Inciertos momentos que me brinda la existencia, momentos de desvastacion mental, rayando en mi psiquismo inmensurado, que es solo el resultado de la acumulación de pequeños traumas, de vivencias de estos 41 años, pequeño traumas, pero tantos, que se convierten en una manifestación inverosímil y desmesurada, de miedos y temores, que solo me llevan al deseo de apartarme de este mundo, desconectarme, para empezar de nuevo, para aprender a vivir de nuevo, pero no, luchas internas; que luchas, batallas sangrientas y despiadadas cada día, una y otra vez, en mi interior, en mi mente, pierdo la noción de mi realidad, la noción de mi ser, en está guerra constante en donde la misma vida te sumerge, o te haces fuerte o simplemente, debes de morir; quizás por ello vivo como un moribundo en vida, descarrilado en mi océanos de pensamientos, de sensaciones, de imaginaciones, que a cualquier otro, ya hubieran hecho desaparecer......Furia incontrolada se acumula dentro de mi, reprimida, esperando salir y acabar con todo a mi paso, como aquella bomba atómica, que en tan solo un bello destello, arremete contra todo, destripando la belleza del mundo; ahí es donde entras tu, mi bella dama dorada, la mujer que con tan solo una bella sonrisa, hace que mis deseos de vivir, de reivindicación, de ganar las batallas, sea lo único y determinante; eres tu la manifestación que el cielo envío a mi mundo terrenal, de la belleza humana, belleza única tanto internamente como en tu exterior, tan solo con tu mirada, cautivas mi ser, mi esencia es tuya, mis deseos te pertenecen, hasta mis más bajas necesidades son de ti, te convierte en mi todo, en mi universo entero, en el amor más bonito para un hombre en decadencia como yo, luchando ahora, para estar a tu altura y poder sacar de mi baúl, las ruinas de mi felicidad, que aún persisten en mi,  y con mi último aliento poder darte esta felicidad solo a ti, mi amada dama dorada, mi mayor deseo es poder entrelazar mi alma, mi esencia con tu alma, con tu esencia, y traspasar los límites de este mundo de muerte, y vivir contigo en la eternidad del universo de amor y esperanza por siempre tuyo.
El abuelo 1978