Elisabet (Teatro Cristiano)
Publicado en Jun 21, 2017
Elisabet (TeatroCristiano)
ACTO PRIMERO ESCENARIO.- Casa de Zacarías y su esposa Elisabet en Nazaret. Elisabet está tejiendo una bufanda con lana de oveja mientras habla en voz baja. Elisabet.- Soy una mujer afortunada. Dios me ha dado un esposo que me ama de verdad y yo le corrspondo de la misma manera. No ah querido mi Dios que tengamos descendencia alguna proque yo soy estéril. Pero no tengo ninguna queja que hacer a mi Dios. Solamente siento un poco de añoranza porque sí me hubiese gustado tener algún hijo pero acepto los designios de Yahveh y le estoy agradecida por todo lo que me hadado. Aparece una neblina de color azuly se escucha la Voz de Dios. Voz de Dios.- ¡Bendita seas, Elisabet! Tu esposo Zacarías, sacerdote de la clase de Abías, y tú que eres de las hijas de Aarón, el primer sacerdote de Israel, me habéis sido siempre fieles! ¿Quieres recibir la recompensa que os habéis merecido? Elisabet.- ¿Eres tú, Señor? Voz de Dios.- ¡Soy yo, tu único Dios, Elisabet! Elisabet.- Sabes que tanto Zacarías como yo tenemos mucha experiencia en la virtud del ánimo y la pasión por ti. Voz de Dios.- ¡En verdad que os bendigo pro ello! Tú, Elisabet, reúnes en un solo canto de futuro toda una concepción anímica de alba y luces. Dulce y pura es tu alma. ¿Quieres pedirme algo? Elisabet.- Soy un proceso de continuas esperanzas allegadas del lindero conceptual donde las blandas sombras de los sauces lloran la pérdida de la luz.Sé que no peudo pedirte nada porque me has dado ya demasiado. Yo acepto el Destino que tú has preparado para mí. Hay quienes se niegan a aceptarlo pero yo nunca jamás lo rechazaré como jamás te recharé a ti, Yahveh. Voz de Dios.- El Destino del que hablas es esa realidad llena de sentido por la cual a veces se siente fe y a veces se siente miedo que tener esa fe. ¿Cuál es tu sueño todavía no cumplido? Elisabet.- Quizás sea un pecado soñar con que tengo un hijo. Voz de Dios.- Tus sueños no son pecados, Elisabet, porque te moldean para seguir siendo existente. Y eso es la fe en el Destino. Si crees en mi tu sueño puede ser una realidad. Elisabet.- ¡Qué importante e interesante es escuchar la voz amada a nuestro lado!. Esa voz que nos inunda de expresiones y se convierte en la inquebrantable compañía en el misterioso mundo del amor que nos alegra el alma y nos aquieta el corazón para suavizarlo de los dolores. Voz de Dios.- ¡Alegra el ánimo porque tendrás mucha más felicidad de la que ya tiene! ¡Muy pronto verás mi poder y cómo tu oculto sueño se convierte en realidad! ¿Crees en la verdad de mis palabras? Elisabet.- ¡Creo! Desaparece la neblina azul y con ella la Voz de Dios en el mismo momento en que entra en escena Zacarías y Elisabet se levanta, sale a su encuentro y le abraza amorosamente. Elisabet.- ¡Buen día, mi amor! ¡Cuéntame sobre cómo te ha ido en la jornada! Zacarías la aparta ligeramente. Elisabet.- ¿Qué sucede Zacarías? Zacarías por medio de señas le hacer comprender que se ha quedado mudo. Elisabet.- ¡Dios mío! ¿Por qué? ¿Qué pecado has cometido siendo siempre un hombre de Dios tan bueno como lo has demostrado ser? Zacarías le pide, con gestos, que tenga calma. Le pide que le traiga unas cuantas tabletas y un punzón para escribir. Elisabet.- ¿Estás queriendo decirme que vas a contármelo todo escribiendo en tablitas para que yo las lea? Zacarías dice que sí con la cabeza y se sienta en la silla que hay al lado de la que ocupaba ella quien, tras traer todo lo pedido, se sienta a su lado. Zacarías coge una tablilla, escribe con el punzón y se la pasa. Elisabet.