Tu recuerdo revive en mi silencio
cuando no tengo nada conmigo
excepto mis lágrimas y quizás
algún suspiro fugitivo.

Las mariposas me han abandonado,
y mis sueños cayeron muertos,
mi voz fue apagada poco a poco
de modo que no me queda
nada más que un susurro inaudible.

Silencio... no tengo nada...
Silencio... nunca tuve nada...

Ni siquiera tú eres mío...
y nunca lo serás... nunca...
la vida es prestada...
siempre lo supe.

Mis ilusiones caen prestas
en las trampas de la vida, sin pensarlo...
acaban atrapadas o destrozadas
por la realidad, siempre impía.
No pasará... sé que no pasará.

Los deseos no dejarán el papel
ni aunque me esforzara,
sólo ahí seguirán vivos y nada más,
será así sé que no me equivoco.

Silencio... no hago más que llorar...
Silencio... ya no puedo hacer más...

No debes ser mi anhelo...
sin embargo... no lo puedo evitar...
aún sabiendo lo que sé...
no eres mío... y nunca lo serás...
nunca lo serás...

Sé que el tiempo termina conmigo
pero ya no quiero luchar
estoy harta de seguir cayendo
cada vez que trato de escalar.

El frío congela lo que queda de fuerzas
con el alma rota, me he vuelto de cristal,
lo que siento carcome lo que resta de mí,
la lluvia se lleva la última esperanza,
he terminado según parece, estoy vacía.

Silencio... sólo me queda este silencio...
Silencio... incluso tú me abandonarás...