Misterios de colores
Publicado en Jan 18, 2021
Cuando se va el atardecer, queda una estela en el mar del cielo, muy difícil de borrar. Los colores naranjas y amarillos, mezclados con el blanco de las nubes, atestiguan el paso del sol por el cielo. Surcando van ese mar sereno y apacible, que muchas veces presencia bravas tormentas. Cuando se va el atardecer, queda un sentimiento de nostalgia anclado en el corazón como queda el ancla en el fondo del mar, al atrancar para hacer un respiro. Queda el sentimiento de nostalgia, tan agarrado al corazón, como cuando el barco arriba a puerto para quedarse una buena temporada y los pasajeros están felices de haber llegado. Así también, los días de lluvia dejan una extraña estela gria, y un dejo de nostalgia en el aire. La humedad asciende poco a poco, con la marcha lenta y acompasada de una locomotora, e inunda cada rincón de este barrio, bastante seco todos los días. El período de tormentas se ha pasado. La humedad se mezcla con el naranja del atardecer y los recuerdos se dan la mano uno a uno, prometiendo volver, con el próximo temporal o con el próximo rojo del poniente.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
De ese mar celeste del cielo surcado por alegres formas de nubes blancas, nos da una alegría sana cuando vemos nubes caprichosas de forma y movimientos tratando de darnos mensajes cifrados que no interpretamos, y cansadas de esa falta de repuesta, el atardecer da la orden de retirarse para un regreso seguro. Esos cambios de colores; de luces; de formas; muchas veces son invadidas de nubes negras que anuncian lluvias y truenos, pero que en la quietud de la espera, una mansa llovizna nos trae nostalgias que suelen invadir la tranquilidad en la que nos sumimos para nuevamente seguir nuestro camino.
Felicitaciones Mercedes
Mercedes