LA OPOSICION POLITICA Y EL GATO ACORRALADO
Publicado en Nov 01, 2009
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  Jorge Dossi - Junio 2009
   La incapacidad de la oposición política para conformar un consenso programático cuyo objetivo persiga algo más que la disputa coyuntural por el voto ciudadano en las próximas elecciones legislativas es tan notoria como patética.
   Aún con el nuevo panorama del adelantamiento electoral, los sectores de la oposición política carecen de un proyecto alternativo para ejercer convicción en sus posibles votantes.
   En esta instancia, todo se reduce a desgastar a Cristina Fernández de Kirchner cuyo gobierno osó enfrentarse a ciertos sectores del poder económico y mediático con medidas que podrán cuestionarse desde la posición o ideología que se adopte, pero que no admiten se las tilde de imposiciones autoritarias.
   La legitimidad otorgada a la Presidenta mediante el voto popular en 2007 es el principal sostén en el que se fundan las medidas cuestionadas desde el inicio del conflicto con los sectores rurales.
   ¿Acaso podría pensarse que un gobierno carente de apoyo popular podría instrumentar medidas como las adoptadas?.
   Es preciso interrogarse entonces: ¿Que es lo que molesta tanto?: ¿.Es el estilo?, ¿Es el modo en que se adoptan las decisiones? Como argumento opositor no es novedoso cuestionar estos aspectos del ejercicio del poder, por el contrario, la pobreza argumental es notable pero esto no es lo que importa;. lo que realmente importa es ganar el voto que ahora esta mucho mas cerca y entonces todo aquello que pueda servir para cuestionar al gobierno, arrinconarlo y azuzarlo es conducente si además, sirve para que este cometa el error de mostrar los dientes -como inevitablemente suele ocurrir a veces- frente a un asedio tan virulento.
   La última medida que tomó la Presidenta tendiente a coparticipar las retenciones a la soja -medida que por otra parte le fue exigida el año pasado por los propios productores rurales- se ha constituido en una afrenta que ahora deviene imperdonable.
   El conflicto resurge con los mismos actores. El gobierno no puede disimular que padece el desgaste en proporciones mayores, y un dato que refuerza esta situación es la migración de dirigentes y legisladores del FPV, que buscan posicionarse en otros lugares o espacios para recuperar poder o forjar alianzas todavía inciertas pero que anticipan posibles aportes de la dirigencia rural en sus listas.
   La matriz peronista del kirchnerismo, -lo habíamos expresado en otro análisis- es una generación en el poder, y es emblemática la carga y el peso de sobrellevar una gestión -tan asediada por una parte de la sociedad civil-, con las convicciones de ayer que deben enfrentarse a los dilemas de un presente que no se resigna a perder logros que justifiquen el relato que esa generación construye para imponer su modelo.
   Los cuestionamientos que soporta el gobierno nacional -en la presente etapa- exceden por cierto los reclamos sectoriales que nacieron al calor del conflicto con el campo. Ahora se suman nuevos actores. Los generales mediáticos que tan horrorosamente se espantaron con el mote que les impuso la Presidenta, ahora ven peligrar los resortes de su edificio corporativo. En efecto, el proyecto de ley sobre Servicios de Comunicación Audiovisual independientemente de las bondades o críticas que pueda suscitar, no hará más que profundizar el enfrentamiento con miras a la campaña electoral ya que la oportunidad de su instalación, más allá de su contenido, será objeto de cruciales debates. Por supuesto que los grandes medios no dejaran pasar la ocasión para cuestionar al gobierno. Y aquí cabe formular una reflexión en torno a la capacidad del ciudadano para enfrentar el bombardeo sistemático que tanto gobierno como oposición política -contando ésta última con el vital apoyo del grueso de los medios- pondrán en marcha para conmoverlo y entusiasmarlo.
