13 dólares con 90 centavos. Chuchi Lean Black sacó su lujosa billetera de piel de cocodrilo, o de caimán, o de algo parecido al cocodrilo y al caimán, y comenzó a contar monedas. - ¿No le importa si le pago sólo 13 dólares? El mesero y Diana de Still observaron que tenía muchos billetes de 5 dólares y podría haber pagado con tres de ellos y hasta haber dado propina como hacía Joseph Liore cuando tenía dinero en sus bolsillos. Al mesero le dio vergüenza reclamar. - No se preocupe, caballero. La generosidad es mala consejera. - ¡Eso mismo me dice mi padre! - ¿Es de usted ese Ferrari rojo último modelo? - Sólo de alguien como yo puede serlo. - Ya lo veo... ya lo veo... no lo creo pero lo veo... - ¿Se está usted riendo de mí? - ¡Por Dios! ¡Yo nunca me río de ningún gran cliente! - ¡Pues lárguese de inmediato o hago una reclamación que se le cae el pelo! - ¡No se enfade conmigo, galán! ¡Yo, como ya está usted viendo, soy calvo desde lo 18 años de edad, tan calvo que me llamo Pablo Calvo Coco y me dicen "Cocoliso", así que ya no se me puede caer más pelo pero usted cuídelo, por favor, para poder llegar a ser artista de los de papeles importantes! El mesero se alejó tranquilamente. - Chuchi... - ¡Habrás visto que tengo personalidad! - Prometo escribir un texto largo y denso sin tener que acudir a las tildes ni a los acentos, ni a los falsos signos que no sean otra cosa que amar libremente bajo las noches con luna blanca, en las calles libres lejos del mundanal trasiego de la avaricia en forma de metal. Prometo escribir un largo y denso texto sobre el amor que no sabe de subir a los podios para ponerse, como yugo, el oro, la plata o el bronce de las ataduras mundanas. - Yo... - No. Tú no. Es otro. - ¡No soy lo que parezco! - No hace falta que lo jures. - ¡Jurar es pecado mortal! - ¿Hablamos un poco de Arte para no caer en pecados mortales? - ¡Eso! ¡Eso! ¡Es chuli hablar de Arte! Diana de Still regaló la media tarrina que todavía no había comido al hambriento Chuchi Lean Black y, sonriendo, sacó las tres hojas donde Joseph Liore había dibujado trenes con rotulador de color verde. - ¿Qué te parecen, Chuchi? - Espera... espera... que se me está derritiendo... - ¿Se te está derritiendo la sesera? - ¡Jajajajaja! Me refiero a la tarrina. - Vaya... no me había dado cuenta... - Me encanta que pienses que soy tonto y que, además, me lo digas con total sinceridad. - Pues ya que eres tonto... ¿qué te parecen estos dibujos?... - Que los ha dibujado alguien mucho más tonto que yo. ¡Si quieres saber lo que es un verdadero dibujante sólo tienes que venir un día a mi casa y te demostraré lo que es dibujar! Tengo una verdadera colección de dibujos de automóviles de todos los modelos inventados por mí y además dibujo historias de cómics como el mejor que tú estés pensando. ¡Estos trenes los dibuja un niño de jardín de infancia más o menos! - Ya. ¿Pero no ves ninguna clase de inteligencia en ellos? - Como no sea una inteligencia de mosquito... - ¿Tú eres capaz de enviar un mensaje a través de tus fabulosos dibujos? - ¡Yo soy dibujante de la realidad y no pierdo el tiempo en mensajes ocultos ni otras clases de niñerías! - Pues estos dibujos contienen mensajes. - ¡No me hagas reír, Diana! ¡Estos dibujos están pésimamente dibujados y si contienen algún tipo de mensaje debe ser algo tan ridículo como "te quiero", "te amo" o "te adoro"! - ¿Te han dicho alguna vez que eres gilipollas? - ¿Tú crees que lo soy? - No. Yo creo que vas camino de serlo... pero me gustas... me gustas tanto que he decidido estar contigo... Chuchi se sintió triunfador... - ¿Para toda la vida? - De momento solamente para saber algo muy importante de cara a mi futuro. - ¿Tu futuro tiene algo que ver con trenes? - No quería yo volver a tocar ese tema pero ya que lo citas debes saber que esos trenes no contienen un mensaje sino dos. - ¡Mejor hablemos de otra cosa porque si en estos trenes hay dos mensajes yo soy "El Hombre Araña"! - Un poca araña sí que eres porque se te ve a la legua que eres un "trepa" roñoso y tacaño al mismo tiempo... pero espero que lo aceptes como un piropo y no como un insulto... te lo merezcas o no te lo merezcas... Diana se guardó las tres hojas dibujadas en su bolso... - Hablemos del futuro. - En cuanto al mío va a estar entre tus manos si todo sale bien... - ¿Tan importante soy yo para ti? - De repente resulta que sí... pero de repente resulta que no.... - ¿Y yo que me creía que entendía a todas las mujeres? - ¿Pero no te das cuenta de que somos así? - ¿Tan simple soy que no me doy cuenta? - Ser simple no es un pecado mortal... pero no deja de ser propio de la vanidad... y la vanidad tampoco es un pecado mortal... pero sí una falta de personalidad... - ¿Puedo saber de qué me estás hablando? - De que la vanidad es el grito infinito e impotente dentro de la fugacidad de lo temporario. Y. en medio de todo este falso vivir, esa vanidad de la existencia hizo que alguien exclamara que vanidad de vanidades es este mundo. Pero no te preocupes porque existe también la vanidad de los narcisos en los jardines en flor y esa tiene mucho de aromática existencia. Recuérdame que si todo sale bien te debo un beso. - No entiendo lo que dices. - Habla. Convence. Actúa. Habla con ideas propias. Convence hasta hacerte creíble. Actúa con inteligencia. ¡Y grita porque alguien te oirá! - ¿A qué grito te estás refiriendo? - Al de las víctimas inocentes que mueren por culpa de quienes las creen de categoría inferior. ¿Tú crees que entre los humanos hay una categoría superior y una categoría inferior? - ¡Por supuesto que sí! ¡Un negro nunca podrá ser como yo y una negra nunca podrá ser como tú! ¿Crees que por pensar así yo soy