La llamada continua (Novela) -Captulo 15-
Publicado en Jul 12, 2017
Sonó el teléfono de la granja de Valdimir Putín y Julián Forero atendió la llamada.
- Buen día. - ¿Eres Julián Forero? - Sí. Soy Julián Forero. - Buen día. Soy el padre Gamarra. ¿Te acuerdas de mí? - No he olvidado que está usted haciendo una gran labor cristiana en todas estas comarcas. - Llámame Andrés, por favor. - Bien. Le llamaré Andrés Gamarra si así se siente mejor. - ¿Tienes el día libre? - Las faenas en el campo están hoy suspendidas porque toda las tierras están anegadas pero existen las tareas con los animales. -¿Y no puedes pedirle a Dascha Stáchova que sea ella, solamente por esta vez, la que se dedique a ellas? - ¿Es que se trata de un asunto urgente? - No sé si llamarlo urgente pero es muy importante para la conciencia de un ser humano. - Cultivando nuestra conciencia amamos nuestra existencia, Andrés. - ¿Eso quiere decir que sí? - ¿En dónde podemos quedar para vernos? - ¿Qué te parece en la Sala de Recepción del Hotel Siberia? - ¿En qué calle está dicho Hotal Siberia? - En la calle Remezova, en el mismo centro de Tobolsk. - Está bien. Acepto. Espere dos horas y estaré allí. - ¿Necesitas que envía a alguien? - No se preocupe. Iré con "Rayo". - ¿Te refieres al caballo "Rayo"? - Sí. Lo dejaré en casa de mi amigo Leónidas Lódovich. - Te van a sorprender varias noticias que tengo que hacerte saber. - ¿Buenas noticias o malas noticias? - Depende de cómo se las quiera entender. - Dentro de dos horas veremos cómo poder calificarlas. - Por eso quiero consultarlas contigo, Julián. - Cumpliré una vez más con mi palabra. Hasta luego. En ese momento apareció Sacha Stáchova tan bellisima como siempre. - ¿Hablando con alguna admiradora de las muchas que ya tienes? - ¡Jajajajaja! ¿Cuántas admiradoras crees tú que tengo yo? - Supongo que las suficientes como para saber que tienes carisma con las mujeres. - Me acerco a tu esquina para sentirte en los silencios; esos silencios que llenan de espesura el sentimiento de la nostalgia. Hoy pudiera ser que sólo fuese capaz de escribirte una leve y ligera contraseña en el contraluz de tu mirada, algo así como pequeños susurros para no despertar al eco de las metáforas de tus ojos que ahora permanecen bailando en el aire. Preguntas por el amor. ¿Qué es el amor?. Pero hoy es distinto a ayer y diferente a mañana. Hoy amor empieza con a de ausencia y termina con r de regreso pasando por m de movimiento y o de olvido. He leido que los poemas a las princesas suelen venir de los mares. No es totalmente cierto; porque en días como hoy los poemas a las princesas vienen del aire; de ese aire que compone cantos de luces en esta esquina donde escondes tus silencios. Un beso. Te envío un beso antes de entrar en el cosmopolitismo de los susurros del atardecer. Dascha no pudo impedir darle dos besos. Uno en cada mejilla. - ¿Ves cómo sí es cierto que triunfas con las mujeres porque tienes carisma aunque no quieras darte importancia por tenerlo? - Todos sabemos que amor significa tener afecto hacia alguien con la finalidad de buscar su bien; un sentimiento de atracción hacia alguien por el cual nos esforzamos en hacerle la vida más agradable en todos los sentidos y sin ninguna recompensa a cambio. Y también sabemos que el prójimo es una persona distinta a nosotros; ¿cómo podemos amarlo, cómo sentir por él o por ella un deseo de felicidad si es diferente a nosotros? - Haciendo algo por esa persona. Y por eso vamos a comenzar el día cantando antes de empezar a trabajar. - Dascha. Al campo no podemos acudir ahora. Sólo podemos atender a los animales. ¿Puedo pedirte un gran favor? - Si quieres algo de mí sólo tienes que tomarme para hacerme tuya. Podemos aprovechar ahora que el señor Putín sigue completamente dormido. - Hoy