-------EL LAMENTO (tercera parte).
Publicado en Jun 01, 2020
Quien era Tomas
Resúmen de Lamento 1° parte: Tomas y Laura hasta su asesinato 2° parte; Tomas y Laura su encuentro (Seducción) 3° parte: el cuerpo “El cuerpo de Tomás cubierto por una tapadera ocre, inmóvil, vacío, impedido de protesta alguna. Resignó su vida, marcado por el dolor de la impotencia. Su protección fue incorrecta. El centelleo de luces de patrulleros proporcionaba una misteriosa imagen de irrealidad, agitando rostros de vecinos que acudieron diligentes al lugar del hecho. La espera del cuerpo forense imponía una prolija zona de privacidad con cintas rojas”. El duelo inevitable y apropiado la irá acabando confinándola a un aislamiento y rechazo a la vida. Su abandono se ira acrecentando olvidándose de su cuerpo y rostro. Los sollozos impregnaron sus pómulos manteniéndolos lustrosos con algún nuevo surco que se abría sin permiso en el margen de sus ojos, como si su propia naturaleza renunciara a la belleza para entregarse al deterioro. La congoja invadió lentamente su alma. Y esa dama atiborrada de vida y pillería se trasformó en una esquiva figura fantasmal de palidez cadavérica, con ojeras que resaltaban cada vez más la extraña transformación de su rostro, actualmente perceptible con arraigadas aristas angulosas. Se la ve languidecer. Mientras Tomás se irá secando. Achicando. Es un algo marchito, y también consumido. Ya es un cadáver viviente y parte de una descomposición. ¿Y el alma Tomás?, se pregunta Laura; no se sabe en dónde está, si en tus heridas, en tus lamentos, en el aliento estruendoso o en la mirada perdida y opaca. En tus órganos desafinados o en esa piel pálida, cetrina y fría. ¡Pero el alma…! ¿dónde está tu alma? se pregunta angustiada Laura ¿También sufrirá este dolor la ausencia? o es la privilegiada imagen insensible del ser. ¿Y sus amores? ¿Qué quedan de ellos? ¿Lo abandonaron al perder Tomás su conciencia? ¿No hay amor sin conciencia? El moribundo ¿es acaso un desamorado? El alma robó los recuerdos de amor de Laura. La muy traicionera, se está vengando ¿A dónde llevará esos amores sustraídos? ¿Los venderá? ¿A dios o al diablo? ¡Quién creó a quién?¡Cual es el padre y cual el hijo? Lo cierto que esa mujer, ya no tiene alma, ni amores que la habiten. Es una cosa, que va a su propia desintegración o a la nada. El día y la noche, el frío y el calor. El contraste, como si la vida, se hubiese fundado desde lo absurdo. Para Laura, esto había pasado, hasta lo impensable. Hace que el pensamiento recapacite. Lo superficial, tiene siempre para ella algo de profundo. La vida y la muerte; nacer para morir. Morir todos los días un poco con la excusa de vivir. El árbol antes vivo y radiante de verde, también se seca, pensó. Esos espacios de vida tan simple y hermosos que ella y Tomás dejaron pasar, como si fuese una costumbre desechar belleza, ya no están. El finado: Tomás vivió su juventud en la montaña. Ella simboliza el perfil exacto de una personalidad de contundente solidez, capaz de paralizar cualquier observador que trate de borrar sus convicciones, y donde muchas veces las dudas piden permiso a la voz con exclamación por ese lugar exclusivo. Tomás soñaba con mantener calma aun sabiendo que risas y burlas, lo perseguían para desvirtuar su trabajo rural, y comenzó a utilizar la madera para tener noción de materia, y también, descubrir sentimientos incorporados a sus años. Ese fue el comportamiento que le permitió avanzar sin trucos, porque en nombre de esta, toda la virtud del su alma, mantuvo la ilusión del inocente, buscando en ese pequeño lugar, un refugio en las estrellas, donde antiguas primaveras, abanicaron su valor del confidente. Esa imágen rural, deslumbrante y estática, permanece refugiada luego de transitar en silencio, infinitos senderos que permitieron acomodar el esplendor de la luz, a las sombras, siguiendo el consejo de sus ancestros, con una rutina transparente de una preocupación cotidiana: “Lograr la Perfección”. Como si fuese este un grito a su propio testimonio de vida, ignorando tal vez, que en su soledad permanente, las fauces de la alienación, hunden sus colmillos de locuras con rugidos brutales y turbadores actos, que suponen hacen vibrar toda razón. Fue cuando decidió abrirse camino en el torbellino de la ciudad y Universidad. No era una batalla visible entre infancia y madurez, pero su idealismo desde su inicio, marcó diferencias entre apatía y esperanza, como si fuese el surco donde el atardecer envejece