Hacerlo en familia tiene ventajas (Reflexiones)
Publicado en Jun 15, 2017
Estamos sujetos a la solvencia del ser o no ser. Nuestra capacidad de elecciones siempre pasa por el riesgo de saber hacia dónde vamos o perdernos en las sombras de lo impredecible. El filósofo siempre se pregunta si es necesario saber dóde está el límite. El poeta no se lo pregunta jamás. Mientras el filósofo duda, el poeta sigue adelante sabiendo que deja atrás lo que no tiene más significado que lo efímero. El filósofo se detiene para pensar mejor; pero el poeta piensa mejor cuando camina. Si es cierto que no hay caminos también es cierto que existe el espacio para poder crearlos. El filósofo no sabe despertar nada más que la conciencia pero el poeta es conciencia en sí mismo y prefiere no despertar jamás una vez que ha conquistado el alma de su compañera: "Somos dos personajes de historia / viajando en este mundo / donde yo soy el profundo / soñar del profundo amar. / Cielo, tierra y mar. / Esta vida es una noria / y hay que saber entonar / la música del viajero / que nunca muere al viajar".
El filósofo se queda meditando si el camino es o no es lo que existe. El poeta rasga las cuerdas de su guitarra porque sabe que más allá de cualquier camino el amor espera. Y al crear conciencia de los versos surgen los besos que de su alma nacen. ¿Filosofamos al poetizar? Quizás sea algo más que filosofía. Quizás sea que hacerlo en familia tiene ventajas. El filósofo de las relatividades no comprende por qué el poeta ama con el absoluto de su propia fantasía convertida en realidad. Y es que el poeta conoce lo que su alma le dicta en lo profundo de su corazón mientras el filósofo nunca sabe nada más que teorías vanas. En la vanidad de los pensadores se muere ese amor que el poeta nunca olvida. Pensar supone quedarse lejos del viaje. Y el poeta crea familia en cada una de las sílabas de su soneto: "Tú eres mujer y yo hombre / puede que de fortuna escaso / pero no detengo el paso / pensando que soy muy pobre. / El verso es ese sobre / cada vez que ando escaso / y necesito ser un ocaso / para nacer con renombre. / Que venga el rico y que nombre / al sucesor de su cobre / su plata, su oro y repaso. / Yo guardo este pronombre / que en tí siempre recobre / mi beso profundo y manso".
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