me he levantado pensando sobre el coraje que hay que echarle a la vida para conseguir conquistar los espacios del amor y de la libertad. Porque ambas cosas, amor y libertad, deben saber vivirse. Por eso, por no saberlo, hay muchos hombres que confunden el coraje con la violencia. A la hora de conquistar a una mujer me viene a la memoria bastantes recuerdos. Pero no es esa oportunidad la que te esto pidiendo ahora. - No te entiendo, Julián. Buscas el amor y cuando lo tienes en tus manos es como si las abrieras para que pueda escaparse. - No busco el amor, Dascha... solamente estoy buscando al amor... no es lo mismo... - Y seguro que alguna vez escribirás algo sobre esa búsqueda. ¿Qué lugar ocupo yo? - ¿Sabes lo que es un papel estelar dentro de una película como "Esa clase de amor"? - Explícame... - Año de 1962 después de Jesucristo. Cuando su novia Ingrid queda embarazada, Vic se siente obligado a casarse con ella, pero entre ellos no hay amor, sólo atracción física. La situación se complica cuando la madre de Ingrid se va a vivir con ellos. - ¿Yo soy Ingrid o soy la madre de Ingrid? - Ahora mismo no puedo decir que seas una o seas la otra. Sólo te pido que, por favor, pases la mañana trabajando sola con los animales porque he recibido una llamada urgente y tengo que estar dentro de dos horas en Tobólsk. - ¡Jajajajaja! ¿Y por eso estabas tan preocupado? ¡Anda, tonto, ve a cumplir con quien sea porque yo te seguirés esperando! - Te equivocas. No es una cita con ninguna mujer. Es con Andrés Gamarra. - ¿El misionero Lope de Gamarra y Rueda? ¡No sé qué me pasa para ser tan celosa pero veo enemigas por todas partes! A Dascha Tchátova se le escapaban unas pequeñas lágrimas y el hispanoecuatoriano tuvo que acariciar su bellísimo rostro. - Tranquila, Dascha. En estos temas del amor todos nos hacemos siempre algunas preguntas. Lo mejor es aprender a responderlas con algo así como que es en la propia conciencia del amor donde se encuentra lo que queremos saber. Alimentarnos algunas veces de lágrimas nos sirve para elevarnos aún más en nuestros sentidos humanos. Y acabar con una historia personal es, solamente, seguir creando otra historia personal mucho más verdadera. - ¿Volverás? - Volveré. Dos horas más tarde, efectivamente, Julián Forero se encontraba ya en la Sala de Recepción del Hotel Siberia dónde Andrés Gamarra ya le estaba esperando. - ¡Hola, Julián! ¡Siempre tan puntual y tan fiel! ¡Acabo de pedir dos granizados de naranja! ¿He hecho bien? Andrés Gamarra se levantó y los dos se dieron la mano. - ¿Vamos a hablar aquí? - Es un buen lugar para sentir el tictac de los corazones humanos. - Estoy de acuerdo, Andrés. Espero que ese tictac sea humano de verdad. Se sentaron y una camarera les sirvió los dos granizados de naranja. - ¿Qué has aprendido en la granja del ya centenario Vladimir Putín sobre el tictac de los corazones humanos de verdad? - ¿Hablando de hombre a hombre? - Hablando de hombre a hombre. - Canta la alondra sus últimos compases en la sombra abigarrada de un almendro, bajo cielos bajos y nubes despiertas con color de plata. La montaña abrupta libera ímágenes de taquicardias. Tictac. Tictac. Tictac. Ya maduran en sus cúpulas las campanas de la iglesia donde se escucha el gorjeo infinito de las palomas zuritas. El granado y espigado corazón de las doradas cabelleras del trigo eleva su nivel imaginado en las riberas del río fresco y silencioso. Brisa un aire nuevo, como recién nacido de las horas, que habla de escorzos diáfanos junto a los flexibles juncos de suaves parpadeos. Pasta el sol en el bosque de las hayas y, entre los márgenes del secreto arroyuelo juvenil, algo sumergido entre pájaros de agua muestra el fino y delgado secreto de una doncella. Ella se baña, entera y desnuda, en el avivamiento