SABOR AMARGO
CAPÍTULO 4
El asistente del rey de Epiro, Xandro llegó con la comitiva y comunicó al reino de la muerte súbita del monarca. El pueblo lloró mucho pero más sus hijas Olimpia y Troas. Ambas se encontraban doliridas y sentían que el mundo se les caía abajo.
Xandro el campesino  tranquilizó a las princesas diciéndole que el velaría por ellas y estaría a cargo hasta que el pequeño Alejandro fuese mayor de edad y tuviese capacidad para gobernar a los molosos y al resto de las tribus que conformaba Epiro.
Las jovencitas estaban aliviadas y ambas dieron un fuerte abrazo pero el jefe del senado, el anciano Nesandro, intervino diciendo que el señor Arribas, el hermano menor del fallecido monarca reinaria las regiones porque el último testamento lo decía. Xandro no podía objetar ya que su amigo no pudo dejar escritaa su última voluntad de que no quería que su hermano Arriba fuese regente de su pqueño hijo y encargado del reino. No quedaba otra que aceptar.
Las niñas estaban desesperadas. Si bien ellas compartieron pocos eventos al lado de su tío, no lo apreciaban, no veían en éll a un ser que les brindaría protección. Sólo querían que Xandro las proteja pero las autoridades de Epiro apoyaron al Señor Arribas para que ocupe el lugar del padre. Había que aceptar.
Xandro calmo a las jovencitas prometiéndoles que las protejería y nada malo les pasaría. Ellas abrazaron al amigo del padre, pero luego tuvieron que ir a dormir porque mañana enterrarían a su padre y asumiría el reinado el tío Arribas.
A los pocos días del entierro del rey Neoptolemo en el cementerio familiar en una colina ubicada en las afueras de la ciudad de Dodona, los molosos fueron testigos de la llegada de Arribas, el hermano del fallecido rey. 
Ël llegó custodiado de la guardia real al palacio.  Con aires de soberbia y ansias de poder bajó del carro y saludó a todos los presente.
La comitiva y Xandro el campesino le dieron la bienvenida aunque muchos estaban con deseos dentro de sus corazones que a este hombre lo partiera un rayo.
La princesa Troa, por educación y por exigencia del protocolo saludó e hizo reverencia, el tío le saludó con una gran sonrisa y le dijo que sentía pena por lo sucedido, luego vio al pequeño Alejandro que se encontraba detrás de Troa y manteniendo la sonrisa le dirige unas tiernas palabras.
Después se acerca Olimpia con el rostro serio y sombrío apenas le saluda y el tío nota que la segunda hija de su hermano no posee la docilidad de su padre y que tendría que domarla.
El joven señor de rubia cabellera camina y reúne a fucionarios y presentes
 -Señores, agradezco el recibimiento y lamento que los dioses llevasen a su morada a mi hermano Neoptolemo y a mi cuñada y gobernarlos bajo esta circunstancia. Ahora me encargaré de reinar sobre Molosia y nadie se tomará atribuciones como algunos que gobernaban más que mi hermano, sólo os digo que a mí me respetarán y nadie me tomará el pelo - y su mirada se dirigía a Xandro.
Neoptolemo y Xandro eran amigos de la infancia y de la misma edad ya que Arribas era cinco año menor que ellos. Arriba sentía desde siempre celos de Xandro.
- Si lo dice por mí, Arribas, jamás usé a su hermano y siempre lo respeté- intervino Xandro.
Olimpia indignada intervino y ateques de nervios le invadieron. Expresó que respetara la menoria de su padre ya que el no era un tonto y que se fuera que ella y sus hermanos estaban bien sin él y Troas tuvo que calmarla a ella y al pequeño hermanito que comenzó a llorar por tantos gritos y alboroto.
Xandro ordenó al personal que se llevasen a los príncipes a sus aposentos para que se calmen y luego procuró que los funcionarios estuviesen tranquilos.
El rey Arribas tenía el control y nada se podía hacer y todos debían aceptarlo  porque era la voluntad de los dioses y las leyes lo favorecían pero muchos sentían sabor amargo.