- Estaba yo ejerciendo como sacerdote delante de Dios según el orden de la clase y conforme a la costumbre del sacerdocio. Zacarías vuelve a escribir en otra tablita y Elisabet vuelve a leer. Elisabet.- Me tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando en dicha hora. La mano de Zacarías comenzó a temblar ligeramente. Elisabet.- Tranquilo, amor mío. Te estás sincerando ante Dios y eso es lo importante. Sé que tus emociones son cálidas y que aúnan miles de sorpresas diferentes y a la vez tan yuxtapuestas que podemos decir que la personalidad propia de Dios nos convierte en seres con sentires transitivos. Ten presentes que siempre estaré a tu lado porque Dios es mi patria y tú eres mi hogar para comnformar que mi corazón siempre late amor por ti. No sabes cuánto comparto tus sentimientos, Zacarías. La caricia de Elisabet al rostro de Zacarías hace que éste vuelva a recobrar su estado de ánimo positivo. Y vuelve a escribir en otra tablita. Elisabet.- Entonces fue cuando se me apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y me turbé al verle y me sobrecogió el temor. Zacarías deja de temblar y ahora escribe con mayor confianza en otra tablita. Elisabet sigue leyendo lo que Zacarías escribe. Elisabet.- Pero el ángel me dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída. Yo soy Gabriel y vendo de parte de Yahveh para afirmarte que tu mujer Elisabet te dará un hijo y le pondréis de nombre Juan, que significa "El que es fiel a Dios”. Zacarías se inquieta y, por señas, le pide a Elisabet un vaso de agua. Ella se levanta, llena un vaso de agua de la jarra que hay sobre la mesa, y una vez que Zacarías se lo ha bebido vuelve a escribir con ánimo fortalecido. Elisabet.- Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento porque será grande delante de Dios. Zacarías ya no tiene temor alguno y coge otra tablilla que luego lee Elisabet. Elisabet.- No beberá vino sino sidra y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. Elisabet sabe que Zacarías deseaba tener un hijo lo mismo que ella, pero que habían decidio aceptar la Voluntad de Dios. Elisabet.- Escucha, Zacarías. Dios no es deudor de nadie y Dios hace Justicia Total y Plena no en el ´”más allá” como creen muchos ignorantes en este tema sino que la Justicia Total y Plena de Dios se lleva a cabo en esta Tierra, en plena vida. Pensemos. Razonemos. Y saquemos conclusiones claras. Estas palabras animan a Zacarías para seguir escribiendo. Zacarías.- E irá delante del pueblo con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor, al verdadero Mesías Prometido, teniendo a su pueblo bien dispuesto para recibirle. Zacarías se detiene por uno segundos antes de coger otra tablita. Elisabet.- Amor mío. Yo pienso que somos realidades concretas precisamente porque Dios es un Ser Absoluto. De su potencia creadora nacemos todos los hombres y mujeres de la Tierra. Y confesar eso una Verdad que sabemos que es una Verdad. Muchos minimizan esta cuestión pero es que muchos quieren ser dioses. Vanidad de vanidades es este mundo cuando no tenemos al Espíritu de Dios en nuestro interior. Sigue contando sin miedo porque los dioses paganos no existen. Zacarías vuelve a escribir. Elisabet.- Yo le dije al ángel: ¿Cómo podré conocer que lo que dices es verdad? Yo soy ya muy viejo y mi mujer de edad muy avanzada y estéril. La mano de Zacarías vuelve a temblar cuando escribe la siguiente tablita. Elisabet.- El ángel me respondió: "Yo soy Gabriel que esto delante de Dios; y he sido enviado a hablarte y darte estas buenas nuevas. Elisabet sujeta la mano de Zacarías antes de que vuelva a escribir en otra tablita. Elisabet.