Olvid las palabras (Novela) -Captulo 17-
Publicado en May 21, 2017
- ¡Hola! ¡Aquí el capitán Roger Moore de la policía de Nueva Orleans!
- ¡Capitán Moore! ¡Soy 000! - ¿Qué sucede, 000? ¿Necesitas alguna ayuda? - Sí. Una ayuda muy especial. - Tiemblo cada vez que alguien me pide esa clase de ayudas pero supongo que, en esta ocasión, no será una de esas estupideces que me suelen pedir los estrafalarios nuevos ricos de Nueva Orleans para vigilar sus absurdas fiestas. - Es que los nuevos ricos no tienen el mismo glamur que los ricos de toda la vida. - ¡Jajajajaja! ¡Lo dices como chiste pero es una gran verdad! ¡La última tontería que me pidió uno de ellos es que les enviara un coche de bomberos para una de sus bodas! - ¿Y qué tienen que ver los bomberos con las bodas? - Me dijeron que era para echarle agua al padrino... - Pues yo no soy de esos pero lo que le voy a pedir parece algo parecido... - ¿Es que te has vuelto nuevo rico de la noche a la mañana? - No, capitán Moore. Estamos a punto de hacer historia en Nueva Orleans. - Espera un momento, Joseph. ¿Estás metido en alguno de tus monumentales jaleos con la chusma de los arrabales? - Algo parecido pero no tan parecido... - ¡Diantres! ¡Me estás empezando a volver loco! ¿En qué te puedo ayudar? - ¿Cuántos jugadores de fútbol americano tienen disponibles los New Orleans Saints? - Que yo sepa son un total de 50 sin contar los suplentes y los lesionados pero... ¿se puede saber qué pasa con los New Orleans Saints?... - Usted es muy amigo de Tom Benson, el propietario de ese equipo. ¿No es cierto? - ¡Un momento, 000! Tom Benson no es un ridículo nuevo rico sino un rico de los que han sabido cómo manejar su dinero hasta hacerse rico trabajando y no por un golpe de suerte como sucede con los estrafalarios nuevos ricos. - Lo sé, capitán Moore. Y sé también que siempre tiene tiempo y dinero para ayudar a las nobles causas sociales. - ¿En qué follón quieres meter a los News Orleans Saints? - Puede ser un follón si las cosas se complican pero espero que no llegue la sangre al río. - ¿Qué te pasa, Joseph? ¿Estás enloqueciendo día tras día o es verdad lo que dicen algunos nuevos ricos de ti? - ¿Qué dicen los nuevos ricos de mí? - Que eres un bohemio lunático venido de otra galaxia. - Lo que sucede es que me tienen tirria porque nunca acudo a participar de sus bodas sino que elijo sólo las de los millonarios de verdad. - Puede ser... puede ser... - ¿Me va a conceder esa ayuda o no? - Dime de qué se trata. - Voy a cazar al "Espiñete". - Escucha bien, 000. Estamos sometiendo a interrogatorio a Chuchi Lean Black y sólo hemos podido saber que Max Emilington está implicado en gravísimas cuestiones según confirma también una mujer negra llamada Basilia Casa Larios; pero Ferdinando Morone Espínola no está siendo acusado de nada. - Espere usted a que le cace y verá cómo acabamos con todo el silencio que le rodea aunque todos sepamos que es el peor maleante de todo el Estado de Luisiana. - Eso lo sabemos todos pero nadie tiene pruebas contra él. - Usted sólo tiene que apoyarme con los New Orleans Saints y lo demás déjelo de mi cuenta. ¡Esta vez no se va a escapar! - ¿De verdad que no estás enloqueciendo por culpa de la guapísima que llevas a tu lado? - Eso sí es verdad... pero ya le dije antes que no llegará la sangre al río... - ¿Está contigo Diana de Still? - De momento hemos vuelto a hacer un tándem perfecto. Al capitán Roger Moore estaba a punto de darle un ataque de nervios. - ¿Pero se puede saber que tiene que ver el capo de la mafia italiana de Luisiana con el equipo de fútbol de Tom Benson? - No se irrite por favor y escuche a ver si consigue entenderme... - Entenderte a ti es más difícil que comprender por qué los niños cuentan mentiras. - Es que lo de cazar esta misma noche a "Espiñete" no es una mentira sino que va a ser una realidad... ahora bien si usted cree que la realidad es sólo una ficción... entramos de lleno en la discusión todavía no solucionada de "la vida es sueño" de Pedro Calderón de la Barca... o la de "el sueño de una noche de verano" de William Shakespeare... sabiendo todos muy bien sabidos que sólo es puro teatro y nada más que puro teatro porque la realidad dice... Ahora sí que Roger Moore estaba sufriendo un ataque de nervios. - ¡Basta ya! ¡Yo qué leches tengo que ver con el teatro y con todo eso de los tertulianos cuando discuten sobre si el teatro es verdad o el teatro es mentira! ¡Yo sólo soy un capitán de la policía de Nueva Orleans que se gana el sueldo haciendo cumplir la ley pero sin meterme en follones de teatreros bohemios como tú y tu amiguita! ¡No me explico cómo una persona tan inteligente como "Míster X" ha confiado toda esta misión a un simple dibujante de comics metido a intelectual y a una intelectual metida a dibujanta de comics! - ¡Un momento, Roger Moore! ¡Se está portando usted como un vulgar sargento en lugar de portarse como un verdadero capitán! - Lo que me faltaba por escuchar... - Antes de seguir adelante tengo que aclararle que, según dice la realidad, como ya estamos todos casi convencidos de que la vida es sueño quizás también la eternidad que algunos nos atrevemos a plantearnos como posibilidad viviente sea igualmente un sueño. Perfecto. Si se de sueño en sueño hemos de ir... no despertemos nunca... - Sigue... sigue... me parece interesante... - Sigo con su permiso, Roger Moore. Charles Péguy dejó para la posterioridad una frase que dice así: “El que no dice la verdad se hace cómplice de los mentirosos”. Y Cicerón dijo “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”. La verdad y la mentira son los dos polos opuestos entre los que nos movemos los seres humanos. ¿En toda verdad hay siempre algo de mentira? Podríamos decir lo contrario, que en toda mentira hay siempre algo de verdad. El asunto prioritario es saber a qué damos mayor prioridad, a los que sólo dicen mentiras o a los que sólo dicen verdades. Si tenemos en cuenta que todo lo relativo termina por ser un absoluto, sólo depende de nuestra propia personalidad ser creíbles o no ser creíbles. Esa es la eterna disyuntiva de quienes nos dedicamos a las artes. Entre lo social de las mentiras y lo personal de las verdades existe todo un territorio comunicacional que limita, por un lado, con lo que podemos creer y, por el otro lado, con lo que no debemos creer. Entre poder creer y no deber creer hay siempre un espacio infinito para la imaginación. Diana de Still, que lo estaba escuchando todo, alucinaba... - No es posible. Esto no está sucediendo en la realidad. Pero Roger Moore se sentía atrapado por completo. - ¡Interesante! ¡De verdad que es interesante! - Pues entonces debe usted saber que el domingo me llenó el alba la luz de mi conciencia y me fuí hasta los rescoldos. Encendí un cigarrillo que me sirvió de guía. Bajé en silencio. Tomé mi café con leche. Soñé con ella. Subí en silencio. Caminé en silencio con ella y de pronto comencé a hablar con mi princesa y juntos hicimos los planes del futuro pasando sobre la muerte porque los dos