Olvid las palabras (Novela) -Captulo 22-
Publicado en Jun 02, 2017
Cuando a la mañana siguiente Diana de Still despertó, lo primero que hizo, de manera automática, fue ir a la habitación de Joseph Liore para saber si todavía dormía profundamente; pero solo encontró a la cama recién hecha y una pequeña nota escrita en una hoja de papel. Leyó en voz alta.
- He salido a por un par de "banana split" para el desayuno. Vuelvo pronto. No te olvides de comprar el "Hawaii Tribune-Herald". Ella sonrió pensando en la sonrisa de él, salió en busca del periódico y regresó al departamento dejando la puerta abierta. Por unos minutos lo estuvo leyendo y, media hora más tarde, llegó Joseph con dos gigantescos "banana split" en sus manos que dejó sobre la mesa del salón comedor. - ¿Llego demasiado tarde y ya te ha ligado un multimillonario de Honolulú? - ¡Jajajajaja! ¡Sigues tan tonto como siempre pero tengo que decirte que acabas de alcanzar el éxito! - ¿Me ha llamado alguna hawaiana guapísima para ofrecerme una cita con ella? - ¡Jajajajaja! ¡Es algo mejor que todo eso! - Pues no puedo pensar en qué puede haber mejor que eso... - ¡Ojea el "Hawaii Tribune-Herald" por favor! Fíjate en la página de los cuentos. - ¡Ostras! ¡"El gato de las siete lenguas"! ¿De qué me suena eso? - De que lo escribiste tú mismo ayer mismo y es el mismo que escribiste tú mismo ayer mismo. - ¿Puedes leerlo tú que tienes una voz mucho más dulce que la mía? - Puedo y lo voy a hacer. Escucha con atención, despistado. La supersexy y bellísima Diana de Still leyó con voz clara y dulce. - El gato de las siete lenguas (por Joseph Liore) El gato Feliz era un estudiante prodigioso. A sus cinco añitos de edad ya hablaba, correctamente, hasta siete lenguas. No solamente dominaba el español sino que hacía virguerías con el francés, el inglés, el alemán, el italiano, el portugués y hasta el ruso. Por ejemplo, sabía decir trípode en español, trépied en francés, tripod en inglés, dreifud en alemán, trepiede en italiano, trípode en portugués y hasta tpehóra en ruso. Lo que sucedía con el gato Feliz es que no sabía lo que significaba trípode en español, ni trépied en francés, ni tripod en inglés, ni dreifud en alemán, ni trepiede en italiano, ni trípode en portugués, ni tan siquiera tpehóra en ruso. A su tan corta edad ya se permitía esa clase de lujos. Por eso de mayor quería ser como Garbancito y, también por eso, acudía todas las tardes al gimnasio no para crecer y ser un Tarzán sino para encogerse todo lo máximo posible sin importarle, para nada, lo que decían los demás de él considerándole un bicho raro; aunque, a decir verdad, el gato Feliz era un gato normal pero sólo tenía un defecto y es que era corto de vista desde su nacimiento. Por culpa de tan pequeño defecto visual, la ratita Presumida no hacía otra cosa más que burlarse continuamente del gato Feliz; pero éste siempre respondía con una sonrisa de oreja a oreja y canturreando el estribillo de una canción que había aprendido de memoria porque para eso era un gato prodigioso. El estribillo que canturreaba decía así: ¡Pero él era muy feliz porque no veía más allá de su nariz! ¡Pero él era muy feliz porque no veía más allá de su nariz! ¡Pero él era muy feliz porque no veía más allá de su nariz! Un día en que la ratita Presumida quería reirse mucho más de lo que siempre se reía del gato Feliz, delante de todo el resto de animales, se acercó a él y le preguntó en voz muy alta. – ¿Tú tienes buen gusto, Feliz? El gato Feliz, usando su portentosa capacidad de hablar hasta un total de siete lenguas, contestó. – Je aime le vin, les citrons et les boules à l’anis. La ratita Presumida no entendió nada. Entonces el gato Feliz contestó. – I like wine, lemons and aniseed balls. La ratita Presumida seguía sin entender nada. Entonces el