La hora del viento (Novela) -Captulo 10-
Publicado en Aug 04, 2017
La guapísima animadora Jessica Boehrs Burning, conocida por todos los amantes de la música clásica como BB, se encontraba entusiasmada ante el éxito que estaba resultando ser el Concurso Mundial para Piano "Franz Liszt" en la ciudad de Utrecht.
- ¡Damas y caballeros! De todas las ediciones celebradas hasta la fecha éste está resultando ser el más competido, el más completo y el más emocionante de todos. Ya hemos escuchado a nueve concursantes que han interpretado maravillosamente canciones mágicas, canciones que nos están poniendo el alma en vilo. Tengo el gusto y el placer de leerles a todos ustedes, un texto que nos ha llegado, desde la ciudad alemana de Konstanza, por un seguidor anónimo de tan sólo veintisiete años de edad. Solo Hertha Müller Herz sabía quién había enviado aquel mensaje de ánimo. Pensó en él mientras escuchaba atentamente la dulce voz de BB, Jessica Boehrs Burning. - Se nos va ascendiendo el alma en el misterio de todo lo humano y sube hasta la cima de su ansiedad desde el abismo de la más oscura sombra. Se interponen, entonces, las verdades como inicios de principio del camino y al final de cada aventura diaria la vida se nos asoma hacia lo eterno. Y desde el misterio escondido y la sombra el alma propia divisa sus paisajes haciéndonos asomar a cada una de la horas de nuestros propios e incógnitos infinitos. El local estaba lleno a rebosar de homobres y mujeres que guardaron un profundo silencio. - ¿Qué tal si le enviamos un apaluso general a tan valiente joven? El público estalló en una gran ovación. - ¡Y ahora, después de esta merecidísima ovación, termino leyendo el texto! Nuevo silencio total y profundo. - Poética del humano vivir cotidiano. Poética del gesto. Poética del sueño. Poética de la realidad triste, poemas de un búho aún más solitario cada vez… vida mía, las horas sin ti son poemas de ausencia y las olas y los años son un llanto general Poesía completa de la propia vida. Voces penúltimas … Las bondades de la luna en el hogar son como una celebración de la luz haciendo un vuelo hacia dentro. No. No son ángeles del alto acompañamiento, sino personajes que se sientan en el diván de los años y la llama de sus cerebros ardientes. Podríamos signarlos como “Blanquizares de Lébor”. Las horas no enterradas de sus vivencias. En esta huída, el día blanco, los astros y los otros planetas se confiesan, cuando en la noche se funden, por ver si el amor todavía persiste. La hora del viento rezagada es mi poema desgajado de la fiesta. El nombre que me diste en el jardín meridional de nuestros besos hizo que escribiera a la Luz. ¿Dónde andará ahora la vida? ¡Qué más da, mi amor, qué más da si el horizonte sigue siendo cada vez más blanco!. El público quedó sobrecogido. Aquel mensaje estaba fuera del tiempo que se estaba viviendo y repitieron la ovación esta vez en pie. - ¡Damas y caballeros! ¡Queda solamente por actuar nuestro concursante número 10! ¡Él viene desde la ciudad alemana de Meersburg! ¡Completamente anónimo para los grandes seguidores de la música, él tiene ya 80 años de edad pero dicen quienes han tenido la oportunidad de escuchar su piano que jamás habían oído algo tan imponente, tan genial que podrían asegurar que es un verdadero ángel transformado en creatividad divina! ¡Tenemos que darle la oportunidad que se merece y luego el Jurado será quien decida, entre estos 10 geniales pianistas, quién es el que se merece el Premio de este inolvidable año! ¡Recibamos con un fuerte aplaudo al maestro Gil Stauffer Vergleich quién viene con la intención de deleitarnos ejecutando "Sueño de amor nocturno número 3" del inolvidable Franz Liszt! ¡Adelante el maestro! Sonaron aplausos de manera comedida. Nadie sabía de su existencia y era necesario escuchar antes de dar un veredicto. Y, de repente, las manos carismáticas de Gil Stauffer Vergleich comenzaron a volar iniciando un viaje increíble a través de las teclas. El nocturno N°3, compuesto a través de poemas, consiste en un hermoso tema que se repite tres veces con inteligentes variaciones enlazadas por cadencias que demandan gran habilidad técnica. La variación segunda representa el clímax de la pequeña obra y es donde el intérprete queda autorizado para destrozar el piano si así lo quisiera. La tercera variación, en