peligroso? - Yo no. Yo no lo creo. Yo soy persona y no gente. Por eso descubro que la inocencia es, muchas veces, la máscara de la crueldad. ¡Absurda máscara y absurda crueldad! - No sé a dónde quieres llegar... - El mismo niño que dibuja trenes de color verde con una locomotora y siete vagones justos un día me contó algo que me dejó pensando durante muchas noches. ¿Te lo cuento yo a ti para que sepas a dónde quiero llegar? - Perfecto. Cuéntalo porque ahora mismo estoy perdido. - Sólo me importan tus ojos para poder ver este mundo de la manera por mí soñada. No me interesa mi vista para entristecer a mi alma con tanto egoísmo y crueldad que ella ve a su alrededor. Sólo me importan tus ojos para ver el mundo con los colores de mis sueños y la paz y la amistad y la concordia de los verdaderos seres humanos… que no quiero mi vista para no tener que sufrir… pues sólo tus ojos son los “lazarillos” que me sirven para ver un cielo azul, una tierra roja, una luna negra, un sol amarillo y un olivo verde. ¿Comprendes ahora, mi amor, por qué sólo me interesan tus ojos para ver ese mundo que sueña mi corazón?. Chuchi Lean Black quedó tan anodadado que prefirió no haberlo escuchado. - Es demasiado para mí. - ¿Tú eres luna o eres sol? - ¡Siempre sol! ¡Siempre fuerza! ¡Siempre macho! - Pues aprende que a la luna se la puede contemplar con miles de miradas y miles de horas de interpretación mientras que a los soles no se les puede mirar porque de tanto deslumbrar se convierten en imposibles ególatras del tiempo. - ¿No sería mejor terminar esta absurda charla y centrarnos en nuestro destino de Baton Rouge? - ¡Si, claro! ¡Se me había olvidado el tiempo! ¿Baton Rouge no significa Batuta Colorada por no decir tal vez Batuta Roja? Una mirada de miedo vio Diana en los ojos de Chuchi. - Esto... no... prefiero no seguir filosofando contigo... - Entonces díme cómo podemos llegar a nuestro destino. - Me sé la ruta entera de memoria. Salimos de Nueva Orleans porque estamos en Nueva Orleans. - Vale. Muy inteligente. ¿Y después de salir de Nueva Orleans porque estamos en Nueva Orleans, por dónde vamos para no perdernos como Hansel y Gretel? - Jejeje. Buen chiste. No te preocupes porque estás en buenas manos. Iremos por Metaire, Gonzales y Praireville hasta llegar a Baton Rouge porque queremos llegar a Baton Rouge. - Y supongo que si queremos llegar a Baron Rouge es porque no queremos ir al Cañón del Colorado. - Jejeje. Voy a tener la esposa más graciosa de todo el Estado de Luisiana. - ¿No te importa si por el camino me duermo un poco mientras tú conduces como si fueras Fernando Alonso? - ¿Puedo saber quién es Fernando Alonso? - No tiene importancia que no lo sepas. Lo que sucede es que leo periódicos españoles porque estudio ese idioma y tengo que saber de todo un poco. Sin decir nada más, él arrancó el Ferrari rojo y ella comenzó a dormir porque la voz de Chuchi le producía un sueño profundo y ya ninguno de los dos habló durante el viaje hasta llegar a Gonzales. - ¡Diana! ¡Diana! Ella se despertó sobresaltada... - ¿Qué sucede? ¿Ha explotado el motor? - No. Es que hemos llegado a Gonzales y me apetece una pizza. - ¿Caprichos de niño bien? - No. Caprichos de querer invitarte a algo. - Está bien. Pero para evitar cierto asunto prefiero invitarte yo a ti. - Para que veas que no soy machista te lo acepto. Aparcaron cerca de la pizzería Cabela's y una vez que ya estaban comenzando a comer sus correspondientes pizzas porque Chuchi Lean Black era incapaz de compartir nada con nadie aunque se tratara de su amada Diana de Still, fue cuando apareció ella; de rostro muy simpático y alegre y un cuerpo muy bien formado. - ¡Diana! ¡Eres Diana! - Pues sí. Soy Diana. - ¡Pero Diana de Still! - Pues también. También soy Diana de Still. - ¿Y no te acuerdas de mí? - Espera... espera un momento... ¿tú no eres Marie Sea Thancks Trade en persona?... - ¡Claro que lo soy! ¡Tu mejor amiga del Harvey Milk College antes de que ingresaras en la Universidad de Columbia gracias a una beca para estudiantes de inteligencia superior! ¿Puedo sentarme con vosotros? - Puedes sentarte y pedir tu pizza porque la que pago soy yo. Chuchi Len Black estaba haciendo como que no estaba allí. Prefería estar callado antes que volver a hacer el ridículo ahora que se encontraba entre dos bellezas femeninas. Estaba craneando algo pero prefería el silencio. Así que, una vez sentada Marie Sea al lado de Diana y servida su pizza, las dos amigas de secundaria hablaron como personas cultas. - ¿Y ese libro, Diana? - Este libro contiene una gran historia. - ¿Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda? - Eso es, Marie Sea. Cuando abro sus páginas late siempre el corazón de un enamorado. - ¿Cómo es posible eso? - Amor a primera vista y flechazo. ¿Te lo crees o no te lo crees tú que eres tan libertaria? - Soy tan libertaria que me cuesta muchísimo creerlo. - Pues escucha esto tú que eres tan libertaria a ver si aprendes algo de un pequeño poeta: "para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mi alas". Nunca lo he conseguido olvidar. - Pero si eso lo escribió Pablo Neruda y Pablo Neruda ya está muerto. - Es que no estoy hablando de Pablo Neruda sino de alguien superior a Pablo Neruda cuando escribe con el corazón. - ¿Puede existir alguien así? - No sólo puede existir sino que existe. - ¿Alguien superior al gran Neruda? - ¿Qué opinas de esto?: Que las raíces vuelen por encima del sembrado de la mística del tiempo y que las alas se arraiguen en los vientos de la memoria. El gran misterio de la vida es la conciencia que tenemos de ella. En la pura actividad de nuestros minutos, la materia se transforma a través de los días y es un ejercicio de