gato Feliz contestó. – Ich mag wein, zitronen un anis bälle. Tampoco esta vez la ratita Presumida entendió nada e incluso entendió menos que antes. Entonces el gato Feliz contestó. – Mi piace il vino, i limoni e palline di anice. La ratita Presumida empezó a ponerse muy nerviosa porque seguía sin entender nada. Entonces el gato Feliz contestó. – Eu gosto de vinho, limoes e bolas de anis. La ratita Presumida empezó a sentirse ridícula ante el resto de los animales porque seguía sin entender nada de nada. Entonces el gato Feliz contestó. – Mhe tak el bnho, los nañm y las rñua de ahnc. Y en medio del bochorno y la vergüenza delante de todo el resto de animales la ratita Presumida guardó silencio para siempre porque no había entendido nada mientras que el gato Feliz se marchó en dirección a su casa con una sonrisa de oreja a oreja y con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón mientras canturreaba aquel estribillo que decía así:¡Pero él era muy feliz porque no veía más allá de su nariz! ¡Pero él era muy feliz porque no veía más allá de su nariz! ¡Pero él era muy feliz porque no veía más allá de su nariz! Y colorín colorado este cuento se ha acabado. (Primer cuento seleccionado para su publicación de nuestro primer mes de creatividad original y literaria) - ¿Has alcanzado o no has alcanzado el éxito, Joseph? - Menos da una piedra pero los "banana split" nos están esperando y eso sí que es realmente importante. - ¿Más que el éxito literario, Joseph? - Por lo menos alimenta más a nuestros pobres egos. - ¡Jajajajaja! ¿De dónde sacas esa teoría tan absurda? - ¿Tú crees que es absurda? - Por lo menos parece absurda. - Escucha, princesa. Para empezar ten en cuenta que decir cosas nuevas y desconocidas depende de si estás preparada para escucharlas. Si es así, sin duda que aprenderás todos los días algo nuevo. ¿Es eso alcanzar el éxito? Pues sí. Eso es alcanzar el éxito porque al aprender lo que logras cada día que pasa te hace entender cada día lo que puedes seguir logrando. - ¿Algo más antes de atacar a los "banana split"? - Es muy necesario recordarnos que podemos parar un momento de correr por las tinieblas soleadas para, bajo la sombra del recuerdo, deleitarnos en saber qué somos, quiénes somos, cómo somos. ¡Quiera Dios que el mundo, de vez en cuando, acorte las veloces carreras de la existencia, para poder sentirnos más profundamente!. Un abrazo y felicidades por tus claros razonamientos. Joseph le dio un abrazo a Diana... - ¡A por los "bananas", Joseph! Y comenzaron a comer con verdadero apetito. Era realmente un desyuno sensual. - ¡Has vuelto a acertar, Joseph! ¡Te felicito porque es el desayuno más sensual que he comido en mi vida! Joseph la miró fijamente a los bellísimo ojos de color café. - Gracias, Diana. No abandones nunca. Nunca se debe abandonar porque otros, incluyendo también a la mayoría, no nos crean. No importa ser de las minorías si sabemos a dónde pertenecemos. He visto a muchas mayorías caer por el propio peso de sus ignorancias. No importa cuántos seamos porque lo importante es que somos verdaderos. Sé que me entiendes y por eso te aplaudo. Y no dejes de besar cuando sientas deseos de besar aunque la mayoría quiera olvidarlo. No importa. No importa si la mayoría nos olvida y hasta puede ser mejor que nos olviden para ser más libres. Lo importante no es que nos olviden sino que nosotros y nosotras no olvidemos nuestra Fe. Si la sensualidad de mujeres como tú no existiese todos los hombres seríamos cartujos porque la vida sería insoportable. Dios no se equivocó al crearos. - ¿Y eso tiene que ver mucho con la sensualidad femenina? - Voy a ser del todo sincero contigo, Diana. Contemplamos la Belleza en su grado sumo y entonces, en lo más sincero de nuestro interior, allí donde desaparece todo tipo