ALFONSIN Y LA GENERACION DEL 83 -
Publicado en Oct 30, 2009
Una generación emergió de la larga noche sabiendo que los días por venir tendrían que alumbrar proyectos nuevos. Había que apostar otra vez, con la inteligencia disponible a una reconstrucción de ideas y valores salvajemente violentados. Había que festejar con toda la fuerza contenida pero sabiendo que los desafíos eran inmensos. Quienes en 1983 militábamos en el peronismo y creíamos en esa reconstrucción de ideas y valores fuimos sorprendidos por aquel liderazgo fulgurante y en verdad, nos costo mucho digerir la derrota cuyas causas no viene a cuento analizar aquí. Alfonsín no era una voz nueva que asomaba a la política nacional pero su capacidad para interpretar fielmente los sueños y anhelos de aquella sociedad silenciada y ninguneada por la soberbia dictatorial, cristalizaron en aquel triunfo cuya consigna "Somos la vida" no hizo mas que resignificar la importancia de afirmar ese preciado valor que clamaba imperiosamente un cuerpo social que despertaba después de una larga noche. La madurez popular para interpretar el desarrollo del proceso histórico argentino pos-dictadura se manifestó en 1983 a través de la opción por el radicalismo y concitó una fervorosa adhesión a quien supo transmitir con su discurso, las aspiraciones de máxima que la sociedad exigía entonces: democracia, paz y libertad. Una ecuación de imposible resolución por el peronismo que inmerso en profundas luchas internas no sólo extravió el sentido de su horizonte histórico sino que hizo gala de actitudes y comportamientos ligados al odio, la violencia y el resentimiento expresando así la continuidad de aquello que se intentaba abandonar. Por primera vez, desde su advenimiento, el peronismo fue derrotado en elecciones libres y transparentes. La restauración democrática entusiasmo a la sociedad quien creyó ver inaugurado un ciclo de reconstrucción de las ideas, un retorno al debate franco y sincero, despojado de los extremos a los que el propio peronismo acudió para abusar e imponer su lectura de la historia. Estábamos en presencia de un líder, aunque no nos gustara y no fuera el nuestro. Luego comprendimos que la oferta electoral que el peronismo había propuesto a la gente distaba mucho de ser la mejor y que posiblemente -en caso de haber triunfado- con aquella dirigencia no hubiéramos respirado el aire que tanto necesitábamos. Esto lo percibió el último caudillo radical, y aunque todo lo que ocurrió luego es materia opinable y sujeta a debate, no puede soslayarse la valentía histórica de haber decidido el juzgamiento de las Juntas Militares Las defecciones que muchos le enrostramos en los episodios de Semana Santa y Monte Caseros así como su presencia en el balcón de la casa rosada , frente a la multitud, trayendo el mensaje tranquilizador de que la casa estaba en orden, fueron los primeros síntomas de debilidad que advertimos, síntomas que luego se corporizaron en las leyes de punto final y obediencia debida, arrancadas a la incipiente democracia por los fuertes vestigios del poder militar que no resignaba su influencia en las sombras. Era mucho para una democracia en pañales y poco para la dimensión que iba adquiriendo el genocidio perpetrado por la dictadura militar en la conciencia histórica de los argentinos. Faltaba y aun hoy falta sacar tanta mugre debajo de la alfombra que el abordaje inicial de su gobierno en la temática sobre derechos humanos fue de todos modos auspicioso. Vendrian años más tarde, la resignación de su mandato motivado por la hiperinflación, los saqueos y un mundo que comenzaba a mecerse en nuevas corrientes y teorías que pregonaban la muerte de las ideologías sirviendo de apoyatura a la irrupción de un pensamiento único al que se adaptaría gustoso y servil su sucesor. El Pacto de Olivos en 1994 sin lugar a dudas fue una claudicación enorme. Aquel acuerdo defraudó el crecimiento de la madurez cívica. En aquellas conversaciones secretas, Alfonsin y Menem procuraron canalizar sus intereses: Menem aspiraba a continuar en el poder en tanto que Alfonsín, conciente de que era imposible impedir esa continuidad, pretendía limitarlo. Quizás hoy puedan abordarse desde diversas ópticas y lecturas las consecuencias derivadas del pacto para detenerse en el estudio de las influencias que los liderazgos carismáticos han legado a la experiencia democrática abierta en 1983. Alfonsin fue un político de raza, orador impecable, polemista visceral, formador de cuadros y, en estas virtudes que conforman la construcción del liderazgo es donde sus seguidores, supieron encontrar un espejo en el cual mirarse y descubrir también que los defectos o cuestionamientos de los que pudo ser objeto eran tan humanos como necesarios. Es muy bueno para la salud de nuestra democracia que, pese a no compartir o profesar las mismas ideas políticas podamos reconocernos en el disenso sin el cual no existirían los consensos que las enriquecen Alguna vez, quien fuera su principal adversario interno en la Unión Cívica Radical, el Dr. Ricardo Balbín, en oportunidad de despedir los restos de un viejo adversario: Juan Domingo Perón, resumió brevemente la trascendencia que adquieren los hombres y el acompañamiento que reciben cuando han sabido interpretar los sueños y anhelos de su pueblo. Decía entonces el Dr. Balbín que "Frente a los grandes muertos..., frente a los grandes muertos tenemos que olvidar todo lo que fue error, todo cuanto en otras épocas puede ponernos en las divergencias y en las distancias, pero cuando están los argentinos frente a un muerto ilustre, tiene que estar alejada la hipocresía y la especulación para decir en profundidad lo que sentimos y lo que tenemos. Los grandes muertos siempre dejan el mensaje". Los agoreros de la democracia no dejan de vociferar sobre el fracaso general que asestaron a la generación anterior al golpe de estado de 1976 Afirman que ese fracaso esta a la vista en la generación que la sobrevino. Hablan de una juventud más calmada y menos revolucionaria; más anquilosada y menos participativa; más inteligente y menos comprometida. Por supuesto que sobre ello existen varias lecturas y es muy posible que no todos coincidamos, pero en la soledad y el martirio de estos tiempos se están gestando silenciosamente los testimonios de una generación que no pasará desapercibida. Los homenajes pasan pero el legado queda y la generación del 83 ha tenido la suerte de vivenciar el sistema democrático como ninguna. De ahí que su aprendizaje en el compromiso con la gobernabilidad y las instituciones adquiera un significado mayor posibilitando que la vieja consigna de una democracia sin hambre, con salud y educación deje de ser una mera consigna y se transforme en una realidad efectiva como seguramente quería Raúl Alfonsin Jorge Dossi - Abril 2009
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Jorge Dossi
Mi afecto para vos.
Jorge
Jorge Dossi
Atentos saludos
Jorge Dossi
elbi beatrz
Mi admiración y te llevo a favoritos.
Beso grande
Elbi
Matteo Edessa
un abrazo >Jorge!!!
Matteo Edessa