   ¿Cuanta incidencia podrán tener los errores cometidos por el gobierno para fundar un rechazo a sus políticas y cuanto más podrán incidir los medios en resaltarlos para influir en la decisión del votante?. ¿Que objetividad podrá tener la información que llega a los ciudadanos cuando los medios tengan que enfrentar el debate de un proyecto de ley que cuestiona la concentración monopólica generando un discurso uniforme que no garantiza un tratamiento equilibrado de aquella?
   Como bien señalaba Jauretche, "El lector desprevenido podrá darse cuenta fácilmente que la primera página tiene mucha mas importancia que la última, pero ignora que la página impar es mucho mas importante que la página par. Tome el diario, lector, y compruébelo: la página impar es la que salta a la vista y allí va la noticia destacada deliberadamente. Hay mil secretos, mil artimañas desleales que inciden en la formación de la opinión pública. Y cuídese el lector de lo vagamente insinuado, de lo reiterado con malicia, mucho más que las groseras imputaciones o elogios, porque mas trabajan con la gota de agua de todos los días que con el escándalo resonante. Así edifican héroes y pecadores, prestigian ideas o las desmerecen.,  (...)  recordemos que la historia falsificada se hace todos los días, delante de nuestros ojos en las redacciones de los periódicos, o frente al micrófono de la radio" (1)
   Mientras ello ocurre, la oposición política busca congregar las voluntades hastiadas por el descontento que provoca la inseguridad, un tema que los medios ya se encargaron de exacerbar decretando la culpabilidad del actual gobierno a quien le endilgan la responsabilidad de cada muerte como si estuviéramos en presencia de un Estado terrorista.
   Para muestra basta un botón. La reciente marcha convocada en Plaza de Mayo para protestar contra la inseguridad, cuyo financiamiento y seguridad se atribuye a candidatos y dirigentes sindicales opositores, no hizo mas que confirmar su objetivo, esto es, repudiar al gobierno nacional. Aquí también, la oposición política busco adherir y sumar a la convocatoria a sabiendas de que el acto sería una de caja de resonancia donde colar sus ofertas aprovechando un escenario prestado.
   Desde el sitio web http://www.mejorseguridad.org/ su figura mas visible y principal propulsora de la marcha contra la inseguridad, Constanza Guglielmi afirma que "La sociedad argentina está a la deriva, con un doble comando empecinado en negar la realidad y orientar la nave hacia la crisis permanente, de acuerdo a la consigna setentista del "cuanto peor, mejor". El inédito conflicto entre el gobierno y el campo ha cubierto la escena pública en los últimos tres meses, ocultando los dos problemas estructurales que afectan a la mayor cantidad de argentinos: la inseguridad y la inflación. El problema del campo ha sido ocasionado ex profeso por un gobierno obstinado, impulsado por el odio y el resentimiento contra todo aquello que no forme parte del partido de la adulación, ni comulgue con la ideología de la caja"
   Pese a que la Sra. Guglielmi se cansó de vociferar por los medios -quienes además desplegaron una cobertura grandilocuente- que no se trataba de un acto político, los discursos del rabino Sergio Bergman y del sacerdote católico Guillermo Marco lo confirmaron rotundamente.
   El mensaje de Bergman - "No hay que confundir el legado de Perón con la locura de Nerón"- fue tan apocalíptico como funcional al temor que se quiere instalar en los sectores medios para volcarlos cada vez más a tomar una posición crítica y rayana con la resistencia a la autoridad.