de hipócritas represiones, se desata tal cúmulo de emociones que nosotros y vosotras -todos juntos pero no revueltos- comenzamos a desarrollar un mundo de fantasías lúdicas, oníricas, corpusculares, inéditas por sorprendentes, eróticas que desembocan en lo sensual y sensuales que desembocan en lo sexual. Vamos, entonces, creciendo en intensidad y nos hacemos jóvenes ludópatas del placer que nos llegan a acumular los ocho sentidos de nuestras personalidades. Cada hombre y cada hembra posee modelos personales e intransferibles de belleza profunda y medular: ese sueño plástico que nos convierte en artistas de nuestras fantasías y que buscamos con ansiedad para aportárselas a quienes, con nosotros y nosotras, duermen soñando que somos tal como idealizamos esa estética monumental que tanto placer otorga a la hora de germinar en el cuerpo amado de la compañera o del compañero que tenemos en nuestro poder, asido a los besos y amarrado a nuestros brazos, y a ese modelo de hembra o de macho que nos enloquece y que lo estamos amando para descargar la enorme carga anímica y sensorial que nos tiene alimentados. Eso es tan normal que quien no lo vive y lo experimenta con la pareja que ha elegido con amor es porque es un hombre o una mujer anormal. Y cuando hacemos el amor con ella o con él (con la compañera o el compañero de turno y amoroso enlace) introducimos en sus cuerpos la enorme variedad de nuestras imágenes y así hacemos del amor noble un amor mucho más sincero, erótico y real. Dormimos tranquilamente tras nuestro acto y su desahogo. Terminaron de devorar los dos "banana split" cuando a ella se le ocurrió expresar la idea que llevaba ya pensando durante toda la mañana. - ¿Nos vamos ya a la playa, Joseph? - ¿Tienes alguna ya pensada? - ¡Papohaku Beach! Me aprece que es la más erótica de todas las que hay por aquí cerca. - ¡Jajajajaja! ¿Qué sabe alguien casi niña como tú de lo que es una playa erótica? - Tengo 22 años y estoy segura de que he estado en muchas más playas que tú a pesar de que tengas 29. - Defíneme el erotismo para poder darte la razón... - Voy a ser muy directa, Joseph. - Te prefiero ditecta del todo. - Me ves tumbada boca arriba y metiendo la vida dentro de mi cuerpo. El sol calienta la playa y se perturban las olas que me van bañando lentamente, lentamente, tan lentamente que siento el deseo irrefrenable de estar cada vez más enervante, más sinuosa, más acariciada por las manos del fresco sentir. Te siento sobre mi ser y me convierto en musa de tus sueños que van moldeando mis caderas hasta hacer que ya no exista más que el delirio. - ¡Atiza! ¡Yo no esperaba esto de ti! - Espera un momento que todavía no he herminado. - Entonces espero algo más. - De pronto estalla una tormenta de sensaciones y cuando el límite del éxtasis caliente me llega hasta lo más profundo de mi existencia cierro los ojos y siento el placer de los besos del fuego sobre mi cuerpo. - Está bien, Diana. Muy bien. Me has convencido. ¿Tenemos que ir de arco iris? - Tenemos que ir de arco iris para no perdernos del todo. - ¡Jajajajaja! Si quieres que nos perdamos del todo yo no tengo nada en contra. - Pero yo sí quiero regresar... Diana de Still en su habitación y Joseph Liore en la otra se vistieron de arco iris con las prendas que ella había elegido. Y vestidos de arco iris subieron al taxis. Y vestidos de arco iris llegaron a Papohaku Beach. Y vestidos de arco iris se tumbaro en la fina arena de la playa una vez quitados ya sus camisas y sus pantalones. Ella con el bikini de arco iris y él con el bañador también de arco iris. Lo dos notando las miles de miradas posadas sobre sus anatomías físicas pero como si estuvieran en otro mundo diferente al de los demás. Estaban en el más allá de sus íntimas sensaciones. - ¿Qué es lo que miras con tanto