Zaqueo (Teatro Cristiano)
Publicado en Jun 21, 2017
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Zaqueo (Teatro Cristiano)
 
ACTO PRIMERO
ESCENARIO.- Una calle de Jericó con sicómoros. Pasean Jesucristo, sus doce discípulos y una gran muchedumbre que les siguen mientras otros se agolpan en la acera para verles pasar. Zaqueo está subido en lo alto de un sicómoro porque es un enano de un metro con cincuenta centímetros de estatura y la gente le impedía ver al Mesías.
 
Jesucristo.- Zaqueo, date prisa y desciente del árbol porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.
 
Zaqueo.- ¡Maestro! ¡Hijo de Dios! ¿De verdad quieres que yo baje para acercarme ante ti?
 
Jesucristo.- ¡En verdad te digo, Zaqueo, que nadie de toda esta gente podrá impedirlo!
 
Zaqueo baja del árbol, se abre paso entre la multitud que murmura contra las palabras de Jesucristo, y se arrodilla ante Él.
 
Zaqueo.- ¡Señor! ¡Yo no soy digno de que tú poses en mi casa!
 
Iscariote.- ¡Jajajajaja!
 
Jesucristo.- ¿De qué te ríes, Judas Iscariote?
 
Iscariote.- ¿Es que no ves, Maestro, que es solamente un enano?
 
Jesucristo.- Judas Iscariote... ¿cómo se debe medir a los hombres según tu conciencia?...
 
Iscariote (nervioso y dejando de reír).- Esto... supongo que por sus actos...
 
Jesucristo.- ¿Y qué son los actos humanos según tu manera de pensar?
 
Iscariote.- ¿La manera de vivir?
 
Jesucristo.- Tú lo has dicho. Cada ser humano lleva dentro de sí la semilla que le hace ser a imagen y semejanza de Dios. En los actos humanos se contiene todo. Sin apenas darnos cuenta, en el momento más inesperado, pasamos de ser condenados a ser salvos. El corazón de muchos hombres y mujeres está siempre por descubrir. Se acabará la vida en este mundo sin terminar nunca de consolidar una mística definitiva pero la intensidad con la que se vive la coordenada de un momento vital es para mí lo más significativo. Por eso voy a posar a casa de Zaqueo. 
 
Iscariote.- ¡Se trata de un indeseable que sólo ama el dinero, Maestro!
 
Jesucristo.- ¿Qué es lo que más amas tú, Judas?
 
Iscariote.- Yo te amo a ti pero el dinero es importante.
 
Jesucristo.- ¿Si el dinero es importante para ti por qué razón no debe ser importante para Zaqueo? ¿Existe alguna ley que admita la importancia del dinero para algunas personas mientras se niegue la misma importancia del dinero para los demás?
 
Iscariote (nervioso).- Lo mío... lo mío es diferente... porque lo mío es tuyo...
 
Jesucristo.- Ya que eres el tesorero de mis caudales... ¿puedes decirme cuánto se puede comprar con treinta monedas de plata?...
 
Iscariote (más nervioso todavía).- Mucho... Maestro... mucho...
 
Jesucristo.- ¿Traicionar a un maestro vale solamente treinta monedas de plata, Judas?
 
Iscariote (totalmente nervioso).- Esto... no... creo que ningún gran maestro tiene precio...
 
Jesucristo.- Entonces haz pronto lo que tengas que hacer y deja que el Hijo de Dios haga pronto lo que tiene que realizar. ¡Levanta, Zaqueo, porque eres digno ante Dios!
 
Zaqueo (levantándose y agarrando las manos de Jesucristo mientras la gente sigue murmurando).- He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
 
Jesucristo.- Buen hombre, eres bajo de estatura pero altísimo de espíritu. ¿Quién crees que es mejor? ¿El que da mucho o el que lo da todo?
 
Zaqueo.- Sin duda alguna que el que lo da todo.
 
Jesucristo.- Pues yo te digo que por dar todo lo que debes dar tú entrarás en el Reino de los Cielos.
 
