Dcada Prodigiosa (Relato) -5-
Publicado en Jun 28, 2017
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Luis Literas "El Maya" (apodado así por haber estudiado en un taller sobre las civilizaciones antiguas que nunca llegó a terminar por falta de suficiente inteligencia) y Carlos Saínces "El Carillón" (apodado así por lo mucho que había aprendido sobre la Torre de Londres) eran bastante feos (no feos del todo pero casi casi), que se pusieron de acuerdo para escribir lindas cartas amorosas por las redes sociales de internet a ver si algunas chavalas de buen ver y excelente forma física picaban en el anzuelo y se convertían en novias con compromiso de posterior e inmediata boda. Ahora los dos estaban tramando una estratagema para acercarse al domicilio de Servandino y convencerle de que, en lugar de quemar su lujoso chalet, tuviera a bien alquilarles un par de habitaciones por si acaso algunas de aquellas imaginadas doncellas dulces como Dulcinea caían en la trampa de sus romanticoides cartas que siempre empezaban de la misma manera: "Preciosa y lindísima señorita, a la luz de la luna sus miradas traspasan mi desolado corazón que late desenfrenado al saber que está usted leyendo su ansiedad y me siento etéreamente prendido de la llenura de su alma angelical". Después cada uno de ellos escribía una cuantas pendejadas más, sobre sus personalidades más bien depauperadas, y se pasaban los días, las semanas y los meses, esperando respuestas que nunca llegaban. Pero ellos no se desesperaban jamás a pesar de los nulos resultados y seguían, erre que erre, al pie de la letra la famosa frase que dice "quien la persigue la consigue". Mas los años pasaban y el pelo antes abundante de les iba cayendo a marchas aceleradas. Un mal día se apuntaron a unas muy costosas friegas con "abrótano macho" que promocionaba un turista sueco llamado Tobías Svensson pero que si quieres arroz Catalina porque el pelo seguía cayéndosele a los dos y el citado sueco, con dientes delanteros salidos al estilo "Goofy" y más flaco que una varilla tomatera, se hizo el sueco y desapareció de repente tal como llegó, totalmente de incógnito, a Molinares. Nadie se dio cuenta de su huída.
 
Mientras tanto, comenzaron a llegar visitantes de las comarcas vecinas de Molinares; pero solamente lo hacían como a "cuentagotas" - impulsados por lo que habían escuchado de forma oral- y a Don Rafael le entró miedo dar una exagerada publicidad a aquel extraño suceso que presentaría como un milagro de la Virgen de Fuencaliente, relacionado con la insólita aventura de Valeriano Belmonte y la novela corta titulada "La joven dama" de Emilia Pardo Bazán, ya que los tiempos no eran los más propicios ni los más adecuados para despertar emociones fuertes a lo largo y ancho del mundo entero y él se había vuelto un excéptico total; así que lo único que permitió publicar sobre Molinares era una pequeña nota en la contraportada de "El Cabás" conteniendo un comentario de aquel anónimo y desconocido periodista de quien nadie sabía nada. La columna de opinión se titulaba "¡Ostras!" y decía así: "A veces intentamos comprender asuntos que pueden servirnos para convertirnos en seres abstractos y como personajes de ciencia ficción. Hoy ya se multiplican por mil los sucesos a lo largo y ancho de ese planeta y quizás fuese mejor olvidarlos para volver a la costumbre, ya casi perdida del todo y para siempre, de reunirnos toda la familia alrededor de la mesa, con el brasero en los pies, para recuperar toda nuestra memoria. ¿Qué postura debemos mantener quienes creemos firmemente en los corazones honrados y bondadosos de todos los seres humanos que actúan como niños y niñas a pesar de la dureza de los tiempos actuales? ¿Podemos construir un mundo ausente de ilusiones, imaginación y fantasías, reales o inventadas, en lugar de crear un planeta ausente de magia y sólo lleno de desesperación? ¿Por qué no hacer más dulces nuestras existencias? Sólo Dios puede responder a estas peguntas".
 
Aquello molestó bastante al cura Nemesio porque no le daba mucho chance para llevar a cabo su negocio y veía cómo las personas residentes en Molinares estaban olvidando ya todo lo que había sucedido con el "agujero negro" de la Plaza de Los Azulejos y la Fuente del Abrevadero donde volvieron a acudir, día tras día, todas las caballerías para saciar su sed en aquel verano tan caliente; así que los días iban sucediéndose y la indiferencia se había extendido ya por toda la población de Molinares mientras que sólo, muy de vez en cuando, llegaba una autocar con una docena de personas, o incluso menos de una docena, interesadas en conocer la Plaza de Los Azulejos y la Fuente del Abrevadero para sacar fotografías; pero volvían a sus pueblos totalmente decepcionadas. La Plaza de Los Azulejos no tenía nada de espectacular salvo una paredes sucias y desconchadas y la Fuente del Abrevadero era tan común y vulgar como las fuentes de los pueblos vecinos ya que no sólo decepcionaba verla sino que bajaba el ánimo de los más entusiastas puesto que consistía solamente de un pilón de piedra y un caño gordo del cual fluía el agua proveniente de los montes de alrededor sin ninguna clase de diseño artsitico o fuentecillas de colores.
 