interés, Joseph? - La línea del horizonte en el mar, Diana. - ¡Qué lástima que todo esto tenga que acabar! - Los verdaderos sueños no se acaban nunca. Si puedes soñarlo es que puedes lograrlo. Lo dijo Walt Disney apoyándose en una frase de Jesús de Nazaret. - ¿Cuál es esa frase? - Al que cree todo le es posible. - Supongo que será verdad. - Sueña en grande, Diana. No tires la toalla nunca porque todo es posible si lo puedes visualizar dentro de tus ensoñaciones. - Ese horizonte está muy lejos... - Pero hay una manera de poderlo alcanzar... - Me parece que eso es imposible porque el horizonte del mar no tiene paisaje y, al carecer de paisaje, tampoco tiene memoria. - ¿Y para qué queremos la memoria en los momentos que tenemos que decidir llegar hasta donde nuestro sueño nos convoca? - ¿Se puede alcanzar ese horizonte sin usar la memoria? Me gustaría conseguirlo. - ¡Fijate en ese horizonte y concéntrate en ti todo lo que puedad! Diana hizo lo que Joseph le invitaba a hacer. - ¿Y ahora? - ¡Ahora cierra los ojos y no los abras hasta que hayas logrado sentir lo más profundo que late en tu alma! Diana hizo lo que Joseph le invitaba a hacer. - Estoy sientiendo... - ¿Qué estás sintiendo, Diana? - La compañía de un ser vivo acariciando mi cuerpo. - ¡Has alcanzado al horizonte del mar! Ella abrió los ojos. Era cierto que él la estaba acariciando suavemente pero sin miedo. - ¿Alguna lo ha intentado antes que yo? - Algunas lo han intentado pero no de esta manera. - ¿Ninguna de ellas quiso interpretar tus sueños? - No sé si no quisieron o no supieron interpretarlos. - Con lo fácil que es... - Pero es que ninguna de ellas es como tú... - ¿A que te quieres referir con eso? - A que ninguna de ellas fue tan valiente como para penetrar en mi horizonte. - ¿El horizonte eres tú? - Exacto. Pero sólo tú lo has descubierto. Joseph dejó de acariciar el cuerpo de Diana que no sólo no se sentía mal sino que deseaba que no dejara de hacerlo. Pero el mar estaba esperando. - ¿Nos vamos al agua ya? - ¡Vámonos a jugar con las ninfas porque ya eres la diosa de todo lo que poseo! Y se pasaron una hora entera jugando en el mar hasta que, después de esa hora de juegos completos, llegó el momento de la piña colada. - Diana... ¿va una de piña?... - Va una de piña. Y ante la admiración de todos los turistas que miraban con envidia, algunos con sana envidia y otros con envidia malvada, Joseph Liore, llevando de la mano a Diana de Still, la encaminó hasta el chiringuito más cercano de donde se encontraban. - Por favor, un par de piñas coladas. - Como he visto pocas mujeres así soy capaz de invitarles yo a los dos. Diana y Joseph volvieron la vista. Quien les estaba invitando debía ser un señor de esos millonarios cincuentones que todo lo que ven todo lo ansían. Así que Joseph estuvo atento. - Le aceptamos la invitación con una sola norma prohibitiva. - ¿Crees que deseo irme a la cama con ella? - Eso es lo que estoy leyendo en sus miradas. El millonario cincuentón tuvo que reconocer que Joseph era mucho más inteligente de lo que él creía y, mientras pensaba en una respuesta adecuada para disimular sus deseos, fue Diana la que habló. - ¿Cuánto es capaz usted de amar a una mujer como yo? Joseph soltó una carcajada y se dirigió al cincuentón que todavía estaba pensando en qué decir. - ¡Jajajajaja! Patético pero real. Has puesto el dedo en la llaga de muchos, Diana. Quizás no sea demasiado tarde para meditar y después reflexionar. Meditemos: la vida se nos está diluyendo entre incapacidades para comunicarnos de verdad. Reflexionemos: tenemos que salvarnos. El cincuentón reconoció que no estaba a la suficiente altura como para intentar quitar a Joseph aquella preciosa chavalilla de 22 años de edad. - Creo que mis millones no bastan... - Acierta usted... - Me llamo