Pedro.- Pero Maestro... tú has dicho muchas veces que los ricos tienen las puertas del Cielo cerradas...
 
Jesucristo.- ¿Me has oído decir alguna vez que no amo a los ricos?
 
Pedro.- Yo lo que te he visto hacer es que no amas al dinero.
 
Jesucristo.- ¿Entonces por qué intentas confundir al Hijo de Dios?
 
Todos los murmuradores quedaron en silencio total y absoluto. Muchos se pusieron de rodillas pidiendo perdón a Dios.
 
Juan.- ¿Amáis a los ricos de igual manera que amáis a los pobres?
 
Jesucristo.- ¿Qué es amar a tus semejantes, Juan?
 
Juan.- Quererlos sin tener en cuenta sus circunstancias.
 
Jesucristo.- Pues yo te digo que he visto a muchos ricos ser dadivosos y he visto a muchos pobres ser avaros. ¿Crees o no crees lo que estoy diciendo?
 
Juan.- Es cierto, Maestro. A lo largo de todos los caminos hemos visto ya toda clase de incongruencias.
 
Zaqueo.- ¿Crees, Hijo de Dios, que hago mal en quedarme con la mitad de lo que poseo?
 
Jeesucristo.- No sólo creo que haces bien sino que creo que es justo. ¿Cómo te ganas la vida?
 
Zaqueo.- Soy un recaudador de impuestos con sede en el oasis de Jericó, cuyos palmerales y huertos producen abundantes frutos y bálsamos sujetos a la vigilancia y a la competencia del fisco. Soy judío de nacimiento pero odiado por mis compatriotas a causa de mi profesión. Ellos me colocan entre los pecadores públicos.
 
Jesucristo.- ¿Alguno de ellos es Dios?
 
El silencio ahora se hizo más absoluto mientras seguía aumentando el número de espectadores que caían de rodillas para pedir perdón.
 
Zaqueo.- Ninguno de ellos eres tú.
 
Jesucristo.- Pues yo no sólo no te condeno sino que he decidido comer y posar en tu casa durante el día de hoy.
 
Zaqueo.- ¿Sabiendo que he sido un implacable avaro?
 
Jesucristo.- Sabiendo que acabas de decidirte a hacer un acto heroico debido a tu generosidad para repartir lo que has ganado. ¿Quién te puede pedir más cuando muchos de ellos ni tan siquiera se detienen a mirar a los mendigos que se acercan a sus casas expulsándoles de sus puertas con la justificación de que son vagos y que se dediquen a trabajar en lugar de pedir un simple mendrugo de pan y un sencillo vaso de vino?
 
Zaqueo.- ¡Jamás haré yo eso en mi vida!
 
Jesucristo.- Estás dando un verdadero ejemplo evangélico. No hablo de religiones sino del Evangelio. ¿Quién de todos los aquí reunidos lo puede negar con la Palabra de Dios en sus manos?
 
Zaqueo.- Pero Señor... tengo que arrepentirme porque yo recaudaba más dinero del que exigían los romanos para hacerme rico con mayor facilidad...
 
Jesucristo.- ¿Y qué crees que hacen los pobres que tienen un tenderete de comidas y cobran por cada plato diez veces más de lo que les ha costado cocinarlo?
 
Zaqueo.- No deseo buscar esa clase de excusas para ocultar mi egoísmo, Señor. Yo sólo quiero que me perdones sin fijarme en los demás sea cual sea su clase social y su condición humana. 
 
Jesucristo.- La salvación ha llegado a tu casa, Zaqueo, porque tú también eres hijo de Abraham. El Hijo de Dios ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido. Yo no me fijo en las clases sociales porque para mí sólo existen dos: los que creen y los que no creen. Y no me importan para nada los que, siendo pobres o siendo ricos, los que tienen muchos, los que tienen algo y los que no tienen nada, murmren de mí por ir a hospedarme en tu casa, Zaqueo. Yo me hospedo solamente en los hogares de quienes creen en mí. Benditos son los puros de corazón, ya que ellos verán a Dios.
 
