REGRESO A CASA
Publicado en Jun 22, 2020
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REGRESO A CASA


Mejor no haberme ido. Pero como cuentan quienes saben de eso, todos los retornos son interesantes, algo dejan, la felicidad del reencuentro con los seres amados, con amigos a los que se les ha extrañado y con aquel amor consumado una noche antes de la partida para encontrarlo ahora atado a otros intereses.

Servir a la patria fue motivo suficiente para alejarme lleno de orgullo, de patriotismo y de un valor mal entendido, porque ir con la intención de matar o morir no habla nada bien de la condición humana. Son justificaciones falaces, argumentos amañados utilizados por los poderosos para embaucar a los tontos como yo.

Sea como fuere, me alejé de mi tierra y de los míos, para ir a otras latitudes a pelear por conceptos tramposos ahora de escasa credibilidad para mi, los cuales en el campo de batalla son mierda cagada por la humanidad, libertad, patria, honor, felicidad, nada son cuando tienes a otro ser enajenado enfrente con la misma necesidad de matar.

Al principio todo iba bien, la vida en la milicia lejos del campo de batalla es relativamente cómoda, de férrea disciplina, con horarios y conductas inflexibles, pero aparte de eso se puede decir es una vida laxa, en donde no se le priva a los reclutas prácticamente de nada: mujeres, amor y sexo incluido, al antojo de cada cual, hasta quienes tienen preferencias especiales consiguen lo que deseen en este rubro. Droga y licor a la disposición de cualquier vicioso de acuerdo al volumen de su cartera.

Para mí el problema empezó durante el traslado en avión hasta la otra parte del mundo donde se desarrollaba una guerra por causas que nunca entendí. Una gran ansiedad se apoderó de mi cuerpo y mente. A poco tiempo de haberse iniciado el viaje tuve un ataque de pánico, precedido de sensación de falta de aire, sudoración, latidos acelerados, falta de aliento o hiperventilación, temblores en las extremidades y sensación de tener pavor sin saber a qué. Después de ser atendido por el servicio médico del batallón, recobré la calma en medio de miradas de reproche y otras de burla de mis compañeros. La mayoría, me parece, pensaba en lo mío como un ataque de cobardía ante la proximidad del combate. No te preocupes, me dijo el doctor quien me ayudó a superar la crisis, solo es parte del “síndrome del recluta”.

¡Por supuesto lo superé! En el fragor de la batalla fui un león, un combatiente ejemplar, todo el miedo anidado en mi alma lo trasformaba en una fiereza suicida, maté a muchos, incluso camaradas quienes cayeron abatidos por la metralla que a ojos cerrados abanicaba sin ton ni son durante el avance sobre posiciones enemigas. Herí a muchos más, cercené brazos y piernas a otros tantos sin un atisbo de piedad. Lo tragicómico del asunto fue haber recibido condecoraciones por ello. ¡Ah la guerra!, transforma para mal la condición humana de los hombres quienes participamos en ella.

Pero finalmente estoy de regreso en casa y entre los míos, el vehículo que me transporta aminoró su marcha, desde aquí escucho la banda escolar, los aplausos y vítores... Estamos llegando al auditorio del pueblo donde me recibirán con todos los honores como hijo predilecto, entre fanfarrias y hasta cañonazos de salva. ¡Salve patria, sigues siendo libre para presenciar estas faramallas!

Ya escucho el llanto de mi madre y los sollozos de mi amada ahora esposa ajena quien lleva de la mano a esa creatura que con ojos de asombro presencia la bienvenida del “tío” a quien han proclamado héroe. Pienso en mi padre, el cabo Luka, quien se ganó sus blasones sin abandonar nunca el cuartel militar, una escoba y una franela fueron parte de su armamento diario para realizar las tareas de cada día. Seguramente estaría muy orgulloso de su hijo y me recibiría solemne con el saludo militar. ¡Atenciooon! ¡El coronel Luka Jr. Presente!

