La hora del viento (Novela) -Captulo 4-
Publicado en Aug 02, 2017
Prev
Next
El Decano de la Universidad de Constanza, Heinrich Ursinus Speyer, estaba dando una charla magistral sobre la verdad de los pensamientos. 
 
- ¿Somos verdaderos cuando pensamos? ¿Somos ciertos cuando pensamos? ¿Somos reales cuando pensamos? Nostalgia es todo aquello que siempre queda vivo de nuestras experiencias; que nos atrapa en su tela de araña de sueños y nos hace saber que estamos existiendo. ¿Es el pensamiento humano una nostalgia? Sólo es valiente quien lucha por alcanzar sus Grandes Sueños con el arma de la Fe hasta hacerlos realidad. ¿Es el pensamiento esa batalla continua que nos hace ser luchadores hasta el final? ¿Y dónde se encuentra el final del pensamiento? ¿Sabe alguno de ustedes dónde está el final del pensamiento?
 
Johann Goethe Liebend levantó la mano.
 
- Veo que es usted atrevido, señor Goethe.
 
- Si no me atrevo a hablar es que no me atrevo a pensar.
 
- Está bien. Demuestre a todos sus compañeros de aula y a mí mismo qué es lo que sabe usted sobre el pensamiento humano que nos sirva para aprender...
 
A Johann Goethe Liebend le molestó la soberbia con la que hablaba el Decano Heinrich Ursinus Speyer.
 
- Soy lo suficientemente humilde para afirmar que es la existencia del sentimiento la última y más íntima razón de la existencia del pensamiento. No sé lo que usted pensará, con su tan grande elocuencia, sobre el sentimiento humano pero yo lo estoy viviendo muy lejos de cualquier ideología filosófica. Si filosofamos es para comprender que el pensamiento no es un fin sino solo un comienzo. Quizás usted ni esté de acuerdo en que yo sé pensar.
 
Al Decano Heinrich Ursinus Speyer se le cortó la sonrisa de prepotente pero no quiso verse derrotado por uno de sus alumnos del cual ni sabía cómo se llamaba.
 
- ¿Puedo saber con quién hablo?
 
- ¿Puedo yo saber a quién escucho?
 
- Todos saben que soy el Decano de la Universidad.
 
- Pues será usted muy sabio del todo pero no ha sabido nunca, a lo largo de toda mi carrera en esta Facultad, que yo soy Johann Goethe Liebend. Así que le llevo algún punto de ventaja. Yo le conozco a usted pero usted no me conoce a mí. En una batalla eso es decisivo.
 
- Está bien. Si usted se cree lo suficientemente inteligente para proponerme algún cambio en mi forma y manera de pensar dígame que es lo decisivo en el ser humano.
 
Johann Goethe Liebend sonrió antes de contestar una vez puesto en pie.
 
- Está usted empezando a perder, Señor Decano. Callar no puedo este alma que me vibra al compás de todos mis sentidos y el humano corazón hecho de experiencias hondas. Callar no puedo estas injusticias de hombres hambrientos de gloria y de poderes sin importarle quiénes caen ya abatidos, ya heridos o ya simplemente errantes, por sus ansias y avaricias existenciales. Callar no puedo cuando veo a los gorriones sucumbir ante las pesadas armas del poder y observar cómo lloran estos niños cuyo rostro son sólo sombra de vida porque les han despojado del sol que les hacía sonreír hacia el futuro. Callar no puedo cuando veo a los ancianos encorvados por el peso de las deudas míseras de un puñado de centavos mientras ellos llenan sus bolssillos de oro acaudalado por el esfuerzo que tuvieron que hacer estos ancianos encorvados por la vida. Callar no puedo ante la usura del gordo banquero que flirtea con las chicas modelos de las pantallas que los pobres miran solamente por soñar que están tres segundos junto a ellas. Callar no puedo cuando observo y miro las guerras que invaden al planeta de armas mortíferas para los humildes que sólo desean un alto el fuego definitivo y así tener la oportunidad de saber lo que es la paz en esta Tierra. Callar no puedo cuando veo a los muertos que caen en la batalla de banderas, símbolos solamente del deseo, de alzarse unas sobre las otras. Callar no puedo cuando al amor lo han confundido con modo de hacer sexo solamente y, en medio de las botellas y la droga, se arraciman los unos y las otras en la orgía petrarquista de estos mortales que confunden lo noble con lo libre y sólo son materia acumulada movida por los hilos del guiñol de unos cuantos filósofos de la mentira. Callar no puedo cuando observo y miro cómo las tenazas de los cangrejos maquinistas destrozan en pedazos a esos inofensivos seres humanos que no pudieron conocer la vida por el ansioso afán de enriquecerse ante la ignorancia. Callar no puedo cuando veo a millones de personas caminando entre horizontes perdidos y lejanos de sus tierras porque les han cerrado la existencia en sus natales lugares y sus patrias. Callar no peudo cuando veo a las mujeres doloridas por el férreo puño de unos hombres que las violan con su bruta fuerza en vez de amarlas con sus almas o mientras las embozan ocultándoles la vista de su propio género y belleza para que no puedan ser tal como desean en el íntimo rincón de sus corazones.  Callar no puedo… callar no puedo… y ahora yo le pregunto a usted, ilustre señor Decano de Universidad... ¿esto es decisivo o esto no es decisivo en el ser humano?...
 