Zaqueo.- He tenido la enorme fortuna de poder verte en persona, Jesús. He tenido la enorme fortuna de poder ver al Mesías Prometido. Por eso no me importa que me llamen sucio por haberme subido a un sicómoro que sólo produce frutos para los cerdos. 
 
Jesucristo.- Bendecido eres por haber superado al orgullo. En verdad te digo que a mí tampoco me importa el qué dirán de los murmuradores y tendré que subir a la cruz de los ladrones sin haber sido jamás un ladrón. Las únicas clases sociales que Dios Padre reconoce solamente son dos: los que creen porque tienen Fe en mí y los que no creen porque no tienen Fe en mí. 
 
Zaqueo.- Gracias por darme la oportunidad de creer y tener Fe en ti.   
 
SE BAJA EL TELÓN
FIN DEL PRIMER ACTO.
 
ACTO SEGUNDO
ESCENARIO.- Comedor de la casa de Zaqueo. Han comido, con él, Jesucristo y sus doce dsicípulos y ahora están charlando animadamente mientras toman el café.
 
Jesucristo.- ¿De qué color es el caballo blanco de Santiago, Zaqueo?
 
Zaqueo.- ¡Jajajajaja! ¡Qué buen humor tienes, Jesús! ¡El caballo blanco de Santiago es blanco porque lo dice la misma pregunta!
 
Jesucristo.- ¿Y qué dicen los sabios de este mundo, Lucas?
 
Lucas.- Los sabios de este mundo dicen y afirman, totalmente convencidos, que el blanco no es un color sino la ausencia de color. 
 
Jesucristo.- ¿Y tú crees que una ausencia puede ser una presencia?
 
Lucas.- Maestro, una ausencia nunca es una presencia.
 
Jesucristo.- Entonces los sabios de este mundo son ignorantes.
 
Mateo.- ¿Por qué dices tal cosa de los sabios, Maestro?
 
Jesucristo.- Porque si el color blanco no es un color sino una ausencia todo lo que sea de color blanco, como el caballo de Santiago, no existen por ser precisamente ausencias.
 
Zaqueo.- ¡En verdad que sois inteligente, Jesús! ¡Mucho más inteligente que todos los demás sabios de este mundo juntos! Acabo de entender que el caballo blanco de Santiago no existe para los sabios de este mundo pero todas las personas que no somos sabias vemos el caballo de Santiago y vemos que es de color blanco. ¿Por qué sucede esto, Señor?
 
Jesucristo.- Porque los sabios de este mundo dedican gran parte de sus vidas, e incluso algunos de ellos todas sus vidas, a crear teoremas teóricos que, al ponerlos en la práctica, resultan totalmente inservibles.
 
Zaqueo.- ¿Pero no son ellos quienes dirigen la educación de los niños y la forma de pensar de los adultos?
 
Jesucristo.- Por eso muchos niños y muchos adultos desconocen las verdades de Dios. Les introducen en los dogmas pero los alejan del conocimiento.
 
Juan.- Amado Maestro. ¿Qué se puede hacer para escapar de esa paradoja que nos convierte en ignorante cuánto más queremos saber?
 
Jesucristo.- Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
 
Tomás.- ¿Qué clase de libertad nos da tu palabra que los sabios de esta tierra no nos pueden ofrecer?
 
Jesucristo.- Siempre tú y tus dudas, Tomás. Arpende bien lo que te digo para que no te llames nunca a engaño y para que nadie te engañe jamás. En base a la libertad se ahn cometido y se siguen cometiendo grandes abrraciones como las guerras o las dictaduras de quienes dirigen los pueblos, la esclavitud, la explotación de muchos ignorantes por unos pocos que se las dan de sabios y otras muchas cosas tan denigrantes o más que ellas. ¿Sabes por qué sucede todo eso en nombre de la libertad?
 
Tomás.- ¿Porque la libertad sólo la poseen unos pocos y es patrimonio particular de unos pocos?
 
Jesucristo.- Veo que esta vez has pensado muy bien Tomas y llevas una gran razón en lo que dices pero hay algo que todavía no has descubierto y que es más verdadero que lo que has dicho.
 