al cobijo de sombras, y donde el afecto, carece de la fascinación de los destinos. Tomás, desamparado en ese lugar, donde la tempestad sopla sin pausa cubriendo toda la ciudad no lejos de una grandiosa bahía, tuvo la sensación que en ese sereno paisaje, pudo observar una borrosa imágen asomando entre cielos calmos, que prometía borrar toda jornada de malos intentos pasados, dejándolo perplejo, mientras un temblor propio del humilde, inmovilizó la infinidad de ásperos extravíos pasados con el perfil de la carencia. Tal vez, su única grandeza de vida, hasta ahora aun reposa serena sobre sus hombros, como aquellos sueños juveniles semejando nardos regados de cándidas fantasías. Tomás no tenía pensamiento de autocompasión, todo se reproducía por encima de los sentidos, y toda su sabiduría continúa hoy, viajando ondulante por un espacio colmado de sueños. Sin embargo, una dotación de ideas nuevas, ofreció a Tomas acomodar aquellas disputas vencidas, ganadas o sobrevividas a toda ambición destructiva, para tener un regreso y un futuro. Es ahora, cuando la intuición de Tomás idealizó con visión sorprendente, “El ahora”, poniendo en duda, todas las leyendas de fracasos posibles en diálogos pasados y confrontar así al sufrimiento de lo vivido. Tomó una decisión ignorar detalles de cualquier disputa, esa mezquina satisfacción de envidia ante cualquiera que deambula desconociendo la tolerancia de la verdad, y se permitió proclamar su transformación en vida, acudiendo a todos aquellos amigos que lo rodeaban, para compartir sus virtudes de forma concluyente con la sensación de imaginar que el mundo se puede controlar solo con la voluntad de justicia, algo considerado abstracto en esta escalada de locuras. Tomás decide abandonar comodidad, montaña, naturaleza y pasado, para abrirse camino en la Universidad y trabajo. Cargó sus valijas y con solo la venia de sus impulsos viajó seguro de encontrar un futuro propio y no heredado. Atribuía ese equilibrio, a un silencio joven, explorador de historias aturdidas de eternidad. Su placidez, alivió así el desconcierto de su impredecible vida. Consciente que la fuerza de su ímpetu, profana esos espacios donde reposan todos los sueños libres de custodios, avanzó a buscar su propio destino, aun sabiendo que el destino siempre lo choca a uno. Aun así, una curiosa alegría reposa en su rostro como prediciendo una cosecha de futuros racimos de honores. Fue entonces cuando brindo efusivamente ante el irresistible regreso de las pasiones, como un visible símbolo de retorno a una sociedad resucitada.
Página 1 / 1
|
Lucy Reyes
Cuan triste es haber sido Tomás un personaje dotado de ideas y aspiraciones, de esperanzas y de amores, de ingenuas creencias ¿cómo imaginar en qué se convertirá? Ni el dolor inesperado que a su amada esposa dejaría, No lo imaginaba.
Laura, esa bella mujer convertida en figura fantasmal, apoderada de un dolor que la va destruyendo sin entender dónde está el alma de Tomás ¿Dónde está el amor? ¿También habrá sufrido la ausencia? ¿dónde está la conciencia? ‘No hay amor sin conciencia? Muchas preguntas, sin respuesta invaden su tristeza. ¿A dónde llegará tal incertidumbre? Lo sabremos en próximos capítulos.
Admirable relato y lenguaje.
Cordial saludo-
Lucy
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Saludos
Magnolia Stella Correa Martinez
Felicitaciones Gustavo. Una exquisitez leerte, amigo.
Saludos.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Saludos
Enrique Gonzlez Matas
Enhorabuena con mi abrazo.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Saludos y a seguir con estas situaciones de la pandemia
Mara Vallejo D.-
Abrazos para ustedes.
Todo sigue saliendo bien, hoy 1 de Junio 3 años de la intervención Q . . .ya sabes)
Cuídense.!!
Marìa
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Un abrazo
Cuídate
Raquel
Por otro lado él había tenido su vida en las montañas, como cuidando y haciendo honor a sus antepasados que allí vivieron. Trabajó la madera a fin de conocer la materia y poder descubrir propios sentimientos, que de hecho, no por ser un montañés , no los tendría , hasta que decidió cargar sus valija e irse a la ciudad, a la Universidad allí ,en una convivencia lidiando entre lo que fue su infancia en la montaña y lo que era su madurez ya en esa ciudad en busca de un futuro propio y no heredado, su propio destino el que seguramente ya veía venturoso en honores...Atrapante novela Gus. Bs Rq
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Saludos