Ante la gran ovación que sus compañeros y compañeras de aula le brindaron a Johann Goethe Liebend, el Decano Heinrich Ursinus Speyer se dio cuenta de que estaba perdiendo e intentó remediarlo.
 
- Señor Goethe... nuestro querido y estimado Joahn August Strindberg llegó a decir que no se puede tener otra tarea en cuanto a la vida que la de conservarla hasta morir....
 
- ¿Entonces para qué sirve la muerte? ¿Me puede usted explicar para qué sirve la muerte si la tarea sólo ha sido vivir por vivir?
 
El Decano Heinrich Ursinus Speyer se vio otra vez perdido en su propio laberinto.
 
- ¿Y acaso usted lo sabe?
 
- Puedo intentar saberlo. Por ejemplo yo diría que la muerte es la espera atractiva que enuncia una explosividad de sentimientos llenos de pasión cuando se ha vivido lo suficiente como para ser alguien. ¿Sabe usted diferenciar entre ser algo o ser alguien o su altísimo lugar se lo impide?
 
- Ahora mismo no recuerdo que haya habido alguien así.
 
- Y si le hago saber que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida... ¿sigue usted sin saber la diferencia entre algo y alguien?...
 
- ¿Puede usted, señor Goethe, explicármelo del todo?
 
Fue el momento de gloria para Johann Goethe Liebend y lo aprovechó hasta el final de la clase. 
 