del sensualista atardecer veraniego. - ¡Caramba! ¡Has aprendido demasiado en tan poco tiempo! - ¿Y si le digo que es un equipaje que lleva muchos años junto a mí? - De eso quiero hablarte. El otro día me quedé pensando profundamente en quetu cara me sonaba mucho de la época de mi adolescencia. Era como si te hubiese conocido antes. ¿Tú tienes un abuelo llamado José Forero Saíz? - Ya está muerto pero es verdad que se llamaba José Forero Sáiz. ¿Cuál es el motivo para hablar de él ahora? - Te pareces tanto a él que se podría hasta jurar que sois la misma persona. - ¿Y cómo es que le recuerda tanto? - Tu abuelo y yo fuimos compañeros de banca en el mismo aula durante un año escolar. - El mundo es mucho más pequeño de lo que creemos, Andrés. - Tú abuelo era una excepcional autor de obras de teatro. Yo estaba enamorado de la sobrina de un portero de fútbol que jugaba en un equipo de la Primera División española. Creo recordar que era el Valladolid. El caso es que se lo comenté a tu abuelo. - ¿Y qué pasó cuando mi abuelo lo supo? - Que se dio rápidamente cuenta de que era mentira. Yo me estaba inventando una falsa historia para ser superior a él porque él era mucho más inteligente que yo a la hora de aprender las materias colegiales. Así que quise deslumbarle con aquella mentira. - Nunca me habló mi abuelo de todo aquello. - Es que tu abuelo era el que menos hablaba de toda el aula. Pero era el que más pensaba. Tenía un espíritu diferente a todos los demás compañeros de estudios. - ¿Y a cambio de la historia que usted le contó sobre la sobrina de aquel portero del Real Valladolid Club Fútbol cómo le contestó mi abuelo? - Aquí viene lo sorprendente. Al día siguiente me hizo una entrega de copias de 12 entremeses de teatro cristiano. Había desarrollado en ellos la vida de 12 personajes de la Santa Biblia. Una inexplciable intuición le hizo saber que yo terminaría siendo sacerdote y acabaría viajando por el mundo como misionero predicando la Palabra de Dios. - ¿Quiere usted decir que la obra "Magdalena" que representaron en el Teatro de Tobolsk es de mi abuelo? - Sí. Y las otras 11 que tengo preparadas para seguir representando también le pertenece a él. El autor de todas ellas es tu abuelo José. - ¿Todo eso qué tiene que ver conmigo? - Que doy por buena la imaginación de que sois la misma persona. Así que te he citado aquí para decirte que el diez por ciento de todo lo recaudado con "Mgdalena" es para Dios pero el noventa por ciento restante es para ti. Y aquí tengo este maletín conteniendo todo el dinero que te pertenece solamente a ti. El misionero Lope de Gamarra y Rueda, efectivamente, tenía a su lado un pequeño maletín que le entregó a Julián Forero. - No sé si debo aceptarlo... -Acéptalo porque es tuyo y solamente tuyo. Con las otras 11 representaciones teatrales sucederá lo mismo. - ¿Sigue usted creyendo que aquel compañero de colegio y yo somos algo así como la misma persona atravesando los límites del tiempo? - Exacto. Es un milagro pero creo que es la verdad. - El hombre creado, el hombre caído, el hombre redimido. ¿A qué le suena todo eso padre Gamarra? - A que Jesucristo vino al mundo para que tengamos vida; pero no una vida mezquina, sino una vida abundante que abarca todo nuestro ser. A que gracias a Jesucristo podemo quedar liberados. A que sus promesas siempre las cumple. - Por eso todo lo que es ambiguo a mí no me interesa para nada en absoluto. La forma natural de vivir el amor, y digo natural para saber a lo que me refiero, es sencilla pero a la vez completa y presenta una dualidad hombre-mujer muy sensata porque son las canciones de amor ese círculo concéntrico hacia la persona amada. Gamarra, lo que no es natural me es totalmente indiferente y no por eso dejo de ser un verdadero cristiano sino