Aquella mujer llamada Soledad
Publicado en Oct 09, 2009
La veía entrar a la biblioteca todas las tardes como a las cinco. Su ropa era muy estrafalaria, desentonaba con el ambiente universitario por lo cual mi mente se llenó de interrogaciones la primera vez que la descubrí. Esa tarde llevaba una mini falda negra con un sueter blanco y negro, una cartera de charol, unas medias negras de ballet llena de rotos por todas partes imitando a una artista mexicana de moda para esa época de apellido GloriaTrevi, que vestía como una hippie y se dejaba el pelo largo y alborotado. Cuando cantaba, se arrastraba por el piso gritando y logrando un performe que la hizo famosa. Esta mujer estaba tan confundida que se creía una Gloria Trevi.
Entraba al baño de damas y se pasaba como dos horas cantándo mirándose al espejo, con los ojos perdidos y sonreida como una tonta . Se limpiaba los dientes y con el peine se hacía unos bucles como las muñecas de porcelana con un poco de gelatina. Se pintaba los ojos con azul intenso y luego pintaba sus labios de rojo. Era todo un personaje y yo la estudiaba pensando en algún momento escribir su historia. Recuerdo que me puse a indagar sobre ella y me dijo uno de los bibliotecarios que había sido estudiante de humanidades en los años setenta, se había perdido con el uso de la marihuana y el alcohol. Se fue a vivir con un hombre que luego la abandonó cuando vio que ella era un caso perdido. No tenía ningún pariente. Vivir en ese estado indigente , la alejó de todas sus amistades ya que ellos la ignoraban cuando se acercaba. Fue duro para ella darse cuenta de que estaba perdida, pero no tenía la voluntad propia de alejarse y cada instante se acercaba más al abismo. No encontraba asideros , nada a que aferrarse, existir le daba lo mismo y caminaba como sonámbula por las calles de Río Piedras, donde la gente que la conocía le dejaba el lugar y no la miraban. Por las noches se escondía en el recinto de la Universidad hasta que oscurecía y en un banco de la escuela de música, se acostaba con la cabeza en la mochila y se arropaba con periódicos. Cuando amanecía se metía en los baños de la facultad de humanidades y allí se daba un bañito de gato, se cambiaba de ropa por otra menos sucia y seguía camino pidiendo para comer. Ya para ese tiempo mejoró su estado anímico y decidió de alguna forma dejar el vicio. Busco ayuda en narcóticos anónimos y le dieron la mano . Le buscaron un cuartito en un lugar para deambulantes y le dieron ropa, además ella comía todos los días en un comedor para deambulantes . Comenzó a visitar de nuevo la Universidad, porque ella pretendpia seguir estudiando pero era solo una utopia ya que no quedo del todo bien mentalmente, parece que las drogas le fundieron parte del cerebro. Ella insistía que iba a continuar estudiando aunque fuera de oyente en los salones de clases. En humanidades entraba a los salones vestida de esa forma estrafalaria y algunos profesores le permitían por pena y porque la conocian ,quedarse siempre que no interrumpiera las clases con comentarios y ella se sentía feliz. Según paso el tiempo, cambió poco a poco su vestuario se fue haciendo mas sobrio. Entonces ella ya se bañaba diariamente, se vestía propiamente y usaba perfume. La gente comenzo a darle cosas para su apartamentito como decía ella. Aquel cuarto de indigentes.También le daban comida y dinero para la guagua. Yo misma le lleve varias veces cantidad de ropa y zapatos que no usaba para que ella se vistiera mejor. Ella lo agradecía y siempre me comentaba que por las noches iba a Bellas Artes, a escuchar la sinfónica o ver alguna obra de teatro. Era una mujer muy inteligente y se expresaba muy bien pero al momento salía con un disparate. Parecía equizofrenica pues sus características encajaban con el diagnóstico de la enfermedad. No faltaba a la Universidad diariamente y el bibliotecario comenzó a prestarle libros, novelas , poesias e historia. Se sentaba en una esquina horas y horas hasta que daban las nueve de la noche y yo le decía que porque no se iba temprano , que si las guaguas la dejaban cerca de su casa en Santurce y ella me dijo que ella tomaba la última guagua. Ella pensaba en su mente enferma que podría regresar a los estudios pero eso solo estaba en su conciencia . Un día cuando llegué a la biblioteca el bibliotecario me dijo que ella había sufrido un accidente hacía una semana cruzando la avenida Ponce de León, la había atropellado un carro que se dio a la fuga. Allí la dejo tendida en la avenida y la llevaron inconciente al hospital. Luego de varios días ella se comunicó con Pedro a la biblioteca para que fuera a verla y le llevara alguna de sus pertenencias porque ella no podía irse de ese hospital por mucho tiempo. En el accidente se le habian roto los dos pies. La pobre sufrió mucho esos primeros meses, pues le hicieron varias operaciones y finalmente quedó paralitica de tanto tiempo en cama ,se le doblo un pie, de manera que ya no sería igual. Un día , le dije a Pedro el bibliotecario que iría con él, cuando el la fuera para llevarle algunas cosas. Fui en esa ocasión al hogar donde la tenían y ella estaba muy deprimida porque en su apartamento le habian votado todo ya que pensaban, que ella se habia ido a usar drogas de nuevo. Perdió todo otra vez, hasta sus documentos personales , entonces lloraba. Todavía está en ese hogar y yo la voy a ver a menudo, le doy ánimos porque me imagino que sería si yo estuviera en su lugar, invalida y sin poder hacer todo lo que hacía antes. Su vida aunque pobre estaba llena de entusiasmo, había recuperado su autoestima y estaba mejorando, tenía motivos para vivir . Este golpe la sumió de nuevo en una angustia y desesperanza.
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alma
doris melo
MAVAL
bien por entablar una mirada a la realidad...lo que preocupa y que somete a unos mas que otros en vicisitudes dolorosas...pero donde casi siempre hemos sido nosotros los causantes de nuestra propias desgracias o felicidades ... la vida tiembla por su riel y aquel que acompaña en este andar tiene doble mérito ya que de alguna manera haces que este mundo se conecte a lo bueno de esta vida...
mis respetos a vos....
elbi beatrz
Gracias por tu texto tan estremecedor y te doy mis estrellitas!
Besito enorme. Elbi
doris melo
JUAN CARLOS
Un abrazo enorme y mis besos..
Tu amigo ..Juan Carlos...