La poética sentida
Publicado en Feb 18, 2018
La Poesía es siempre un lugar tan infinito que sus palabras se convierten en eternidades adornadas por los verbos más expresivos del alma donde nacen. Los corazones humanos se llenan de sensibilidad cuando alguien, desde el interior de sí mismo, mira al mundo y siente esa necesidad de expresar la alegre compañía de los versos para vivir en un mundo mejor.
En medio del transitar continuo por la vida podemos ver lo hondo de las raíces humanas; ese trasfondo del sentimiento pausado, sentido a sentido, que nos convierte en hacedores de versos cuando nos aprieta el alma y nos hace ser tan verbales con la existencia de lo inmenso, lo extenso, lo interno, lo profundo y ese pequeño detalle que escapa de lo prosaico porque contiene algo cotidiano que nos conmueve. Fue la poeta Gloria Fuertes quien dejó escrito que "A veces quise no soñar contigo, y cuanto más quería más soñaba, por tus versos que yo saboreaba, tú el rico de poemas, yo el mendigo". ¿Qué sentimos cuando todo se nos vuelve un poema misterioso? ¿Qué podemos expresar al viento de las horas habitadas en el universo de un poema? Sé que es la hora de nuestra intimidad. Adelante. Esta hora sin pausa y sin naufragio de las cosas eterniza sus dimensiones y me devora la sombra. Hay una luna blanca que me mira, poco a poco, con impasibles recuerdos de añoranzas. No acierto a medir esta hora verde, de árbol desconocido, que nace y me recorre la creencia de ser un hombre con rendijas, como un pájaro unánime que sesga el alba. No acierto a medir esta hora alimentada con flores de cien hojas y otras presencias de mis sueños que me hacen sentir sus frutos tan presentes que se quedan sembrados en el huerto de las esperanzas. Por eso pienso, simplemente, que es la hora arcana de los alientos impensados. Mañana el día se teñirá del tinte de un errante cielo. La gente se volverá a mirar al sol. Y yo extenderé mi cuerpo a través de la brillante aureola luminosa para mantener delante de las flores, bajo el errante cielo, los preciosos aleteos de esta hora nocturna que viene a ser como trino de ave de primavera en desesperada huida hacia el horizonte. En esta hora puedo emprender mi canto volcado entre el viento alborotado de las calles favoritas de la vieja zona de la ciudad y me puedo adentrar en esa primavera imaginada que es el eco de todos los poemas que se han escrito en el universo. Finalmente flotaré hasta alcanzar la nube dorada donde se esconde la bandada de pájaros rebeldes y plasmaré, a través de cada sílaba de los versos unívocos, algo así como el cielo emprende inocentemente un viaje de esperanza sobre las estrellas no encontradas y permaneceré en esta habitación recitando odas y fabricando sueños con el más pequeño movimiento de mi alma, porque creo en la sensibilidad del ser humano, sobre todo ahora que la noche afluye a mis sentidos. Sé que la envoltura de los dedos de un poeta sabe hablar a través de la tierra de su cuerpo y por eso la meseta espumosa del caminar entre el tacto y la caricia es el gesto primitivo de la acción de separar las metáforas y absorberlas como si hablasen a oscuras, lentamente, ampliando los lejanos caminos. Creo en las sensaciones que parten de esos dedos y surcan, suavemente, ilusiones que nacen en su fuego quemando los cordajes apasionados de cualquier beso. Es la hora de permanecer abrazados hasta poder quedar dormidos en un éxtasis sonoro y sensual que nos vuelve a introducir, una y mil veces más, en el mundo de los misterios. Un salto hacia adelante alumbrado sólo por el efecto lunar y una experimentación hipnótica desencadenada por el frenético escenario de estrellas compitiendo entre sí en un trenzado centelleo consagrado de efectos progresivos que son una propuesta auténtica para los rasgos faciales. Una pluralidad de colaboraciones celestes para hacer más singulares los pasos del ser humano que obtiene así el reconocimiento de sus ilimitaciones. El humano y sus recuerdos. Aquellos que nadie puede arrebatarle porque están dispuestos a ser proyectados hacia el futuro. ¿Quién puede definir en esta hora lo que es verdad y lo que es ficción? Forman parte inseparable de un mismo mensaje: una fe que modifica la narración de lo que contemplamos. Una provocación literaria. Una historia hermosa que llega a nuestros pálpitos. Una vuelta a la raíces de los múltiples y diversos estilos de la representación humana. ¡Dios mío, me pierdo y no consigo atrapar lo que me dices en esta hora! Y entonces sólo queda una cosa por hacer: olvidarme de mí mismo y adentrarme en esa dimensión que todos poseemos pero que sólo descubrimos al llegar esta hora en que podemos comprender todo lo inexplicado del día mientras en el exterior sólo se escuchan los místicos sonidos del silencio.
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José Orero De Julián
Enrique Gonzlez Matas
Te felicito, amigo José, por esta "poética sentida" y tan bien expresada.
Un abrazo.