- La confianza en Dios es lo que vivimos siempre más cerca de nuestro corazón y más lejos de nuestra razón. Por eso creer es más que filosofar. Por eso creer es más que racionalizar. Por eso creer es más que contar. Y por eso creer es más que impresionar. Zacarías coge otra tablita y escribe con la mano derecha temblando visiblemente. Elisabet.- Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto se haga realidad, lo cual se cumplirá muy pronto y a su debido tiempo. Elisabet.- ¡Dios se ha apiadado de nosotros y va a hacer el milagro para que nuestro sueño común, tener un hijo que en este caso será varón, se convierta en una gran verdad! Y ahora, Zacarías, no tengas miedo de Dios y ve a descansar porque lo necesitas. Zacarías se levanta y se marcha del escenario hacia su dormitorio. Elisabet queda sola y se pone de rodilla. Elisabet.- ¡Gracias mi Dios! ¡Sólo puedo darte las gracias por todo lo que vas a hacer! ¡por fin tendré una gran descendencia a pesar de todos los agoreros que decían lo contrario! Aparece de nuevo la neblina de color azul y se escucha otra vez la Voz de Dios. Voz de Dios.- ¡Bienaventurada eres, Elisabet, porque me agrada tu fidelidad! ¡Todo lo que Gabriel le ha dicho a tu esposo Zacarías es cierto y será una realidad! Juan convertirá para mí Causa bautizando a tantos hombres y mujeres que no sólo se convertirá en santo sino que habrá muchos que creerán que es el Mesía Pormetido. Elisabet.- ¿De qué manera saldrán de ese error? Voz de Dios.- Será tu propio hijo Juan Bautista quien hará saber a todos que él no es el Mesías sino el que prepara la llegada del Mesías que tendrá por nombre Jesús que significa "Yo soy el Salvador y el Salvador es Yahveh". Desaparece la neblina y deja de escucharse la Voz de Dios mientras Elisabet se pone de rodillas. Elisabet.- ¡Hágase tu voluntad, Dios mío! SE BAJA EL TELÓN. FIN DEL PRIMER ACTO. ACTO SEGUNDO ESCENARIO.- Cocina de la casa de Zacarías. Elisabet, cuyo embarazo ya cumple los seis meses sin ninguna clase de complicación, está cantándoles a Dios Yahveh. Elisabet (cantando).- ¡Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparable es! ¡Nadie como tú Bendito Dios! ¡Grande es tu fidelidad! ¡Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparable es! ¡Nadie como tú Bendito Dios! ¡Grande es tu fidelidad! ¡Tu fidelidad es grande! ¡Tu fidelidad incompable es! ¡Nadie como tú Bendito Dios! ¡Grande es tu fidelidad! ¡Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparable es! ¡Nadie como tú Bendito Dios! ¡Grande es tu fidelidad! ¡Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparable es! ¡Nadie como tú Bendito Dios! ¡Grande es tu fidelidad! ¡Tu fidelidad es grande! ¡Tu fidelidad es grande! ¡Tu fidelidad es grande! ¡Grande es tu fidelidad! Aparece Zacarías y la besa en la boca con amo mientras toma tablitas para seguir esciribiendo y ella las va leyendo. Elisabet.- Veo que cada día estás más contenta. Elisabet responde a lo escrito por Zacarías. Elisabet.- ¡Juan es el mejor regalo que Dios me ha dado a lo largo de toda mi vida y eso que Dios me ha regalado muchas cosas! ¡No me importa ser una mujer de mucha edad porque gracias a la llegada de Juan voy a ser de nuevo joven tanto por dentro como por fuera! Zacarías escribe otra vez. Elisabet.- ¡Lo creo, Elisabet! ¡En verdad que lo creo sin ninguna clase de dudas! Elisabet se decide a hablar de la fidelidad. Elisabet.