Tomás.- Dudo que haya algo más verdadero.
 
Jesucristo.- Esta vez tu duda es una ignorancia; puesto que resulta que la libertad no existe ya que todos los humanos estamos atados a unos hilos para poder movernos libremente. Si admitimos que la libertad es vivir sin atadura alguna llegamos a la conclusión de que somos como cometas que, al quitarles los hilos que la hacen volar, primero se queda bamboleando de un lado para otro sin rumbo fijo y, después, cae al suelo para no poder levantarse ya jamás. Por lo tanto la libertad no existe sino que somos cometas que para poder volar necesitamos atarnos a algo que nos haga movenos libremente. Sólo existen, en realidad, dos conceptos: o la liberación o la condenación. La condenación es atarnos a hilos que nos conducen a la perdición de nuestras almas mientras que la liberación es atarnos a hilos que conducen a la exaltación de nuestras almas. La libertad no existe pero la liberación se puede conseguir y para deciros cómo lograrlo es para lo que yo he venido a la Tierra. Ni yo mismo soy libre porque estoy atado al Dios Padres a través de los hilos del llamado Espíritu Santo. Ataos a los hilos del Espíritu Santo y yo no os haré nunca libres sino que haré con vosotros algo mil veces mejor que se llama liberación. 
 
Pedro.- ¿Entonces por qué hay tantísimos oradores que solo nos hablan de libertad en todos los sentidos?
 
Jesucristo.- Porque tienen sus propios intereses politicos, económicos, sociales y religiosos y a esos intereses los llaman libertad. ¿Comprendéis ahora la trampa? La libertad no existe y la pregonan quienes quieren hacer creer a los pueblos que existen porque los someten a la esclavitud de estar atados siempre a sus hilos conductores. Lo que sí existe es la liberación a través de los hilos del Espíritu Santo que nunca jamás esclavizan sino que liberan del todo porque carecen de toda clase de intereses y Dios los regala a cambio de nada. La libertad se paga con un precio muy alto: el sometimiento a los intereses de quienes ostentan los poderes fácticos de la sociead. La liberación se obtiene sin pagar nada por ella. Yo os libero en el nombre de mi Padre pero no os doy una libertad que jamás existe. Por eso yo prefiero no mentiros jamás y liberaros de todos vuestros pecados a través del conocimiento de la Palabra de Dios; con una sola excepción que confirma la regla: si insultáis al Espíritu Santo el Padre, no yo que soy Amor sino el Padre que es Justicia, no os perdonará jamás. 
 
Lucas.- ¿Estás diciendo, Maestro, que el conocimiento es superior a la sabiduría?
 
Jesucristo.- No os lo estoy diciendo sino que os lo estoy afirmando. Pero también hay que tener en cuenta que para obtener el conocimiento hay que ser sabio y entender que sin sabiduría no se llega al conocimiento y sin conocimiento no se llega a la liberación. La sabiduría, por sí sola, no nos libera de nada; pero la sabiduría, cuando se basa en el conocimiento, nos libera del todo. Y tened en cuenta que la ignorancia no es solamente una carencia sino un pecado y el Padre vomitará a los ignorantes hacia el Infierno. Poned las naciones en manos de los ignorantes y habréis destruido a las naciones.
 
Tadeo.- Maestro...
 
Jesucristo.- Habla sin miedo, Judas Tadeo.
 
Tadeo.- ¡Eres muy generoso al ofrecernos tus conocimientos!
 
Jesucristo.- ¿Qué es la generosidad, Judas Tadeo?
 
Tadeo.- Todo aquello que se da sin pedir nada a cambio.
 
Jesucristo.- ¿Qué es la generosidad, Judas Iscariote?
 
Iscariote.- Es totalmente justo que todo lo que se da tenga siempre que recibir algo a cambio de lo que se da. Me parece que es justo y honesto que todo tenga un precio.
 
Jesucristo.- ¿También la condenación de un inocente tiene un precio?
 