filosofía y ficción esto de escribir al borde de lo humano. Raíces y alas como verdaderos reflejos de nuestros espejos llenos de contenido elemental. En la vida, así como en el arte literario, todos vivimos en unas nubes etéreas que llamamos libertades y existe una igualdad sobre la tierra que no se ve en ninguna parte salvo en la filantropía literaria con la que nos movemos sobre los hilos del sentimiento espacial escondido y reivindicado al perder el miedo a las palabras cuando damos sentido y solución a nuestros sueños. El aforismo moderno nos presenta, continuamente, metafísicas con grandes relevancias para nuestros pensamientos. A todo ello hay que añadir el toque de queda de nuestras batallas cotidianas, con independencia de ideologías y creencias personales. El ejercicio de escribir es nuestro alimento espiritual trasvasado a través de los sentimientos dialécticos. Con otras palabras, es nuestro hedonismo literario. Raíces volando y alas arraigadas. Verbos para decir las cosas a nuestro modo. - ¿Has dicho raíces volando y alas arraigadas? - Eso sería incapaz de haberlo escrito el gran Neruda. - Y eso que yo creía saberlo todo... - Pues puedo decirte que existe y que resume sus filosofías humanas de esta manera: entre el primer beso y el último suspiro, efectivamente, está la vida que la estación nos arrebata. Hay que vivirla, beberla y besarla antes de que se esfume en el aire. - Reconozco que tampoco el gran Neruda hubiese escrito tal cosa. - ¿Sabes por qué es superior a Pablo? - Veo que es por algo muy profundo. - Es por algo muy profundo porque resulta que no es un comunista sino alguien que comunica con la libertad y la transforma en liberación. Si un comunista cree que lo puede superar que venga a mí y me lo demuestre. A lo mejor me enamoro de él. - ¿Qué entiendes tú por enamorarse? - Algo que aprendí también a través de él en una noche de ensueño. - ¿Quieres decir que follásteis? - Fue mucho más que eso. Fue acabar con la virginidad para jugarnos el futuro a cara o cruz. Esa noche aprendí algo que nunca voy a olvidar. - Supongo que debe ser muy importante. - Mientras las socialistas, comunistas y anarquistas sólo sabéis suponer sin encontrar nunca la verdadera respuesta porque sólo sabéis suponer nada más, lo que aprendí durante toda esa noche fue una preciosa reflexión entre lo biológico del amor y lo fisiolófico del enamorarse. Una filosofía para ser estudiada detenidamente. Para pensar y seguir preguntándonos por qué amar no es lo mismo que estar enamorado. - ¡Ostias! ¡Eso jamás se me ha ocurrido pensarlo a mí con todos los tíos que me follo! - Porque habéis convertido el amor en un simple mecanismo de atracción nada más; algo así como si estuviéseis montando en los caballitos de las ferias. Pero estar enamorado es muchísimo más que eso. - ¿Es este que está aquí sentado frente a nosotras sin dejar de comer? - No es este ni se le parece en nada. - Cuenta. - Aunque te parezca una locura lo que ese chaval va predicando enseña algo tan increíble como que estar enamorado es una enfermedad en el mundo de hoy. Pero siempre añade que bendita sea esa enfermedad. Amar y ser amado o amar simplemente es lo mismo. Amamos a quienes nos aman y hasta a quienes no nos aman. La grandeza del amor es encontrarlo siempre en nuestras vidas.Y es único e irrepetible porque, además de singular y no plural, es además personal y no colectivo. Es una enfermedad que nos cura de la soledad y de la ausencia. Por eso es necesario estar loco para saber lo que es estar enamorado. Si ella no te enloquece es que ella no es para ti. - ¡Joder! ¡Hasta parece llevar razón y yo con estos pelos! - ¡Jajajajaja! No te preocupes por eso. Él basa casi todas las cosas serias en el humor. - ¿Y qué más sabe sobre lo de estar enamorado? - ¡Apúntalo bien en tu memoria, amiga libertaria, para que no vayas diciendo pro ahí que nunca fue capaz de decirlo y que nunca fue capaz de hacerlo! - Lo anotaré en mi memoria porque quizás me haga cambiar. - Algo que te vendría muy bien, Marie Sea. - Dime lo que es. - Hay quienes creen que el amor se alcanza por la “buena suerte” y que aquella joven de la que todos estábamos enamorados se casó con alguien que había encontrado una herradura en sus camino. No. Aquella joven que se casó con el otro lo hizo porque el otro caminaba en su búsqueda desde que le penetró en lo profundo de su alma. No. No es cierto que la “buena suerte” sea la que hace que el otro se case con la mujer de la que pensamos que es nuestro amor. Muchos juegan a conquistar el amor sacando décimos de la “lotería” de la vida. Pero la vida no es, ni tiene nada que ver, con ninguna “lotería” ni con ningún “bingo”. El amor es tan primitivo como la aparición de un hombre y una mujer sobre la Tierra. Y se basa solamente en cuestiones de espíritu… sí… de espíritu y no de materia... aunque la materia sea tan primordial que sin ella nunca estaríamos enamorados. - ¿Tanto le crees? - Creo. - ¡Joder! ¡Qué equivocada estoy yo con esto de los amores! - Equivocada no tanto porque bien sabes lo que haces. Lo que estás es errática. - ¿Y qué dice él sobre lo que afirma que es errático? - Escucha bien, libertaria. Me da igual que sea 13 viernes o cualquier otro día 13 de la semana porque ni soy supersticioso ni jamás creeré en las supersticiones. Estoy pensando: “trece momentos de nuestras vidas pueden ser sólo trece momentos sin importancia o pueden ser trece momentos trascendentales”. Es mi propio pensamiento. No consulto a ningún filósofo supersticioso para declarar esta frase como una simple expresión nacida en esta noche de un 13 cualquiera. También podría haber dicho lo siguiente: “trece instantes de cada minuto