Dicha fuente era solamente el lugar donde bebían los asnos de Molinares y lo único interesante que podían hacer los visitantes era pedir permiso al alcalde Timoteo Timón para darse un chapuzón en ella por ver si sus aguas eran milagrosas. El alcalde Timoteo Timón aprovechó la ocasión para obligar a que cada persona que desease usar el pilón para chapuzarse dentro de él tendría que pagar 50 euros. El negocio estaba siendo rentable pero en lugar de crecer se vino abajo cuando todos se dieron cuenta de que no se producía milagro alguno y los enfermos volvían a sus pueblos más enfermos todavía. Poco a poco dejaron de llegar los visitantes y todo lo sucedido en aquel lugar se le fue olvidando a los residentes de Molinares, excepto al extraño extravagante extranjero llamado "El Obsidiano" que siempre iba buscando alguna aventurilla -incluidas las vividas con "La Reme" y "La Angus"- con las que matar el tiempo. ¿Quién era aquel enigmático personaje, de dónde procedía y qué era, en realidad, lo que estaba buscando en aquel lugar? Esas eran las preguntas que seguía haciéndose el inspector Expósito que veía en aquel tal "Obsidiano" una especie de maleante esperando alguna oportunidad. Lo que no descubría nunca, por lo menos hasta entonces, era qué podría ser aquella oportunidad y, si eran ciertas sus sospechas, cuáles cosas eran verdades y cuáles cosas eran mentiras de todas aquella que, sobre "El Obsidiano", comentaban los compadres y murmuraban las comadres. ¿Podría ser, como  decían algunas personas del lugar, que estaba esperando el momento más propicio para envenenar las aguas potables de todo Molinares y eliminar así a toda la población? Aquello era lo que de verdad le hacía temblar de miedo al inspector Expósito que no podía dormir debido a sus extraños sueños.
 
Fue en uno de aquellos sueños donde Expósito visionó la burla diabólica de "El Obsidiano" riendo a carcajadas mientras Servandino (hijo de Servando y nieto de Servandón) ardía en medio de las llamas que él mismo había producido al quemar el lujoso chalet desde su interior y, lo más grave, el fuego arrasaba a todo Molinares quemando vivos a la pobalción por completo incluyendo a los perros, a los gatos y a toda clase de mascotas vivas. Expósito despertó de su pesadilla cuando su mujer le arreó una tan sonora bofetada que dejó de chillar como un poseso en ataque histérico. El inspector Expósito sudaba la gota gorda y no sabía cómo explicarle todo lo soñado a su guapísima esposa Conchita Piqueras "La Cantaora", que era de etnia gitana y desde niña había recorrido todos los caminos de España en la tartana de su padre "Naranjito Limón", famoso bailaor gitano de aquella época en la que los gitanos tenían siempre muy buena acogida en las páginas de los peródicos diarios como "El Cabás" y las revistas más o menos literarias. Expósito se había enamorado a primera vista de "La Cantaora" y comenzarón su romance de noviazgo en contra de todo el clan de los gitanos quienes, encabezados por "Naranjito Limón", siempre amenazaban al inspector de policía con rajarle de arriba hasta abajo si continuaba "pelando la pava" con Conchita Piqueras. Así que para casarse con ella, Expósito tuvo que meter en la cárcel durante un año completo a "Naranjito Limón" y a su hermano "Limoncito Naranja" para tener el camino libre. La venganza de "Naranjito Limón" y "Limoncito Naranja" (de este segundo se decía que era homosexual por completo) consisitió en tener raptada por un mes a Virginia, hija del matrimonio entre Expósito y Conchita, para que la bruja Eduvigis "La Collares" le echase el "mal de ojo" para toda su vida. Y por eso todos achacaban a ese asunto el hecho de que la preciosa Virginia, a los quince años de edad, decidió meterse a monja y ahora ya era una gran misionera cristiana en Iganga, allá por el país de Uganda.
 
Esto no se lo perdonó jamás el inspector Expósito al gitano "Naranjito Limón" y estaba buscando siempre la ocasión más propiciatoria para meter al "patriarca" gitano en la trena no ahora por un año sino por una década. Y no iba a parar hasta hacerle morar en el calabozo hasta que se pudriera en vida. Por motivo de ciertos asuntos relacionados con drogas ya había un pleito público entre Expósito y "Naranjito Limón" pero el tema de los gitanos ya no estaba de moda porque su época de oro (cuando los diarios como "El Cabás" siempre daban noticias y hacían crónicas y reportajes sobre su mundo y su manera de vivir) ya hacía décadas que se había terminado.  
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Relato

Palabras Clave: Literatura Prosa Relato Narrativa Fantasa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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