El simple hecho de vivir y no vivir conlleva un precio muy alto que pagar.Las emociones lo recriminarán tarde o temprano.Podemos tomar pausas, podemos cerrarnos para sanar lo que otros rompen.Podemos ausentarnos de los que practican seguido corromperlo todo. Podemos aprender a medir lo que damos de las derrotas de la vida.Podemos simplemente saber poner frenos para no moldearnos a imagen y semejanza de otros, respetando lo que somos.Pero aquellos que dicen vivir y andan por la vida hiriendo, corrompiendo, moldeando, e hiriendo gente, sin si quiera vivir en lo más profundo una historia, cayendo y levantando en sus propios fracasos, por pretender transformar a personas a su conveniencia, aquellos que dicen vivir y no viven porque tiran su tiempo en lo que no les construye al espíritu y se llenan la boca hablando de moral y dando cátedra de cómo se construyen los futuros con fundamentos utópicos que ni si quiera son sus propios modelos de vida, aquellos que olvidan vivir, y creen que su tiempo hacia la construcción de lo ajeno es vida... A esos la vida los llevará a un vacío emocional muy profundo el día que se reconozcan solos en la vida, el día que se les pase el tiempo y cansados de moldear y corromper a otros se vean al espejo solos y viejos, sin si quiera un poco de amor verdadero.