pueden ser trece instantes de cada pensamiento”. ¿Por qué he pensado esto?. Se lo preguntará quizás más de uno o más de una de esos seres humanos escépticos por naturaleza o escépticos por experiencias. Pues no. No es producto de un escepticismo. Es producto solamente de un pensamiento mental claro y conciso. Trece instantes son trece momentos y trece momentos son trece partes alícuotas del tiempo que podemos medirlo, precisamente y con total precisión, a través de los minutos que nos pasamos escribiendo sobre la materia física que sirve de juez de testigo para decir que actúo a través de mi Espíritu. Ningún libro abierto donde esté leyendo. Ningún cuaderno abierto donde esté escribiendo. Simplemente escribo a través de mi Espiritu Cristiano. Por eso, por la misma magnitud de mi pensamiento a través de Él, podría haber pensado algo totalmente diferente, como: “trece secuencias de un día 13 cualquiera pueden ser 13 secuencias tan diferentes como son mi pensamiento propio y el propio pensamiento de quien escuche mi reflexión”. Sí. Hoy es el mismo día 13 cualquiera para todos nosotros, pero como la relación con Jesucristo es solamente individual y personal de cada ser humano con el que cree en Él es por lo que lo que pienso no en lo que estabas esperando sino en lo que yo soy en verdad. Quizás, a ver si acierto ahora, estabas queriendo que pensara: “trece momentos de gozo son trece momentos de alegría”. ¿Está mejor así?. Posiblemente sí. Pero seguramente que cada uno de vosotros y cada una de vosotras, si no sois Creyentes, estéis entendiéndome mal. Porque en este 13 cualquiera yo pienso sobre el gozo y la felicidad cristiana. ¿Sabes algo importante? No me da ningún miedo decirlo aunque alguno de vosotros o alguna de vosotras me rechacéis por mi forma y manera de actuar. Por eso, en este día 13 cualquiera de cada uno de nosotros podría complaceros escribiendo: “trece impulsos de desenfreno son trece impulsos de placer”. Pero no. No es ese mi pensamiento. Ese es el pensamiento de alguno de vosotros y alguna de vosotras. Porque el placer de este día 13 cualquiera, y no soy supersticioso Gracias a Dios, es el desenfreno de un errático proceder. Dejemos a un lado, de momento, a Jesucristo y hablemos de lo que es un errático proceder en un día 13 cualquiera. Un errático proceder en un día 13 cualquiera como es el de esta noche en que estoy pensando será mañana mismo, mañana mismo día 14, una consecuencia fatal para vuestra falsa felicidad. Sí. Podéis reír a carcajadas de lo que pensamos los creyentes de Jesucristo pero en un día 13 cualquiera, sin ninguna clase de prejuicios ni de supersticiones os digo definitivamente esto: “hoy, un trece cualquiera, he aprendido al menos trece cosas nuevas más”. Imaginaos que trece cosas nuevas he aprendido y podréis ya ir diciendo que empezáis a conocerme. - ¡Joder, joder y joder! - Así es él... - ¿Es alguien que se ha ido? - Supongo que se ha ido... porque no me llama para nada... - Vamos, Diana... ya pasó todo... él se ha ido pero sé que sin conocerle de nada salvo lo que me estás contando de él... volverá... ya lo verás como sí que volverá... - Morir... morir... ¿por qué siempre que amamos hay que morir?... - No lo sé, Diana... quizás porque cuando amamos a un verdadero hombre... si no se ama de esa manera no es amar de verdad... - ¿Es que el verdadero amor tiene que ser así siempre? - Eso es lo que estoy diciendo ahora que me veo completamente errática por ser una estúpida libertaria. Chuchi Lean Black quiso aprovechar esta oportunidad para anotarse un punto... - ¡Las mujeres sois demasiado débiles! - Por eso es por lo que yo busco tu protección, Chuchi querido. - ¿Mi protección? - Efectivamente. Porque quizás tú seas mi ángel custodio. Diana de Still había encendido el ego de Chuchi Lean Black. - ¡Me maravillo yo mismo de todo lo que soy! A Marie Sea Thancks Trade le entraron ganas de darle una ostia pero se retuvo y encendió un cigarrillo "camel" mientras que Chuchi rechazó el que le ofrecía. - ¿Cómo te llamas, ángel de amor? - Chuchi Lean Black para servirte en cuanto tú quieras. - ¡Jajajajaja! ¿Y llamándote Chuchi Lean Black entiendes tanto de mujeres como para afirmar que todas somos débiles? Si te suelto una ostia a lo mejor hasta cambias de parecer. Aquello le hizo arder la sangre a Chuchi. -¡Me cago en todas las furcias feministas como tú! Esto hizo que Marie Sea ya no pudiera retenerse. - ¡Escucha, mamarracho! ¡Yo soy una errática libertaria pero no soy feminista porque me encantan los hombres de verdad y no los que aparentáis serlo pero hacéis cosas entre vosotros que no son precisamente de verdaderos hombres y ya sabes a lo que me refiero! ¡Y en cuanto a lo de furcia será tu madre si es que la conoces! Diana de Still se preocupó porque estaba temiendo que se le escapara lo que tenía pensado hacer... - ¡No, por favor! ¡Si no queréis ser amigos lo entiendo pero nada de violencia de género! Ante el silencio de Chuchi, que se había quedado acobardado ante el ataque de Marie Sea, fue ésta quien opinó. - ¿En qué clase de arrabal has encontrado a esta perla de macho cabrío? - ¡Por favor, Marie Sea, déjalo ya! ¡Yo también tengo derecho a elegir lo que deseo sea o no sea un acierto según tú! - Llevas razón. Es tu libertad de elección. Pero no creía yo que estuvieses tan ciega. Diana guiñó un ojo a Marie Sea como indicando que algo tenía pensado y no quería que ella lo tirara todo abajo. Chuchi ni se enteró. - Dicen que el amor es ciego... pero al fin y al cabo es mi amor y no de otra... Merie Sea comprendió que lo mejor era despedirse de aquella pareja y procurar no ser tan errática como lo había sido hasta entonces. - Muy buena la