sólo estamos hechos para vivir. El domingo fui feliz con mi princesa. El domingo fue un sueño convertido en realidad. Otro sueño de esperanza convertido en realidad. Otro sueño de amor convertido en realidad. Otro sueño de vida eterna convertido en realidad. Saludos. Diana de Still arrancó el móvil de las manos de Joseph Liore. - ¡Capitán Roger Moore! - Hola, princesa... esto... quiero decir Diana... - ¡No le haga mucho caso porque me parece que está soñando otra vez! - ¡Permítele que siga, por favor! ¡Me interesa mucho aprender algo más que rellenar fichas y curriculos de delincuentes! - Allá usted con sus decisiones, Roger Moore... pero si termina visitando al psiquiatra sólo es por su culpa y no por la mía... Diana de Still le devolvió el móvil a Joseph Liore. - Como iba diciéndole, Roger Moore, sigamos hablando de la eternidad. En realidad de ella sabemos bien poco. Como casi de todo. No me atrevo a ser tan sabio como aquel que dijo “sólo sé que no sé nada”… aunque me parece que fue un poco falsete cuando lo dijo… porque ¿quién no sabe algo de la vida aunque sea muy poco o casi nada? Yo pregunto a las gentes y las gentes, todas las gentes, me contestan con algo que voy aprendiendo. Saben algo aunque sea un poco. Así que aquel filósofo fue un falsete… y el caso es que la eternidad es sólo una idea, una sombra en la cueva de Platón. ¡Anda que si estoy metiendo la pata y no fue Platón el que dijo eso y fue el bodeguero donde bebía vino! Bueno. Que mas dá. Fuese Platón o su bodeguero el caso es que existe la cueva y existe las sombras y quizás existe la Eternidad. He dicho y, como decía mi abuela materna que era más sabia que Platón y Socrates juntos, lo dicho dicho está y si he dicho lo que he dicho ha sido porque he dicho lo que he dicho. - ¿Eh? ¿Qué has dicho, Joseph? - Que si me va a ayudar con los News Orleans Saints. - Esto... bueno... pero lo primero de todo es saber para qué los quieres... - Si me hubiese usted escuchado bien al principio de toda nuestra conversación nos habríamos evitado una lastimosa pérdida de tiempo. - Perdona 000, perdona. - ¡Ni perdona ni leches, Roger Moore! ¿Me va a escuchar o no me va a escuchar? - Pero si te estoy escuchando desde que has empezado a hablar... lo que no sé es qué es lo que quieres... - ¡Que 25 jugadores de los News Orleans Saints estén esta noche, a las 8 en punto, en el bar "Mosca's" del suburbio Avondale y que los otros 25 jugadores de los News Orleans Saints estén esta noche, a las 8 en punto, en la bolera Fulton Alley de la Fulton 600! - ¿Y cómo quieres que lo consiga? - Hablando con su íntimo amigo, el millonario Tom Benson, diciéndole que es para una gran labor social que va a beneficiar a toda la ciudad de Nueva Orleans y, de paso, a todo el Estado de Luisiana. - Está bien. Hablaré con Tom Benson. Te llamo en diez minutos pero yo sólo soy Roger Moore y, aunque me llaman "El Santo", no puedo hacer milagros. - Pero no olvide usted que, en ciertos asuntos, Diana de Still sí que los puede hacer. Diana de Still no pudo aguantarse más. - ¡Jajajajaja! Roger Moore tampoco pudo aguantarse más. - ¡Jajajajaja! Y, para no ser menos que nadie, Joseph Liore tampoco pudo aguantarse más. - ¡Jajajajaja! Diana de Still pudo por fin hablar cuando el capitán Roger Moore cortó la comunicación... - Joseph... eres rotundamente sincero cuando defiendes lo que profundamente amas... y esa clase de sinceridad se llama verdadera valentía... - Escucha, Diana... Sinceridad empieza siempre por Si de Silencio y termina siempre por dad a los demás lo que querráis que los demás os den a vosotros... - ¿De dónde sacas tanta valentía? A veces hasta me asusta haberte conocido. - Sólo es valiente quien lucha por alcanzar sus Grandes Sueños con el arma de la Fe hasta hacerlos realidad. - ¿Y qué papel represento yo en tu mundo? Espero que seas rotundamente sincero para poder seguir creyéndote. - Sabemos que lo perfecto no existe según los que hablan con la Razón pero también sabemos que lo perfecto sí existe según los que hablamos con el Corazón. Tú eres esa perfección aunque los demás tengan otras distintas. Mi perfección no es la que yo busco sino la que yo encuentro sin tener que buscarla. ¿Comprendes a lo que me refiero? - Prefiero que me lo digas tú. - Culminando esa cúspide de la que nadie sabe nada excepto que existe en nuestra memoria, hoy hay ondas de nacimientos encendidos recientemente anidados en este espesor caliente. ¿Son ángeles los pájaros de la tarde que aquí moran con sus juegos evolutivos? ¿Buscan un sueño dentro de otro sueño más oculto? El corazón de la sombra donde me cobijo palpita reportando su luz hacia el horizonte y en lo intangible del aire renueva sus alas. ¿Son ángeles los pájaros de la tarde que aquí habitan con sus vuelos troquelados? ¿Sueñan una luz dentro de otra más infinita?. El clamor de la cúspide alumbra bajo el sueño dorado y la luz del crepúsculo y yo todavía pronuncio su búsqueda. - Sigue... - Con las ondas del viento te he vivido en el centro de las almas misteriosas llenándote de fuego encendido en las tardes bruñidas y ardorosas. A ti te he buscado siempre ascendido en el monte de las luces temblorosas y en ti siempre yo he querido prender las preguntas de las cosas. - ¿Y cómo termina todo? - No termina nunca. - Pero habrá una síntesis para poder entenderlo... - En la leyenda de la noche oscura no estaba la voz de tu presencia, no estaba la flor de tu recuerdo, no estaba el volar de tu paloma. En la leyenda recogida en el tiempo no estaba la estrella de tu luz. Anduve por las huellas del pasado hasta emerger entre la niebla del olvido y no estaba tu rostro entre las luces de aquella ciudad desconocida. En la puerta de la frontera infinita no estaba la leyenda de tu piel y me cubrió el paisaje del momento dejando pasar las horas del cansancio. Hervor de silencio era lo hallado en medio del profundo horizonte y, más allá de cualquier destino, no estaba la leyenda de tu nombre, ¿Cómo llamarte entonces bajo el cielo estrellado del alba y el insomnio? En la leyenda de todos mis caminos no estaba mi encuentro con tu hora y el reloj de mis sentidos adelantaba un tiempo para ser reconocido. En medio del pensamiento herido no estaba la leyenda de tus besos. Y sin embargo, al soñarte siempre, al fin pude hallarte en medio de todos mis mundos. - Quizás sea que todo símbolo hierofánico es iniciación para la captación de las restauraciones anímicas que acercan lo espiritual a lo terrenal y entroncan lo absoluto con lo relativo y lo eterno con lo temporal. Hubo tiempos que dediqué a “estar dentro” como experiencia de múltiples elementos vividos que procuré combinarlos como aperturas al apetito de conocimientos. Tus expresiones idealísticas son verdaderamente extraordinarias y abren en mi mente la claridad. Gracias. Joseph Liore ya no dijo nada más y ambos guardaron un corto silencio de miradas mutuas hasta que el embrujo lo rompió el sonido del móvil de Joseph. - ¡Hola, 000! - Ha tardado usted once minutos en lugar de tardar