- La fidelidad es cualidad del fiel, del leal, de persona cuyo comportamiento corresponde a la confianza puesta en ella o a lo que exige de ella el amor y la amistad. Yahveh es para mí incluso más importante que tú, Zacarías! Pero no te pongas celoso para nada porque ni te triciono ni te traicionaré jamás y si no hago eso contigo a Yahveh no lo traiciono ni lo cambio por nada. Ni por todas las lentejas del mundo, aunque fuesen de oro, dejaré de ser fiel a mi querido Dios. Para mí amarle más que un deber, puesto que no se obliga a nadie a pertenecer a él, sino que es un amor y una amistad que no tienen precio, por muchas monedas que ponga dendro de la bolsa el supuesto comprador, y ese amor y amistad es una especie de juramento prestado en vida de agradecimiento. Ser fiel a mi Señor es ser fiel a mis sueños y es por eso que ser fiel a Dios es una cualidad doblemente agradable: amor a un proyecto y amistad hacia un sueño. Ni por todas las lentejas del mundo, aunque sean de oro o vengan envueltas en talegos llenos de miles de monedas, traicionaré o cambiaré a Yahveh por ningún otra clase de dioses sabiendo que Él es el único Dios que existe. Pertenecer a Dios Yahveh es pertenecer a algo muy hondo, muy profundo, muy especial porque supone pertenecer al Mesías Pormetido cuano venga detrás de nuestro Juan. Confieso que me siento orgullosa de ser una más, simplemente una más, de los fieles seguidoresy adoradores de Yahveh y que estoy enamorada de Él porque es un sueño de las musas con la especial música de lo humilde y lo sincero, donde la fluidez del verbo humano se sacraliza en su sencillez y donde la meditación del alma se une al pensamiento para recrear la creación del acontecer diario. ¡Que viva mi Dios Yahveh, que es el único Dios que existe! Zacarías termina por escribir lo último antes de salir de casa y usando varias tablitas Elisabet (leyendo la primera tablita de la despedida de Zacarías).- Tengo que ir a trabajar para ganar nuestro sustento diario pero antes de salir de casa tengo que decirte algo importante. Elisabet (leyendo la segunda de Zacarías).- Cada pasión nos ofrece momentos únicos. Le pedimos a la vida que sea interesante, que sea algo así como hacerse jugador de fantasías y difundimos nuestros poemas a la belleza femenina como la Gran Noticia de nuestra presencia de hombres auténticos que avalamos nuestra condición varonil con un plus, un bono llamado Sueño. Elisabet (con la tercera tablita.- Llevamos en nuestro interior el gran trabajo efectuado con nuestras formas unívocas de ser. Somos hombres y no marionetas que no saben a qué género pertenecen. Elisabet (lee la cuarta tablita).- Ampliamos nuestras vivencias hasta ser los más admiradores de las mujeres guapas que trabajan dentro de nuestras memorias. La enumeración de todas ellas se nos hace infinita y, debido a nuestro crácter varonil, somos tan versátiles como los superclases del estado natural. Como hombres nos definimos y como hombres actuamos. Elisabet (esta vez ya es la quinta trablita escrita).- Nuestra victoria es, siempre, la fidelidad a la única mujer guapa a la que amamos en todo momento: antes, en y después. Con esto es suficiente para amar solamente a la que nos pertenece de manera individual y jamás la compartimos con nadie de manera colectiva. Elisabet (sonríe mientras lee la sexta).- Si hemos elegido a la nuestra es porque es la más bella de todas. Y eso es intocable. Elisabet (una vez que Zacarías ha escrito la séptima).- Sumamos días en este proceso de adaptación a las nuevas formas de ser y las nuevas maneras de ver la vida. Cambiamos para mejorar y eso nos permite derrotar a los rivales una y mil veces más que una. No somos falsos como ellos y por eso jugamos nuestras cartas, y las escribimos para dar Acta de sus existencias, sin tener que echar faroles sino a cara descubierta para conseguir, y lo conseguimos, alcanzar la misión imposible que hacemos posible gracias a nuestra Fe. Elisabet (animada a leer la octava).