pizza, Diana... pero de pronto me he acordado que soy una errática libertaria... - Y yo espero que dejes de serlo. - ¿Es tan fácil cambiar nuestra forma de actuar en la vida, Diana? - Por favor, Marie Sea, porque te aprecio demasiado es por lo que te aconsejo que no seas de esa clase de personas que afirman lo de "genio y figura hasta la sepultura". Si estás dispuesta a cambiar cambia. - Demuéstrame que es un error esa frase y te prometo que cambiaré. - Recurro de nuevo a él. Los refranes dicen que vienen a ser la sabiduría popular más sagaz de lo existente; pero hay refranes y refranes… porque entre las joyas para olvidar encontramos algo así como “la letra con sangre entra”, “la mujer casada con la pata quebrada y en casa”, “la mujer y la gallina buenas son en la cocina”, “piensa mal y acertarás” y un largo etcétera de dichos y proverbios que si los pudiésemos catalogar de sabiduría desde luego que es una sabiduría pésima, recalcitrante y hasta reaccionaria. Es cierto que mucho refranes aciertan, pero leyendo las antologías que existen sobre refranes uno se da cuenta de que abundan los de pésimo gusto, los de pensamiento coercitivo y hasta sanguinario y los que intentan someter a las personas más sencillas al inmovilismo y al conformismo con las situaciones injustas como ese que dice “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Algún siniestro personaje debió inventarlo porque si damos por sentado que lo que vivimos en un determinado momento o en una determinada circunstancia es malo y lo que vamos a vivir si lo cambiamos totalmente es bueno… ¿a quien se le ocurre aconsejar que no lo cambiemos?. No señor. Más vale bueno por conocer que malo conocido. Para eso estamos. Para cambiar cuando debemos cambiar intentando mejorar nuestro estado. Osea que eso de “genio y figura hasta la sepultura” es otro grave síntoma de reaccionarismo. No señor. Cuando es necesario cambiar es necesario cambiar. Por ejemplo, si nuestro genio es de mal carácter es mejor transformarlo y no llegar hasta la sepultura con él y si nuestra forma de actuar es aborrecible lo que tenemos que hacer es cambiar de forma de actuar antes de que nos llegue la muerte. En resumen, una gran cantidad de refranes, dichos y proverbios deberían ser supervisados y puestos fuera de circulación. - ¡Venciste, Diana! ¡Llevas más razón que una santa! - Pues resulta que yo ni soy santa ni busco serlo. - Te entiendo. Sé que debo cambiar y voy a cambiar. Una vez a solas, Chuchi se atrevió por fin a hablar... - ¿De qué conoces tú a esa bazofia de mujer si se puede decir que es una mujer que hasta fuma como un carretero? - Olvídala para siempre, Chuchi; porque si no es porque yo estoy delante te hubiese soltado tal cantidad de ostias que en lugar de Chuchi pasaría a ser Chucho. ¿Recuerdas nuestra adolescencia? Chuchi se dio cuenta de que era mejor relajarse un poco. - ¡Qué felices fueron nuestras adolescencias! ¡Todas estábais locas por mí! - Bueno... todas no Chuchi... hubo alguna que no te hacía ni puñetero caso... - ¡Dime quién era esa para poder darte la razón! - Digamos que una con estilo suficiente como para pensar solamente en su liberación. Y ahora que hablamos tanto de ti, recuerdo una cancioncilla que se puso de moda entre todas las que te adoraban. Otra vez Diana había acertado porque a Chuchi se le volvió a encender su ego. - ¿Quieres volver a recordármelo? - ¿Es que ya te has olvidado tanto de tu adolescencia de niño bien? - Es que hubo tantas canciones hacia mi persona... - Esta era muy sencilla. Decía así: se marcharon los vencejos a otros campos a emigrar se secaron los olivos quedó triste el encinar y tú te fuiste con ellos a otro hombre enamorar con tus miradas azules y tus labios por besar. - ¡Joder! ¿Me estás diciendo que tenía fama de maricón entre algunas de vosotras? - No te ofendas pero sí; aunque ya la adolescencia pasó, Chuchi, y ahora ya somos adultas. - ¿Y tú opinas que lo mismo que me gustáis las chicas guapas deseo también a los chicos guapos? - Chuchi... no le tientes al diablo... no vaya a tener que decirte que sí... y lo que no quiero es pelearme contigo para nada... - No has contestado a mi pregunta. - Ya te daré mi respuesta después de nuestro combate de esgrima. - ¡Diablos! ¡Se me estaba olvidando el combate! - Pues vamos ya para el Country Estate Fence. Volvieron al Ferrari y reiniciaron la marcha. - ¿Todavía estás en forma, Diana? - Puedes observarlo por ti mismo... Diana de Still era la más hermosa modelo que él había visto tan de cerca pero su mirada era tan imponente que le dio miedo intentar tocarla. - Es mejor que no lo intentes. - ¿Es que no puedo pensarlo? - Si quieres pensar en lo imposible hasta que el tiempo lo haga posible... Chuchi Lean Black no se daba cuenta de que era solamente un juguete en manos de aquella imponente mujer que jugaba a bacilarle hasta hacerle dudar de sí mismo. - Nunca antes me había ocurrido... - ¿Nunca antes habías dudado? - Es que contigo es diferente... - Una de las características que más distingue y dignifica a todo ser humano hombre o mujer es su condición de ser único e irrepetible; y esto se pone de manifiesto por su absoluta distinción como especie, es decir como hombre o mujer orientado u orientada hacia el mundo para realizarse ante la historia como ser corporal y espiritual, distinto a los demás por su manera específica de ser persona. La manera de ser, de pensar, su color, su forma, peso, la manera de vestirse, sus creencias, la manera de relacionarse, caminar, hablar, actuar. Todo ello configura a un ser humano como persona antes que como un simple individuo. Basta la actitud de persona que todo ser humano lleva implícita para decir que todo