En un mundo de apatías
escondí mi corazón,
a salvo de los sueños,
anzuelos del amor,
 no volvería a ver marchitar otra ilusión,
jamás iba a exponer lo que quedo de mí.
 Pero aquel susurro lo atraviesa todo
para endulzar los oídos del miedo,
y con cosquillas a las ganas dormidas
 nos obliga a jugar su juego.
  Al seguir la vos de la efímera pasión
necios pasos a una trampa si salida,
con el anhelo de sanar un viejo
dolor se unieron tu mano y la mía.
 
Si pierdo en su cruel juegome vencerá el mismo dolor,
y si gano tendré un placebo  para engañar mi corazón.