Iscariote.- ¿Por qué tienes que decirme eso a mí y no se lo dices por ejemplo a Juan? ¿Es que Juan es mejor discípulo que yo?
 
Jesucristo.- Cuando nos miramos a un espejo respondemos a esa clase de preguntas. No soy yo quien lo dice sino el espejo de cada uno de nosotros.
 
Zaqueo.- ¿Qué quiere decir eso, Mesías?
 
Jesucristo.- Escucha bien esto, Zaqueo: somos nadie confundidos en la nube perentoria de que somos alguien compuesto de cosas que se bifurcan entre la claridad y la niebla. La claridad nos despeja las dudas. La niebla nos confunde siempre. 
 
Zaqueo.- Me gustaría aprender más de esos espejos a los que te refieres, Jesús.
 
Jesucristo.- Zaqueo, absurda se vuelve la materia de los espejos sin luz. Es como hundirse en un vacío sin ninguna otra cosa que el espectral fantasma de la Muerte. No tiene ninguna clase de recompensa vivir dentro de esos espejos oscuros de las drogas, el sexo fornicario, el alcohol y la violencia de cualquier grado y clase que sea. Te miras en ellos y no ves más que una sombra oscura de ti mismo. Nunca eres tú mismo, compañero, viviendo dentro de esa clase de espejos; porque debes saber que la oscuridad de esos espejos quiere decir que no son los míos. Nunca lo han sido. Y nunca lo serán. Que el mío y los que me acompañan son espejos con luz incluso en las noches más negras que te puedas imaginar. Valga también esto para las mujeres.  
 
Zaqueo.- ¿Y qué tiene que ver la libertación con tod ello?
 
Jesucristo.- Te lo voy a razonar, Zaqueo. Puedes hundirte si quieres, porque tienes libertad de decisión, en esos oscuros espejos de los que te estoy hablando; pero en ellos no estarán nunca tu yo y serás, en ese caso, un ser deambulando por calles sin salida alguna. Sin embargo, ya ves, nosotros caminamos por miles de senderos con Luz de Vida Eterna. Atrévete a salir de la oscuridad. Sólo depende, únicamente, de saber decir No.
 
Zaqueo.- ¡Yo digo rotundamente no a los espejos sin Luz de Vida Eterna!
 
Jesucristo.- Entonces, compañeros y amigos míos, id todos a descansar porque Zaqueo y yo tenemos cosas de las que hablar que sólo le interesan ahora a Zaqueo y a mí.
 
Zaqueo.- Salgamos al jardín, Señor...
 
Jesucristo.- ¿Por qué quieres que sea en el jardín? ¿Qué es el jardín para ti, Zaqueo?
 
Zaqueo.- Paseando por los jardines nos vemos continuamente embarcados hacia las búsquedas propias. Esta es nuestra búsqueda y nadie nos lo va a impedir que la encontremos cuando tenemos la real voluntad de hacerlo.
 
Jescristo.- Vayamos entonces a pasear por el jardín si estás tan seguro de eso.
 
SE BAJA EL TELÓN
FIN DEL SEGUNDO ACTO.  
 
 
ACTO TERCERO
ESCENARIO.- Jardín de la casa de Zaqueo. Jesucristo y Zaqueo están charlando mientras caminan con pasos muy lentos.
 
Zaqueo.- Antes de concerte a ti, Jesús... yo he tenido que soportar muchos sufrimientos...
 
Jesucristo.- La pretensión del sufrimiento es muy difícil de interpretar para la mayoría de los seres humanos. Sólo Dios sabe por qué existe. Pero te puedo afirmar que Dios no lo hace para humillar a nadie sino para ayudar a muchos.
 
Zaqueo.- No te entiendo, Jesús...
 
