El artículo 1 del Código de ëtica del Colegio de Periodistas de Chile dice: "Los periodistas están al servicio de la verdad, los principios democráticos y los Derechos Humanos".
Es indudable que una de las funciones esenciales del periodista reside en la promoción de los principios democráticos y de los derechos humanos, diciendo siempre la verdad.En este sentido los reales periodistas jamás deben doblegarse ante la CENSURA, ni ante el arbitrio de los poderes del Estado.Ejemplos en nuestra historia sobran, durante los casi 17 años de tiranía militar varios periodistas fueron acribillados y otros sufrieron las peores torturas por no acallarse y decir la verdad y nunca más se tuvo noticias de ellos".
El caso de José Carrasco, periodista de la revista "Análisis", quien formuló una serie de denuncias en contra de la dictadura de Pinochet, conmocionó al mundo, convirtiéndose en noticia.El 8 de septiembre de 1986 fue secuestrado desde su propio hogar y ejecutado por el "Comando 11 de septiembre", en un costado del cementerio parque del Recuerdo. Su ex esposa, la periodista Olivia Mora, narra en el libro "Morir es la noticia" que en una entrevista sobre las amenazas de muerte que recibió en esos días, 48 antes de morir, reafirmó sus principios: "Amamos la vida y amamos la paz, dijo,pero más que nada amamos la justicia y la libertad.Por ella estamos dispuestos a dar la vida".
En nuestro país, desgraciadamente la función de informar verazmente se encuentra condicionada a dos macrogrupos: mientras El Mercurio posee actualmente Las ûltimas Noticias- cada día más farandulizada- a modo de constituir un medio de evasión y tráfico de ilusiones y el vespertino La Segunda y una larga cadena de diarios regionales; su competencia  la Tercera es dueña de la Cuarta y  otros medios.Por su parte, el gobierno realiza su propaganda explícita  a travès del Diario La Nación, un medio cada vez menos leído.
Además, el modelo autoritario sigue vigente en esta verdera dictadura de las agencias de publicidad, que orientan ideológicamente la prensa integrando a las grandes cadenas conservadoras prácticamente toda la publicidad relevante. En este sentido, la tarea que tenemos los periodistas es bastante complicada, sin embargo si queremos estar al servicio de la verdad y de los principios democráticos es ir generando los espacios locales de comunicación alternativa. En este sentido la revista cultural La Pluma Ebria debiera tener una corriente de opinión democratizadora y denunciar todos los actos de corrupción propios de un país timorato y ultraconservador en lo que respecta a sua autoridades designadas.
 
                                                         Eduardo Cuevas Rios
                                                          Periodista
                                                          Máster en educación