   La frase de Bergman, por cierto fue muy efectista y gráfica a la vez. Los sectores medios se habrán representado en dantesca visión a Néstor Kirchner desde el balcón de la casa rosada presenciando una Plaza de Mayo incendiada por las turbas de D´elia y Cía. Ya no se trata de un ejercicio intelectual sino de propiciar un ensayo anticipatorio del futuro escenario poskirchnerista. Un final de fiesta que motiva para rebelarse y exigir el fin del autoritarismo, la corrupción, el nepotismo, la mano blanda, el piqueterismo de los movimientos sociales -excluido por cierto el de los productores rurales -. Un barajar y dar de nuevo, aunque en ello no pueda disimularse la carencia de proyectos y la incerteza de planes por parte de una oposición política que no trepida en mendigar cargos, se pasa facturas, pergeña alianzas electorales que desdeñan la coherencia, propugnando el mero amontonamiento circunstancial, la unión para extirpar el cáncer, sin sopesar las lecciones del pasado, como si no hubieran existido Menem, la Alianza y Duhalde
   Frente al caótico escenario que se avecina el gobierno corre riesgos, serios riesgos. El mas grave es el del gato acorralado que no dudará en defenderse, arañar y posiblemente lastimar aunque hasta ahora, ha demostrado la prudencia necesaria para evitar que esto último ocurra. Este es el expediente en trámite. Las amenazas o pintadas a dirigentes de la oposición rural o política, según el cristal con que se mire se atribuirán al gobierno o a la propia oposición. Acaso Alfonsín no implanto el estado de sitio por 60 días -en vísperas de las elecciones legislativas de 1985- con motivo de los atentados vinculados a sectores golpistas y los "autoatentados" que se le endilgaron y que en aquella oportunidad, lograron infundir temor en la población, pero que luego, le posibilitaron retener la mayoría legislativa en diputados a escasos dos años de haber asumido la presidencia.
   Es de esperar que el gobierno no imite aquel precedente y pueda mensurar la gravedad del conflicto sin vulnerar la coherencia que ha logrado mantener en su defensa de los derechos humanos en cuanto a evitar como Estado la represión a sus ciudadanos.
   Pese a ello, hay quienes desde las mas profundas oscuridades de la naturaleza humana se frotan las manos deseando aparezca el muerto político, ese cadáver que derrumba gestiones, arrasa instituciones o crispa los ánimos de una sociedad sensibilizada por demás.
   Instalar un enfrentamiento entre derechos humanos de izquierda o derecha es demasiado infantil aunque haya grupúsculos que lo propugnen. Quienes consideran que con ello pueden llevar agua para sus molinos se confunden. Sin embargo, tampoco alcanza el anuncio de un Plan de Seguridad que la oposición no ha dudado en tachar de tardío y electoralista. De todos modos, si no se hubiere anunciado, en nada hubiera modificado la mirada esquiva que los sectores medios le dispensan al gobierno tenazmente azuzados por la oposición mediática.
   Un tema tan delicado como el de la inseguridad debe ser abordado desde una política de Estado y aquí es donde corresponde diferenciar la intervención de la instancia máxima cuando los conflictos sociales que generan inseguridad se producen entre ciudadanos y cuando es el propio Estado quien se arroga el derecho de ponerle fin al conflicto social echando mano al recurso de la represión por la vía policial-fuerzas de seguridad o como ocurriera en tiempos de la dictadura militar mediante el apoyo y la organización a/de grupos de tareas gestados en su órbita.
    En modo alguno el Estado puede resignar su rol de velar por la protección y seguridad de sus ciudadanos El tema es complejo y suele ser abordado desde posiciones extremas donde la notoriedad de ricos y famosos oficia de punta de lanza para esgrimir cruzadas redentoras como la que busca imponer la pena de muerte, como si ésta, fuera a constituirse en la panacea liberadora de los males que la inseguridad acarrea a diario
   Ahora bien, de cara a las próximas legislativas poca es la tarea que le toca a la oposición política cuando el abroquelado frente en el que confluyen poderosos sectores del agro, religiosos y multimedios manipula tendenciosamente las convicciones de vastas capas medias que se encolumnan en franco rechazo a las políticas del gobierno nacional.
   Para estos sectores, permeables desde siempre a los avatares de la política, todo el drama nacional se traduce en una lucha de intereses subjetivos. Jamás se los verá embanderarse tras una causa nacional o acompañando procesos donde resignar mejoras coyunturales pueda ser leído como una decisión estratégica en pos de un compromiso como la lucha contra la exclusión social., tarea que no empieza ni termina con este gobierno, pero que sí, debe reconocerse, ha molestado sobremanera a los guardianes feroces de un statu quo funcional a sus intereses.
