LAS AVENTURAS DEL PEQUEÑO ZORRO
Publicado en Oct 10, 2009
Una motocicleta se estaciona a la entrada de la casa, a la vez que se escucha un corneteo. El conductor baja del vehículo al encuentro del pequeño, que corre atropelladamente por el zaguán y se lanza a sus brazos, él lo atrapa en el aire apretujándolo contra su pecho. El pequeñuelo con cinco años de edad, era un chico muy vivaracho y tremendo.
_La bendición papa, dijo el niño. _Dios me lo bendiga. Ambos juguetean un rato, a la entrada de la casa. El taller de latonería, ubicado a escasos metros, llena de ruido el ambiente; se oyen martillazos, el chillido del metal bajo el disco de pulir, nuevamente otros martillazos, la lamina de acero que es lanzada al suelo, voces alteradas que se entremezclan en el pequeño espacio repleto de tarantines y peroles. _Mira, Carlitos quiere que le compres el disfraz del zorro, dijo la mamá desde la ventana del cuarto. Las fiestas carnestolendas 2008 entraban en rigor. Un gran desfile de carrozas y comparsas, amenizado con un concurso de bandas show, se celebraría dentro de tres días. Para él chico eran sus segundos carnavales, el año pasado lo habían disfrazado de diablito; sin él dar su opinión. Este año se enamoro del disfraz del zorro, al mirar la serie en formato DVD que su tía le compro en el mercado de los domingos. Eran las 3:30 de la tarde y padre e hijo se tomaron de la maño y salieron a comprar el disfraz. Toman el bus e inmediatamente el pequeño comienza canturrear una canción infantil que le enseño la maestra durante la semana. Halándole la camisa le dijo: _Vamos a cantarla; yo digo "Buenos días papá ¿como estás?" Tu dices, ¡Muy bien! yo digo "Hoy haremos lo posible, para hacernos más amigos, Buenos días papá ¿como estás?" Y tú dices ¡Muy bien! Los pasajeros contiguos ríen de la insistencia del niño por enseñarle el estribillo, que ambos terminan por tararear hasta llegar a la parada. La tienda estaba abarrotada de vestimenta de todos los personajes: Batman, Piloto de formula 1, del Santo, de Robín Hood, y otros tantos. Pero que va, el pequeño buscaba ansiosamente al zorro, "allá esta" dijo alborotando el ambiente con sus gritos... La muchacha que atiende se sonríe y se lo entrega gustosamente, y él lo toma entre sus brazos como si fuera un tesoro. _Gracias papa, le dijo rodeando el cuello con sus bracitos y besando su mejilla. Después de probárselo, lo compraron y salieron a merendar helado. Al atardecer llegaron a la casa. Carlitos encendió el alboroto, para enseñarle el disfraz a la mamá "Mira el disfraz que bonito es, pónmelo" le dijo. _ Si es muy bonito, respondió la mamá, vamos a probártelo. Entraron al cuarto y en breves segundos, salió como un relámpago. Con la capa al viento y la espada en la mano. El antifaz sobre la nariz y el sombrero de medio lado. Felizmente cantaba "Cuando sale la luna, aparece el bravo zorro, zorro, zorroooooo, la espada te veeencera.........." ¡Ven acá pequeño zorro, hay que ajustarte el disfraz! Exclamo el papá. Luego jugo un rato, con él, al espadachín. Después se monto en el corcel del cepillo de barrer de la abuela, por lo cual recibió una reprimenda. Luego en una de sus prácticas del manejo de la espada, recorto las ramas de una mata de Buenos días, que la anciana cuidaba celosamente. El padre trato de impedir tal acción, pero las manos del niño fueron muy rápidas. _ Tu abuela te va regañar de nuevo, le dijo guardándose las risas. _ Había que cortarlas, las ramas estaban grandes ja ja ja ja, alegó. La primita que jugaba con él, regreso con la abuela echándole el cuento. _ ¡Mira como cortaste la mata de buenos días! Yo sabía que algo dañarías. _ Ahora crecerá más bonita, ji ji ji ji, le dijo entre risas blandiendo la espada de plástico en el aire. La abuela iracunda, lo tomo del brazo diciéndole: "hasta aquí te llegaron tus aventuras de zorro, te vas a quitar ese disfraz". Le arrebato la espada, ante la mirada irascible del padre, que no podía hacer nada. El niño había cometido una travesura y tenia que pagar el castigo. No más zorro por ese día. Regreso con su carita triste, mientras su disfraz reposaba en un gancho dentro del escaparate a la espera de nuevas diabluras del pequeño. _ Mi abuela es mala, se parece al sargento García, ya me la pagara, sentencio molesto. Entre risas por la ocurrencia del pequeño, y sabiendo lo vieja gruñona que era su suegra, el padre le dijo: _ Respeta a tu abuela y deja de echarle a perder las cosas, por que te puede dar una tunda. Aquella noche bulliciosa se lleno de luces, música y fuegos artificiales. La apertura de las fiestas carnestolendas correspondía a la elección de la reina, amenizado por un grupo de regatón y otro grupo de Calipso del callao. La celebración se extendió hasta altas horas de la noche, con la algarabía de los universitarios terminando la fiesta en su residencias. Al día siguiente el padre regreso en la tardecita. "Como esta el pequeño zorro" pregunto. _ Juu, el pequeño zorro esta castigado por pegarle a la abuela, respondió la mamá. El padre preocupado volvió a preguntar. _ ¿Que hizo? Entre sonrisas le explicó: _Llegue del trabajo y me pidió que le pusiera el traje e inmediatamente se fue para la cocina y le dijo a la abuela "mira sargento García, toma por quitarme mi espada" le dio dos golpes por las piernas con la espada. Y se vino corriendo a mis brazos gritando "sálvame mamá". Ahora esta castigado y si se porta bien lo llevo al desfile mañana al mediodía. Ya un poco mas seria señalo "Eso para que aprenda" Ambos trabaron conversación durante un rato, y luego el niño salió a pasear con su progenitor al parque. En el camino diversos grupos de chiquilines hacían sus guerras de bombas, mientras otros grupos jugaban al carnaval lanzándose agua con tobos y ollas. Las calles, calientes por el sol ardiente, dispersaban el calor acumulado a través del líquido vital, del cual emanaban miles de góticas de agua, por efecto de la evaporación. Durante la travesía conversaron sobre el asunto ocurrido en la tarde. _ Eso le paso a mi abuela por quitarme mi espada, le dijo ¿mañana me lo voy a poner verdad? _ Si pero no mas peleas con tu abuela, lo prometes. _ Lo prometo, respondió. Llegaron al parque, y corrió a montarse en el columpio. Mientras el padre lo ayudaba agarrar vuelo, el niño entretejía en su precoz mente, las nuevas aventuras del pequeño zorro, apenas se colocara el disfraz al día siguiente.
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florencio
saludos paisano....
Alfonso Z P
disfraces a mis hijos para los carnavales.
Son los sueños de los niños, quieren personificar a sus héroes y son felices en
su inocencia.
Saludos: Alfonso