diez... pero le perdono... - ¡Jajajajaja! ¡Que sí, loco! ¡Que Tom Benson ha dicho que sí y se ha producido el milagro! ¡No sé cómo lo puedes conseguir ni lo puedo comprender; pero esta noche, a las 8 en punto, habrá 25 jugadores del New Orleans Saints en el bar Mosca's y otros 25 jugadores del New Orleans Saints, también esta misma noche y a las 8 en punto, estarán en la bolera Fulton Alley. Si de verdad no estás loco es de verdad que lo pareces o es de verdad que el loco soy yo. - Quizás nos parezcamos más de lo que creemos, Roger Moore. - Espero que esto no me cueste bajar de graduación a teniente. - Yo, sin embargo, espero que esto le cueste subir a la graduación de comandante. -¿He hecho bien recomendando que cada uno de todos ellos lleve armas ocultas? - No creo que sean necesarias utilizarlas pero le felicito, capitán. Teniendo en cuenta que se trata del capo de la mafia es una decisión muy oportuna. - ¿Sabes que se pone en juego la vida de un buen puñado de hombres? - Ninguno de nosotros vamos a morir. - Está bien. Que muera algún mafioso que otro vendrá muy bien a la ciudad. ¿Pero cómo vas a evitar la muerte de algún inocente? -Voy a bloquerar por completo a "Espiñete". - Eso es imposible. - ¿Para qué cree usted que viene conmigo Diana de Still? - Jajaja. Ya entiendo. Ferdinando Morone Espínola es un mujeriego tan enfermizo que bajará la guardia en cuanto la vea. - Es entonces cuando le dejaré a solas con ella y cuando quiera reaccionar todos sus hombres estarán ya detenidos sin que suceda ninguna batalla ni disparo alguno; pero si tengo que eliminar a Ferdinando porque se pone demasiado peligroso tendré que eliminarlo yo mismo. - ¿Vas armado? - Voy a ir armado. - Espero que sepas muy bien lo que estás haciendo. - Espero que cuando tengan que dar las Llaves de la Ciudad y nombrar Hijo Predilecto de Nueva Orleans con medalla ing¡cluída a alguien se la den a usted y le eligan a usted y no a mi. - Pero si eres tú quien te arriesgas... - Pero las llaves y condecoraciones son demadiado pesadas a la hora de vivir... - ¿Cómo es eso? - Escuche bien, Roger Moore. Stanislaw Jerzy dijo lo siguiente: “Muchos que quisieron traer luz, fueron colgados de un farol”. Ferdinando Morone Espínola será uno de ellos. Y, ante eso, yo creo que llevar en el pecho una medalla es darle demasiada importancia a un desalmado por muy capo que sea. No, capitán. Es hora de eliminarlos sin que pasen a formar parte de la gloria ciudadana. Morone desaparecerá para siempre y ninguna medalla al valor debe existir para su memoria. El mejor recuerdo de tipos como ese "Espiñete" es el olvido más absoluto. La desaparición completa de la memoria de todos los ciudadanos de Nueva Orleans para que ninguno de nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros bisnietos y nuestras tataranietos sepan que existió. - En ese caso os deseo suerte... - No hay muchas oportunidades en la vida para poder atrapar a los viejos zorros como "Espiñete" así que en lugar de suerte lo que debemos pedirle a Dios es acierto.¿De acuerdo, Roger Moore? Esto no es una película del Agente 007 sino una realidad de la vida urbana. Con suerte sólo logramos triunfos parciales. Con acierto conseguimos la victoria final. Y a eso es a lo que voy. A la victoria final. Los triunfos parciales no me interesan para nada porque no acaban con la maldad sino que la tienen que soportar siempre como sucede con las películas del citado Agente 007. Yo no. Yo soy 000 y no quiero más que poder disfrutar de cada mañana posterior al día de hoy. ¿Comprende ahora por qué yo no tengo "licencia para matar"? - Intentaré comprenderlo. - Que disfrute del día, capitán. - Chao, Joseph. Y los apagaron sus móviles al mismo tiempo. - Jovencitos... ¿sois acaso una pareja de cazafantasmas? Diana de Still y Joseph Liore, que estaban de nuevo a punto de naufragar en un beso infinito levantaron la cabeza. Un señor muy anciano, con sombrero "canotier", camisa con pajarita y bastón de madera de avellano, se encontraba sonriéndoles. Así que Joseph no tuvo más remedio que invitarle a sentarse frente a ellos con un gesto de su mano derecha. - Creo que es usted de esas personas mayores que necesitan ser escuchadas. - Gracias, jovencito. No me interesa saber su nombre ni el de esta jovencita tan monumental que tienes por compañera. Es de verdad bellísima por completo. Tampoco interesa saber mi nombre porque quizás ya sea yo el último fantasma existente de una época de Nueva Orleans que se ha perdido para siempre pero todos me dicen "Porthole Stubble". ¿Sois o no sois dos cazafantasmas? - Ella y yo somos dos cazafantasmas en busca de la liberación. - Entonces quizás os agrade escuchar un cuento que os pueda ayudar en esa búsqueda. - ¿Cómo se llama? - La historia maldita de la casa Lalaurie. Durante más de 150 años y a través de varias generaciones fue uno de los relatos de fantasmas más aterradores de este Barrio Francés de Nueva Orleans. - Quizás nos sirva de algo, Joseph. - Muchas gracias por su comprensión, jovencita. Veo que además de ser una de las mujeres más bellas que han contemplado mis ojos, y mis ojos han contemplado ya a millones de mujeres hermosas, es usted muy inteligente. - No es necesario que me elogie tanto "Porthole Stubble". - ¿Puedo invitarles a una copita de "Marie Brizzard" dulce? - Si mi pareja no dice lo contrario... Joseph Liore aceptó. - De acuerdo. Aceptamos el "Marie Brizzard" dulce. El ya muy anciano "Porthole Stubble" pidió las tres copas de anís dulce y sacó un pitillera ofreciendo un cigarrillo al todavía muy joven Joseph Liore. - Sé que está prohibido fumar pero... ¿por qué no cometer una locura?... - ¡Jajajajaja! Ella no fuma pero yo estoy loco; así que la acompaño en la aventura. - Son "gitanes" y los fumaba Albert Camus... - ¿El extranjero? - Veo que sois muy cultos. Efectivamente, me estoy refiriendo al autor de "El extranjero". ¿Qué sabes tú de ser ser un extranjero? Puedes hablarme sin ceremonias. Pertezco a la alta aristocracia norteamericana pero me gusta ser políticamente incorrecto. Antes de que Joseph Liore hablara el ancianito le encendió el cigarrillo y después el suyo; aun sabiendo que le iba a costar, por lo menos, una fuerte multa. - No parece importarle demasiado el dinero... - No me importa nada el dinero... si lo tengo sólo es para poder vivir... Joseph se animó... - La lubina blanca salta por entre las aguas mientras el aliento de azufre se extiende haciendo la pascua a las gentes de bien vivir. Vasijas rotas. Algunos se ahorcan sin ninguna clase de sentido. Y la lubina blanca sigue saltando por entre las aguas. Un sendero luminoso que se apaga de repente y la puerta de un hogar se hace luz devolviendo oro por plata. Si. A veces las aguas blancas se vuelven doradas en el atardecer marino. Campañas. Conciertos. Congresos. Actos públicos para vendernos ideologías extremas mientras remamos contra corriente siguiendo los saltos de la lubina blanca. La economía está surgiendo a flote mientras nos vamos al supermercado para hacer inventario