Jesucristo.- Quiero señalarte algo importante Zaqueo. He escuchado tu sufrimiento personal varias veces. No una ni dos sino varias veces. Y he encontrado un ser completo que se duele de tanto querer vivir.  Estás llena de guarismos singulares. Tan singulares que tienes dentro de ti una gran capacidad de sentimiento. Relaja tu existencia. Eres una verdadera incógnita para ti mismo y estoy seguro de que tus días te irán llenando de fuerza. Eres diferente a los demás porque eres simplemente singular y, si te paras un momento a detener tu camino, verás que todos los seres humanos importantes, no me refiero a los famosos ni a los falsos ídolos sino a los seres humanos importantes como tú, son profundamente singulares. Saca tu sonrisa para vencer a tu dolor. Tienes algo muy interesante en tu manera de ser: eres tú mismo sin ambages. Y eso lo puedes transmitir con facilidad hacia el exterior. Así que no te disipes por culpa del sufrimiento y cuando tengas deseos de sacar hacia el exterior todo lo inmenso que tienes dentro de cuéntalo a todos los que también sufren porque, aun sin conocernos personalmente, formamos una verdadera patria. ¿Te has dado cuenta de que hablando de nada has estado hablando de un montonazo inmenso de cosas?. ¡Bravo por hacerte persona de nuestra connatural patria! ¡Cuántos dolores como el tuyo hemos podido expulsar todos nosotros gracias a Dios!. Estamos aquí, al otro lado de cada uno de nuestros mundos propios pero muy juntos con el corazón.
 
Zaqueo.- ¿Eso forma parte de la liberación que ofreces?
 
Jesucristo.- Exacto. Hay mucho que pensábamos que era importante para nosotros pero, de repente, nos damos cuenta de que nos sobra, de que lo que nos hacía sufrir era un falso espejismo y entonces dirigimos nuestra verdad a Dios para liberarnos de lo que no éramos aunque los demá decían que sí. Nos habían echo creer que éramos solamente unos sufridores y eso no nos dejaba ver la verdad que Dios tiene para con nosotros. También a nivel existencial cuando empezamos a sufrir, Dios nos convoca a su encuentro para encontrar su ayuda. La garantía de que Él es la solución es total. Súbete a la cruz y superarás todo el dolor porque en esa cruz estaré yo muy pronto para sanarte a ti y a todos los que sufren como tú. ¿Qué era el sicómoro donde te subiste para verme pasar? Era el escalón que debías de subir para dejar de ser un enano y pasar a ser un hombre grande. Desde el sicómoro veías a todos los demás más pequeños que tú. Para eso he venido yo a la Tierra.
 
Zaqueo.- Pero no puedo olvidar que soy pequeño.
 
Jesucristo.- ¿Nadie te ha dicho que al Padre le gustan los pequeños? Alza la vista y mira a las nubes. Cuando las ves sabes que puede ser tan grande como para poder verlas. ¿Comprendes, Zaqueo? ¿Qué opinas ahora de la grandeza humana?
 
Zaqueo.- Creo que el hombre es grande sólo cuando tiene una identidad personal propia que le hace distinto ante los demás pero igual ante los ojos de Dios.
 
Jesucristo.- ¡Tú lo has dicho, Zaqeuo! ¡Bendita sea nuestra identidad personal propia que se manifiesta como un estallido de ritmos cosmovisionistas que se proyecta en cada una de nuestras interpretativas representaciones en este teatro llamado vida!. La mejor manera de describirnos es hacernos gestores vigorizadores de nuestros continuos sentimientos, recorrer el camino de nuestros a veces altos y a veces pequeños sueños para sentirnos aire, sangre, esperma de anhelo hecho realidad gracias al esfuerzo redentor de todos nuestros sentidos. Y es a lo largo de ese camino cuando nos debemos preguntar ¿cómo nace mi conciencia? ¿cómo crece mi entendimiento? ¿cómo surge mi esperanza? ¿cómo termina de forjarse mi destino? En el Padre Dios están incluídas todas las respeustas inclaudicables: nace mi conciencia cuando aprendo a leer en los árboles, en los riachuelos, en las flores silvestres, en el viento abrazador, en la mitad de una mata de paja, en las manos de un anciano, en los lloros de un niño, en los ojos de los seres humanos… crece mi entendimiento cuando como habas que ha cultivado el agricultor, cuando bebo agua que ha caido de la lluvia, cuando siento mi alma crepitar en los crepúsculos… surge mi esperanza cuando meto sentimientos a mi cuerpo, cuando danzo al magno compás de las cuatro estaciones que se van acumulando en mi existencia, cuando mi sensualidad se hace desenfado de trópicos arrullados en el centro imponente del universo… y termina de forjarse mi destino cuando soy parte de ese escenario que resume todo el crisol de mis ideas expandidas por el cosmos de mi persona que, en ese momento, se hace cultura hegemónica, proyecto maduro de mis propios parámetros y vitrina de mi alma ante los ojos del planeta. Sin Dios Padre todo eso es imposible de alcanzar en su verdadero sentido divino. En lo humano sí. En lo humano se pueden lograr muchas metas. Pero en lo divino está la única meta que nos hace grandes de verdad.
 