- Hemos establecido un nuevo récord de fidelidad a la más bella de todas, feliz transformación física y espiritual, que es la nuestra. Nosotros no lo dudamos. Elisabaet (leyendo la novena).- Por eso cada pasión nos ofrece momentos únicos. Y es que tenemos sentimientos de hombres porque somos hombres. No nos importa lo que sean los demás porque ese no es nuestro problema. Nosotros somos felices con las que nos han conquistado por su belleza singular. Elisabet (termina con la décima).- Por eso nos merecemos las mercedes de Jahveh, un regalo de Dios a través de la Gracia del Espíritu Santo. Amén. Zacarías le da otro beso en la boca y sale para cumplir con sus obligaciones de sacerdote del Templo en Jerusalén. Elisabet (vuelve a cantar).- ¡Grande es nuestro Dios y Rey, Creador de todo es Él! ¡Oh puertas ábranse, hagan paso a nuestro Rey! ¡Muros van a caer! ¡Prepárense para la llegada del Mesías! Entra en escena María de Nazaret. María.- ¡Buen día, prima Elisabet! Elisabet (besando a María).- ¡Buen día, pirma María! María.- ¿Cómo va tu embarazo? Elisabeth.- Ya son seis meses los que llevo dentro a Juan y sin complicación alguna. María.- Tengo que contarte algo milagroso. Elisabet.- Vamos a sentarnos y me cuentas. La dos mujeres, primas entre sí, se sientan. María.- Ayer, estando a solas mientras oraba a Yahveh, entró en mi habitación un ángel y de dijo: "¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres de la Tierra habidas y por haber!" María se siente un poco turbada. Elisabet.- No te apures y sigue contando. María.- Viendo mi turbación inicial, el ángel siguió hablándome: "María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo cuyo nombre será Jesús que quiere decir el Salvador y el Salvador es Dios. Jesús será grande y será llamado Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David y reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". Elisabet.- ¿Qué le contestaste al ángel? María.- Le dije que cómo podría ser eso peusto que no conozco varón alguno ya que soy completamente virgen. Y él me respondió: "Yo soy el ángel Gabriel y vengo de parte de Dios para anunciarte que el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios" Elisabet.- Creo firmemente que es cierto y que tu Hijo será el único Camino, la única Verdad y la única Vida y que sólo será a través de Él cómo se podrá llegar al Dios Padre. María.- El único temor que tengo es que podrá pensar mi esposo José antes esto. Elisabet.- No te preocupes por eso, prima María, porque tu esposo José es una santo varón y sabe perfectamente quién es el Espíritu Santo y cómo actúa el Espíritu Santo y no te repudiará porque te ama tanto que daría la vida por ti. Muchos os insultarán a los dos pero él les derrotará a todos al demostrar que es el más varón de todos y el que más hombría tiene. José es el hombre más inteligente de la Tierra y por eso los que murmuren de ti les serán completamente indiferentes. Tiene demasiada hombría como para hacer caso a los murmuradores, gentes de corazón podrido cuyas almas son putrefactas. Lo que va a hacer José es casarse contigo de inmediato para darles a todos ellos en las narices y todos los envidiosos caerán derrotados porque no te va a repudiar ni te pedirá el divorcio sino que serás la mujer más amada de la historia humana. El Espíritu Santo es invencible. María.