Di positivo por COVID-19, y lo más difícil fue el temor de enfermar a mis hijos.
 Lo más duro fue querer abrazarlos, besarlos y no poder.
Rechazar su compañía para no enfermarlos y ver su expresión de dolor por el rechazo, que duro fue!
Lidiar con la angustia y temor de la posiblidad de empeorar y morir. Pero más duro fue lidiar con la ansiedad de ellos y su pregunta frecuente al transcurrir los días: " mamá vas a morir?", No estoy preparado para vivir sin ti decía mi hijo de 12 años.
Contener mi propio dolor y temor para darles ánimo fue mi mayor reto.
El COVID-19 nos llenó de angustia y dolor.
 Pero a la par nos sorprendió, el amor,e l aprecio, la preocupación por mi salud y la de mi familia.
Me sentí amada, hasta de cumpleaños, cada día, eso aliviaba el dolor y la preocupación. Las llamadas, los mensajes, las oraciones, los regalos que llegaron a casa, llenos de detalles y cuidados. Gracias!
 Pero también hubieron duros  cuestionamientos  que me hicieron sentir culpable. Cómo pasó? Dónde te contagiastes?
Como si fuese intencional enfermarme o poner en riesgo a quienes amo.
 No, no fue fue descuido intencional; mi salud y la salud de otros es importante.
Solo diré que la vida eligió esta prueba para mi.