   Juan José Sebreli refería con certeza que "(...) la historia no es para la clase media una lucha de fuerzas entre grupos antagónicos que responden a necesidades objetivas, a intereses de clase, en una determinada situación social, sino una pugna de voluntades individuales, de intenciones subjetivas en un mundo homogéneo. Una política es buena o mala según las ejerzan individuos con buenas o malas intenciones"  (...) "De ahí que la clase media sea fácil presa de las campañas moralistas contra la corrupción de los agentes de la administración y del poder público. Las oligarquías explotan estas tendencias de la clase media, para crear un clima favorable a la caída de los gobiernos populares; tal ocurrió con Yrigoyen, con Vargas y con Perón" (2)
     Repare el lector en la terminología que Sebreli utilizaba en los años 60. "crear un clima favorable a la caída de los gobiernos populares" No hay que ser muy avezado para concluir que el clima destituyente no es un fantasma hecho a la medida del kirchnerismo sino que viene desde lo profundo de la historia signando la caída de los liderazgos populares.
   La muerte de Raúl Alfonsin ha obrado como un "despertar" en la conciencia de los sectores medios que parecen redescubrir su figura reivindicando su gestión de gobierno, la que el último caudillo radical consideraba juzgada como imperdonable por el pueblo.
   Es innegable la necesidad de ir al rescate de los valores en las dirigencias políticas. Lejos de las consignas asambleistas que pugnaban por anarquizar las protestas contra el sistema de partidos políticos en 2001, la despedida del líder radical y la reflexión que su partida produce en el ánimo popular, deben ser leídas desde el dolor y la esperanza. El dolor que signa el fin de una etapa en la que los sueños transformadores de vastos sectores de la sociedad aun remiten a la impronta de los liderazgos carismáticos y la esperanza, que se constituye en el último recurso al que apelar cuando el fracaso de los gobiernos se instaura como un estigma que refuerza la teoría del pecado original que ha castrado nuestras potencialidades.
   Sería una torpeza que la oposición política convierta la muerte de Alfonsin en un fetiche electoral. Lo mismo vale para el gobierno si con dicho acontecimiento pretendiera pescar en el río revuelto de los sentimientos encontrados y las especulaciones mas perversas, buscando sacar una tajada que ni debilita ni fortifica.
   La hora impone reflexiones profundas. Los temas a debatir van mucho mas allá de plebiscitar gestiones sosteniendo modelos como demostrar capacidad de alternancia fundada en virtudes republicanas.
  La sociedad clama una mirada ensimismada. Un ejercicio piadoso sobre los errores y aciertos, virtudes o defectos de sus dirigencias. Un instante de abstracción donde la manipulación mediática deje de socavar las bases de una sana formación de opinión. Un refugio donde anclar y meditar sobre las inclemencias de la tormenta. Se trata de reconstruir entre todos, evitando el círculo vicioso al que nos condena el sainete de la oposición política y el gato acorralado.
  
Notas:
1- Jauretche, Arturo, "Mano a mano entre nosotros", Peña Lillo editor, Buenos Aires 1986, pag. 181
2.- Sebreli, Juan José "Buenos Aires, Vida Cotidiana y Alienación", Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires 1979, Veinte, pgs 63 y 65 Con cita "El moralismo y la utilización imperialista en la pequeña burguesía" Cadernos de Nosso Tempo, Río de Janeiro 1954, reproducido por "Izquierda", Buenos Aires Nº 2 Septiembre 1955
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Palabras Clave: oposicin politica gato acorralado matriz peronosta consenso coyuntural gobierno conflicto alianzas elecciones elecciones votantes ciudadanos crisis

Categoría: Artculos

Subcategoría: Poltica


Creditos: Jorge Dossi

Derechos de Autor: Reservados


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