- Pero no dejaré que José no goce conmigo, como hombre y mujer que somos unidos en santo matrimonio, porque según me anunció Gabriel, con mi esposo carnal José tendré cuatro hijos varones y tres hijas mujeres y por eso Jesús será primogenito mío y unigénito de Dios aunque muchos lo van a querer negar, sin prueba alguna, para hacerme pasar por objeto de adoración sin que se den cuenta de que soy mujer y no virgen para siempre sino solamente con el nacimiento de Jesús. Esto es lo que hará que muchos que se llamarán cristianos cometerán el absurdo de decir que Jesús es hijo de José y no tiene parte divina lo cual, llamándose creyentes, les convertirá en hombres y mujeres erráticos y absurdos porque adorarán a Jesús diciendo que es Dios pero, a la vez, negarán que Jesús es Dios. ¿Comprendes tú tal absurdo? Elisabet.- No te preocupes por esos, María, porque sólo serán bárbaros y herejes; o sea que ninguna importancia tienen para Dios. María.- Hasta mañana, prima Elisabet; me voy porque tengo que servirle la comida a mi esposo José. Elisabet (abrazando a su prima María).- ¡Bendita tú eres entre todas las mujeres de la Tierra habidas y por haber y bendito es el fruto de tu vientre, llamado Jesús, nacido del Espíritu Santo y, por lo tanto, Hijo de Dios y la segunda parte de la Trinidad que todos los que tenemos claro discernimiento y no estamos confusos sabemos que es Dios Padre, Dios Hijo Nuestro Señor Jesucristo y Dios Espíritu Santo! María (soltándose del abrazo).- Dios Padre es la Justicia, Dios Hijo es el Amor y Dios Espíritu Santo es el lazo de unión entre Justicia y Amor; o dicho de otra manera, Dios Padre es el Pensamiento, Dios Hijo es el Sentimiento y Dios Espíritu Santo es la Acción. Elisabet.- Es tan fácil de entender que lo comprenderán los niños y las niñas de la Tierra pero habrá muchos sabios tan soberbios que jamás podrán comprenderlo. María.- Escucha esto otro, prima Elisabet: Dios es la Seriedad, Jesucristo es la Sonrisa y el Espíritu Santo es la Alegría. Elisabet.- Prima María; solo me queda decirte que tú eres el vaso privilegiado que Dios ha escogido para dar de comer y de beber a Jesús de Nazaret y eso es el honor más grande que puede tener una mujer. ¡Ve con Dios, María! Maria sale del escenario y queda Elisabet pensando en voz alta. - Dios Padre es la Conciencia, Jesucristo es el Milagro y el Espíritu Santo es la Fe. Creo. Firmemente lo creo. Y también creo que Dios Padre es el Aire, Jesucristo es la Tierra y el Espítu Santo es el Agua. Cielo, Tierra y Mar en una sola Persona. Y lo creo firmemente porque es la única verdad de todas las mentiras disfrazadas de verdades predicadas por los religiosos de la Tierra en cualquier momento, en cualquier época y en cualquier lugar de la Historia de la Humanidad. SE BAJA EL TELÓN. FIN DEL SEGUNDO ACTO. ACTO TERCERO ESCENARIO.- Lugar del Templo de Jerusalén donde se lleva a cabo el lavamiento ceremonial antes de que Juan Bautista instaurase el Bautismo Cristiano. Se encuentran Zacarías con el niño, también Elisabet, su prima María futura madre de Jesús de Nazaret, el sacerdote Joshua ben Sie y un buen número de vecinos y parientes. Elisabet se ha presentado con un cordero pascual y un palomino. Zacarías (con Juan en sus brazos cuando Juan sólo tiene ocho días de vida).- Aquí presento ante mi Dios Yaveh a mi hijo. Joshua.- ¿Habéis traído un cordero de un año para celebrar el holocausto y un palomino para la expiación? Elisabet.- Aquí los tenéis, sacerdote Joshua, aunque esto creo que es solamente un ritual que para Dios no tiene importancia alguna al llegar la hora de la verdad. Joshua (escandalizado).