Celestino Gorostiza
Publicado en Oct 10, 2009
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Imagen y realidad del teatro en México Antonio Magaña Esquivel Instituto Nacional de Bellas Artes 2000 ESCENOLOGÍA Celestino Gorostiza (1904-1967) nació en Villahermosa, Tabasco ; cursó sus estudios, primero en el Instituto de Ciencias de Aguascalientes y luego en el Colegio Francés y en la Escuela Nacional Preparatoria, en la ciudad de México. No alcanzó ningún grado universitario. Con los años, le fueron impuestas las Palmas Académicas y elegido miembro de la Académica Mexicana de la Lengua. Desempeñó diversos cargos, fue secretario del Conservatorio Nacional, director artístico de la compañía de María Tereza Montoya y de la empresa cinematográfica CLASA, jefe del Departamento de Bellas Artes, después INBA; director del Instituto Cinematográfico de México, profesor de actuación y dirección en el Conservatorio y en la Escuela Teatral del INBA y jefe del Departamento de Teatro de la mencionada institución. Su amor hacia el teatro se manifestó como se ha visto primero como traductor en el Teatro de Ulises; después, ya desaparecido éste, como crítico en El Espectador. A finales de 1932, fundó el Teatro de Orientación tomando en nombre de la sala que ya existía en la Secretaría de Educación Pública; con ello logró madurar como director e iniciar su carrera del dramaturgo. En un principio, como autor dramático, ensayó la traducción de obras del gran teatro universal , en las que amplió su interés y educó su sensibilidad. En Ulises tradujo El tiempo es seño de Lenormand. En el Orientación, a tiempo que dirigía tradujo Donde está la cruz, de O´Neill; Intimidad, de Pellerín; Juan de la Luna, de Archard, y Lilion, de Molnar. Después, hizo traducciones para algún teatro comercial, entre otras Asis, de Lenormand, para María Tereza Montoya. A las traducciones sucedieron las obras originales. Después de El nuevo paraíso (1930), que no pasó de ser un ensayo dramático, estrenó con el Teatro de Orientación su comedia La escuela del amor, en 1933 y Ser o no ser, al año siguiente. De su primera obra en un acto, El nuevo paraíso, Xavier Villaurrutia había fijado su sentido experimental: El tiempo que trabajamos en el Teatro de Ulises fue de ascetismo, de entrenamiento deportivo. En silencio y con atención irónica, Celestino Gorostiza iba probando su espíritu dfe choque de las obras que ensayábamos. Cocteau, Vildrac, Lenormand, vinieron a se las paredes de su primer juego. La Escuela del amor apareció más lograda. Jorge Cuesta comentó al respecto: En esta obra el autor logra hacer una sutil obra de teatro con el teatro mismo; es el drama del teatro, el drama del drama lo que en esta pieza se debate. Gorostiza continuó esta línea de expresar en forma realista el fluir subconsciente de los personajes y las alternativas del tiempo físico y el tiempo síquico, según dijo el propio Cuesta: Ser o no ser se preocupa por demostrar, de acuerdo con Nietzche, que el interés del teatro está en el coro, y no en la vida de los personajes. En otras palabras, hace al público asistir directamente, no a lo que sus personajes son, sino a lo que los personajes piensan y sienten a causa de lo que son. Ya estimado como director y dramaturgo fue llamado para dirigir compañías profesionales; y más tarde fue requerido por el cine. Se alejó un tiempo del teatro. Su comedia Escombros del sueño (1938) se estrenó en San Luis Potosí antes que en la ciudad de México. Más tarde escribió argumentos y adaptaciones, entre otros los de las películas Refugiados en Madrid, La guerra de los pasteles, El indio, Naná; y aun llegó a encomendársele la dirección de algunas películas como Naná, Sinfonía de una vida y Ave de paso, así como varios documentales. La comedia El color de nuestra piel, que en 1952 estrenó en el Teatro Colón, en temporada profesional de la Unión Nacional de Autores, y que señaló su regreso al teatro, ganó ese año el Premio Ruiz de Alarcón de la Agrupación de Críticos de Teatro de México. Poco después plantearía con ironía catártica la figura de los recien llegados a la opulencia; es decir, aquellos nuevos ricos, como los de su comedia Columna social, que fue estrenada en el Teatro de la Comedia en abril de 1955. Una de sus últimas producciones fue el draqma histórico La leña verde, estrenado en el Teatro del Bosque el 30 de octubre de 1958, con el que cerró el Primer Festival Panamericano de Teatro que el propio Gorostiza organizó en su condición de jefe del Departamento de Teatro del INBA por esos años. Aun cuando siguió el procedimiento del historiador en lo que se refería a la autenticidad de su documentación acerca de los acontecimientos de la conquista de México, Celestino Gotrostiza pondría de su propia musa pulcritud, equilibrio y poder creativo en cuanto a los personajes de La leña verde, que fueron principalmente la Malinche y Hernán Cortés. Si en sus primeras obras Gorostiza ensayó ciertos recursos técnicos, conflictos de carácter intelectual, diálogo muy trabajado, todo lo cual acaso resultó algo impropio para el gran público por su atmosfera de abstracciones, las piezas de su segunda época como dramaturgo buscó ahondar en la realidad mexicana, con conciencia, riesgos y limitaciones de la escena; y ello con la idea de proponer alguna solución armónica al conflicto vital del mexicano y someter los elementos reales de su existencia y su ambiente a las normas de universalidad dramática. Como dramaturgo Gorostiza se distinguió por los elementos sicológicos que introdujo, por los temas de conciencia o de interpretación que enunciaba y que fueron como en Pirandello, un conflicto unilateral.
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