Hubo un tiempo, en el que pensaba porque pasábamos por situaciones difíciles de momentos que nos hacen sentir que no tenemos ningún sitio a donde ir, perdidos sin saber que hacer, como retomar nuestra vida y estabilidad sin perder en el intento.
Crecí leyendo historias de misterio, fantasía, de ciencia ficción. Todo lo que tuviera que ver con mundos distinto al nuestro. Donde la magia cobra vida, donde lo imposible parece posible. Muchas veces me vi reflejado en esos libros que leía o que yo era aquel personaje de aquella historia.
Era lo único que me mantenía entretenido. Meter la cabeza en los libros y olvidarme del mundo que había ahí afuera. Olvidar mis problemas, mi día a día. Pero un chico adolescente como yo, le atormentaban los miedos, la soledad. Con 17 años pasé por situaciones que otros adolescentes de mi edad todavía no habían vivido, no es común que tus padres mueran en un accidente sin saber cómo ocurrieron las cosas. Es un misterio todavía sin resolver. Hace 1 año de esto y para mí es como si fuera ayer, así lo recuerdo yo. A cada instante de mi existencia en esta tierra.
Mis padres, como para cualquier hijo era lo más sagrado que tenía, sin ellos me sentía muy solo, por más familia que tuviera al lado, ellos me hacían bastante falta. Sobre todo. Mi padre, era más que eso para mí. Era un buen amigo, siempre apoyándome en mis sueños, en mis ilusiones de chiquillo. Recuerdo que me decía… David, tú eres inteligente, puedes lograr todo lo que te propongas si le pones corazón y alma a las cosas. Por eso me motivaba a mí mismo hacer mejor cada día, porque él creía en mí por encima de todo y de todos. A él, le confesaba mis pensamientos, mis temores y debilidades. Ahora no sé cómo seguir adelante sin él en mi vida y sin mi madre. Todo se volvió oscuro. Como esas tormentas que invaden ese cielo azul limpio, con paisaje de nubes y ciertas formas graciosas que a veces se forman… se tiñeron de colores grises y apenas veías con claridad. Nada tenía sentido sin ellos en mi vida. Odiaba a dios por habérmelos arrebatado, odiaba la vida en sí.
Tuve que irme de mi casa a vivir con mis tíos. Y convivir con mis primos, del cual yo no tenía mucha afinidad con ellos. Pero eran los únicos familiares que me quedaban después de la muerte de mis padres. La casa la pusimos en venta y todo lo demás se guardó. (Pertenencias, ropa y de más cosas). Mis tíos me querían mucho, ellos también sufrieron por la pérdida de mis padres y no es para menos, ya que mi tío <<PHILIP>>, ERA HERMANO DE MI PADRE. Y ellos eran muy unidos.
Me mudé a las afueras de Oregón, (PORTLAND). Aquí, en este lugar comienza mi nueva historia. Llenar mi memoria con otros recuerdos nuevos, otras vivencias…una nueva vida llena de misterios, verdades, secretos ocultos del pasado y el presente de esta.
La nueva vida de David estaba a punto de comenzar. – Pensé yo en mi subconsciente. Sin saber el viaje que me esperaba en este nuevo rumbo. Donde todo iba a dar un vuelco inesperado.
1
Llegué a donde iba hacer mi nuevo hogar. Dónde viviría mis próximos años hasta que acabe la universidad y me gradúe, como todo un <<hombre>>. -Así decía mi padre.
La casa era un tanto siniestra, de esas que salen en las películas de terror que vemos en la televisión (EN LA PANTALLA CHICA, UNA WOODGRAIN 1980” HANGAR). Estaba rodeada de árboles y la pintura estaba deteriorada, era una casa vieja, pero mi tío no quería tocarla, era de mis abuelos la herencia también de mi padre. Pero en su momento, mi padre quería que su hermano se quedara con la casa ya que él era más del campo y mi viejo de ciudad y por lo cual quería conservarla así.
Tenía cuatro plantas, pasillos largos y estrechos con muchos cuadros colgados en las paredes, que se notaban que tenía un cierto vinilo por encima. Cierta decoración a la antigua. Un decorado de la época de antes…pero como dije, quería conservarla tal cual estaba sin cambiar ni un trozo de papel, aunque se levantara de la humedad o viejo al pasar de los años. Algo normal cuando son años sin tocar y sin hacer una sola reforma de las instalaciones de la casa. No comparto cierto amor por conservar una casa que estaba pidiendo agritos una manita de gato, pero yo no era quién para decir nada, ya que solo era un adolescente que todavía no cumplía su mayoría de edad y ciertas cosas que un chiquillo no debe de meterse. Así que pase del tema.
