ltima oportunidad
Publicado en Sep 24, 2022
Un nubarrón enorme emerge desde el fondo de la pequeña casita en la parte más baja del pueblo. Miles de pájaros alborotados escapan dándole a aquel paraje un aspecto peculiar.
En el pueblo apenas quedan unas cuantas personas y algunos perros. «Pronto lloverá» piensa el viejo sentado junto a la puerta con el bastón al lado. Son las cuatro de la tarde y los perros se alborotan, ladran, aúllan... alguien viene... es raro ver visitantes por allí. Un hombre de aspecto cansado con una mochila al hombro aparece por el camino, salen varias personas a su encuentro gritando a los perros, se acercan para verlo más nadie pregunta nada, parecen desilusionados. El viejo también sale para ver al extraño y sin mediar palabras coge del brazo al joven y lo mete en el patio de su casa, que deja ver por todos los rincones el paso del tiempo, las paredes antes blancas y ahora atravesadas por el moho, grietas con moradores de ocho patas por doquier, hierba que brota hasta en el empedrado que lleva a la puerta de madera maciza y añeja que a las seis de la tarde se cierra cada día... El joven mira absorto el rostro del viejo, echa una mirada a su alrededor y ve la silla de madera descascarillada al lado de la puerta. Con los ojos tristes y desencantados el visitante dice "Te busqué en muchos sitios, nunca imaginé encontrarte así tan resignado" el viejo lo escudriña tratando de comprender lo que en aquel joven ve de familiar sin lograrlo. "¿No te acuerdas de mí? he venido a buscarte" sigue el joven, "nos vamos ahora mismo", "suelta el bastón, dónde vamos no lo necesitarás''. El viejo Mira esos ojos azules, intensos y al fin lo reconoce, suelta el bastón y le da un abrazo. Un profundo dolor con sabor a último higo del verano lo habita, una lágrima cae de su ojo derecho y la calma del llanto que vacía el pecho se apodera de él. Esa tarde oscura y particularmente amohosada con un estruendoso canturreo de pájaros por el camino solitario, desaparecen, el joven y el viejo. A lo lejos una silueta única se desdibuja...
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JUNTALETRAS
Escritura precisa, sóbria, me gusta...
"...Un profundo dolor con sabor a último higo del verano lo habita, una lágrima cae de su ojo derecho y la calma del llanto que vacía el pecho se apodera de él..."
¡¡Queeé bonito...!!
Saludos.
Maria celia Uruea
juan carlos reyes cruz
Buen relato y felicitación por mi parte.
Un abrazo
Maria celia Uruea
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Relato corto, con similitudes aquel libro de Rulfo “Pedro Páramo” cuando el hijo va en busca de su padre en un pueblo fantasma. Interesante tu relato y sobre todo ubicando ese rápido traslado del jóven al patio del tiempo. El reconocimiento emocionado de ambos y finalmente desaparecen por el camino como una sola figura
Felicitaciones María
Maria celia Uruea