-  Nuevo día. Despierto y no veo las mismas cosas que ayer. Todavía, a estas alturas de los dos mil diecisete años después de Jesucristo, existen millones de hombres y mujeres insistiendo en dudas tan transcendentales como si somos o no somos una simple presencia temporal para acabar siendo nada. Es increíble que despierten cada día y no se den cuenta de que somos algo más que una presencia. Si nos miramos en el espejo del alma, cosa que muchos y muchas deberían ya acostumbrarse a hacer, podríamos deducir lo que en algún momento de mi existencia escribí en cierto lugar de esta estadía eterna. Lo voy a recordar: “Como infinitos ríos todos discurrimos por las tierras humanas formadas por nuestra propia piel. Somos algo así como un solo corazón henchido de miles de millones de diafragmas en forma de hendiduras por donde circulan las ideas configurando sangrantes sinfonías de vivencias múltiples. Y a esas sangrantes sinfonías las podríamos denominar como el cuerpo de nuestra presencia en este discurso dialéctico que es la suma de todos nuestros “yos” y todos nuestros “porqués”. Arribamos a las estaciones diarias cuando los soles amanecen y después de vivir una intensidad de emociones expuestas en las horas del desaire de los sentires firmamos la tregua del sueño para descansarnos de la fatigante tarea que es sentir el peso de toda la existencia humana en cada uno de nosotros y de alguna manera más o menos total”. Lo analizo porque tengo toda la existencia por delante y nada queda por atrás más que poder ser lo que fuimos en el instante mismo en que sabemos lo que somos. Como infinitos río. Eso es este despertar diario mirando en todas las direcciones. El futuro no está delante de nosotros. El futuro está dentro de nosotros. No es lo mismo mirar la vida como un horizonte finito al que hay que llegar para terminar en un estado que muchos llaman muerte que entender que dicho futuro no tiene dicho límite y que la muerte no es solución sino desesperación de los ausentes. Me ubico en mí para poder comprender que acabo de despertar para ser algo más que una simple presencia pasajera y mantengo la afirmación de que las transformaciones existen de tal manera que o somos algo más que presencia o no tiene sentido estar presentes en este hoy que es, a su vez, una consecuencia de ayer y una causa para mañana. ¿Somos o no somos algo más que una presencia? Muchos creen que la experiencia de la Eternidad es una utopía porque sólo se ven a sí mismos como materia nada más. Pero entonces yo me pregunto… ¿de dónde surge el latir de nuestros corazones? Desde luego lo que tengo muy claro es que dicho latir no es materia; por la sencilla razón de que surge del alma. Y si hablamos del alma estamos diciendo que no solo somos presencia sino existencia y no solo somos existencia temporal sino existencia infinita. Llegamos al punto interesante de descubrir que cada vez que despertamos estamos viviendo un infinito que va a durar hasta el mismo día de hoy porque todos los días del pasado, del presente y del futuro, son el día de hoy. Muchos se angustian ante el sentido mortal de sus pensamientos y, sin embargo, yo me doy cuenta de que los pensamientos tampoco son materia. ¿Cómo es posible decir que la vida se termina a través de pensamientos?. Eso es tan contradictorio como decir que vivimos sin alientos. Pues bien, ese aliento o hálito de vida, no nace de la materia sino de algo que pensé ayer y que se llama espíritu. ¿Alguien es capaz de poner barrera alguna al espíritu?. Vana contradicción que, a estas alturas del Siglo XXI después de Jesucristo, ya debería haber sido solucionada determinativamente. Entro en el espacio de lo determinativo y me afirmo. Si alguien se afirma es porque perdura y si alguien perdura es porque nunca muere. Podrán discutirme los sabios del mundo que creo mi propia filosofía. Es cierto. Creo mi propia filosofía porque soy yo quien la vive. Todos y todas creamos nuestro propio yo en base a esos pensamientos que no son materiales; luego deduzco que de la materia no puede salir esta presencia en el día de hoy. Sale del milagro de haber despertado. Recuerdo mi pensamiento de anoche: “Materia sin espíritu es materia muerta y espíritu sin materia es espíritu vacío”. Camino por las calles concentrado en mí mismo y me doy cuenta de que sigo siempre existiendo. Existí desde las primeras generaciones humanas porque soy producto directo de las primeras generaciones humanas y existo en todas las eternidades de las generaciones humanas porque estoy dejando fluir mi presencia más allá de la materia para no ser un humano muerto y más acá de todo mi espíritu para no ser un humano vacío. Me suena a vacío existencial tanto la materia inerte como el espíritu silente. Yo nunca he visto a mi espíritu silente pues me habla y le contesto o le hablo y me contesta a través de este espacio de materia con el que paseo mientras pienso. Alguien dijo "pienso luego existo" y se equivocó al colocar los tiempo verbales. Soy de los que dicen que existo porque pienso, pero mis pensamientos no se quedan nunca en un simple existir temporal. No tienen tiempo los pensamientos. Luego no es que piense que estoy existiendo sino que existo incluso cuando dejo de pensar. ¿Alguna vez habéis comprobado el ejercicio de vivir sin pensar? Es imposible que se logre la total ausencia porque en el subconsciente, en esos momentos en que estamos ejercitando el vacío, permanece la memoria. ¿Y qué es la memoria?. Ni los que dicen que sólo son los recuerdos del pasado llevan razón ni los que proclaman que sólo son la recuperación que necesitamos para actuar hoy llevan razón. No. La memoria es, también y sobre todo, la proyección que vamos a vivir mañana. Quizás algunos aquí se pierdan en lucubraciones impersonales y abstractas porque creen que la memoria es impersonal y abstracta. Se confunden porque no han descubierto que la memoria es tan personal y tan concreta que es nuestro propio cuerpo convertido en idea. ¿Acaso las ideas son sólo proyecciones teóricas? Imposible de aceptar. Las ideas tienen materia además de espíritu. Y ahí querìa yo llegar para dejar el debate abierto. Somos idea universal creada por un Ser Superior y transformada en materia por dicho Ser Superior. Yo sólo me limito a crearme mi propio espacio en este universo infinito donde cabe desde el más recalcitrante incrédulo hasta el mayor creyente de las utopías realizables. Y es que vivir todos los tiempos en el día de hoy mismos es, precisamente, la existencia sabiendo que somos algo más que una presencia. Podría estar desarrollando más estas reflexiones pero me gusta abrir debates y consultar conmigo mismo para saber que he cumplido mi labor de despertar y ser algo más que materia muerta y algo más que espíritu vacío. Por eso soy Eternidad.
 