Zaqueo.- Entonces... ¿los que niegan la existencia de Dios diciendo que todos somos iguales están mintiendo?...
 
Jesucristo.- Están mintiendo descaradamente. Dios existe y ellos lo niegan solamente para convertirse en dioses ellos mismos. Dios reparte diferentes dones y diferentes talentos a cada ser humano porque cada ser humano es diferente a los demás y por eso lo que deben recibir todos los seres humanos no es un salario igual para todos sino un salario digno para todos. Los que niegan la existencia de Dios y el beneficio del capital a repartir a cada uno según sus dones y sus talentos mienten descaradamente para esclavizar a los obreros. En las Viñas del Señor todos son diferentes pero todos son dignos. La solución de los humanos no es que todos sean pobres sino que nadie sea pobre. Para Dios todos son distintos pero todos son dignos ¿Comprendes la gran diferencia entre los que creen en mis palabras y lo que las rechazan porque no les interesa que los demás las crean para no quedarse solos y sin intereses ocultos que encubren para no ser descubiertos como farsantes de la sociedad? ¿Sabes ya pro qué les interesa engañar a todos los demás diciendo que Dios no existe?
 
Zaqueo.- Porque de esa manera ocultan sus aviesos intereses particulares de vivir como ricos a costa de la pobreza de los demás y convertirse ellos mismos en falsos dioses. 
 
Jesucristo.- ¡Exacto, Zaqueo! ¡Tú lo has dicho y has dicho una gran verdad!
 
Zaqueo.- ¿Cómo se hace entonces para ser grande ante los demás hombres y ante Dios?
 
Jesucristo.- Inmensa es la llamada del Padre. Uno se dispara, corre a adecentar el lugar, a ponerlo limpio, aseado, en condiciones de recibirle y ¿cómo se hace esto?. Pues, quitando los trastos, todos los pecados, confesándose, poniendo orden en la casa espiritual y eso es lo que has hecho tú pasando de pagano a cristiano así de un momento repentino como es toda la conversión verdadera, quitándose de encima lo que te manchaba, lo que hacia que todos te miraran mal porque eras un ladronzuelo que se quedaba con parte de los impuestos, engordando la cifra que tenían que pagar. Antes decía todo para mí y ahor adice para mí sólo lo que me corresponde. ¿Has comprendido del todo?
 
Zaqueo.- ¡He comprendido del todo! ¡Bendito sicómoro! ¡Bendita sea mi pequeñez que me llevó al encuentro contigo! ¡Bendita angustia que me lleva al Padre, a reconocerlo como Dios e implorar su ayuda, cuando no podía más!  ¡Bendita podredumbre y miseria egoísta que te llevó a ti a decir: "conviene quedarme en tu casa"! ¡Bendito pecado que mereció tan grande redención!
 
SE BAJA EL TELÓN
FIN 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Entremés teatral cristiano

Palabras Clave: Literatura Prosa Teatro Entremés Narrativa Cultura Conocimiento Instrucciones Realidad Verdad Fe Cristianismo.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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José Orero De Julián

Y sólo a través de Jesucristo es cómo se puede llegar al Dios Padre.
Responder
June 22, 2017
 

José Orero De Julián

Jesucristo es el Camino, Jesucristo es la Verdad y Jesucristo es la Vida.
Responder
June 22, 2017
 

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