Aristóteles Ócrates Nassis... - ¿Tal vez un griego metido a amador de mujeres ajenas capaz de tirarse hasta a la mujer del presidente de cualquier nación democrática donde tanto tengo tanto valgo? El cincuentón se quedó otra vez mudo ante aquella firmeza con la que Diana se dirigía a él. - Esto... bueno... digamos que sí... - ¡Pobrecitas las mendas a las que les haya dedicado usted su fortuna! ¡Las compadezco de verdad! El dinero tiene ritmo pero es una canción que a mí no me dice nada. Prefiero ser valiente y soltar toda una cantidad de sentimientos que vale la pena sentirlos. - ¿Y este joven que no debe tener ni la millonésima parte de mi fortuna es tan afortunado de que tus sentimientos sufran por él? - ¿Quién le ha dicho a usted que yo sufro por alguien? Otra vez el super millonario griego se quedó sin habla durante unos segundos antes de poder razonar. - La vida es bella jovencita. Y merece la pena gozar plenamente de la vida. Por eso estoy seguro de que te gustaría más vivir en un palacio dorado que en una cabaña de pastor. - La vida es bella, sí. Y el amor es, como escribió Daniel en la Biblia, “lo que revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz”. No sé si lo ha entendido. - ¿Cristiana tal vez? - ¿Es que hay que ser cristiana para decir que no a algún peso pesado como usted? Prefiero los pesos ligeros en esto de las batallas amorosas porque los pesados son una carga enorme a la hora de disfrutar de ciertos juegos que usted bien conoce. - ¡Jajajajaja! ¿Por qué no podemos entendernos tú y yo? - Prefiero que se lo diga mi compañero de piña colada. Joseph no tuvo más remedio que intervenir. - En primer lugar, don super millonario, mi dinero vale exactamente lo mismo que el suyo; así que no aceptamos su invitación; pero es que además tengo que informarle, para que no diga usted que es un ignorante aunque lo es en grado sumo, que el paso del tiempo nos convierte en figuras históricas cuando nos dedicamos a existir fundidos en la mítica condición de sobrevivientes de eso que algunos llaman imaginario colectivo. ¿Imaginamos que somos personas relevantes o es la sociedad la que nos convierte en relevancias unívocas? No equivoquemos el ser inspiraciones de la mayoría del pueblo con existir dentro de la masa. Podemos obtener un grado de eternidad cuando rememoramos nuestra aventura de ser protagonistas de aquellos sucesos que cada día nos sirven para el desarrollo de nuestras historias. ¿De qué historias estoy hablando? Hablo de estar viviendo con nuestra propia filosofía colectiva individualizada en cada suceso cotidiano que nos ha tocado representar. Existe la certeza de que, pensando, podemos llegar a alcanzar aquello que estamos soñando. Y es que pensar y soñar son dos verbos tan transitivos que nos hacen cruzar la línea de lo imposible cuando optamos por ser más independientes que las ofertas que todos los millonarios nos prometen como solución a nuestros problemas personales. Si somos personas somos mucho más que dimensiones adineradas. No debemos estar de acuerdo con disminuir nuestras fértiles creatividades regalándoselas a los manipuladores de promesas que no sólo dejan de realizar sino que nos convierten en esclavos de sus ideologías. Si nos hundimos en el caos de las monedas nunca podremos alcanzar ese grado de personalidad que nos hace únicos e irreversibles. ¿Qué es la demagogia adinerada? Prometer algo que se sabe de antemano que no se va a llevar a cabo porque sólo son entelequias infértiles. Por eso no podemos confundir las utopías con los espejismos dialécticos. Debemos de tener en cuenta que todas las ideologías habidas a lo largo de la Historia de la Humanidad sólo han sido, y siguen siendo, espejismos que nos extirpan las esperanzas convirtiéndolas en decepciones. Para no decepcionarnos demasiado