de lo que podemos gastar con la tarjeta de crédito. A falta de créditos bancarios es una excelente forma de mantenernos en forma ejercitarnos, como si fuésemos niños de la calle, en jugar a corderos mientras otros son los lobos. La mejor manera de salir de este enredo es tomarnos tranquilamente un café sentados en algún rincón. Si. Es una forma sencilla de seguir viviendo mientras otros se matan por coger un puesto en los restaurantes de lujo a donde van a comer los artistas del glamour. Glamour. Otra vez la dichosa palabra que es, simplemente la falsa teoría de la prosperidad “caiga quien caiga”. Y nosotros seguimos con nuestro café hablando de cosas tan serias como quién lleva el mejor peinado de las chavalas que pasean por las calles o quién fue aquel futbolista llamado "Peartree". El camión de la basura pasa recogiendo los desperdicios. Pasean un ataúd con flores de acanto. A cal y canto cierran sus casas los del corazón de piedra. Bueno. Es hora de tomar chocolate mientras la lubina sigue saltando las aguas corriente arriba porque todos somos, en realidad, extranjeros a la hora de vivir en otros mundos lejanos. El ya muy anciano "Porthole Stubble" se llevó una gran sorpresa... - ¡Caramba! ¡No me imaginaba que supieses tanto de otros mundos ajenos! - Es que no son ajenos. - ¿Me estás queriendo decir que vives, al mismo tiempo, en muchos países distintos? - Exacto señor "Porthole Stubble". Y es usted uno de los más curiosos personajes de mis vividas y vívidas historias El camarero les sirvió las tres copas de anís y se alejó. - Oiga, jovencito... ¿cómo es que me ha señalado a mí como uno de los más curiosos personajes de su vividas y vívidas historias? - Tendría que hablarle un poco sobre mis personajes. - Hábleme, joven. Yo también sé aprender. - En el viaje del teatro de la vida siempre somos personajes quieran o no quieran reconocerlo los demás. ¿Y los demás? ¿Importan los demás? Buena pregunta con una sabia respuesta: representa tu función y no dejes que nadie te detenga cuando estás brillando bajo la luz de las candilejas. - Me dejas perplejo de verdad, joven. Yo fui un cantante famoso y, hablando de las candilejas, todavía canto bastante bien. ¿Puedo cantarle a su pareja? - Pidáselo a ella misma y olvide que yo existo si es que ella desea que usted le cante. La mirada de "Porthole Stubble" se posó en la mirada de Diana de Still. - Puede usted cantarme si tanto lo desea... El ya muy anciano "Porthole Stubble" cantó sin dejar de posar su mirada en la mirada de ella... - Tú llegaste a mí cuando me voy. Eres luz de abril, yo tarde gris. Eres juventud, amor, calor, fulgor de sol. Trajiste a mí, tu juventud, cuando me voy. Entre candilejas te adoré. Entre candilejas yo te amé. La felicidad que diste a mi vivir se fue. No volverá, nunca jamás, lo sé muy bien. Tú llegaste a mí cuando me voy. Eres luz de abril, yo tarde gris. Eres juventud, amor, calor, fulgor de sol. Trajiste a mí tu juventud cuando me voy. Entre candilejas te adoré. Etre candilejas yo te amé. La felicidad que diste a mi vivir se fue. No volverá, nunca jamás, lo sé muy bien. "Porthole Stubble" quedó en silencio. - No suelo aplaudir a nadie que me dedica una canción pero consíderese usted del todo aplaudido. - Gracias por tu generosidad, jovencita. ¿Narro o no narro el cuento? - Si narrar no significa más que relatar algo que emociona puede usted narrar. - Otra vez gracias. Y ahora la mirada de "Porthole Stubble se posó en la de Joseph Liore. - Hágalo sin miedo... - Me anima usted, joven. La historia de la Mansión embrujada de Lalaurie en New Orleans, es quizás una de las historias más conocidas de casas embrujadas de la ciudad. Su historia se remonta a 1832 cuando el Doctor Luis Lalauri y su esposa Delfina, se mudaron a su casa criolla del barrio francés. El matrimonio se hizo famoso por sus relaciones sociales y la gran riqueza que poseían. La mansión constaba de tres pisos y aunque el exterior de ésta rezumaba sencillez, escondía un interior espléndido para las normas de aquella época. Construida para los grandes acontecimientos y ocasiones, las puertas de caoba estaban talladas a mano con hermosas flores y rostros humanos que daban paso a los brillantes salones iluminados, con el resplandor de cientos de velas en candelabros gigantes. Los huéspedes cenaban en hermosa vajilla de porcelana china y bailaban rodeados de majestuosas telas orientales importadas a precios elevados. Madame Lalaurie fue considerada una de las mujeres más inteligentes y bellas de la ciudad. Aquellos que asistían a sus reuniones, se sentían el centro de éstas gracias a las atenciones de su anfiotrina. Pero esta era sólo una cara de la moneda de la señora Lalaurie, la otra oculta para sus visitas y amistades, estaba revestida de una crueldad inimaginable. Bajo ese trato delicado y refinado, se ocultaba otro más cruel y sangriento. Fueron sus propios vecinos los que comenzaron a sospechar que algo raro pasaba en la Casa Lalaurie, ya que los criados y esclavos llegaban y desaparecían demasiado a menudo. Una tarde uno de los vecinos de la Señora Lalaurie estaba subido a una escalera reparando el tejado, cuando observó como la señora Lalaurie perseguía con un látigo a una niña pequeña y ésta asustada subió hasta la azotea desde donde se tiró y murió en el acto. Las historias sobre el maltrato cruel de esclavos en la Casa Lalaurie, se propagó como la pólvora por el barrio criollo y los antes amigos del matrimonio Lalaurie, dejaron de serlo y sus invitaciones rechazadas. Una mañana un terrible incendio se desató en la cocina y arrasó la casa, según cuenta obra del cocinero harto de los maltratos y torturas de Madame Lalaurie. Una vez sofocado el incendio, los bomberos descubrieron un espectáculo dantesco detrás de la puerta del ático. Encontraron más de una docena de esclavos encadenados a la pared, en un estado lamentable. Se trataba de hombres y mujeres atados a improvisadas mesas de operaciones, restos de cuerpos mutilados tirados por el suelo y multitud de órganos humanos en cubos rebosantes de sangre. También encontraron restos de cuerpos dentro de jaulas para perros. Las aberraciones allí cometidas superan lo inimaginable, pues los cuerpos estaban desnudos y esposados a la pared, en donde a las mujeres con el vientre abierto se les había extraido los intestinos y se les había puesto alrededor de la cintura. Otros aparecían con la boca llena de excrementos de animales y cosidos los labios. Las uñas de las manos habían sido arrancadas y uno de los cuerpos aparecía con una enorme barra atravesándole la cabeza. Las torturas habían sido conferidas de forma lenta y cruel, muchos de aquellos pobres hombres hacía tiempo que habían muerto, pero había otros todavía vivos que imploraban su muerte. Los dos o tres cuerpos que pudieron ser rescatados con vida, fueron llevados al hospital más próximo. Ante una multitud enfervorizada que pedía la cabeza del matrimionio Lalaurie, éstos desaparecieron sin dejar rastro alguno. Las historias de fantasmas en