cambio, es mucho más delicada. Muere poco a poco para finalizar con un arpegio "pianissimo". ¡Seis minutos en total! ¡Fueron 6 minutos mágico, inmensos, gloriosos, con tan increíble genialidad que, al final, con el maestro octogenario Gil Stauffer Vergleich sudando por todos sus poros, todo el público se levantó como si fueran autómatas y le brindaron la mayor ovación de todos los tiempos escuchada en aquel local! Hertha Müller Herz lloraba de alegría. - ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Sabía que íbamos a triunfar! Una vez hecho de nuevo el silencio la guapísima Jessicas Boehrs Burgner, la popular BB para todos y todas, intervino de nuevo. - ¡Estimado público! ¡Su veredicto es total pero el ganador del Concurso no depende de lo que nosotros opinemos sino que le corresponde hacerlo al Jurado! Así que, mientras nos llega el fallo que ellos hayan decidido con su libre voluntad, aquí tenemos a los hermanos Tim y Tom que nos van a representar un brevísimo diálogo entre Siglo y Segundo. Tim es Timoteo Terofal Terwin y Tom es su hermano pequeño Tomás Terofal Terwin. Tim es el Siglo. Tom es el Segundo. Brindemos nuestros aplausos a Tim y Tom que nos quieren hacer pensar. Siglo y Segundo se encontraron en el País del Tiempo y comenzaron a hablar de aproximaciones a lo eterno. He aquí su breve circunloquio: - Hola, amigo Segundo, veo que sigues tan volátil como es normal en ti. - Hola, amigo Siglo, yo veo que tú estás tan estático como siempre. - Sí. Pero yo tengo una importancia histórica que tú nunca alcanzarás. - Ya. Sin embargo más importante es ser mucho más vitalista que tú. - ¿Qué dices? En mí siempre perdura la Razón. - Pero en mí siempre late el Corazón. - Tú no eres nada para mí. Eres demasiado pequeño. - A mí no me importa para nada tu falsa grandeza. Es puro arcaísmo. - ¿Llamas falsa grandeza a estar incluído en las páginas de los grandes libros?. - ¿Y tú llamas pequeñez a ser parte íntima del pálpito universal?. - Tú sólo eres viento. - Tú sólo eres ceniza. - ¿Qué me dices, Segundo?. Yo soy importante para los historiadores. - ¿Qué me comentas, Siglo?. Yo soy importante para los filósofos. - Yo soy importante para los economistas. - Yo soy importante para los artistas. - Yo soy importante para los científicos. - Yo soy importante para los enamorados. - A mí me analizan los sabios humanos. - De mí se alimentan las savias humanas. - Yo soy medida trascendental para la existencia. - Yo soy esencia fundamental para la vida. - Los longevos me sacan provecho. - A mí me sacan provecho los efímeros. - Un longevo que vive cien años… ¡cuántas historias tiene para contar!... - Un efímero que vive un segundo… ¡cuántos sueños tiene para sentir!... Intervino otra vez la bellísima BB. - Y así terminó la breve charla entre Siglo y Segundo. Éste siguió su espasmódica carrera por el eterno camino del País del Tiempo mientras aquel se quedó sentado, esperando cien años justos, para dar otro paso más por el mismo eterno camino. Otra vez el público estalló en una ovación mientras Hertha Müller Herz quedó completamente pensativa. - Para Eva el Paraíso era donde estaba Adán… y yo añadiría, a la vez, que para Adán el Paraíso era donde estaba Eva. Porque hemos nacido para entendernos y caminar los unos junto a las otras y las otras junto a los unos. Pero no nos referimos, nunca, las mujeres a los hunos de Atila sino a los unos simplemente, los unos sin hache de hachazo, esos hombres que jamás maltratan, ofenden gravemente, violan sin compasión o matan a sus parejas por un quítame allá esa bronca. No tuvo más tiempo para seguir pensando... - ¡El Jurado ha determiando, por mayoría absoluta, que el vencedor, el triunfador y el ganador del Concurso es el genial maestro Gil Stauffer Vergleich! ¡Ahora sí! En medio de la ovación general y las enormes carcajadas de Gil, Hertha sabía que habían vencido, que habían triunfado, que habían ganado. Quería acercarse al genio para darle el beso que se merecía pero la marea humana se lo estaba impidiendo y el genial pianista se recreaba durante minutos eternos ante las cámaras de los fotógrafos. Hertha decidió no intervenir y esperar a que todo volviera a la calma. Gil y ella habían quedado de acuerdo en celebrar el éxito y la fama los dos a solas en algún rincón escondido de Utrecht pero ahora resulta que lo que se iba a celebrar