con lo que vemos a nuestro alrededor, o sea masas de seres humanos buscando algo que han perdido hace ya muchos siglos, lo mejor es no creer demasiado en promesas que se nos presentan como ideales de fortunas desarrolladas. ¿Cuándo las fortunas de hombres como usted han logrado una sociedad desarrollada sin haber sacrificado millones de esperanzas que se han hundido en la decepción total? La futura ideología liberadora no existe por el simple hecho de que es una ideología más. Si los del dinero creen que van a engañar presentando una idílica propuesta de ideología neocultural, se olvidan de que lo neocultural no se basa en ningún principio monetario dirigido desde las alturas del poder económico. Lo neocultural se produce cuando buscamos y encontramos ese punto referencial en donde cada uno de nosotros y nosotras, personas ideales y no ideologizadas, creamos un universo de ideas irrenunciables que no las podemos perder a la hora de querer vivir un paso más allá de lo que nos prometen los super millonarios, que son tan ideólogos como los demás, como salida a una crisis que ellos mismos han creado y que ellos mismos desean que siga perpetuándose para seguir manteniendo su demagogia existencial. Si somos algo más que números del cociente de efectividad de sus ambiciones no debemos olvidar que el principal centro de nuestras existencias somos nosotros mismos con nuestras propias creatividades sociales que nunca las debemos entregar a las manipulaciones monetarias. Mientras sigamos reforzando las ideologías seguiremos siendo cada vez más esclavos. La pérdida de nuestras ideas propias acarrea esa clase de consecuencias. Así que sus millones ni le deslumbran a ella ni me importan a mí. ¿He sido políticamente correcto en la exposición de mis ideas? - ¡Carajo! ¡Estoy empezando a comprender por qué estás tú con ella y no yo! - ¡Pues si es verdad que lo está empezando a comprender dedíquese usted a ligar con famosas viudas desesperadas! ¿Ha terminado ya de comprenderme del todo? El super millonario griego y cincuentón Aristóteles Ócrates Nassis había recibido tal lección de oratoria genial por parte de aquel joven de 29 años de edad que no tuvo más remedio que agachar la cabeza y alejarse del lado de aquella monumental belleza llamada Diana de Still que había rechazado lo que ninguna famosa viuda desesperada rechazaría jamás y que elevó su dulce voz mientras el super millonario se alejaba. - ¡Y no olvide usted, griego del carajo mientras sus compatriotas viven abajo, que no todo el mundo de las mujeres está compuesto de famosas viudas desesperadas! ¡Mientras usted folla con ellas sus compatriotas luchan por sobrevivir! ¿Ha pensado usted alguna vez en ellos en lugar de pensar en famosas viudas desesperadas? - ¡Jajajajaja! ¡Déjale ya, Diana! ¡Sólo es un pobre hombre nada más por muchísimos millones de dólares que posea mientras sus compatriotas se mueren de hambre! Y eso sí que es ser pobre de verdad. El vendedor de piñas coladas, un nativo de Molokai, le dio la mano a Joseph. - Te lo agradezco de verdad. Eso es lo que a mí me gustaría haberle dicho en más de una ocasión a ese sinvergüena pero nunca tuve el valor necesario por miedo a perder mi pobre chiringuito que es lo único que tengo para poder vivir y sacar adelante a toda mi familía compuesta por una sola mujer y únicamente dos hijas nacidas de mi única mujer. Me llamo Abesaloma Makani Nonoa y digo no a la explotación humana. - Lo mismo que la piña es el fruto del "ananas cosmosus" y produce sabor dulce la pobreza es el fruto de la inhumanidad y produce amargura. - ¿De dónde has salido tú que tan bien sabes decir las cosas por su verdadero nombre sin usar eufemismos demagógicos? - De las calles. He salido de las calles para conocer mejor el mundo. Conozco a un colega de mi barriada