- ¿Cómo puedes decir tal aberración, Elisabet, precisamente en el momento en que se va a llevar a cabo el lavamiento de tu hijo? Elisabet.- Mi hijo está llamado a ser alguien diferente... Joshua (intrigado).- ¿Puedo saber cómo será de diferente respecto al resto de los judíos? Elisabet.- El carácter, como sabemos por sicología general, no es el mismo para todas las personas y, derivado de ese carácter, se producen actitudes distintas que provocan acciones muy diversas y variadas. Mi hijo será distinto a todos los demás judíos porque hará acciones muy diferentes a las que hacen los demás judíos. Joshua.- ¿Estás diciendo que será un rebelde? Elisabet.- Será un rebelde para quienes sean solamente fariseos, falsos, mentirosos, hipócritas, impostores, traidores, desleales, infieles, simuladores, farsantes, maliciosos, solapados, emvaucadores, embusteros, engañosos, santones, santurrones, beatos, mojigatos y gazmoños Joshua.- ¿Qué clase de monstruo queréis educar? Elisabeth.- El más rebelde y sincero hombre de su época hasta que llegue destrás de él alguien que será mucho más rebelde y mucho más sincero. Joshua.- ¿Cómo se llama el padre de esta criatura? Elisabeth.- Su padre es sacerdote y se llama Zacarías. Joshua.- ¿Y por qué no lo dice él? ¿Acaso le habeís quitado toda su voluntas y criterio propio? Elisabeth.- Lo que sucede es que se ha quedado mudo por mandado de Dios. Joshua.- ¿Qué pecado ha cometido? Elisabet.- No creer en un momento, y sólo por un momento, lo que muchos hombres y mujeres no creerán durante todas sus vidas. Lo de mi amado esposo Zacarías tiene fácil arreglo pero lo que les pasará a muchos hombre y mujeres de la Tierra no tendrá ningún otro remedio que irse directamente al Infierno. Estoy siendo clara y honesta. Joshua.- Dejemos ahora discusiones complicadas, confusas y embrolladas. Como su padre se llama Zacarías este niño será llamado Zacarías que significa a quien Dios recuerda. Elisabet.- Pues va a ser que no, sacerdote Joshua ben Sie, porque resulta que mi hijo se llamará Juan que quiere decir el hombre fiel a Dios. Joshua (con ira).- ¡Las mujeres tienen prohibido elegir el nombre de sus hijos estando vivos los varones que están casados con ellas! ¡Como Zacarías no puede hablar yo mismo lo voy a bautizar con el nombre de Zacarías! Zacarías agarra al sacerdote antes de la celebración del nombre de su hijo. Joshua.- ¡Eso es, Zacarías! ¡Así se impone de verdad un hombre delante de las mujeres! ¡Ellas son seres débiles y se dejan llevar por las tonterías que imponen las modas revolucionarias! ¡La tradición es la tradición y se llamará Zacarías aunque todas las mujeres del mundo se uniesen contra mi decisión! Pero Zacarías da la sorpresa a todos los allí reunidos porque milagrosamente recupera el habla. Zacarías.- ¡Mi hijo se llamará Juan! Joshua (sorprendido).- ¡Esto es un milagro pero no te entiendo, Zacarías! ¡Si se ha producido este milagro es para que me agrades a mí y no a tu esposa! Zacarías.- ¡Mi hijo se llamará Juan porque es lo que le agrada a Dios! Joshua.- ¡No, no y no! Ante la resistencia de Joshua ben Sie se escucha un trueno y comienza a relampaguear. Joshua (temblando de miedo).- Esto... está bien... no ofendamos a Dios... Y en medio de una furiosa tormenta Joshua pronuncia el nombre. Joshua.- ¡Desde ahora mismo te llamas Juan! Elisabet.- ¡Y para su conocimiento, sacerdote fariseo, será conocido como Juan Bautista! ¡No lo olvide jamás! Suena otro trueno, vuelve a relampaguear y se escuCha la tormenta. SE BAJA EL TELÓN FIN
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José Orero De Julián
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