Una energía superior me empuja a ir hacia los brazos de mi madre para estrecharla después de largos años de ausencia y llorar también junto a ella… Pero no me es posible, mi cuerpo permanece inmóvil en el estrecho espacio de este ataúd y bajo el peso de las condecoraciones que adornan mi uniforme de gala y de esas barras y estrellas quienes cobijaron mis actos de barbarie.

Pero finalmente ¡Soy libre de todos mis miedos!, aquella bala cuando perforó el casco y mi cerebro me dio la ansiada libertad que masacrando al prójimo buscaba.
 
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Un relato

Palabras Clave: regreso a casa

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (7)add comment
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Raquel

¡Qué historia amigo Kalutavon!.Realmente creí todo lo que leía y mi comentario se iba armando de la siguiente manera:
Gran valor para ir a pelear quizá por lo que uno no sabe el porqué.
Gran amor a la Patria , representándola de la forma más heroica de la que se es capaz.
Vivir ´por primera vez esa férrea disciplina para lograr en los soldados valor, entereza, decisión, entrega, alejamiento del hogar, de la familia , de amigos..
Ver los horrores de la guerra haciendo en campo de batalla todo lo que "se debe hacer" en defensa nacional.
Extraordinario patriotismo al margen del "síndrome del recluta"..y toda una diversidad de euforia para tan digno combatiente..Realmente , vivir lo escrito en tu texto, requería de gran valor..Pero..al llegar al final cambié mi comentario para decirte sencillamente y desde el alma; FELICITACIONES POR TAN MAGNÍFICA IMAGINACIÓN...Me dolió el corazón ( pero ya sé que no es así) cuando dices que te habría gustado abrazar a tu madre que lloraba a tu regreso, regreso por cierto dado a un héroe, pero tus brazos no tenían espacio suficiente dentro de de esa "cama" , morada eterna: el ataúd..
Como está escrito en presente y en primera persona, es que lo respondo a esa primera persona: TÚ..Genial..Raquel
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June 29, 2020
 

Magnolia Stella Correa Martinez

Ufff... Qué final... Fantástico relato. El final me anuló el comentario que había redactado mientras lo leía.

Felicitaciones Kalutavon. Un abrazo.


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June 25, 2020
 

kalutavon

Una sola palabra, si viene de tu persona estimada Magnolia, me es suficiente para sentirme impulsado a seguir imaginando historias para compartirlas con ustedes. Gracias por comentar amiga.
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June 25, 2020

raymundo



























Asì es Kalutavon, todos los retornos son interesantes, Servir a la patrias siempre es muy necesario e importante. Pero en las mayorìas de la veces nunca se sabe el motivo de las guerras. Solo se sabe, como indicas al final de tu relato, a sentirce fortalecido, consideràndote libre de todos los miedos. Lindo relato amigo. Felicitaciones desde mi amado Perù.




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June 25, 2020
 

kalutavon

Ninguna guerra es buena, estaremos de acuerdo Raymundo, tal vez, solo tal vez, alguna justificable. Te agradezco mucho tu comentario. Afectuoso saludo.
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June 25, 2020

Enrique Gonzlez Matas

Tétrico final, amigo Kalu, después de describirnos el rechazo al ejército y a la guerra. No puedo decir que seas bienvenido, si llegas en un ataúd.
Enhorabuena por tu escritura.
Un fuerte abrazo.
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June 23, 2020
 

kalutavon

En el contexto de mi relato, estimado Enrique, este soldado desquiciado al menos regresó en un ataúd, pero cuántos más no tuvieron la fortuna de regresar a ese país proclive a guerrear por motivos que solo a ellos interesan. pero que afectan a la comunidad internacional. Te saludo con afecto.
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June 25, 2020

Maria Jose L de Guevara

¿Crees tú que yo pudiere agregar más verdad de la que talentosamente señalas..?
Bello texto transformado en bala que penetra directo al corazón.
Saludos
María José.
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June 22, 2020
 

kalutavon

Creo haber contestado ya tu amable comentario María José, algo pasó, en fin, reitero el agradecimiento por el amable gesto.
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June 25, 2020

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