la casa, comenzaron tan pronto como el matrimonio Lalaurie despareció de ésta. Después de una breve ocupación, la casa estuvo vacia durante mucho tiempo cayendo así en un estado de ruina. Muchas personas afirmaban oir gritos de agonía durante la noche, provenientes de la casa vacía y ver las apariciones de los esclavos caminando por los balcones y patios de la casa. En 1837 la casa fue comprada por un hombre que sólo pudo aguantar durante tres meses. Decía que la casa estaba plagada de ruidos extraños, gritos y gemidos en la noche, por lo que decidió abandonar la casa. Después de la guerra civil americana, la mansión fue reconstruida y pasaría a ser una escuela primero y después una escuela de baile y música. Años después, se encontraría el cuerpo sin vida de Julio Vignie un excéntrico rico de Nueva Orleans, que vivió rodeado de basura y fue encontrado sobre un colchón hecho jirones, mientras guardaba en una de las habitaciones una valiosa colección de antigüedades. Más tarde, con la llegada de los inmigrantes italianos a Nueva Orleans, la casa se convirtió en apartamentos alquilados, pero los inquilinos duraban poco, ya que las apariciones de negros envueltos en cadenas y extraños sudarios, les hacía insoportable la vida. A eso hay que añadir los contínuos gritos y gemidos que resonaban por la noche en toda la casa. Actualmente la casa ha sido restaurada y durante los trabajos de restauración se ha encontrado un cementerio en la parte trasera de la casa, debajo justamente del suelo de madera, lo que hace pensar que los esclavos de la señora Lalaurie que iban y venían tan rápidamente, sólo lo hacían pero con un billete de ida, pues una vez caían bajo las redes de esta cruel Madame nunca más abandonaban el lugar, al menos con vida. - Digo lo que mi pareja. No suelo aplaudir a nadie que me dedica un cuento; pero considérese usted aplaudido. - ¿Y no te da miedo seguir adelante? - El miedo se supera con facilidad. Lo que no se supera nunca es la ignorancia si es que se tiene miedo para superarla. ¿Me sigue entendiendo, señor "Porthole Stubble"? El caballero ya muy anciano, con sombrero "canotier", camisa con pajarita y bastón de madera de avellano, se levantó una vez terminada su copita de "Marie Brizzard" dulce. Josepah Liore también se levantó y aceptó que "Porthole Stubble" le abrazara emocionado y a punto de llorar. - ¡Tienes mucho valor y por eso te la mereces! - ¿Se refiere a mi pareja? - Exacto. Te la mereces de verdad. No pierdas nunca la Fe porque cuando el sendero luminoso desaparece sólo queda la valentía para seguir adelante. - Voy a seguir adelante. - Y no mires atrás... no mires atrás... Ambos habían terminado de fumar sus cigarrilos "gitanes" y dejaron las colillas apagadas en una maceta de geranios. Nadie les había reclamado nada a pesar de que estuviese prohibido. Nada importaba ser políticamente correcto o políticamente incorrecto porque, efectivamente, cuando el sendero luminoso desaparecía quedaba aún un rescoldo por apagar. Y para eso había que ser valiente. Una vez comprobada la verdad de Joseph Liore, el caballero ya muy anciano desapareció del Cafe Du Monde. - ¿Cómo te sientes, Diana? - ¡Preparada para entrar en acción! - ¿Sabes que tú vas a ser la protagonista principal en el reparto? - Lo sé y lo asumo. Lo hago sólo por mi tesis y, si fallo en el intento, adió a mi doctorado. - Tu doctorado es lo que importa, Diana. - ¿Y lo que podemos descubrir? - Escucha con mucha atención porque todo depende de lo que tú interpretes. Llamo vivencialismo a esa manera de ser en la que nos expresamos con todos y cada uno de nuestros sentidos. Vivencialismo porque es todo aquello que podemos absorber para sentirnos tan profundos que ya no necesitemos más que dejarnos llevar por la existencia sin la pertinaz preocupación de tener que interpretarnos excesivamente. Ese vivencialismo será quien nos interprete el día de mañana y le dejaremos hacer sin resistirnos ni fugarnos pero sin despojarnos de nuestra esencia propia. Sus raíces no tienen un punto geográfico en particular. Vienen de la eternidad y marchan hacia la eternidad. Yo no entiendo, por eso, una raíz como un lugar impuesto por alguna condición ajena a nuestra voluntad. Nuestras verdaderas raíces no son únicas sino plurales y allí donde radiquen nuestras expresiones nos convertimos en seres multiplicadores en vez de simplificadores. Con el descubrimiento de saber quiénes somos por dentro podemos saber quiénes somos por fuera e incluso lo que de nuestro interior puede penetrar en el interior de otros seres humanos; allí donde somos circunstancia vista por los demás sin ninguna otra connotación externa. Si conseguimos lograr hallarnos en la integridad de la parte de eternidad a la que pertenecemos habremos conseguido pertenecernos a nosotros mismos y pertenecer a los demás. Eso es lo que debemos demostrarnos, porque todos podemos y tenemos el derecho a luchar, en algún momento de nuestro periplo vital, por intentar descubrirnos, aunque sólo sea por un escaso segundo de lucidez, en nuestra existencia. Ese escaso y lúcido segundo en que nos damos cuenta de que somos inmutables y que tenemos algo que decir al comprometernos con la acción de aceptar o rechazar tal premisa. Esa es nuestra libre elección particular. Quizás en algún momento de la vida podremos dudar… en muchos momentos de la vida incluso podremos dudar… pero llega un momento en que nos iniciamos en nuestra verdadera interpretación. Quizás no logremos hallar todo su significado pero en algún momento nos iniciamos en el esfuerzo por conseguirlo. Después de todo, lo que hay más allá de nosotros mismos puede ser seguramente una realidad que interpretamos hoy de forma muy distinta a lo conocido ayer. No sé el momento en que tengamos que interpretarnos definitivamente pero si sé que todos estaremos presentes cuando eso ocurra. Unos antes. Otros después. Pero todos tendremos que vivirnos con total sinceridad. Y en ese momento, cuando nos penetremos hacia el interior, no habrá posibilidad de equivocanos. Puede ser que los demás lo admitan o lo rechacen pero en lo referente a ese sentido si lo logramos habremos por fin cambiado el mundo. - ¡Sin miedo, Joseph! ¡Voy a actuar sin miedo! Joseph Liore miró su reloj. Eran la ocho y quince minutos de la noche. - ¡Vamos ya para el "Mosca's", Diana! ¡Y que Dios reparta suerte! - ¡Jajajajaja! ¡Me hace gracia la manera que tienes de creer en Dios! - Es la única que prefiero tener. En el "escarabajo" de Joseph llegaron hasta el "Mosca's" y, como él ya tenía previsto, todas las miradas y más de un piropo para mayores de edad, surgieron de todos los rincones del bar. Pero la presencia de aquellos 25 verdaderos atletas, los jugadores de fútbol americano del New Orleans Saints, que además iban armados con las más modernas pistolas de los policías del Estado de Luisiana, hizo que no se armara mayor alboroto que palabras diluidas, poco a poco, hasta producirse el silencio cuando Diana de Still comenzó a hablar con el que estaba sirviendo