Un enorme silencio se apoderó de toda el aula pero, de repente, cuando el timbre anunció el final de la clase, una estruondoso ovación surgío de manera espontánea. Todos los compañeros y compañeras le habían otrogado a Johann Goethe Liebend una victoria que ni él mismo estaba buscando sino que la había encntrado por la Gracia de Dios.
 
- ¡Pueden ustedes hacer el favor de salir! ¡Y en cuanto a usted se refiere, señor Goethe, le espero dentro de unos minutos en mi despacho privado!
 
- Si es para confesar mis pecados lo siento pero no tengo tiempo para hacerlo. Tengo que seguir adelante con mi vida. Quizás usted me comprenda mejor si se vuelve a olvidar de mí.
 
- Señr Goethe... me ha sorprendido usted tanto que lo que tenemos que hablar en mi despacho quizás le convierta en lo que siempre buscó...
 
- Espere media hora y estará allí.
 
Johann Goethe Liebend siempre gastaba media hora cada mañana para hablar con Hertha Müller Herz en la cafetería de la Facultad. La vio más hermosa que nunca.
 
- Hola, Johann. Es extraño pero te veo diferente.
 
- ¿Tan diferente como para pensar que soy una sombra de mí mismo?
 
- ¡Todo lo contrario! ¡Te veo con demasiada luz en el rostro!  
 
- Escucha esto, preciosa: Costas. Pueblos. Paisajes. Entrañas de la memoria. Agudas sombras en las manos bruñidas de sol y de trabajo. Fuerzas consumadas en las causas de las estimaciones humanas. ¿Qué hay más allá de vuestros silencios perpetuos?Vuestras luces. ¡Levantad vuestras luces de alma esculpida en los contornos del atardecer para edificar un nuevo mundo alrededor de las gentes y que vuestras alondras sean patria, vuestras alondras sean país, vuestras alondras sean nación!
 
- ¡Dios mío! ¡Te estás convirtiendo en el que siempre pensé que llegarías a ser!  
 
-  Todo periplo vital de las personas posee tiempo de luces y tiempo de sombras, pero nunca dejes de cantar. A las luces y a las sombras se canta con el espíritu abierto. Y no tengas miedo. Nunca las sombras nos nublan todo el paisaje y siempre hay luces por vivir.
 
- Supongo que lo dices por algo que existe en tu interior y te da miedo contarlo.
 
- No es eso, Hertha. En mi interior sólo existe la paz. Amor: palabra echa concierto en las marismas de la existencia. Lo más probable es que sea verdad. 
 
- ¿Eso es cierto, Johann?
 
- Es más difícil vivir que morir.
 
- Podemos hablar de ese asunto.
 
- Tengo que irme, Hertha.
 
- No te vayas todavía, por favor...
 
Johann Goethe Liebend acarició el bellísimo rostro de Hertha Müller Herz.
 
- Mis manos no son como las suyas pero también saben acariciar.
 
Hertha Müller Herz quedó confusa...
 
- Yo... quiero expresarme pero no puedo... pero no te vayas por favor...
 
- Es que el Decano Heinrich Ursinus Speyer me ha dicho que me espera urgentemente en su despacho privado.
 
- ¿Para qué?
 
- Supongo que para ajustar cuentas.
 
- ¿Eso quiere decir que te van a expulsar de la Universidad?
 
- Me parece que eso es lo que quiere decir.
 
- ¿Qué has hecho?
 
- Supongo que te lo comentarán en el campus. Adiós, Hertha.
 
Cuando Johann Goethe Liebend entó en el despacho privado de Heinrich Ursinus Speyer fue recibido de manera neutra.
 
- Siéntese, por favor, Johann Goethe Liebend.
 
- Supongo que la charla durará menso de un minuto.
 
- Escuche, señor Goethe, voy a ser directo del todo.
 
- A mí me gustan siempre los retos directos del todo.
 
- ¡Usted ya ha terminado de estudiar en esta Universidad!
 
- ¿Es una represalia?
 
- ¿Por qué cree usted que es una represalia?
 
- Es por todos conocidos que usted no aguanta ninguna derrota.
 
- ¡Jajajajaja! ¡No es ninguna represalia sino un acto de justicia!
 
- Y la justicia la impone usted. ¿Verdadero o falso?
 
- Es verdadero. Premio lo que tengo que premiar y castigo lo que tengo que castigar.
 
- O sea, que soy el chivo espiatorio.
 
- ¿Pero de qué me está usted hablando, señor Goethe?
 
- De que tengo que desparecer de esta Universidad sin decir nada.
 
- Vamos a ver, Johann... ¿te apetece una espléndida copa de licor?...
 