lo que como hombre o mujer hace o dice es propio de esa única persona. Un hombre o una mujer es hombre o mujer único e irrepetible en sí mismo o en sí misma, diferente a todos los demás. Ahora bien, al decir que es único e irrepetible no debe hacernos pensar que estamos solos refugiados en nuestro egocentrismo pues nos relacionamos con el mundo y vivimos en sociedad. Los negros y las negras también son personas. Chuchi prefirió tragarse el sapo para adentro y guardar silencio hasta que llegaron a su destino y entraron en el Country Estate Fence de Baton Rouge. - Tengo muchas ganas de hablar contigo en serio, Diana. - Yo también tengo ganas de escucharte y de que tú me escuches. - ¿Todavía tengo tiempo para conquistarte definitivamente? - Para conquistarme definitivamente debería de haber un inicio de conquista y, que yo sepa, hasta ahora no existe entre tú y yo ninguna clase de inicio de esa naturaleza. - ¡Yo soy fuerte, Diana! - Una relación amorosa no puede entenderse sin erotismo, sin seducción y sin miradas. Tú nunca has sido erótico sino pornográfico, tú nunca has sido seductor sino autoritario y tus miradas no enamoran sino que asustan. ¿Crees que en el verdadero amor lo que se debe imponer es el miedo? - ¡Soy un atleta completo y a los atletas completos se nos debe amar porque somos semidioses! - ¿Semidioses violentos? - ¡Todos los semidioses cuando nos relacionamos con los demás debemos mostrar un poco de violencia para que todos nos adoren sabiendo que tenemos el poder de dejarles vivir o quitarles la vida! - ¿Y dónde entro yo a formar parte de tu vida? - ¡Te amo sexualmente desde que te conocí en la Universidad de Columbia! ¡Te amo porque follarte debe ser el máximo placer que existe para un macho como yo! - ¿Estás confesando que sólo deseas follarme? - ¿Y qué más se puede desear ante una mujer como tú? - Por ejemplo algo así como que el deseo hace que la vida tenga un interés compuesto: la vida real y la vida soñada. Si la vida real y la vida soñada se unen en una sola mujer, y digo solamente en una sola mujer para que sepas de lo que te estoy hablando, se puede decir que sí existe un verdadero amor hacia ella. - ¿Otra vez ese tal Joseph Liore en mi camino? - ¿Podrías aceptar que yo te quiera a ti pero le ame a él? - ¡Jamás! ¡Nunca! ¡Eso es imposible! ¡Yo quiero poseerte a ti y nadie más que yo puede poseerte porque eres mi objeto deseado! - Él sin embargo sí lo aceptaría. - ¡Ese tipo es raro de cojones! - Pues los tiene muy bien puestos. - ¿Estás diciendo lo que estoy pensando? - Sí. He mantenido ya la primera relación sexual completa de mi vida con él. Chuchi Lean Black volió a encenderse de ira. - ¡Has perdido tu virginidad follando con él? ¡No te lo perdono, no te lo perdono y no te lo perdono! - ¿Puedes olvidarte ya de tus pataletas de infantiloide y aceptar la realidad de que no eres el único hombre que existe en este mundo? - ¿Y por qué le has dado esa oportunidad a alguien a quien sólo le conoces desde hace un mes en lugar de habérmela dado a mí que te conozco desde que eras niña? - Porque él me amaría por completo aunque yo fuese negra. - ¡No me hables para nada de las furcias negras porque monto en cólera pues las odio a todas ellas! - El odio es la cólera de los débiles. - ¿Es el despreciable Joseph Liore quien va diciendo por ahí esa gilipollez? - Te equivocas. Lo dijo Alphonse Daudet. - ¡Preséntame a ese tal Alphonse Daudet para ver si es capaz de decirlo delante de mí! - ¿Le matarías si te lo presento? - ¡Por supuesto que lo voy a matar en cuante le vea! - Siento no poderte complacer. - ¿No quieres presentarme a ese tal Alphonse Daudet que llama cobardes a los machos como yo? ¡Quiero ajustar cuentas con él! - ¿Tan mal andas de cultura, Chuchi? - Tengo cultura suficiente como para demostrarle que el cobarde es él. ¡Preséntamelo mañana mismo! - No le vas a poder matar... - ¿Es que es cinturón negro de artes marciales? - Siento decirte que Alphonse Daudet murió el 16 de diciembre de 1897 en París. Chuchi Lean Black se sintió humillado... - ¡Me estás humillando, Diana! ¡Y si existe algo entre nosotros dos no debes humillarme de esta manera tan cruel! Diana de Still prefirió no hacerle sufrir demasiado... - Olvidemos la humillación. No valgo para eso. Sólo sé que yo, paseando por los campos, he llegado a comprender hasta mis sueños de la gran ciudad. El ruido de los pájaros me ha hecho pensar en los pasos de peatones silenciosos… el verde de los vegetales me ha traído el aroma de las casas rancias… en fin… paseando por los campos he podido ser yo muchas veces. - ¿Qué sucede cuando paseas por los campos para sentirte tan completa si en los campos sólo hay lagartijas y poca cosa más? - ¡Cuando paseo por los campos tengo la voz amada a mi lado! Esa voz que me inunda de expresiones. Su voz. La inquebrantable compañía en el misterio amoroso de los besos mientras su voz me aquieta el corazón para suavizarlo de los dolores. - ¡Escucha, Diana! ¡Hemos venido a llevar a cabo un combate de esgrima! ¡A mí sólo me importa que tú vas a perder ante mí y que yo te voy a derrotar para siempre! Así que cuando seas vencida espero que me des la oportunidad que tantos años vengo persiguiendo. - ¿Ir a la cama conmigo para tener una relación sexual completa sabiendo que ya no soy virgen y a ti te encanta desvirgar a las jovencitas que caen en tus brazos porque son bobaliconas o han sido forzadas en contra de su voluntad? Chuchi volvió a salirse por la tangente una vez más... - ¿Vale o no vale esa apuesta aunque ya no seas virgen? - ¿Y si gano yo qué sucede? - Que me tengo que esperar hasta el siguiente combate. - ¿Sin renunciar jamás a perseguirme? - ¡A eso no puedo renunciar