al otro lado de la barra. - ¡Hola, guapo del todo y para siempre! Una sonora carcajada general se extendió por todo el "Mosca's" del suburbio de Avondale. - ¡Jajajajaja! Pero Diana Still, una vez que volvió a reinar el silencio, ya estaba dispuesta a seguir hasta el final. - Si quieres que te dé un beso en tu tarjeta de identidad dime cómo te llamas para apuntarte en mi agenda de citas más o menos amorosas. - ¿Es totalmente seguro eso? ¿Qué tengo que hacer? - Primero decirme como te llamas para poder retenerte en mi memoria. El camarero, bajito y paticojo pues la pierna izquierda la tenía bastante más corta que la pierna derecha, se entusiasmó mientra su ánimo se iba calentando a marchas aceleradas y su corazón palpitaba mucho más rápido que nunca. - ¡Me llamo July Friday Waiter y estoy deseando conocerte mucho mejor! - Pues entonces dime dónde está "Espiñete". - ¿Vas en serio? - Voy totalmente en serio. Después de él, que para eso es el capo, te toca a ti. July Friday Waiter se imaginó que era algo así como Vincent Price en "Dueño del mundo" y aunque nada sabía de Julio Verne su imaginación comenzó a volar hacia la Luna. - ¿Eres activa o eres pasiva? - Soy mucho más activa que Cleopatra con Julio César y Marco Antonio al mismo tiempo... así que imagínate lo activa que puedo llegar a ser... - Esto... si... claro... pero es que yo no sé... - ¿No sabes nada de un juego a tres en raya o estás demasiado rayado ya? - Quiero decir que no sé dónde se encuentra "Espiñete" pero aquel tipo tan alto y con sombrero cordobés de ala ancha y que viste con capa negra es el propietario del "Mosca's" y si sabes ligártelo bien no tendrás problema alguno en que te diga lo que quieres saber. Diana de Still hizo una señal a Joseph Liore para que la dejara ir sola y este aceptó con un simple gesto de la mano ya preconcebido entre los dos y que consistía en acariciarle la cara a ella. Lo cual Joseph lo hizo con sumo gusto ante la mirada de envidia de July Friday Waiter que daría hasta la mitad de todo su caudal en la cuenta corriente del Banco Morgan Chase por tener la oportunidad de hacer lo mismo. - Buenas noches, caballero de capa y sombrero... El propietario de aquel local que ya se había fijado en ella desde que la vio llegar con Joseph Liore se sintió el hombre más feliz del mundo pero se quedó a medio camino de levantarse al observar que los 25 jugadores de los New Orleans Saints, además armados con pistolas, se acercaron todo lo que más pudieron al mismo lugar donde Diana parecía estar retándole a un duelo sin piedad. - Señorita... yo... es que yo... estoy casado... - ¿Puedo sentarme solo unos dos minutos nada más? - Pero... es que... es que estoy casado... - ¿Casado o cazado? El hombretón del sombrero cordobés de ala ancha y la capa negra no tuvo más remedio que aceptar lo que, con sinceridad, estaba deseando y le tendió la mano aunque ella no aceptó el saludo. - Me llamo Óscar Pérez Benítez y nací en el pueblo andaluz de Abejorreras. Por eso todos me llaman "El Cordobés". - ¿Y qué hace un cordobés en Nueva Orleans si no es mucho preguntar? - Pregunta todo lo que quieras, reina... que yo constesto... y lo que pasa es que tras la Guerra Civil Española mi familia se exilió en esta ciudad y yo tuve la gran suerte de vivir el sueño americano pudiendo salir adelante con la venta de mis quesos rancios y con este garito... - ¿Lo de garito lo dice usted por la gente de mala ralea? - ¡Jovencita! ¡Los ladrones somos gente honrada! - ¿Es que le gusta a usted hacer teatro? - No tengo ni idea de teatro y mucho menos de atreverme a hacer algo de teatro. - Como ha citado usted a Enrique Jardiel Poncela... - ¡Imposible! ¡Yo a ese tipo no le conozco! - Habrá sido entonces que a veces el burro sopla la flauta y la flauta empieza a sonar... - ¡Jajajajaja! ¡Me gustan las morenas que se atreven a llamarme burro en mis propias narices! Diana estaba llevando la conversación que más le convenia y se acercó ligeramente a aquel señorito de sombrero de ala ancha y capa negra. - Cuidado, cordobés. Baje usted un poco la voz que se va a enterar "Espiñete". Óscar Pérez Benítez se dio cuenta, rápidamente, de a quien era al que buscaba en verdad aquella preciosa chavala y el diálogo se hizo cada vez en voz más baja. - Qué suerte tiene Ferdinando... - La afortunada soy yo, Óscar... pero no se preocupe por Ferdinando Morone Espínola porque hay queso para todos... - No quiero jaleos con la justicia. - Entonces dígame dónde le puedo encontar antes de que el queso se quede rancio del todo aunque ya rancio esté y produzca indigestión general entre sus consumidores. ¿Me ha entendido tío Óscar? ¿Es usted un tío de verdad o solamente es usted un primo nada más de los muchos primos que andan mezclados en asuntos de mujeres y de queserías ilegales? - Por favor... no se lo digas a nadie... - Supongo que yo no lo voy a decir sino que lo hará usted mismo, don Óscar, si es que es la mitad de la mitad de la mitad de lo hombrecito que se está usted queriendo hacer conmigo. ¿Sabía que los toros tienen cuernos? - Sí... claro... como soy "El Cordobés" de Nueva Orleans... a veces hago talleres de enseñanza taurina en "Mosca's"... - Dónde está ahora "Espiñete" y, si tengo alguna vez ocasión de hacerlo, ya vendré por aquí para participar de los talleres taurinos aunque no me guste mucho ver cómo los dirigen quienes no tienen ni idea de lo que es una verónica y la confunden con la del Santo Rostro de Jesús de Nazaret. - Esto... me estoy perdiendo... del todo... - Terminemos ya diciéndome dónde le puedo encontrar. - Son ya las 9 de la noche y a esta hora siempre se encuentra jugando en la bolera de Fulton Alley de la Fulton 600. - ¡Okey, Óscar! Gracias por ser usted tan primo y que tenga futuro con los quesos porque en cuanto a lo de amante es usted más paleto que un vendedor de abarcas. Y Diana, acompañada ya sin disimulo alguno por los 25 jugadores de los News Orleans Saints, salió del "Mosca's". - Siento tener que decirle, July, que yo estoy antes que usted y si le jode el asunto pues jódase lo suficiente pero la vida es así y no la he inventado yo. Joseph Liroe también salió del "Mosca's" y poco después se encontraban ya dentro del "escarabajo" mientras los 25 jugadores de los News Orleans Saints ya iban, en sus automóviles, camino de la bolera Fulton Alley para unirse allí con los otros 25 que ya estaban jugando despreocupadamente. O eso era lo que parecía. - ¿Cómo te encuentras ahora, Diana? - ¡Estoy muy bien, Joseph! - Eso ya lo sé. - ¡Jajajajaja! Estoy diciendo que tengo todos mis ocho sentidos despiertos. - Ten en cuenta que ahora viene lo más difícil de todo. - Deja que actúe a mi manera y no te preocupes más que de estar atento a los secuaces que estén con él. Voy a intentar separarle de ellos para que tengáis todo controlado sin riesgo de muerte para mí. - Controla continuamente tu pensamiento único y veremos que la respuesta es controlar la multitud de pensamientos diversos. Joseph Liore guardó un minuto de silencio hasta que puso en marcha su Wolkswagen... - Haces bien, Diana... - ¿A qué te refieres con eso de que hago bien? - Si la aventura del vagar por el planeta te guía a las riberas de lo inédito haces bien en vivir las experiencias sin coartarte ante el riesgo de hacerte profunda o de adentrarte en los internos laberintos de lo humano. Provista de tu crecida fe en tus viajes haces bien en no temer a la muerte porque estás llena de vida imperdible, tan misteriosa como cristalina es el agua de la playa donde te bañas o tan irrenunciable como ese aval de tu libre pensamiento. - Jamás pensé, en toda mi vida, que me tocaría intentar ligar con un chico como tú. - ¿Lo dices por lo de la playa? - ¡Jajajajaja! Supongo que sí. - Fue tan puro y tan honesto que lo dejé escrito. Pienso igual que entonces. - Ya estamos llegando, Joseph. - Pero quiero que sepas que, triunfemos o fracasemos en el intento de triunfar, que es cruel quien roba lo más sagrado haciendo la trampa del engaño. Cruel. La primera vez debería ser siempre la más limpia. Pero hay muchas personas en la vida que no desean entenderlo. Satisfacer los más bajos instintos a fuerza de engañar es lo más bajo del ser humano. Un abrazo por si no puedo abrazarte nunca más. - Pero si no corro peligro... - Pero quizás ya no sea nada igual que antes. - Está bien. No sólo va a ser un abrazo. Los dos se abrazaron y se dieron un beso tan abrasador que parecía haberse detenido la noche llena de estrellas y con una luna completamene nueva. - Vale, Joseph. Hay que acabar con él para siempre. - A pesar de todo es mejor que no haber vivido nada. - Paso yo primera y cinco minutos después pasas tú. Diana de Still otra fue tan valiente que entró sola en la volera. Al llegar a las pistas de juego rápidamente observó que estaban repletas de jugadores y que estaban los 50 componentes del equipo de fútbol americano del New Orleans Saints ocupando. Cuatro ocupaban una de ellas, la más cercana a donde jugaban Ferdinando Morone Espínola con sus secuaces más feroces conocidos como Carnera, Agostino y Pizzaballa. Tal como los futbolistas habían acordado hicieron como que habían terminado de jugar y dejaron que la monumental Diana de Still ocupara la pista mientras ellos se sentaban entre los que seguían las jugadas como espectadores. Así que Ferdinand mordió rápidamente el anzuelo cuando ella lanzó su primera bola tan erráticamente que no derribó ningún bolo. Por supuesto que lo había hecho con tanta precisión que el mafioso no se dio cuenta y se acercó a ella. - Signorina. E 'questa la prima volta che giocare a bowling? - Puedo parecer italiana pero la verdad es que soy neoyorquina. - ¿Y no sabes decir nada en italiano? - Sí. Sólo sé decir porca miseria. A Ferdinando Morone Espínola se le borró la sonrisa de conquistador... - Esto... ¿quieres que te enseñe a jugar con los bolos? - Siempre que no sea usted uno de esos muchos boludos que abundan por el mundo. - ¿Qué significa boludo? - Ser uno de esos muchos que hacen o dicen tonterías y que se comportan como los estúpidos siendo irresponsables. - ¿Sabes con quién estás hablando? - ¿Con un saca mantecas? - ¡Jajajajaja! Me gusta tu atrevimiento. - ¿Y qué me estaba usted proponiendo? - Enseñarte a jugar en la bolera. Soy Ferdinando Morone Espínola y te doy mi palabra de padrino que sólo voy a tocarte lo justo necesario como para que sepas manejar las manos y mover el cuerpazo que tienes. - ¿Hay que mover el culo como un mariquita tal como lo hace usted y las piernas como un gilipollas que parece que es más bien un chulo de putas que un hombre de verdad? - Eso dice la orotoxia de este deporte. - ¿Es que la ortoxia de este deporte la realizó un mariposón sin remedio? - ¡Jajajajaja! A Ferdinando Morone Espínola le gustó aquella preciosa luchadora. - Es sólo cuestión de minutos. En ese momento entró en la Fulton Alley el decidido Joseph Liroe que se acodó sobre la barra del bar desde donde se divisaban todas las pistas. - ¿Qué va a ser, guapo? Se volvió y se enfrentó con una verdadera belleza venezolana que le sonreía sin parar. - ¿Eres tal vez venezolana? - ¿Cómo lo has acertado? - Por tu acento. - Es cierto. Soy una de las muchas chavalas cañón que nos hemos escapado del imbécil de Nicolás Maduro Moro. - ¿Es que además de imbécil es maricón? - ¡Jajajajaja! ¡Sí! ¡Por eso está tan gordo que parece que le han cebado como a un cerdo machista! ¿Qué te sirvo? - Un troitis, por favor. Diana de Still vio toda la escena cuando Joseph Liroe volvió a mirar lo que sucedía en la pista central... - Esto... caballero don Ferdinando... ¿podría darme usted, en primer lugar, unas cuántas clases teóricas antes de comenzar con las prácticas?... - Bien. Si quieres la teoría antes que la práctica no hay problemas. ¿Dónde quieres que lo hagamos? - No tenemos que salir para nada de la bolera. Me conformo con que lo hagamos al lado de ese joven tan simpático que está acodado en la barra. - ¿Con ese precisamente? - Sí. Al lado de ese. Ya debe estar usted acostumbrado a las raras manías que tienen las chicas de los padrinos. Ferdinando Morone Espínola se dirigió a sus tres muchachos que eran, en realidad, tres de mucho más que 50 años cada uno de ellos. O sea, sólo 40 años menos que él. - ¡Carnera! ¡Agostino! ¡Pizzaballa! ¡Me voy con este bombón! ¡Estad siempre atentos a las jugadas, muchachos y verés lo que es ligar de verdad con la chica más sexy de todo el Estado y resto del Universo! - Preferiría que no se las de usted mucho de gracioso. La verdad es que no sabe contar chistes. Es mejor que hablemos en serio. Ferdinando Morone Espínola había tropezado con una chavala impresionante que, además, no era la clásica tontita o boba de las cuales se cansaba después de habérselas tirado en la cama a pesar de que era impotente y no lo sabía hacer. Pero era mejor disimularlo y hacerse pasar por un puro machote. Quizás esta chica le hiciese sentirse de verdad entusiasmado a la hora de follar. Llegaron a la barra y Diana se situó casi rozando a Joseph mientras quel el padrino y capo mafioso Ferdinando se situaba a la izquierda de ella. Diana querí conseguir que todo lo escuchara perfectamente bien Joseph quien, además, llevaba una potente mini grabadora en el bolsillo superior de su chaqueta de color azul marino con botones en los que relucían anclas plateadas. - ¿Qué va a ser? Me llamo María Gabriela Fernández Mendoza y estoy para hacerles más agradable su estadía en Fulton Alley. La primera en responder fue Diana de Still antes de dejar que se le anticipara el padrino. - Para mí lo mismo que está bebiendo este joven tan atractivo y tan interesante que me encantaría estar un buen rato con él. Era mejor provocar los celos de Ferdinando Morone Espínola que estaba cayendo, él solo, en la trampa. - ¿Un troitis? ¡Pero si eso no lo beben los verdaderos machos! ¡Para mí un Vodka Spirytus de los importados de Polonia. - A lo mejor es que él no es un macho sino solamente un chaval nada más. - ¿Y te gustaría estar un rato con alguien así antes que conmigo? - No, cariñito, por favor. Nada de celos que tengo un poco de amor para cada uno de los dos. Dejemos de lado a este joven que está como un tren y hablemos de nosotros dos. Aquello del tren le hizo soltar una carcajada a Joseph Liroe. - ¡Jajajajaja! - ¿De qué te ríes, imbécil? - Podría decir que de su cara de cromañón pero mejor guardo silencio. Ligue. Ligue usted con esta morena imrpesionante que resulta imposible de olvidar una vez que se la ha conocido. - Lleva razón este joven. Hablemos los dos sin darle la menor importancia. Debe de ser uno de esos hospicianos que tiene solamente un día de suerte en su vida y lo está celebrando a solas. - Llevas razón, preciosa. No puedo rebajarme a discutir con un muerto de hambre que no se habrá comido ni una rosca en su vida. - No vamos a discutir, viejo caballero... pero cuando vivía mi abuela materna... me comía muchas roscas... - ¿Ves cómo es mejor olvidar que existe? ¡No tiene ni abuela que le consuele de su desgraciada vida de trotamundos sin saber hacia dónde va! ¿Me equivoco, chaval? - Estás en lo cierto, bombón... mejor hablen de sus cosas mientras yo solamente escucho y aprendo... Ferdinando Morone Espínola se tragó toda su ira; sobre todo proque si se liaban a tortazos aquel joven tan atractivo y tan bien formado le podía triturar la cara a ostias. Y empezó la función final de aquella noche... - ¿De qué barrio de Nueva York eres? - Del más elitista de todos. Del Upper East Side, la gran manzana que todos quieren morder. Situado en el distrito metropolitano de Manhattan y pegando con central Park este barrio de gran prestigio seguro que lo conoces por centenares de películas o por ser el escenario principal de la serie televisiva "Gossip Girl". Es un barrio residencial en el que se encuentran los mejores colegios públicos y privados de Manhattan, universidades e incluso hospitales famosos por albergar a personalidades públicas reconocidas a nivel mundial. En sus calles viven artistas de la talla de Woody Allen o Scorsese. Sus reconocidos edificios famosos por "Desayuno con Diamantes", "Sexo en Nueva York" o el "Gran Gatsby" están llenos de historia. El mafioso y paleto "Espiñete" lanzó un silbido como si fuese un pastor de ovejas de alguna aldea perdida en la Calabria de sus antepasados antes de poder recuperarse de la sorpresa. - ¿Hija de padre multimillonario tal vez? - ¡Hija de padre multimillonario y de madre multimillonaria; nieta de abuelo multimillonario y de abuela multimillonaria; y bisnieta de bisabuelo multimillonario y de bisabuela multimillonaria! ¿Soy demasiado para tu cuerpo, Tarzán metido a luchador de sambo? - ¡Jajajajaja! ¡Estoy gordo pero ni tanto ni tan calvo? - Sí. No hace falta que jures que eres totalmente calvo porque ya veo que no tienes ni un pelo de tonto aunque, perdona mi sinceridad pero soy así desde que nací, también veo que no tienes ni un pelo de listo. El mafioso Ferdinando Morone Espínola, padrino del Estado de Luisiana y capo de Nueva Orleans, empezaba a verse en apuros para conquistar aquel monumento que no sabía cómo había llegado a su vida pero que lo tenía ahora con la boca abierta y babeando. - A tu lado me siento como un perrito faldero... - ¿Y no será más sincero decir que a mi lado te sientes como un cerdo con tirantes? - ¿No te parece una metáfora demasiado fuerte? - Es que de momento no me viene a la memoria ninguna otra más romántica que decirte? Diana estaba logrando conseguir lo que tenía planeado y que era despertar todos los instintos y apetitos sexuales del ya impotente Ferdinando. - ¡Me seducen las chicas como tú? - ¿Así como si yo fuera Pocahontas y tú Pocaleche? - ¡Jajajajaja! ¡Esa metáfora me ha gustado más! - ¿Te gusta ser Pocaleche porque de pequeñito eras muy poco mamón? - ¡Mamón lo he sido toda mi vida! ¡Te lo puedo demostrar si quieres ahora mismo y delante de todos! - ¿Es que todavía tienes los dientes de leche a pesar de lo muy madurito que eres? - ¡Lo cortés no quita lo valiente! ¡Tengo 90 años de edad pero busco ser bicentenario! - ¿Bicentenario o Vicente Ario por lo del fascismo de Mussolini? - ¡Jajajajaja! ¡Empiezo a comprender tus chistes! - Así que como buen Vicente vas donde va la gente... - ¡Jajajajaja! ¿Podemos hablar ya en serio? ¿Cuánto quieres por ser mi chica yeyé? - ¿No recuerdas que soy hija, nieta y bisnieta de parientes multimillonarios? - ¡No es dinero lo que te ofrezco sino poder a mansalva! - ¿Qué es eso del poder a mansalva? - ¡Convertirte en la mujer más poderosa de todos los Estados Unidos! - Te respondo igual que la ratita presumida. - ¿Cuál es esa respuesta? - ¿Y qué harás por la noche gatito lindo? - ¡Jajajajaja! ¡Dormir y callar! ¡Dormir y callar! - ¡Pues contigo me voy a casar! - ¡Ahora mismo vamos a la primera iglesia católica que encontremos! - ¡Un momento, verde galán, que todavía me están peinando! - Ese chiste sí que no lo entiendo. - ¿No te estás dando cuenta, hombre de Dios, que es un cuento? - ¡No creo que casarse sea un cuento! - Me refiero a lo de la ratita presumida y el lindo gatito! Joseph Liore ya casi no podía mantenerse de risa cuando dio la señal acordada. - Disculpe señorita... pero en Nueva Orleans ya es la hora de bailar... - ¡Cómo te atreves a entrometerte en nuestra conversació muerto de hambre! - Porque el muerto va a ser usted cuando le cuente al capitán Roger Moore, de la policía de Nueva Orleans, cómo consigue usted hacer que sus pendejas amantes, de repente pasen a ser las mujeres más poderosas de los Estados Unidos. Y si quiere podemos avisar a su abogado privado Max Emilington para que esté presente en la confesión de todos sus pecados antes de ir a la iglesia a casarse con el fantasma de la Mansion embrujada de Lalaurie que le está esperando con los brazos abiertos para ayudarle a cantar. Fue entonces, en ese mismo instante, en que el padrino y capo mafioso Ferdinando Morone Espínola, conoccido como "Espiñete" entre los del hampa, se dio cuenta que habái caido en una trampa perfectamente tramada. Y no se lo pensó dos veces paragritar. - ¡Atención muchachos! ¡Carnera! ¡Agostino! ¡Pizzaballa! ¡Disparad a todo lo que se mueva! ¡A muerte, muchachos, a muerte! ¡Que no salga nadie vivo de aquí! Los tres secuaces de Ferdinando corrieron hacia sus bolsas de deportes para sacar las metralletas y ametrallarles a todos y a todas los allí presentes, pero desde 50 psitolas distintas comenzó una lluvia de balas que los convirtieron en tres perfectos coladores. - ¡Me cago en la madre que te parió, bruja! Aquello no se lo aguantó Joseph Liore quien, con toda su fuerza acumulada en el puño le atizó tal derechazo a Ferdinando en la mandibula que lo tiró de espaldas contra el suelo. - ¡Eso por querer tocar a mi chica! ¡Y esto por todas las demás! Y levantando del suelo a aquel "saco de patatas" que era Ferdinando Morone Espínola le arreótal patadaa seguir en los cojones que sólo se escuchó una única palabra mientras el mafioso caía de bruces en el suelo agarrándose sus testículos. - ¡Aaaaaagggggggggg!
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