neoyorquina que porque se llama Michelángelo se cree más sabio y más inteligente que Buonarotti aunque, en realidad, no pinta nada en el universo humano. Creerse más brillante que el Sol, como ocurre con este colega, te hace terminar como Ícaro; o sea con las alas completamente quemadas mientras el mundo gira y gira en el espacio infinito amores que comienzan y con amores que terminan sin importar si Michelángelo existe o si Michelángelo no existe. - ¿Ese tal Michelángelo de tu barriada neoyorquina es de los que se corren escuchándose a sí mismos? - ¡Jajajajaja! ¡Tú lo has dicho, Abesaloma! ¡Lo has dicho y has acertado a la primera! En Nueva York existen muchos personajes así. ¿Sabes lo que significa raspajo? - ¡Es la primera vez en mi vida que escucho esa palabra! - Pues significa raspa que queda del racimo después de quitarle las uvas. O sea, que si a algunos les quitamos todos los millones de dólares, vaya Dios a saber por qué y cómo los han conseguido tener, sólo son raspajos nada más. - ¡Jajajajaja! En el idioma hawaiano se dice hamoʻia. Abesaloma les sirvió las dos piñas coladas. - Si queréis os invito yo. - No, Abesaloma. No es por desprecio sino porque no voy a consentir que pierdas, por culpa mía, unos pocos dólares que necesitan tu mujer y tus dos hijas. ¿Comprendes? - Comprendo. Joseph pagó el precio de las dos piñas coladas y, cogiendo otra vez de la mano a Diana, regresaron hacia el lugar donde estaban sus prendas arcoiris debajo de la enorme sombrilla. - Diana... aprovechemos bien todo lo que nos queda de este inolvidable día... - ¿Es que mañana se acaba el mundo? - No. Es que mañana tenemos que volver a investigar. - Pero si ya hemos terminado... - A parte de que te falta terminar tu tesis doctoral es que aún sigo pensando en las tres palabras que no se marchan de mi pensamiento. - ¿Te refieres a Gitrono, Catrono y Fatrono? - A eso me estoy refiriendo. - Está bien. Si quieres que mañana volvamos a Nueva Orleans disfrutemos a tope lo que nos queda del día. - Te propongo irnos al Splash Park de Honolulu. - Creo que hay que ir en barco desde Kalaupapa. - Pues vayamos en barco desde Kalaupapa. Eso fue lo que hicieron. En un taxi llegaron a Kalaupapa y subieron al barco que los trasladaría hasta Honolulu. Mirando al mar Diana de Still pensaba en cómo sería la experiencia de estar a solas en el altamar con aquel Joseph Liore que cada vez estaba más dentro de su corazón. Sin ninguna clase de vida alrededor de ellos. - ¿Estás pensando en lo que antes te dije sobre el horizonte? Ella le miró a los ojos. - Sí, Joseph. - A veces vemos cómo en la vida se nos escapan las ilusiones de algo o de alguien por quien sentimos verdadera pasión. Ten Fe. Quizás a la vuelta de la esquina el chico rico del barrio donde vives todavía te está esperando. Otro con distinta singularidad diferente a la mía. En esa esquina de tu barrio rico posiblemente encuentres otra voluntad a la que amar o la misma recién inaugurada de nuevo. Pero no pienses más y sigue adelante. Tu mirada es tan linda que me da miedo profundizar demasiado dentro de ella. - ¿Es por alguna razón especial por lo que tienes ese miedo. - Te lo voy a contar porque quizás mañana sea demasiado tarde. Hay estrellas que se van pero nunca desaparecen. Sus presencias son partes alícuotas de nuestros sueños. Desde que tuve 10 años de edad siempre me he preguntado ¿por qué seré poeta? Posiblemente las miradas de esas estrellas, cuyo significado es la infinita interpetación de sus misterios, sean porcentajes muy elevados para la respuesta. Un día se fue Lauren Bacall quizás para encontrar el porqué de su mirada infinita. Silbo mi canción de los años que no han pasado en mi corazón. Magia maravillosa para jugar con la sombra de la flaca presencia. Memoria para recordar. Sí. Eso