CARTA LA PATRÓN
Publicado en Nov 01, 2009
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Carta al Patrón (I)
 
Desde el obraje maderero,
de la selva, el corazón
escribió un mensú
esta carta al patrón.
Patrón, acá las cosas cambiaron
desde que usted se fuera,
cuando a los extranjeros vendiera
El Obraje "El Edén".
 
Vinieron los nuevos patrones
reunieron a los peones
y las cosas no fueron iguales.
Allí mismo mezclaron
oficios y diligencias
haciendo tal mezcolanza
que ningún papel alcanza
para contarle, con claridad la cosa.
 
De un repente los capataces somos peones
y algunos peones capataces.
Pero ya no valen los capaces
en el sano oficio de mandar,
ni gana quien más trabaja,
ni recibe mejor paga
el que de sol a sol suda,
sino que es la verdad desnuda
que gana el que más vaga.
 
No hay para los "anotados" como rebeldes
domingos ni feriados;
todos los días son buenos
para talar en el obraje.
Y aún así, trabajando sin demora
vuelve el pobre paisano a su casa
sin un mísero puchero para la olla.
 
Usted, nos decía cuando empezaba el día
en la fresca alborada de la selva
"Vamos muchachos, hay que trabajar"
hoy antes que el sol apunte en el horizonte
sin mates, chipas, ni reviro                                                   
-Arriba, haraganes, nos gritan,
silbando al aire los rebenques,
o es que piensan vivir sin hacer nada.
 
Y la nada de ellos
es romper el lomo muchas horas
a machete en la picada
a hacha contra el árbol
con los tientos en la jangada.
Hoy se trabajan muchas horas
más no se hace,
por más que se trabaje
en diez horas, lo que con usted
se hacían solo en tres.
 
¡Qué distintas son las cosas!
Usted, conversaba en el fogón;
nos contaba que había una patria,
una bandera.
Un escudo y una nación.
Recuerdo aquello y le juro
que nuestra vida era
una eterna primavera
así helase, así lloviera
vivíamos bien patrón.
 
Añoro cuando usted, decía
en la rueda amiga del fogón
que canta la cuerda templada
Y gime la descuidada.
Cuando usted mandaba
en la música de la vida,
nosotros cantábamos.
Hoy gemimos bajo el yugo
como gimen las cuerdas destempladas.
 
¿Se acuerda,
Aquel 9 de Julio?
Cuando nos reunió en su casa
e hizo que un rústico mástil de madera
flameara la bandera nacional
y dijo que ella era
orgullo del Globo
porque de uno u otro modo
irradiaba libertad.
 
Añoramos su sombra acá.
Aquí ya no brilla el sol
de aquella bandera que no olvido.
Acá patrón amigo
ni el sol brilla ya.
Antes teníamos rancho,
nuestros niños mantas y cunas
hoy vivimos entre ramas
y nos emponcha la luna.
 
Ya no hay yerras ni asados,
esto parece la milicia:
Los patrones, coroneles,
bien vestidos y de corceles;
los capataces, los sargentos
meta guacha a los descontentos.
El peón es el recluta
que todo el día
trabaja por el sustento.
 
Usted, sufría
cuando alguien estaba enfermo;
se llegaba al rancho,
viendo de los pobres, sus problemas.
Pero hoy que ni rancho nos queda,
nadie llega a preguntarnos,
si tenemos hambre, frío o sed;
si está enfermo algún crío
o si tenemos qué comer.
 
Patrón, usted, decía en Mayo:
que en la inmensa pradera
social de la Argentina
pobre ni rico había
cuando la bandera nos cubría
desde el cielo, de donde la copiara
su ilustre creador.
 
De esa Bandera, ni el solcito nos calienta
sino el día que es para votar,
nos dan pilchas nuevas y algunos pesos
y nos arrean para la ciudad.
 
Ahí, el capataz, los patrones y los doctores
se acuerdan, de eso de la igualdad.
Pues vale lo mismo el voto
del pobre que del rico
a la hora de votar.
 
Qué verdad tan dolorosa,
hoy, por la patria nadie vela.
Ya nadie como usted,
nos reparte en días patrios
las alegres escarapelas.
Vivimos pobres, sin iglesias
nuestra única riqueza
son las ganas de vivir.
 
Disculpe si nos es clara
la expresión de este bruto,
a quien usted puso
un corazón de argentino.
Yo nunca olvido
que aprendí a leer
en las horas que usted
robara al tiempo en su destino.
 
Gracias a usted, supe
que la Argentina iba
mucho más allá de Posadas.
Que en Buenos en Mayo de 1810
en un día triunfal
unos criollos nos dieron
el grito de libertad.
 
Añoranza desde sus tumbas han de tener.
Cuando el gerente, el patrón
y sus amigos, que hablan en inglés
tienen por fecha patria
el cumpleaños del Rey.
 
Que el Grito de Mayo fue
como campana en la América del Sur.
Rompiendo las cadenas
que nos unían con los reyes
del otro lado del mar.
Campanas que volvieron a sonar
cuando los argentinos,
se dieron independencia
allá por los pagos del Tucumán.
 
Pero no cortaron, había sido,
las cadenas con que el comercio ata
a la patria en la actualidad.
¡¡Cómo quisiera, que sonaron, otra vez
las campanas que rompan la opresión!
porque acá, patrón,
volvimos a tiempos aún peores
de cuando nos mandaban los Reyes,
y son las únicas leyes
el látigo y el Winchester!!
 
 
1982
 
 
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Foto del autor Diego Luján Sartori
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Descripción

Desde el obraje maderero, de la selva, el corazón escribió un mensú esta carta al patrón. Patrón, acá las cosas cambiaron desde que usted se fuera, cuando a los extranjeros vendiera El Obraje “El Edén”. Vinieron los nuevos patrones reunieron a los peones y las cosas no fueron iguales. Allí mismo mezclaron oficios y diligencias haciendo tal mezcolanza que ningún papel alcanza para contarle, con claridad la cosa.

Palabras Clave: Argentina Posadas mensú obrero explotado patria bandera desolación Misiones obraje maderero injusticia

Categoría: Poesía

Subcategoría: Poesía General


Derechos de Autor: Diego Luján Sartori

Enlace: dielusa@hotmail.com


Comentarios (2)add comment
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Diego Lujn Sartori

Gracias María Marta.

Es una alegato en favor de los oprimidos.

Saludos

Diego
Responder
November 15, 2009
 

María Marta Eliggi de Cazau

Diego:
Verdaderamente me gustó mucho lo que escribiste y me amocionó además. Felicitaciones.
Saludos.
María Marta
Responder
November 15, 2009
 

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