Un clsico
Publicado en Oct 17, 2009
Laura es cuyana, amplia, tiene una calidez natural y unos pechos redondos y enormes que da gusto verlos y más gusto daría tocarlos. Confieso que aún no lo he hecho pero aspiro algún día a ese prodigio. Laura estudia turismo, y tiene un espacio en el mesinyer donde cuelga sus fotos. Así se la ve posando a orillas de un arroyo, en el sur, haciendo morisquetas a la cámara con los cerros detrás, otra más con el sol de la tarde anaranjándole el perfil, y así otras muchas. Laura me dice "ya vuelvo", y quien sabe donde estará, haciendo qué, a mil kilómetros de donde estoy, mientras espero el sonidito inconfundible de respuesta, y quizás la imagen de sus pechos enormes y redondos se vayan esfumando momentáneamente de mi memoria, y me vaya acordando de Maradona, de Messi, de Mascherano y del partido de la selección, que en un ratito está por empezar y va a ser una fiesta del fútbol, como dirían los viejos cronistas clásicos. Porque se juega contra la celeste, se dirime en el viejo clásico del plata quien saca pasaje directo a Sudáfrica, quién se va al repechaje ó, en el peor de los casos, quien se queda viendo el mundial por la tele desde sudamérica. Argentina viene implorando otro milagro y Uruguay con el ánimo en alza por el buen juego colectivo que demostró en el partido anterior. Y empieza el partido, y los primeros quince minutos, salvo un par de arremetidas charrúas en arco argentino, son el cortometraje de lo que se viene para el resto del partido: se juega tocando a lo ancho en un radio de 25 metros por lado desde mitad de cancha, se acumulan los fules tácticos, se procura la ventaja con pelota detenida, no hay coordinación en ataque y varios apuros en defensa. Un típico clásico entre estas dos selecciones, sumadas a sus respectivos apremios y a las marcadas limitaciones que vienen demostrando en los últimos tiempos. Y así se van al vestuario. El segundo tiempo es más de lo mismo, salvo por la noticia del gol de chile en la garganta de los hinchas celestes y el gol de Bolatti que no modifica sustancialmente la suerte de los dos países. Argentina clasificada, Uruguay al repechaje, Maradona y el doctor Bilardo, fundidos en un abrazo lacrimógeno, la voz de Lemme, uno de sus colaboradores, gritando "hablen ahora, putos", el mismo Diego, diciéndole al narigón, "ahora que la mamen, Carlos", Bilardo llevándolo a saludar a "la gente", y tumultos, y flashes de los fotógrafos como disparos en medio de una noche cerrada, y todo el grupo como un manojo de desahogo y un racimo de ofrendas. La conferencia de Maradona, volviendo a la carga contra los periodistas con las ideas felatorias, y después el micro que se va, con el DT esta vez haciendo los gestos que minutos antes pronunciaba en palabras. La reacción en cadena de los medios de prensa de todos los canales, las tapas de los diarios del día siguiente, las declaraciones de Grondona sobre el asunto, más tarde el comunicado de Blatter sobre las medidas disciplinarias. Los paños fríos de la mayoría de los jugadores. Las conjeturas. Las interminables parrafadas y charlatanadas de cientos de idiotas con título de periodistas deportivos, de algunos pocos sensatos (muchos de estos ex jugadores devenidos en panelistas). El planeta Maradona, siempre. ¿Por qué se escandalizan, conociendo a Diego? ¿O solo es parte de la comedia? ¿Algún otro entrenador les daría tanto de qué hablar? A mi memoria vuelve la frase adivina de un trapo que hinchas sensibles colgaban con insistencia devota en un codo de la cancha de River en los partidos de aquella gran selección fracasada: "Bielsa, el tiempo te dará la razón".
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Matteo Edessa
Diego
Diego
Respuesta a inocencio: Quien puede le pone el pecho a tanta critica deportiva.
Respuesta a Mateo: Gracias, aunque también puede que sea la cristalina mirada de un ciego.
Saludos a todos.
Enrique Dintrans Alarcn
Muy entretenido tu relato. Está genial. Me he divertido leyéndolo. Ustedes tienen al Gran Maradona, en Chile estamos felices con Bielsa.
Saludos
Matteo Edessa
inocencio rex
un abrazo