es. Tener o no tener una mirada infinita. Tú eres eso pero mucho más. 10 años me bastaron para descubrir ciertas verdades de las mujeres del futuro. Y es que no fui un niño prodigio sino el prodigio de un niño que traducía las miradas de Lauren. Hasta que lo infinito de su mirada se convirtió en la que yo buscaba. Es la tuya y tengo miedo de perderme. - ¿Y po qué no dejas ahora que las olas se lleven tu miedo y gozamos sin pensar para nada en el mañana? - Eso es lo que siempre he estado haciendo. - ¿Y no estás de acuerdo? - Es que nunca había estado con ninguna como tú. - ¿Quieres decir que nunca habías jugado a amar? - Casi aciertas; porque la verdad es que sólo jugué alguna vez que otra pero sin saber lo que era el verdadero amor. - ¿Y ahroa crees haberlo encontrado? - Tanto si es para bien como si es para mal eso es lo que estoy sintiendo y como es mejor olvidarlo todo y no pensar en el mañana pensemos sólo en jugar. Y jugaron toda la tarde en las atracciones del Splash Park de Honolulu. - Me he divertido como nunca, Joseph. - ¿Sabes que en esta ciudad nació nuestro presidente Barack Obama? - Lo sé. Y posiblemente también él haya sido un niño feliz jugando en el mismo Splash Park que nosotros. - A lo mejor es que el color de piel nos une a todos los humanos cuando sabemos que es piel humana y no piel de animal. - Curiosa pero acertada frase, Joseph. - Posiblemente los egoístas que ni tan siquiera son capaces de regalarte un par de hojas para que puedas fotocopiar un sueño no tienen ni idea de lo que estamos diciendo. - ¿Por un par de hojas para fotocopiar un sueño son tan "pringaos"? - Lamentablemente es así, Diana. Sobre todo cuando te enteras que todos los días pueden comer mariscos. Pero como son dueños de la fotocopiadora es mejor irse a fotocopiar los sueños a una de esas tiendas donde no se sabe lo que es comer tantos mariscos porque hay que poder llegar a final de mes. - Entonces vivamos nuestros sueños sin hacer ni puñetero caso a sus fotocopiadoras. - ¡Jajajajaja! ¡Cuánto agradeceré siempre a Dios haber podido jugar contigo durante todo este día. - Puedes seguir jugando comigo durante toda esta noche. - ¿Es que me das la segunda oportunidad? - Sí. Es justo. Te la has ganado. Y no necesitaremos ninguna fotocopiadora de personajes egoístas para que nuestros sueños siempre estén presentes y a todo color. - ¿Estás hablando en serio? - Estoy hablando en serio. En el apartamento de Ke Nani Kai aquella segunda vez fue todavía mucho mejor que la primera y cuando ya Diana de Still se había quedado dormida con su cabeza sobre el desnudo pecho de Joseph Liore este susurraba a media voz. - Es verdad que esto es la Gloria y no se necesitan fotocopias de ningún egoísta para gozarla del todo. Ojalá ya nunca amanezca jamás. Como ella estaba profundamente dormida, se levantó de la cama para coger su aparato con música española y, volviendo a meterse y a abrazar a Diana puso una canción con sonido muy bajo. Era la voz de Los Panchos... - Reloj no marques las horas porque voy a enloquecer ella se irá para siempre cuando amanezca otra vez. No más nos queda esta noche para vivir nuestro amor y su tic tac me recuerda mi irremediable dolor. Reloj detén tu camino porque mi vida se apaga ella es la estrella que alumbra mi ser yo sin su amor no soy nada. Detén el tiempo en tus manos haz de esta noche perpetua para que nunca se vaya de mí para que nunca amanezca. Detén el tiempo en tus manos haz de esta noche perpetua para que nunca se vaya de mí para que nunca amanezca. Reloj detén tu camino porque mi vida se apaga ella es la estrella que alumbra mi ser yo sin su amor no soy nada. Después apagó el aparato musical y siguió acariciando el bello rostro de ella porque ya no podía dormir.
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