ESPERANZA Y LITERATURA DE SALVACION
Publicado en Oct 15, 2009
Hace unos cuantos años, en un editorial de "Clarín", Ernesto Sábato expresaba que en una novela que nunca escribiría pensaba hablar de la esperanza. El tema sería sencillo: la historia de un carpintero viejo que vive sólo con su única nietita, enferma de leucemia, condenada a muerte. La sencillez de la historia permitiría apelar a la esperanza para abordar la problemática de la muerte; un libro final que pudiera sensibilizar la epidermis de los poderosos para hacerlos recapacitar siquiera un instante, imponiéndoles reflexionar sobre sus responsabilidades. Un libro que pudiera desmontar la mediocridad alienante que parece apoderarse de tantos espíritus creadores en un tiempo que no escatima recursos para favorecer el desencanto y perpetuar el dolor Que poderosa fuerza constituiría la aparición de un libro que se impusiera cuestionar la crueldad de algunas opciones, cuando por un lado nos ofrecen una bandera de rendición mientras que por el otro nos sonríe la posibilidad de una muerte segura como sinónimo de incertidumbre y desesperanza. Habrá quienes dirán que nos encontramos en presencia del mentado callejón sin salida, pero hay muchos que -para el asombro de los desmemoriados- prefieren apostar a un renacimiento: la literatura de salvación. Sábato nos habló de ella hace muchos años, cuando nuestra América Latina marchaba al compás de otros aires, más auténticos y románticos que los actuales posmodernos tan carentes de todo compromiso trascendente. Pero claro, se torna difícil y hasta heroico plantearnos una empresa de tamaña magnitud. Imaginemos el significado que tendría introducir una literatura de salvación en esta comprensión cultural de la esperanza vislumbrada desde el esquema de emergencia que hoy transita la Argentina. Podríamos comenzar por rasgarnos algunas vestiduras que nos han dañado para vestir las del paisano ignorado que llevamos dentro al cual muchas veces -como dijera Jauretche- le negamos el instrumental de la cultura adquirida. Estamos presenciando la oportunidad de sincerarnos y ejercer balances de cara a la gente. Hay viejos ejemplos que resurgen para orientar los rumbos como aquellas palabras de Homero Manzi quien antes que ser un hombre de letras prefería hacer letras para los hombres. La necesidad de rescatar esa literatura también está presente en el film de Eliseo Subiela "Ultimas imágenes del naufragio" donde el escritor protagonista es implorado por uno de los personajes a escribir para la gente común, para alimentar la esperanza y hacer posible esos sueños que la marginación y la injusticia sepultan en cada uno de esos náufragos anónimos condenados al olvido y la indiferencia; A escribir para desnudar el daño que le hacen a la vida cuando alientan el fracaso de millones de argentinos que a fuerza de paciencia continúan aguardando en la sala de espera un turno que nunca llega. Cruel suplicio el de escribir en un tiempo tan ingrato que se empeña en burlar las intenciones de los que aún conciben crear en lucidez. No ha de extrañarnos la animadversión de los que pronostican tormentas para rato. De todos modos, nos quedamos con la esperanza, aunque sea lo último que pretendan quebrarnos, porque si aún hemos de sufrir será porque la esperanza existe. Esperanza para un pueblo que pese a todo debe continuar protagonizando la historia y esperanza para insistir en una literatura de salvación que como señalara Sabato "...trate del hombre y su destino. Del sentido o sin sentido de su existencia. De la esperanza y la muerte. Grandes y permanentes temas metafísicos que hacen a la salvación de la criatura humana". La Argentina necesita rescatar esa literatura. Quizás entre todos podamos escribir esa novela que Sábato nunca escribirá. Jorge Dossi - 1990
Página 1 / 1
|
Jorge Dossi
Jorge Dossi
Un abrazo
Jorge
inocencio rex
un abrazo y avisa cuando publiques la respuesta de don ernesto sábato
Jorge Dossi
Mis cordiales saludos
Jorge