jamás! - ¿Y no te parece una apuesta totalmente desequilibrada? - ¡El equilibrio de las apuestas no se mide por victorias o derrotas sino por lo que un campeón debe imponer para que dicho equilibrio siempre permanezca! - ¿Puedo recomendarte algo antes de empezar el combate? - Si me quieres recomendar que tenga compasión es inútil porque soy un semidios y los semidioses nunca ofrecemos compasión a nadie sino protección a quienes nos aman. - Estás errático del todo. Lo que quiero recomendarte es que visites al señor Neil Borhood New. - ¿Otro de tus estúpidos amigos de la intelectualidad universitaria? - No. Es el mejor psiquiatra de Nueva York. Sería muy interesante que él estudiase tu caso porque estás totalmente salido pero no sólo en lo físico sino, sobre todo, en lo mental. Otra vez Chuchi se volvió a encolerizar pero sin atreverse a agredirla ni tan siquiera verbalmente. Y dominó su ira. - Creo que ya ha llegado la hora de combatir. Diana de Still y Chuchi Lean Black se dirigieron a la Sala de Esgrima del Country Estate Fence de Baton Rouge. - ¿Qué prefieres, Chuchi? ¿Florete, sable o espada? Chuchi Lean Black sonrió para sus adentros porque la más pesada de las tres armas de esgrima era la espada y él tenía muchísima más musculatura que Diana de Still. - Creo que la espada es la más conveniente. - ¿La más conveniente para tí o para mí? - ¿Sigues pensando que tengo por costumbre empezar siempre con ventaja? - No lo pienso sino que lo digo. - ¡Te vas a tragar tus palabras! - Dos preguntas despiertan mi interés al escuchar esta especie de amenaza emotiva: ¿la palabra es superior a la razón? y ¿se enamoran quienes quieren o quienes pueden? Espero que me contestes a estas dos inquietudes una vez que hayamos terminado de luchar. - ¡Estoy deseando cortarte la lengua para que no hables nunca más lo que yo no deseo oír! ¡Serás la esposa muda más guapa de toda la humanidad! - Veo que no sabes medir bien las palabras. - ¡Te juro que lo voy a hacer! - Las palabras nunca superan a la razón cuando están mediadas por lo abstracto pero en lo concreto, cuando nos concretizamos en el sentimiento amoroso, las palabras superan siempre a la razón en el caso de los sentimientos amorosos; porque toda clase de amor es una forma críptica que supera lo que, desde fuera de la pareja, se cree irracional. Esta sensación de irracionalidad es la que hace que nuestras palabras, orales o escritas según sea la personalidad de cada enamorado o enamorada, superan con mucho a la razón establecida por los dogmas sociales. Este "hablar" con palabras amorosas supera, con mucho, a la razón social cuando la razón social está establecida como norma de conducta "lógica" y digo lo de "lógica" entre comillas para dar a saber lo que quiero decir, que cuando está superada por el "habla" amorosa surgen los prejuiciosos que creen que el amor es una locura. Es una locura porque escapa a la razón de las "masas" impersonales... porque es una lucidez que ninguno de los que forman las "masas" impersonales pueden comprender. En cuanto a si se enamoran quienes quieren o si se enamoran quienes pueden tengo que señalar que existe, en el tema amoroso de un hombre con una mujer, un equilibrio sistemático entre querer y poder. En esa balanza no se enamoran ni quienes quieren ni quienes pueden sino quienes sienten lo que es el verdadero amor. Si quieres continuamos con el diálogo después del combate. - ¡Combate! ¡Qué hermosa palabra! - ¡Fantasma! ¡Qué grande vergüenza! Lo de fantasma ya no lo pudo soportar más el machista Chuchi y. tomando las dos espadas que colgaban de la pared, le dio una a Diana para que se defendiera del impetuoso ataque que comenzó a lanzar contra ella; pero Diana le detuvo el espadazo sabiendo abortarlo con su propia espada. - ¡Espera un momento, Chuchi! - ¿Te crees que me vas a engañar con alguna trampa? - ¡No es nunguna trampa y permitiré que me sigas atacando! Sólo quiero decirte que en todo combate de esgrima debe haber un juez de contienda. - ¡Estamos completamente solos! - Por eso necesitamos un juez. Chuchi bajó su espada. - ¿Puedes decirme para qué cojones queremos un juez y en qué jodido lugar lo podemos encontrar? - Es mucho más fácil de lo que crees. Diana de Still sacó un silbato del bolsillo de su pantalón y dio tres produndos pitidos apareciendo, en la Sala de Esgrima, la voluminosa mujer negra y soltera pero violada múltiples de veces por los tres de la granja "Millsrack" en contra de su voluntad. Cuando la vió allí Chuchi cayó al suelo completamente desmayado. - ¡Jesús, María y José! ¿Tanto le gusto yo a este depravado? Pero Chuchi reaccionó a tiempo antes de ser desarmado. Se puso en pie, cerró la puerta de la Sala de Esgrima con el pestillo y rugió. - ¿Qué coño hace aquí esta ramera negra? - ¡Tendrás que matarnos a las dos si no quieres que te condenen a muerte por todas las atrocidades que habéis estado haciendo tanto tú como Ben Arck Basin y Savio Mills Depaper durante tantos años seguidos! - ¡Y eso es lo que voy a hacer! ¡Te he estado deseando toda mi vida para poder gozar de ti hasta lo máximo que se puede gozar de una hembra como tú pero ahora no tengo más remedio que despedazarte en trocitos como hago con todas las que caen en mis garras! El ataque de Chuchi Lean Bleck fue tan violento que Diana de Still sólo podía defenderse deteniendo todos aquellos golpes que buscaban ser mortales. Durante 5 largos minutos fue lo mismo: ataque feroz de Chuchi y defensa apurada de Diana en un combate que parecía interminable; hasta que, de repente, fue Diana quien tomó la iniciativa y Chuchi comenzó a ponerse nervioso porque nunca había aprendido a resistir el ataque a espada de ninguno de sus