En el tercer piso se encontraban las habitaciones, cada una con un baño dentro del cuarto. Yo era solitario. Así que me cogí el cuarto de al fondo, alejado del resto y me instalé rápidamente. Mi primo Steven, estaba en la planta de abajo viendo televisión. Y mi prima Olivia, escuchando música con su (WALKMAN). Salí a tomar un respiro a la parte de atrás de la estancia, quería recorrer un poco el terreno y coger aire. Tenía que asimilar todo lo que me estaba sucediendo y lo que vendría ahora con este nuevo comienzo. Así que después de caminar un rato me encontré con un pozo rodeado de piedras y piso asfaltado ya deteriorado como viejo del tiempo que llevaba ahí cómo la casa de mis tíos, buenos de mis abuelos paternos. En esta casa todo se conservaba así. Pasado cinco minutos más o menos, me encontré con una llave vieja bastante sucia. Como oxidada, supongo del tiempo que llevaba esa llave ahí tirada. A simple vista se veía que era de bronce.
– Me preguntaba, ¿Qué hacía esa llave ahí? será de una puerta…. Es lo más
lógico que se te pasa por la mente, desde el primer momento que tomas el
contacto con ella. O tal vez sea de una caja fuerte, un joyero o hasta de un
armario…quien sabe. todo aquí era raro, viejo, no me extrañaría que llevara ahí una década.
Bueno me la guardé en el bolsillo y volví a la estancia. Mi tía estaba empezando a preparar la cena, me dijo que me lavara las manos y me pusiera cómodo. Subí a mi habitación a ducharme y cambiarme… pero antes de eso, cogí la llave del bolsillo de mi pantalón que me había encontrado allá afuera en el pozo. Y la guardé en una caja que mi padre me había regalado una vez para mi cumpleaños, donde guardaba los relojes que cada año para esas fechas me regalaba.
– ¡Qué recuerdos! Me trajo abrir esa caja. Me vino a la mente que iba a pasar ahora que mi padre ya no está. - Quién me regalaría ahora para la fecha de mi cumpleaños un reloj como hacía mi padre cada año. O si se acordasen de regalarme algo.
No era que me importase mucho la verdad… no soy un chico caprichoso o vanidoso que quería que le regalen cosas caras. Si no que mi padre, sabía que para mí los relojes son como un obsequio, algo como una colección. – Me gustaba admirarlos, verlos de cerca, cualquier tipo. También los antiguos. (con cadena de bolsillo, como la época de antes) era un hábito que tenía yo.
Para muchos, puede ser una tontería. No tiene nada de raro que alguien coleccione relojes antiguos, modernos o de la época; o usarlos en la muñeca como habitualmente hace el resto de las personas. Pero que un adolescente como yo con 17 años tenga esa afición por ello, si era poco común. Algunos tienen otras críticas de los adolescentes, como es habitual los chicos de hoy se preocupan más por salir a divertirse con los amigos, hacer fiestas, meterse en líos o algunos sin estudiar y andar de vagos por ahí.
– yo me divertía también como cualquiera de ellos, pero con más cabeza. Mi prioridad era tener algo por el que luchar en este mundo, tener algo digno para poder formar una familia. En fin, creo que no es raro pensar así. Cada uno tiene una manera de ver las cosas, yo las veía así. Mis padres me enseñaron tener aspiraciones en la vida y aunque no quita el divertirse, también hay cosas que son importante para llevar una vida equilibrada.
Bajé a cenar. La verdad que la comida tenía buena pinta se notaba que mi tía quería causarme buena impresión por ser la primera noche en esta casa. Se veía que lo hacía para que yo me sintiera cómodo. Porque a partir de ahora ese sería mi hogar por mucho tiempo. En medio de la cena mis primos (STEVEN Y OLIVIA) me preguntaron:
–¿Cómo te sientes en tu nuevo hogar)? – yo les contesté: que estaba bien, que me acostumbraría pronto… se respiraba tranquilidad y paz, bastante distinto de lo que era la ciudad, la verdad.
Los dos me contestaron que se alegraban de que me encontrase bien y que no estuviera deprimido por haber cambiado mi vida de ciudad por ir a vivir a las afueras a un campo, alejado de mis amigos, del ruido de los autos a todas horas y el caos que tiene el vivir en el centro, rodeado de edificios y tantos centros comerciales. Sus intenciones eran buenas conmigo, era de verse que querían que me integrara más rápido a la familia y a la vida aquí en (PORTLAND). Y que no me sintiera solo y triste por la pérdida de mis padres.