era una cena de gala, una fiesta coctelera para quienes eligiese Gil Stauffer Vergleich. Sólo el maestro elegiría a los asistentes al sarao. Hertha pensó en los necesitados, en lo vagabundos, en los abandonados, en los marginados, en los solitarios. ¿A quiénes elegiría Gil Stauffer Vergleich para celebrar aquel enorme éxito y su salto a la fama? Había demasiado ruido a su alrededor y sin darse cuenta comenzó a pensar en Johann Goethe Liebend; en aquel pequeño filósofo de la existencia... - Todo, en este mundo, tiene su propio silencio, el que determina la verdadera propiedad de cada cosa, de cada acto, de cada pensamiento… Desde el más absoluto de los vacíos hasta la música más alegre. Todo tiene su silencio. Hay silencio en los campos, hay silencio en las playas, hay silencio en los valles, en los vuelos de las alondras, en las ciudades. Hay silencio en las palabras, en las verdades, en las mentiras, en los bailes… El silencio está siempre presente en todas las cosas que hacemos o que pensamos hacer; en todas las cosas que hicimos, en todas las cosas que hacemos y en todas las cosas que un día dejamos sin hacer. Hay silencio en una conversación, en un discurso, en un coloquio, en un comentario, en un monólogo… y hay silencio también en los ojos, en la boca, en los labios, en una tormenta o en las pacíficas horas del bienestar. Hay silencio en los amores, en los desamores, en las manos que se enlazan, en las manos que se olvidan… hay silencio en los pasos que damos a veces demasiado lentos y a veces demasiado rápidos… Silencio hay en todas las medidas. Los pobres viven del silencio, los ricos se rodean de silencio y en las clases medias el silencio es lo más relevante. El silencio no conoce de clases, de etnias ni de religiones; él no sabe de ideas ni de ideologías, porque simplemente es una perenne presencia. Y es entonces, cuando somos capaces de comprender la presencia del silencio cuando entendemos que, junto a todo lo que vemos, oimos y sentimos, hay un silencio que acompaña, que define, que argumenta… Y entonces es cuando podemos darnos cuenta de que al captar ese silencio en verdad encontramos la divina concepción de nuestras existencias y las existencias de todas las cosas. - ¿A qué estás esperando, Princesa? De nuevo Gil le estaba llamando Princesa. - ¡Has triunfado, Gil! - ¡Por supuesto que he triunfado! ¡Me lo merecía! ¡Llevaba muchos siglos mereciéndomelo! ¡Sólo ha sido un acto de Justicia y tenemos que celebrarlo, Hertha! - ¿Tú y yo a solas tal como me lo prometiste? - Esto... verás... ahora estamos viviendo un momento de gloria... y los momentos de gloria deben ser inolvidables... así que eres mi primera invitada de honor en esta fiesta colectiva de felicidad y alegría... - Tu primera invitada de honor... - Claro. No le debo nada al mundo pero tú eres especial. - ¿Me debes algo a mí? - Que importa si te debo algo o no te debo nada... lo importante es el triunfo... la victoria... la gloria que envuelve y te hacer ser el meritorio que tanto has ilusionado ser... - ¿Eso forma parte de tu sueño? - La parte más esencial de mi sueño. Pero dejemos las palabras y vayamos a los hechos. Siento que no puedas cenar a mi lado porque hay muchas damas y caballeros importantes del mundo de las Artes que estarán presidiendo la mesa; pero por supuesto que tú tienes un lugar entre todas ellas. - ¿Qué clase de lugar, Gil? - Ya te he dicho antes que eres especial pero... por favor... estoy muy cansado y la fiesta nos espera... Durante la cena y el posterior baile ella, Hertha Müller Herz, a pesar de su enorme belleza y de ser la más atractiva y escultural de la fiesta se encontraba en una esquina. Cenó en una esquina. Observaba el baile desde una esquina. - Me alegro. Se lo merece. Era su sueño y lo ha alcanzado. De repente recordó a Paula Ordóñez de Becker. - No te equivoques nunca, Hertha... no te equivoques tanto como me he equivocado yo... me casé con el alemán porque era tenista y ganaba mucho dinero pero jamás dejé de pensar en el español que era poeta y ganaba menos sueldo que un barrendero... conocí el lujo gracias al tenista pero me equivoqué, Hertha, me equivoqué... yo amaba al poeta de la verdad... y sé que hubiese sido mucho más feliz entre los brazos del poeta para combatir el hambre y el frío que en los cócteles del éxito y de la fama a los que odié siempre