enemigos; así que, en la primera ocasión que tuvo de estar cuerpo a cuerpo con ella la zancadilleó y Diana, perdiendo el equilibrio y su espada, cayó al suelo. Chuchi, perdido ya por completo en su locura, alzó la suya con las dos manos y buscó clavarla por completo en el corazón de Diana quien, en décimas de segundo reaccionó dejándose rodar hacia su costado izquierdo siendo Chuchi el que cayó ahora derribado por su propia fuerza y su espada se quebró en dos pedazos al golpearse tan brutalmente contra el suelo. Diana se levantó y tomó su espada acercándola a la garganta de Chuchi que comenzó a gemir y pedir clemencia. - ¡No! ¡Si crees de verdad en tu Dios no me mates! ¡Te lo ruego! ¡Ten en cuenta que te sigo amando ahora más que ayer pero menos que mañana! ¡Te juro que seremos felices los dos! - ¡Muy preparado tu discurso final! ¡Muy bien hilvanado lo del ayer y lo del mañana! Da mucho de sí tu reflexión final que nos sirve para tomar conciencia. Bravo. Muy bien. Ahora viene lo del beso amoroso entre los dos. ¿No es cierto? - ¡Si apartas tu espada de mi cuello verás cómo vamos a gozar los dos después de hacer callar para siempre a esa bazofia llamada Basilia del Diablo y así no habrá nunca testigos de nuestra Gran Felicidad! - ¡No te corto el cuello porque me lo impide el Dios en quién creo pero túmbate para abajo por dos razones; la primera es porque ya no quiero ver nunca más en mi vida tu rostro de marica angelical y la segunda es porque Basilia, a la que tanto odias como para llamarla bazofia del Diablo, te va a atar de pies y manos. Diana había levantado ya su espada y se había confiado demasiado porque Chuchi, que era un verdadero atleta, dio un salto y se abalanzó sobre ella. Basilia gritó. - ¡Cuidado, señorita Still! Diana reaccionó a tiempo de intentar defenderse con su espada ante aquel ataque inesperado que terminó con el arma clavada en el muslo derecho de Chuchi que cayó de nuevo al suelo pero esta vez en medio de un charco de sangre. - ¡Corre, Basilia, busca algo con el que cortar la hemorragia! - ¡Sé cómo hacerlo, señorita Still! Basilia, con trapos cortados de una de las cortinas de las ventanas de la Sala de Esgrima, pudo cortar la hemorragia. - ¡Este demonio puede volver a atacarnos, señoria Still! - Toma la espada y mantente en guardia! ¡Si hace un movimiento en falso se la clavas sin ninguna clase de perdón! Diana de Still salió de la Sala de Esgrima para buscar sogas con las que atar de pies y manos a Chuchi Lean Black. - ¡Perdóname Basilia! ¡He estado siempre equivocado por culpa de "Espiñete"! ¡Te prometo que te amaré como nadie jamás te ha amado en tu vida de mujer negra y esclava si dejas que me levante y te salve de esa arpía señorita de la alta clase social! - ¡Eres repugnante del todo! ¡Si no te corto en pedazos ahora mismo es porque yo soy ni actúo como tú! ¡Voces de libertad! ¡Las almas del pueblo negro flotan sobre la tierra yerma! Pero el ruido y la furia son ahora una fiesta ¡Si a Diana de Still la hubieses engañado con tus sucias maniobras pongo a Dios por testigo que yo misma te hubiese cortado los testículos para que no pudieses ensuciar jamás su lindo cuerpo! Diana regresó con lo que buscaba... - Átalo bien de pies y manos e inmovilízalo con un golpe en el cráneo si es necesario hacerlo. - ¡Claro que es necesario hacerlo! ¿Ve aquel enorme trofeo de mármol de los varios que hay en la vitrina? - ¿Quieres golpearle con él? - Con muchísimo gusto, señorita Still. Nunca se sabe si esta clase de sapos son capaces de volver a respirar en el momento más inesperado. - ¡No me mates, Basilia, por favor! ¡Aunque eres negra estoy seguro de que tienes el corazón blanco! - ¡Es lo más indeseable que he escuchado yo en mi vida! ¡Deme ese trofeo por favor! Diana fue a por el trofeo de duro mármol y se lo entregó a Basilia quien lo estrelló, sin pensarlo dos veces, en el cráneo de Chuchi que quedó fulminantemente "dormido". Lo cual sirvió para que entre Basilia y Diana las ataduras con sogas fuesen tantas y tan perfectas que ni el mismísimo Hércules mitológico se hubiese podido desligar de ellas. - Basilia... ya he dado aviso a la policía y la policía está a punto de llegar... yo tengo que irme rápidamente porque mi función ha terminado... hasta que llegue el día del juicio... así que cuéntale al capìtán Moore todo lo que ha ocurrido aquí pero sobre todo lo que ha estado sucediendo en la granja "Millsrack" durante tantos años seguidos. ¡En tus manos está que esto se detenga! ¡No guardes silencio y cuéntalo todo hasta el más mínimo detalle! - Perdone por lo que le dije antes. Ahora sé por qué lo estaba haciendo. Me alegro de que haya sabido elegir al mejor. - Me parece que ya es demasiado tarde... - ¿Por qué es demasido tarde si no ha muerto todavía? - Es que no me ha llamado... y eso quiere decir que no... - ¡No sea tonta y llámele usted a él! ¡Estoy segura de que piensa que es demasiado poco para usted y no se atreve a decírselo! Diana de Still estaba ya dispuesta a llamarle cuando, de repente, sonó su móvil... - ¡Hola, princesa! ¿Puedo saber dónde estás? - ¡Creía que ya no me ibas a llamar jamás! - ¡La palabra jamás no existe en mi diccionario porque jamás es demasiado tiempo! - ¡Tengo que contarte algo muy importante, Joseph! ¡Estoy en Baton Rouge pero regreso ya a casa en autobús! - Está bien pero ya me lo contarás mañana porque estoy seguro de que me va a tocar dormir otra vez solo y en el sofá así que cuando llegues no me despìertes porque estaré soñando con alguna de mis fantasías. - ¡Joseph! ¡Joseph! ¡Joseph! - ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Y Diana cortó la comunicación.
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