Aunque he de decir, que los extraño mucho y que sin ellos ya nada es igual, me sentía aliviado de poder contar con ellos y tener a mi lado la poca familia que me quedaba. No es fácil salir de esto solo y a veces necesitas saber que puedes contar con alguien.
Terminé de cenar. Me fui a lavar los dientes y acostarme a leer un libro de esos que me gustan tanto. De misterio. Al cabo de un rato, se me cerraban los ojos. Había sido un día demasiado largo y ya el cansancio se notaba. Así que apagué la lámpara y me acosté a dormir tapado hasta arriba, como si estuviera (en la nieve y estuviésemos a menos tres grados). No estaba acostumbrado a tanto frío, supongo que ya me acostumbraré también al clima. En fin, cerré mis ojos y me quedé completamente dormido.
(3:00h) de la mañana. Escuché un ruido, rápidamente mi cuerpo se inclinó hacia adelante quedándome sentado en la cama. Fue como si mi cuerpo le mandara señal a mi cerebro y este reaccionara de una manera brusca respondiendo a dicha señal…sucesivamente me puse en pie, poniéndome las zapatillas y a buscar un abrigo para salir de la habitación. El ruido venía de arriba del desván, ¿Qué habrá sido? -. Dije yo preguntándome si a lo mejor ese ruido fueran ratas o algún otro bicho. No era raro ya que estábamos en medio de la nada rodeado de fauna y esto era una casa ya bastante vieja, pensar en eso no era extraño. Fui a por una linterna por si arriba no hubiera luz, cerré la puerta, sin hacer ningún tipo ruido, para no despertar a nadie, era tarde… subí las escaleras despacito no sabía que podía encontrarme allí arriba. Cuando entré aparentemente no había nada extraño ni siquiera ratas. Empecé a recorrer cada rincón del desván buscando algo que explicara aquel ruido extraño que escuché cuando estaba yo en un sueño profundo. Pero no encontré nada, así que investigué un poco por el lugar y vi muchos libros y retales de periódicos viejos de hace años. Pero uno que me llamó mucho la atención fue uno del año 90 con una fotografía del accidente de mis padres, sus nombres en primera plana. Supongo que mis tíos guardaron todo arriba para no recordar el suceso trágico o que yo no lo viera. Me senté en una esquina y me puse a leer la nota. Ahí ponía lo que hasta ahora yo había dicho no hay explicación para tal accidente y tanto misterio. Puede que se me olvidara mencionar que los cuerpos de mis padres nunca fueron encontrados en dicho accidente. Por eso es la sensación de vació que siento de no poder saber la verdad o quien fue el culpable de dicho suceso, si tal vez fue provocado y el machaque emocional que en mí provoca no poder haberles dado el funeral que se merecían.
Me sentía culpable de no haber hecho nada por ellos, pero que podía hacer un chaval de 16 años cuando esto ocurrió. Nada. Pues sí lleváis razón, no podía hacer nada. Nadie me haría caso, pero yo presentía que en todo esto había algo raro y que tendría que descubrir el que de lo que pasó aquel día del 28 de noviembre de aquella tarde lluviosa de 1989. Al cabo de un rato escuché un ruido que venía de uno de los cajones de un mueble viejo y arrimado en una esquina lleno de cajas encima. El cajón empezaba a moverse como si hubiera algo dentro o alguien estuviera intentando abrirlo. Era una sensación inquietante y totalmente extraña que yo mismo pensé que estaba soñando. Era un hecho inexplicable. Me acerqué despacio y con mucha cautela, pues no sabía que podía salir de dicho cajón viejo y deteriorado que de seguro llevaba años ahí sin ser utilizado o reformado. Con la linterna en la mano y la otra sujetando el asa del cajón. Empecé abrir despacio y lo que vi ahí, fue una especie de luz reflectante iluminando mi cara, especialmente a mis ojos dejándolos sin poder ver nada. Cuando aparté la vista del interior del cajón dejó de brillar. Entonces miré de vuelta y ahí había una llave de color negra igual que la que encontré en el pozo. Era surrealista. No daba crédito lo que yo está viendo. Más bien viviendo en ese instante. Todo fue un cúmulo de emociones extrañas primero el ruido, luego subir, y ver la noticia de mis padres sin explicación a lo sucedido y luego ese ruido otra vez y encontrar una llave igual que la que encontré en el pozo. Estaba muy cansado, así que salí del desván y me fui a mi cuarto con la llave y la noticia de mis padres. Mañana sería otro día para hacerme tantas preguntas, bueno dentro de muy poco amanecería… me volví acostar en mi cama, antes guardé la llave en la caja junto con la otra que había encontrado y luego cerré mis ojos de vuelta hasta desmayarme del cansancio que tenía encima.
–¡Tock, tock! – Tocan en la puerta.
– Adelante, - ¿Pasó algo? Dije yo todavía un poco zumbado.
– Primo, mi madre que bajes a desayunar. – parece que se te pegaron las sábanas, es tarde. Son las 10 de la mañana. Te esperamos abajo. No tardes.
Me levanté rápidamente de la cama y me dirigí al cuarto de baño para meterme una ducha, me vestí y bajé a desayunar. Mis tíos me preguntaron si algo había sucedido o si estaba cansado, por lo cual me había levantado tan tarde. – les dije que sí. Que estaba bastante cansado, que ayer había sido un día muy ajetreado para mí y que sentía pesadez en los ojos. Por lo que por eso me levanté tarde sin ni siquiera haber puesto el despertador.
– Me dijeron que era algo normal. Del trayecto del viaje, e instalarme en la casa y de más era algo por lo cual entendían que estuviera tan cansado.
Me levanté de la mesa. Y me dirigí a lavarme los dientes. – cogí las llaves que había encontrado a noche y la otra del pozo de la caja que había utilizado para meter los relojes. Me fui para el jardín, a dar una vuelta para pensar tomar aire no sé yo. Algo que me explicara para que servían esas llaves. – ¿Qué habría? … una puerta, un armario, una caja. – ¿Qué? Volví a preguntarme. Varias veces lo mismo para buscar respuestas, pero no llegaba a ninguna conclusión. Y la cabeza ya no me daba para más. Así que me fui a mi cuarto y me puse a buscar por internet algo que me diera una pista de esas llaves. Cualquier indicio de algo, una pista…. Al cabo de un rato no encontré nada interesante que tuviera que ver con esas malditas llaves.
Así que le dije a mi tío que iba a salir para el pueblo, en busca de unos libros que me hacían falta para estudiar. Me dijo que, sin problema, que si quería me podía llevar el mismo ya que tenía que hacer unas cosas por allá. – Le dije que sí. Una vez llegamos al pueblo me dirigí a una tienda de antigüedades que había con un letrero puesto en la puerta que decía (AQUÍ ENCONTRÁS LO QUE DESEAS). Me pareció muy curioso el mensaje que transmitía así que no me lo pensé para entrar, ya que necesitaba respuestas de esas llaves que había encontrado y que son bastante antiguas. Por ahí, ellos me podían ayudar o decir algo de ellas o si hay más como esas y para qué sirven o que habría. Cuando entré no veía a nadie detrás del mostrador. – Empecé a decir si había alguien por ahí, pero nadie contestó. Me puse a ver las cosas que había en los estantes. Había cosas muy interesantes. De repente… sentí un toque en el hombro, y cuando me di la vuelta era una anciana con pelo largo canoso, un poco estropeado y tenía las pintas de una película de terror. La verdad que me asustó un poco ver a esa pobre anciana. Se notaba en su rostro que la vida no la había tratado tan bien. – Me preguntó, que si necesitaba algo a lo cual yo le contesté que tenía algo para mostrar y que venía en busca de respuesta o algo que me ayudara a entender que eran esas llaves. No quise ocultar nada. Por lo cual le comenté lo que me había sucedido con unas de las llaves que había encontrado en aquel cajón. La anciana no se asombró de lo que le había dicho ni me trató como un loco que ve cosas donde no las hay cuando le mostré dicha llave. – Bueno no sé, pensé que a lo mejor se echaría a reír o algo. Su expresión cada vez me daba más miedo o estaba quedándose conmigo o esa anciana realmente sabía algo más. Lo otro podría ser que estuviera mal de la cabeza.
– ¡donde en contrastes esas llaves! – dice la anciana como enfurecida.
– Las encontré en la casa en la que vivo ahora. – una estaba al lado de un pozo de piedras, y la otra estaba dentro de un cajón. Era la casa de mis abuelos paternos y cuando ellos murieron la herencia familiar << la casa >>. Pasó a manos de sus hijos y mi padre se la dejó a mi tío Philips, ya que nosotros éramos más de ciudad. Pero desde que mis padres murieron en un accidente de coche tuve que volver aquí ya que son los únicos familiares que me quedan. Y después desde el primer día me encuentro con estas dos llaves que por alguna razón las encontré o quisieron llegar a mí.
– ¿Cómo se apellidan tus padres? –dijo ella, se le notaba algo nerviosa. Se apellidan (ANTHONYSON AJAX). De repente la anciana me devolvió las llaves y me dijo que me fuera de aquí y que no volviera buscando respuestas porque no estaba dispuesta a pasar por lo mismo de vuelta. Me llevo casi arrastra hasta la puerta y colocó el cartel de cerrado y las persianas las bajó. No entendía nada, no llegó a decirme ni una sola palabra. Desde el momento que solté por la boca el apellido de mi familia. Esa anciana se transformó. Y me echó del establecimiento.
De camino a casa no entendía por qué fue su reacción de aquella pobre anciana ante el apellido de mis padres. Quería saber el porqué, pero algo si les aseguro. Volveré a buscarla, aunque me haya dicho que no volviera por ahí. Yo necesitaba respuestas y ella me quedaba más que claro que sabe mucho más de lo que dice. Su expresión de su cara me lo decía con certeza…tenía que volver a ese lugar.
Mi tío me preguntó si me había ido bien buscando lo que necesitaba para estudiar. Si en realidad le contaba a lo que en verdad fui al pueblo… tal vez me dice que estoy loco o que porque le mentí. Tal vez le cuente, pero no ahora hasta que no sepa que es lo que la anciana esconde y para qué sirven esas llaves, creo que no es conveniente que todavía diga nada de lo que me ha pasado desde que llegué aquí. Por ahí ellos, no tengan ni idea de que había dos llaves en la estancia de la casa. O sí. Pero como dije de momento me mantengo en vilo. Cuando llegamos a casa, me dirigí a mi habitación. No paraba de darle vueltas a la cabeza a lo que pasó en la tienda de antigüedades. Era algo raro y extraño sin explicación. Bueno. Si la había, por lo menos eso percibí de ella. De la (anciana). PERO POR ALGUNA RAZÓN ELLA SE ASUSTÓ. No quiso decir ni una palabra, creo que algo le perturbaba en la cabeza o algo que dije yo. Lo descubriré, necesito saber qué es lo que calla y oculta y a que le teme.
Tiempo después llegó a mi mente una idea. – ¿Por qué no vuelvo al desván?, a ver si encuentro algo más o quizás otra llave que esté ahí esperando hacer encontrada como las demás. –No me lo pensé dos veces así que terminé dirigiéndome al desván. Era de día, esta vez la linterna no hacía falta. Empecé a buscar por todo el lugar en busca de algo y de repente me doy cuenta de que donde estoy pisando suena como hueco. Es decir, ese recuadro de madera crujía, como si estuviera suelto y me fuera a caer. Y me puse de rodillas con las manos apoyadas en el piso y la cabeza con la oreja pegada en él, para escuchar mejor. Nada sonaba ahí debajo…pero me di cuenta de que había como un agujero para meter una llave, y pensé que alguna de las llaves que yo tenía podría ser que abriera esa trampilla.
Bajé para mi cuarto a buscar la caja donde las tenía guardas. Y volví a subir, estaba desesperado por probar una de las llaves a ver si servía y que había debajo de esa trampilla. Sentía adrenalina en mi cuerpo, como si estuviera corriendo un maratón o algo así. Probé una de las llaves; bueno, eran dos, solo las que tenía, así que no sería difícil de averiguar cuál de las dos sería la correcta para abrir la trampilla o ninguna fuera la correcta.
Saqué la llave negra metalizada y probé suerte… (unos segundos después). La llave dio un giro y se abrió. Había que bajar una escalera, pero tenía una luz no muy brillante y tiré de la cadena que tienen esas bombillas para encender y apagar; como de costumbre, típico de una casa ya vieja. Me dispuse abajar las escaleras y cuando llegué al último escalón, me di cuenta de que un pasillo largo me esperaba por recorrer para llegar a encontrar cualquier cosa que me ayudara a buscar respuesta de algo que ni yo mismo sabía que estaba buscando. Cuando llevaba ya un rato caminando me encontré con dos direcciones diferentes: derecha e izquierda. Así que elegí al azar; pues tarde o temprano tendría que averiguar que había en el otro camino.
STELLA.BLU