Sagetario (cuento del Viejo Oeste) (3)
Publicado en Sep 30, 2009
Durante tres largos meses nada se supo de la bruja Mari Juana ni de su "pingüino" Sage en el "saloon" Milboona de Kansas City (que era un local mucho más lujoso que el famoso Brown's Hole de Wyoming). La puerta de entrada era muy peculiar, de madera, que se abría en ambos sentidos tanto para entrar como para salir. La imagen del Milboona (el contorno, en nego, del perfil de La Chica), ya era historia para quienes acudían alli. Y poseía un Hotel de 5 Estrellas (similares a la que Mendoza Colt llevaba en su chaleco a la altura del corazón) llamado Glober's. A nadie de los que allí se reunían les interesaba un comino la no presencia de la Mari Juana y su eterno admirador Sage; porque sólo estaban interesados en los viernes, que era el día en que actuaba La Chica. Los sábados y domingos, en los que también trabajan preciosas jovencitas, la asistencia era muy reducida; pero, sin embargo, el negocio (propiedad de Johny "Firewather") iba cada vez mejor... porque las consumiciones de alcohol, los viernes, valían el doble y, además, se cobraba una entrada (cada vez más cara) para ver actuar a La Chica. Esto compensaba con creces las pérdidas de los sábados y domingos.
Aquello era inolvidable y allí acudían, de manera continua y ansiosamente constante, el gordo ganadero multimillonario Adri Els (Adriel Alphonse Cieno) que estaba forcejeando con el también supermillonario Aro Int (el más célebre abogado de Kansas City) que siempre defendía las causas de los poderoso y los caciques ante los expoliados humildes y sencillos granjeros del lugar. Aro Int había llegado a la ciudad hacía aproximadamente un año (procedente de Oklahoma). El caso es que en un año había acumulado una inmensa fortuna siempre al servicio de los poderosos hombres de negocios y los caciques de Kansas y pueblos de los alrededores. Ambos luchaban por llevarse a la cama a La Chica. A ellos pronto se les unió, en la batalla por conquistarla, el viejo achacoso y avaricioso banquero, de orígenes judíos, que se hacía llamar "Alguien" para ocultar su verdadero nombre y sus apellidos reales. Todos lo conocían como "Alguien", pero nadie sabía que era un judío avariento que llevaba muchos años expoliando a sus clientes a través de comisiones elevadísimas, créditos imposibles de pagar del todo, corretajes injustos, intereses desorbitados y ganancias extras por "blanquear" dinero "negro" procedente del tráfico de drogas y del negocio de la prostitución. Los tres se habían apostado fuertes sumas de dinero entre sí por ver quien conseguía ser el primero en llevarse a La Chica a la cama y así acabar con su virginidad. Aquella chavala de tan sólo 16 años los estaba enloqueciendo. Al igual que ocurría con todos los rudos vaqueros y desalmados pistoleros que acudían, fielmente, todos los viernes al Milboona... además de muchos forasteros que venían de pueblos cercanos y lejanos e incluso extranjeros y extranjeras procedentes de Canadá (recorriendo largas caminatas con su carretas) y también algunos pocos europeos (especialmente italianos y franceses, además de ingleses y holandeses) que llegaban por barco hasta la ciudad de Nueva York y desde allí formaban caravanas para llegar hasta Kansas City. Algunos de ellos morían ante las apariciones espontáneas de indios en estado de rebeldia. No sólo hombres abarrotaban los viernes el "saloon" sino también algunas decididas mujeres que contravenían las costumbres y rompían las viejas tradiciones de los machistas. Nunca faltaban tampoco Mendoza Colt y su nuevo ayudante Pierre "Rabietas", un hombre bajito, un poco barrigudo, con bigote amplio y muy conocido, en todo el Oeste, por su mal genio y sus brotes de violencia verbal que tiraba de pistola por cualquier nmiedad si se encontraba algún día "mosqueado". El Llanero Solitario había dejado el empleo de ayudante del "sheriff" Mendoza Colt y, montando a su fiel "Plata", se había marchado hacia el horizonte buscando nuevas aventuras...
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