El desvergonzado patea constantemente la inteligencia social enfatizando de esa manera la descalificación de quienes no coinciden con él y justificando su proceder en lo que sus críticos hicieron o no hicieron en el pasado. 
 
Ser rencoroso, cínico y desvergonzado reditúa al tirano. Le facilita convertir en enemigos colectivos a quienes osan criticarlo o abiertamente dicen no estar con él. Exponerlos constantemente le ayuda a distribuir su enemistad y su odio. Sin embargo, el tirano aparenta ser considerado, porque en sus peroratas se refiere a ellos como adversarios, porque sabe  que llamarlos enemigos, evidenciaría su desprecio. Sin embargo, al mencionarlos, los llena de tantos calificativos que, sin proponérselo, deja claro que sus adversarios son un peligro inminente para él. 
 
En una sociedad tiránica, el que se posiciona real o supuestamente como enemigo del sátrapa es hombre muerto, social o físicamente. Lo ideal para el dictador es que aparezcan ambos estados. Muerto físicamente, se acaba la rabia. Muerto socialmente, elimina de tajo la posibilidad de que se convierta en un mártir, pero si tuviera que elegir una, prefiere matarlo socialmente.
 
Este fin de semana triunfó la desvergüenza en México, esta se quedará por siempre, por lo menos por "mi siempre", porque estoy seguro que no veré su final y en este momento, realmente, no me interesa. 
 
El triunfo de los autoritarios ha sido total. El desvergonzado ahora tiene carta abierta para moldear el país a su antojo. Para los más jóvenes, aunque en este momento ni siquiera lo imaginen, la decisión de la mayoría fulminó la posibilidad de progreso, de las recompensas por el trabajo de calidad, la posibilidad de soñar y lo más importante, terminó con las opciones para avanzar y hacer realidad ese bendito sueño. Hoy sólo tendrán la oferta de un tirano y la premisa  "Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen.", está más vigente que nunca.
 
El desvergonzado ganó y se aprovechará de una sociedad ignorante, conformista fácil de manipular. El atraso será una constante en un mundo que evoluciona y se transforma todos los días. México permanecerá en la retaguardia del progreso, porque el desarrollo es para los neoliberales.
 
Se acabó México. Duró muy poco el avance logrado, pero tengan la seguridad que con su voto mayoritario, en pocos meses ya no quedará nada.