- Bebo muy poco y además para celebrar alguna victoria pero nunca una derrota.
 
- Es que vamos a brindar por una victoria.
 
- Ahora mismo no le entiendo señor Ursinus.
 
- Acabo de tener una brillante idea. Usted ya no va a seguir estudiando en esta Universidad porque doy por terminada toda su carrera sin que tenga usted que volver a pasar ni un solo examen más. ¿Tendría la valentía de pasar, de inmediato, a formar parte de la Cátedra de Filosofía de la Universidad de Constanza?
 
- ¿Quiere decir que me conceden el título de Licenciado sin tener que estudiar más?
 
- Quiero decir que no sólo le concedemos el título de Licenciado sino el de Doctor Honoris Causa. Es usted demasiado inteligente como para que se lo lleve otra Universidad.
 
- ¿Qué van a pensar y decir mis compañeros?
 
- Lo que piensen o digan sus compañeros nos trae sin cuidado a nosotros. Si acepta nuestra petición, mañana por la tarde entablaremos un debate tres catedráticos y yo mismo con usted para ver si se confirma lo que he visto y he escuchado.
 
- Si ustedes creen que eso es lo correcto...
 
- ¿Qué es para usted lo correcto?
 
- Hay personas que saben escuchar y aprenden mucho pero hay gentes que no saben oír y no aprenden nada. Lo importante no es lo que los demás dicen de nosotros sino lo que nosotros decimos de los demás. Cuando alguien deja de comunicarse contigo es que ese alguien no se merece que le escuches. Luego lo correcto es lo que no se debe explicar porque es totalmente justo piensen lo que piensen los que no piensan más que en ellos mismos.
 
- ¡Perfecto, señor Goethe! ¡Nos estamos entendiendo bien! ¿Acepta el reto de mañana por la tarde?
 
- Me parece que no tengo otra salida posible.
 
- Veo que razona mejor de lo que yo creía. ¿Brindamos?
 
- Brindamos.
 
El Decano Heinrich Ursinus Speyer sacó la botella de "Jägermeister", el licor más exportado de Alemania y la octava marca de bebidas premium más vendida en todo el mundo, junto con dos vasos que llenó hasta la mitad y brindaron.
 
- Por su futuro, señor Goethe.
 
- Por su presente, señor Ursinus.
 
- ¡Jajajajaja! ¡No sólo es usted inteligente de verdad sino brillante! ¡Muy brillante! Esta botella de Jägermeister, que significa en español "Maestro Cazador" ha llegado a convertirse en uno de los licores más consumidos en Estados Unidos desde las décadas de los 80 y 90. El  secreto está en su sabor tan especial, en sus 56 botánicos distintos (de los cuales se conocen hasta 39) y en la singular experiencia que aporta probar este licor de hierbas. Hay gente que piensa que es un regalo para la humanidad. Otros la consideran la bebida alcohólica más vil jamás creada por las manos del hombre. A pesar de esos ignorantes que no saben beber más que cervezas baratas y alcholes de barriobajeros le tengo que decir que esta bebida tine un leyenda: "Forma parte del honor del cazador proteger y preservar su juego, cazar caballerosamente, y honorificar al Creador en sus criaturas" Es un poema que aparece en la etiqueta de cada una de sus botellas. 
 
- Bonita historia. 
 
- Escuche, señor Goethe. Mast-Jägermeister AG, empresa que lo creó y que actualmente lo comercializa, fue fundada en 1878 cuando Wilhelm Mast crea su negocio de vinos y vinagres en su ciudad natal, Wolfenbüttel, Niedersachsen (Alemania). Es con su hijo Curt Mast, que también era un gran cazador, cuando la compañía encuentra una nueva dirección. Siendo joven mostró un gran talento en la preparación y mezcla de extractos herbales. Es en 1934, después de tiempo experimentando, cuando Curt Mast desarrolla una receta única; Jägermeister, "Corazón de Cazador" en idioma español. Sería una bebida con la cual en cada cacería debían brindar al empezar y al terminar.
 
- Pues yo espero que lo mío no sea una cacería contra mi persona.
 
- ¡Jajajajaja! No. Estamos brindando precisamente porque usted acaba de cazar la mejor pieza de todas.
 
Johann Goethe Liebend pensó inmediatamente en Hertha Müller Herz.
 
- Ojalá fuese cierto...
 
FIN DEL CUARTO CAPÍTULO. 
 
 
 
Página 1 / 1
Foto del autor Jos Orero De Julin
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 360 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Novela de Ficcin.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy