La alarma
Publicado en May 29, 2017
Piensa en correr. Mira en su interior y la señal de alarma brilla con una intensidad que la asusta. Posa su atención en las salidas de emergencia. Están allí y eso la tranquiliza. Está a punto de levantarse, pero escucha de nuevo esa voz. La voz que le hizo encender la alarma en primer lugar. No importa lo que dice, porque no es lo que dice lo que la invita a mirar, es la voz por sí sola. Es la armonía de una poco apreciada melodía. Se pone de pie y camina hacia lo que ahora le hace sonreír. Pasa por las puertas y abre, entra una luz que le da cierto calor, una luz que la hace sentir un rubor infantil en su rostro. La luz se disipa, mira unos ojos y comprende que calzan con la voz. Le asombra el conjunto que arman y la curiosidad que le generan. Camina unos pasos más y siente una mano que toma su cintura. Luego acaricia su mejilla. Cada toque le parece delicado pero mágico. La misma mano le invita a seguir, pero sin ninguna atadura. Siente en su interior como el significado de libertad crece y da un paso más. La alarma, dejada atrás, empieza a sonar. Ahora más fuerte. Ella voltea y observa el intenso color rojo, mira qué lejos está de las puertas de emergencia. Se asusta. Cuando piensa en retroceder la voz dice algo que tiene un impacto en su rostro. Ríe hasta que su estómago duele e ignora la dirección que estaba a puntos de tomar. La risa merma despacio. La mano continua allí, esos ojos la miran y una sonrisa burlona llena de conspiración la hace olvidarse de la alarma, deja atrás todo y sabiendo que no habrá más seguridad toma la mano. Mira los ojos y entiende que vale la pena perderse. La luz de una inexplicable alegría silencia todo menos la constante voz. Da un paso más y sin poder evitarlo toma el riesgo con una sonrisa.
Página 1 / 1
|
Federico Santa Maria Carrera
Agradezco los instantes reflexivos a los que me invitas, Lucía.
Federico.
Lucia Alfaro
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Pero en esta oportunidad, a pesar de las alertas y los temores, hubo una voz, una mirada, un lugar y una mano tendida esperando que se dé ese paso tan cuidado y atesorado. Finalmente en esta progresión tan bien detallada sucedió y tuvo que ser lo que estaba ya destinado a ser
Felicitaciones Lucía
Lucia Alfaro