con toda mi alma... vivo en una buhardilla porque quiero vivir sola con mi pinturas... pero me cuidan una criada y un siviente... ¿quieres pasar esta noche en mi buhardilla?... tengo dos habitaciones y te puedo invitar a castañas asadas... - ¿Pero qué haces aquí tan sola, Princesa? - Esperando al Príncipe, Gil. - Perdona un momento porque tengo todavía que cumplir con unos cuantos bailes ya apalabrados pero te doy mi palabra de que la próxima serás tú. Hertha Müller Herz salió del local para meditar un momento bajo la luz de las estrellas. - Todo termina siendo recuerdo hasta que al final todo queda en la última incógnita de saber para qué sirven los recuerdos. Posiblemente para escribir cosas tan lindas como un par de lágrimas convertidas en estrellas fugaces. Necesitaba urgentemente unas manos que tuviesen el poder de saber acariciar su bellísimo rostro para apartar las lágrimas y dejarlas en el olvido. Por eso, sin decir nada a nadie y sin despedirse de nadie, divisó un taxi vacío, entró dentro y le pidió al taxista que la llevara hasta el Aeropuerto de Soesterbrg... - Lo primero que tienes que tener en cuenta, Johann... es que serás tú quien decida la calidad literaria de las obras que hayamos elegido como factibles de ser publicadas... - ¿Te cuento algo, Edith? Edith Stein Breslav se daba cuenta de que aquel joven tenía un carisma muy especial; algo que nunca había ella conocido a pesar de tantos personajes que pasaron por su vida. - Si quieres puedes, Johann Y Johann Goethe Liebend lo contó... - Ella asomada a la ventana… viendo pasar los trenes de las largas distancias existentes entre el mirar de sus ojos y los deseos de los hombres que la miran… ¡Venus inmortal!… como si su amor fuese presa fácil de conseguir. Todos la desean pero ella, asomada a la ventana, sólo está pensando en un tren de larga distancia que la lleve hasta el otro extremo del mundo, a ese fin donde, con él, se hunda en los mares submarinos para convertirse en diosa de cristal. Por los caminos del tren… la última frontera… por los caminos del tren sus vidas son unas paralelas imposibles de atrapar o separar. El poeta la lleva de la mano, jugando ambos a la venta de sueños mientras él acerca su mirada para dejarse mecer en el centro de sus iris de color café profundo, azul celestial, blanco sublime y hasta verde campiña. Sí. Para él, ella es la mujer de la ventana; es el café con agua entre sus manos; es el azul del cielo de todos sus sueños; es el blanco sublime de lo submarino de cristal de sus sentimientos y el verde de sus pensamientos nocturnos. Sí. Pensamientos nocturnos de color mujer. Y en ese viaje de la noche, cuerpo a cuerpo y sin fronteras, ella sigue asomada a la ventana de mi corazón. Todos la miran. Nadie la comprende. Por ello, asomada a la ventana, sigue caminando sobre los raíles del tren con mi corazón entre sus manos. Ella es el equilibrio mágico que nace de sus adentros y cubre su rostro de reflejos alegres, reflejos del sol junto a sus labios. ¡Y es que sus besos son un mirar asomado a la ventana mientras le llevo de la mano, haciendo equilibrio por los raíles del tren, hacia una estación llamada Paraíso! - ¿Sigues soñando de la misma manera, capitán? Johann Goethe Liebend se dio cuenta de que quien había contestado no era Edith Stein Breslav. Se dio media vuelta y la encontró. - Sigo soñando de la misma manera, princesa. Esta vez sí. Esta vez sí que le gustaba a Hertha Müller Herz que un verdadero hombre la llamase princesa no a través de la Razón sino a través del Corazón. - Entonces... ¿puedo ayudarte en la labor?... - Te advierto que se trata de revisar una Tesis Doctoral. - No me asustan las Tesis Doctorales. - Pero es que esta es muy especial. Se titula "Artur Schopenhauer. La misoginia determinativa en función de los parámetros mentales". - ¡Jajajajaja! ¡Me gusta eso de misoginia en función de los parámetro mortales! - Tendrás hoy tiempo para hablar del cielo... - ¿De verdad sabes algo del cielo? - Estoy aprendiendo pero siempre que miro al cielo azulado me acuerdo del celeste de tu corazón. Ten en cuenta que eres una chica excepcionalmente amada. - ¿Es que para ti soy una excepción? - Para mí eres la única excepción que tiene lugar en mi alma. - Sí, Johann, sí. No le tengo miedo a Schopenhauer. FIN
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