todo lo contrario. Lo que no interesa para nada es hablar con los antinaturales ni con los ambiguos. Si eres verdadero en ti están las verdades. - ¿Cruzando la línea? - Eso es, Andrés. La línea que rebasa lo bueno y pasa a convertirse en excelente. Sentimientos hundidos que renacen en alguna esquina. A mí me gustan también las esquinas donde el amor y el dolor se unen en una sola imagen. Posiblemente hasta estemos hablando de algo que no sabemos cuán de profundo es. La próxima vez que esté escribiendo en una cafetería de esas esquinas que me gustan tanto pensaré en ello. - ¿Por eso estás con ella? - Sí. Precisamente por eso estoy con Dascha. No se llama ella sino que tiene nombre propio porque ha dejado de ser un objeto y se ha convertido en una persona. - Perdona, Julián... - Pedir perdones no soluciona nunca los problemas. Cuando la piedra lanzada alcanza a un ser humano no importa si se pide perdón o no se pide perdón porque el daño ya se ha consumado. ¿Un daño a un ser humano puede ser curado con un simple perdón, padre Gamarra? - Esto.. claro... pienso que sí... - Piense mejor, padre Gamarra. Hay gentes que no hacen más que apedrear a los seres humanos para pedirles perdón y luego seguir apedreando a los seres humanos pidiendo perdón hasta enésimas veces pero lanzando piedras cada vez que piden perdón. ¿Es eso lo que Jesucristo vino a decirnos a los hombres y mujeres de la Tierra? ¿Que tuviésemos que aceptar enésimas veces las peticiones de perdón para seguir recibiendo pedradas tantas veces como perdonamos? No es el masoquismo lo que yo predico a quienes me escuchan. El masoquismo queda sólo para las religiones. Y yo no soy ninguna religión sino Hijo de Dios. ¿Lo ha entendido ahora, padre Gamarra? Fue entonces cuando apareció ante ellos la preciosa Maria Timoféyevna. - ¿Qué haces aquí, Maria? - Me cansé de ser pasiva, amigo hispanoecuatoriano, me cansé de ser pasiva. - ¿Qué quieres tomar? Maria Timoféyevna se sentó al lado de Julián Forero. - Gracias, Julián... pero acabo de tomar dos güisquis seguidos... El misionero Gamarra la miró enojado. - ¡Eres demasiado débil! - Fue por eso por lo que, cuandos usted me pidió que le confesara mis problemas, le rogué que estuviera Julián Forero presente. - ¿Y cuál es la razón por la que tengo que estar yo presente? - Porque tú me entiendes mucho mejor que el padre Gamarra. Porque contigo me siento más segura. Porque ante ti me abro el corazón y no manejo el falso arrepentimiento para tener que ser perdonada con rezos que no me sirven a la hora de la verdad. Lope de Gamarra y Rueda prefirió guardar silencio... - Algo muy grave ha tenido que suceder para que empieces a beber alcohol. - No te preocupes demasiado por eso, amigo hispanoecuatoriano, porque es tan pasajero que no vovlerá a suceder jamás. - Estoy empezando a entender que Nikolái no supo lo que en España llamamos ligar. - No supo, Julián, no supo. - ¿Qué te hizo descubrirlo? - Comenzamos bien nuestra relación pero sin tu presencia ni la presencia de Dascha Stáchova, no hacía más que hablarme de vosotros dos y de recordarme cómo era Dascha Stáchova y cuánto gustaba a los hombres. - ¿No vio que tú eres tan bella como ella y que has tenido una vida tan dura que te hizo ser una verdadera mujer? - ¿Sabes lo que descubrí que eran las mujeres para Nikolái Lódonov. - Creí que había dejado de pensar en ellas como premios de torneos entre caballeros. - Dices una gran verdad. Por eso sigue haciéndote culpable de que le derrotaras a la vista de todo el mundo. ¿Te imaginas lo que es un hombre que de diez frases que te dice nueve de ellas se refieren a otra mujer? - Me lo imagino. Es la propia impotencia personal las que les convierte en perdedores disfrazados de agentes para el amor. Creía que Nikolái había dejado ya ese pasado completamente en el olvido. - Pues te hago saber que su pasado sigue siendo su presente y no tengo ninguna clase de futuro con él. Así que mi decisión es buscar a alguien como tú o que se parezca mucho a ti. Sois los hombres que las mujeres necesitamos para ser felices. - Hay mucha coherencia en lo que dices. A mí me parece, como dijo el poeta alemán Rilke, que nos acostumbramos mucho a ser terrenales quizás porque lo angelical nos aturde y nos elimina la verdadera naturaleza de nuestro ser. Lo “seguro” de los humanos es precisamente ese prodigioso sentimiento de expresar lo efímero, lo impermanente, lo volátil que se convierte en dimensión absoluta a la vez que nos naturaliza con nuestros propios sentimientos. La belleza de la palabra es la belleza del dolor y la belleza de la alegría quizás porque el dolor y la alegría son dos maneras de justificar nuestra inconsistente vida. Maria Timoféyevna se echó en brazos de Julián Forero. - Cuando te siento tanto es cuando no tengo miedo al vivir. Lope de Gamarra y Rueda se sentía demasiado desplazado y prefirió levantarse e irse de aquel lugar. - Mantengo mi palabra, Julián Forero, de que el noventa por cient que ganemos con las obras de teatro de tu abuelo serán para ti. - Prefiero lo contrario, Andrés. Que el noventa por ciento sea para Dios y el diez por ciento sea para mí. Así que saque el ochenta por ciento de lo que ha traído en el maletín y lo que resta es lo único que me merezco ante Él. El misionero Gamarra se asombró de aquella renuncia pero la cumplió porque era una orden de un ser humano que estaba actuando a un nivel muy superior a la de él. En sus ya muchísimos años de edad acumulando historias increíbles nunca había visto nada igual. - Bien. ¿Dónde puedo enviarte el diez por ciento de todo lo que ganemos con las obras escritas por tu abuelo que, sigo diciendo, se parecía tanto a ti que me parecéis la misma persona? - Dejemos que los milagros sean milagros y los parecidos sean solamente parecidos. Esta es mi tarjeta personal donde tengo impresa mi libreta de ahorros de La Caixa. Allí puedes mandar el dinero que en justicia me corresponde. El misionero Gamarra cogió la tarjeta y, guardándosel en los bolsillos, se despidió de la pareja. - Hasta siempre, amigo hispanoecuatoriano. - Hasta siempre, Andrés. Fue cuando ella se deshizo del abrazo. - ¿Qué camino escojo, Julián? - Observo que ha madurado mucho tu manera de concebir la vida. Te has vuelto mucho más reflexiva y hasta yo diría que ahora dominas muy bien la filosofía existencial. Hay algo en ti que me hace pensar. Es eso de “elegida al azar para nacer”. Discrepo en ese punto. Lo que sucede, y no es por llevarte la contraria, es que no creo que nadie nazca por cuestión de azar. Ni las personas nacemos por azar ni nos hacemos por azar. Las circunstancias nunca las mueven los azares sino los haceres. Son dos palabras muy parecidas fonéticamente pero muy diferentes y hasta totalmente opuestas en su significación para nuestras vida humanas. Y luego está lo “con todo ello quiero vivir y no me dejas”. Yo considero que vivir es voluntad propia y no decisión ajena. Lo que pasa que entraríamos en un largo debate para, al final, demostrar que es cierto cuanto digo. Bueno. Lejos del análisis profundo tu vida ahora reviste grandes dosis de pensamientos y eso es muy importante. - ¿Cuánto de importante? - ¿Qué es el azar, Maria? ¿Crees que el azar es solamente casualidad o hay una fuerza superior llamada Destino? De acuerdo en que no elegimos dónde nacemos ni con quiénes nacemos pero eso no es enteramente producto del azar sino de esa fuerza superior llamada Destino. ¿Podemos cambiar nuestro Destino? Por supuesto que sí. Podemos cambiar nuestro Destino. Luego lo del azar es tan relativo que yo creo que ni existe… mientras que lo del Destino ya es una variante absoluta de nuestras vidas pero no absolutista. Hay diferencia entre lo absoluto y lo absolutista. Como vivimos en un mundo dirigido por intereses nos queda, como liberación, poder cambiar nuestro Destino. Y ante eso no hay azar que lo pueda combatir. - ¿Crees que debo seguir en la Fe y no dejarlo todo al puro azar de la vida? - En primer lugar, el azar no es nunca puro, Maria. El azar es tan impuro que sólo es caprichoso como ya te habrás dado cuenta con ese tal Nikolái Lódonov. Así que, si podemos cambiar lo que se deriva del azar, podemos afirmar que el azar no tiene tanta significación como a veces pensamos o decimos. Nos movemos y vivimos muchíismo más y muchísimo mejor a través del Destino y no por el azar. Eso es lo que pasa, al menos, quienes hemos decidido voluntariamente, y no acosados por nadie, ser verdaderos cristianos y verdaderas cristianas. Yo sé que tú lo eres, así que entiendo que no podrías haberte casado con un yunque desigual. ¿A qué se dedica ahora Nikolái Lódonov además de ir diciendo por ahí que yo le he quitado a su chica cuando él sabe de verdad que Sacha Stáchova no es la chica de nadie sino la chica que desea elegir a alguien con quien compartir sus sentimientos? Hay que ser idiota al estilo de Dostoievski para no darse cuenta de eso. - Yo diría que es imbécil al estilo de Tolstoi. ¿Qué puede hacer un diablo ante la pureza y la verdad de una mujer como yo sino solamente sucumbir hundiéndose en las nieblas del alcohol porque en vez de pensar en la chica que tiene entre sus brazos se le escapó la chica a la que deseaba sin poderla conquistar jamás? - ¿Quieres decir que está viviendo a cuatro patas? - ¡Jajajajaja! ¡Exacto! ¡Es tan torpe, en cuanto a su mentalidad se refiere, que prefiere arrastrarse por los suelos en lugar se caminar como humano! ¡El alcoholismo le ja embutido los sesos! Y no sabe el muy ignorante que ya tengo a alguien que me ama de verdad! - ¿Quién es el afortunado? - Dios me ha hecho justicia porque después de tanto años sufriendo y llorando por culpa de ese imbécil estoy saliendo, como novia ya formal, con un joven mucho más guapo y mucho más fuerte que él y que pertenece a la alta sociedad de Astrakán. No me ha deslumbrado ni toda su belleza ni toda su fortuna sino que me ha enamorado toda su personalidad. - Siempre pensé que te merecias el amor y no el sacrificio. - ¿Se me nota demasiado que estoy enamorada de verdad? - Se te nota demasiado porque tienes la mirada mucho más alegre. - ¿Cómo consigues liberar a tantas? - No tengo trucos ni artes de magia. Una vez una chavala estudiantil me dio las gracias por haberle hecho entender que estaba perdiendo su belleza y su juventud insistiendo en enamorar a un alcohólico, drogadicto y siempre hablando solo y nada más que de sí mismo hasta el punto de no hacerle ni puto caso. Se dio cuenta y me dijo que era hora de abrir los ojos. Los abrió tanto que dejó al mortífero personajillo del alcohol, terminó su carrera universitaria y ahora está felizmente casada y con su propia familia. Es chilena y, con toda sinceridad, me alegré de que llegara a entender la pregunta que ns hacemos algunas veces en la vida: ¿habrá vida en los corazones duros? ¿Tú que crees, Maria? - Prefiero solamente escuchar... - Bien. Escucha. Quienes ya hemos perpetrado un recorrido profundo por las calles de la ciudad, y ese recorrer las aceras con los ojos abiertos en una búsqueda sincera, sabemos que la respuesta no está en saber qué van a interpretarnos sobre la vida porque de la vida no saben nada. Sólo interpretan papeles de muertos. Supongo que he sido honesto. - Honesto, claro y conciso. Lo mismo que sucedió con aquella chavala chilena que supo abrir bien los ojos y desatarse de aquel tipo llamado "Alcohol" yo me he desatado de Nikolái. Dentro del corazón de los los alcohólicos no existe nada más que la nada y solamente la nada. ¿Qué diálogo puede tener una mujer con un esposo que solamente es la nada? El hispanoecuatoriano respondió con la mente ligeramente ausente pensando en un más allá... - ¿Fué un filósofo silencioso quien dijo que la soledad es la breve compañía de un misterio colgado del brazo del corazón?. No. Seguro que no. Debió ser la fantasmagórica silueta de un poeta enardecido bajo la luz de la luna y columpiándose en la barra del “nigth club”. Quizás. Pero la verdad es que asomado al brocal de un vaso de ginebra toda la compañía se disuelve en un líquido empeño de brevedad con el tiempo de los imposibles. Bueno. El caso es que la soledad, al igual que la felicidad, es tan breve como la hoja caída en el Jardín de las Esperanzas. Pero ¿existe todavía ese jardín en la virtual realidad de nuestro tiempo?. Si. La respuesta podría ser “dejad que los aromas de un atardecer os inunden de compañía”. Ya sé. Ya recuerdo. Fue Saint Exupery quien dijo: “el tiempo que pasaste con tu rosa fue quien te hizo tan importante”. Y la silueta del poeta quedó dormida entre los brazos de la luna mientras su mente dibujaba corazones. - ¡Dios mío! ¡Qué grande eres! Pero el hispanoecuatoriano todavía no había terminado de expresar... - Quizás el único e íntimo amor que todos y cada uno de nosotros y nosotras llevamos dentro posiblemente sea el acto de vivir sin apenas darnos cuenta o quizás dándonos cuenta de que todos los actos humanos penden de la creatividad de ese nuevo humanismo que está todavía por descubrir y que estará siempre de esa manera. Se acabará la vida en este mundo sin terminar nunca de consolidar una mística definitiva… pero la intensidad con la que se vive la coordenada de cada momento vital es para mí lo más significativo. Así que ya no sigas más tiempo junto a mí para no tener que hacerte dudar. Le amas a él y yo no soy él ni soy mejor que él. Corre al lado de tu millonario enamorado, sé feliz con la familia que forméis y nunca hagas jamás caso a toda esa pantomima de la lucha de clases y los cantos de la Internacional. Lo único que nos da vida son las personas y no La Causa, que nadie sabe lo que es, ni tampoco los cantos de guerra que nadie sabe interpretar. ¿De acuerdo? - De acuerdo. Mañana mismo nos vamos para Astracán y ya tenemos la fecha de nuestra boda. Será dentro de un mes exacto y estás, por supuesto, invitado como un ser especial. - Cuando llegue ese momento te prometo que pensaré en ti y en linda sonrisa. Estaré en otro mundo diferente pero me acordaré de ti y de cómo fuiste capaz de descubrir tantas verdades. - Porque tuve al mejor maestro de todos; un español que vino de América y se llama Julián Forero. - Vete ya, preciosa. No te arrepentirás jamás de haber elegido al mejor y el mejor no soy yo sino ese hombre que va a crear una familia entera contigo. Eso es el amor de un hombre solo con una mujer también sola. Solamente eso es el amor verdadero. Lo demás no sirve para nada porque no tiene ninguna clase de valor. El hombre valiente, el verdadero héroe, no es famoso pero es el que se casa con el único amor de su vida. Ese es el héroe desconocido que vale la pena conocer y serle fiel hasta el final. Nos quieren meter en el cerebro multitud de flirteos entre hombres y mujeres que unas veces se unen, otras veces se separan, a veces ni se plantean la boda, muchas veces se van con otros y con otras. ¿De verdad crees tú que todo eso tiene algún valor? - Gracias, español. Y Maria Timoféyevna salió de la vida de Julián Forero pero había entrado en su propia vida, en la vida que le hacía ya completamente feliz. FIN DEL CAPÍTULO XV
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